8. Confesión.
—A pesar de lo que diga, Adael es un buen guardián pero sigue siendo un inmaduro— declaró Grisell al entrar de nuevo a la habitación.
—¿Ah sí?— exclamó Arleny.
—El muy tonto está encaprichado con Zahir, cree que si exhibe sus habilidades será notado.
—Grisell, ¿qué sabes de Lucca?
—¿Eh?— frunció el ceño confundida ante al abrupto cambio de tema.
—Es decir, es la primera vez que oigo de la unión de un Dorado y un Palladium, algo ha de tener de especial, ¿no?
—Pues... sólo sé que fue encontrado casi muerto, Litza decidió traerlo y acogerlo; después de eso formó parte de la servidumbre y lo demás es historia; una bastante romántica por cierto— sonrió.
Arleny imitó su gesto, no podía mencionarle a su hermana lo que había visto porque ni siquiera sabía lo que era; pero al escuchar "casi muerto", pensó que probablemente Lucca era en realidad un Plateado, o porqué no, incluso podría ser un Dorado que había tenido un accidente. Aunque era mejor guardarse sus sospechas.
... ~ ...
Rick ingresó a la cámara de tortura con el temor a flor de piel; ¿acaso lo castigarían por huir de la tarea de limpiar la sangre de la entrada?
—¿Eres tú el compañero de celda de Lucca?— le preguntó su líder Litza; esta vez ella haría las preguntas.
A estas alturas, Rick ya había escuchado lo que decían: Lucca era un traidor; por lo que seguramente esto tenía que ver con él, así que contestó con firmeza —sí.
—¿Cuándo fue la última vez que lo viste?
—Justo antes de que el Dorado Yumiel llegara— hizo una reverencia al decir el nombre, luego explicó, —Lucca se encontraba recostado, le hablé y él como siempre me contestó de manera grosera.
Litza pasó por alto el último comentario, pero Zahir no; el pelinegro, al igual que los demás, estaba prestando atención.
—¿Qué sucedió después?
—Con la llegada de los Lanz nosotros fuimos asignados para algunas tareas, hubo mucho movimiento y pues... ya no lo volví a ver.
—¿Alguien más estuvo en la celda que compartes con Lucca?
— No
—¿Estás completamente seguro?— Litza se aproximó, —recuerda que mentirnos podría hacerte perder la cabeza.
—Bb-bueno, ss-sólo Jesh.
—Mientes— Zahir dejó su pose, antes estaba recargado en un pilar con los brazos cruzados sobre su pecho.
Rick tragó saliva de manera pesada; —Pp-por supuesto que no.
—Lucca nunca ha sido grosero contigo— se relamió los labios, —y estoy seguro de que Jesh no fue el único extraño en su celda.
—Éé-él fue a buscarme, él estuvo en la celda.
—Puedo oler tu miedo Rick— Zahir estiró el brazo derecho y posó su mano en la regordeta manzana de Adán del vampiro; —algo escondes.
—Nn-no, no por favor.
—¿No qué?, ¿No quieres que te reviente el cuello?— hizo un poco de presión.
—Dorado Zahir, tenga clemencia, digo la verdad, él es sólo un Palladium traidor— trató de dar un paso hacia atrás pero las afiladas uñas del pelinegro lo detuvieron; si Zahir quería, en un abrir y cerrar de ojos le desgarraba el cuello.
—¡No, no es sólo un Palladium!— vociferó, —¡aquí se está cometiendo una injusticia y tú lo sabes!— apretó el agarre clavándole las uñas, dejando que ríos rojos y finos corrieran; —¡Las armas no llegaron solas, y es ilógico que las municiones aparecieran sólo así!
El cuerpo de Rick se estremeció y comenzó a lloriquear, —¡no por favor, no me mate, yo no fui!
—¡¿Entonces quién?!— la voz de Zahir retumbó en la cámara.
—Ee-el Plateado, él lo hi-hizo— declaró con la voz entrecortada, el pelinegro estaba a punto de asfixiarlo.
Zahir lo liberó de manera brusca y fuerte con la intensión de estrellarlo contra el piso; —¡habla, maldita sea! O si no juro que te desmiembro.
—¡No, no por favor!— Rick no se detuvo siquiera a sobrarse el cuello, simplemente apenas estuvo en el suelo se arrastró a los pies de Zahir; —perdóneme la vida.
—No solo mentiste desde un inicio, sino que ahora acusas a un Plateado; esta es tu última oportunidad— intervino Litza.
—Yy-yo... después de que los Lanz llegaran todo fue un caos— inició su relato, —Lucca salió de la celda y yo... yo me quedé allí, sabía que tendríamos que trabajar y ayudar— era sabido que Rick era de los más perezosos, así que hasta ese momento su relato tenía sentido; —les dije verdad, desde entonces no he vuelto a ver a mi compañero—, hizo una pausa y se removió inquieto, no quería problemas pero si no confesaba podría morir allí mismo; —mucho después un Plateado llegó y fue directo a la cama de Lucca, metió debajo de ella una bolsa y dejó unas armas, luego me miró y dijo que si no quería dificultades mantuviera la boca cerrada. Le pregunté que si eran armas robadas, porque si se trataba de un hurto el dueño iría a reclamarlas; él respondió que no, que nadie se iba a dar cuenta de donde las sacó.
—¿Ese Plateado escondió la bolsa en una celda al azar?— indagó Litza.
Rick negó con la cabeza, —no lo creo, supo directamente a donde ir porque antes había estado allí; cuando el Dorado Zahir sufrió el ataque, ese Plateado fue al calabozo en busca de Lucca.
—¿Quién es?— preguntó el pelinegro entrecerrando los ojos, tratando de imaginar quién era ese sujeto, no concebía a sus escoltas haciendo semejante cosa; él confiaba plenamente en ellos, sobre todo en Roy y Zuhey porque a pesar de todo eran muy fieles y obedientes.
—Nn-no lo sé, no recuerdo su nombre; él llegó a nuestro territorio junto con su señora Grisell y la otra chica.
—¿Adael?— exclamó Zahir algo impresionado y giró sobre sus talones buscando con la mirada a los Dorados Lanz.
Yumiel tenía los labios separados, los ojos bienabiertos y la mirada perdida; mientras que Hiram apretaba la mandíbula yparecía tenso y algo disgustado; y no era para menos, uno de los suyos estabasiendo acusado.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top