7. Investigación.

—Cariño, por favor, despierta— musitó Zahir acariciando el castaño cabello de su pareja.

Lucca se hallaba tendido boca abajo sobre el suave colchón del Dorado, su espalda desnuda dejaba ver las múltiples laceraciones, que gracias al trabajo de Grisell y Arleny estaban en proceso de limpieza y curación, pero el castaño aún no se movía; sus labios estaban ligeramente separados debido a la presión de la almohada en su mejilla y sabían que estaba vivo gracias a que respiraba; —Vamos, déjame ver tus hermosos ojos, ¿sí?— con el índice delineó sus pobladas cejas.

—Zahir— le llamó la pelirroja, —tranquilo, déjalo descansar.

—El salvaje de tu guardia le rompió dos costillas, necesito alimentar a Lucca para que se recupere.

—El gran Dorado Zahir— habló Arleny, —¿Quién lo diría? Te he visto usar las armas y acabo de presenciar lo agresivo y retador que puedes llegar a ser incluso con tus propios hermanos, y ahora hablas de alimentar y cuidar; definitivamente no lo puedo creer— declaró pero sin afán de burlarse, simplemente como algo que había percibido.

—Arleny— intervino Grisell, —cuando encuentres a quien reclamar lo comprenderás.

Un suave golpe en las puertas de madera interrumpió la charla, Zahir que estaba acuclillado a la altura del rostro de Lucca, se puso de pie e indicó; —adelante.

La silueta de Trish apareció en el umbral, —Dorado Sulu, sus hermanos solicitan su presencia, Jesh ha sido llevado a la cámara de tortura.

Zahir asintió y agradeció a la chica, luego miró a las dos Lanz, —cuiden de él por favor, si despierta llámenme de inmediato, esté donde esté.

—Claro que sí— respondió Grisell.

... ~ ...

Jesh retorció sus dedos con sus propias manos, estaba nervioso; ser escoltado por un Plateado directo a la cámara de tortura no era algo bueno, y él estaba seguro de no haber hecho algo malo; es más, se aplaudía mentalmente ya que gracias a él se descubrió a un traidor, así que trató de calmarse y ser optimista pensando que tal vez sería recompensado, ya que los Dorados Litza, Aghar, Garreth, incluso dos Lanz, Yumiel y Hiram estaban presentes.

Sin embargo sus ideas se fueron directo al caño cuando vio ingresar a Zahir, sus ojos oscuros demostraban su molestia

—¿Jesh?— preguntó el pelinegro.

—¿Ss-sí?

—¿Tú fuiste quien acusó a Lucca de traidor?

—Dorado Zahir yo... —tragó saliva, no sabía la razón de esa serie de preguntas, él simplemente había ido con la noticia.

—¡Responde!— el primer interrogatorio estaba a cargo de Zahir, los demás sólo eran testigos por el momento.

—Yo... yo únicamente vi a Lucca con un par de armas en las manos— aclaró.

—¿Dónde?

—Ee-en su celda; yo solo... yo solo comuniqué lo que vi; portar algo que está prohibido para nosotros es traición; de lo demás se encargaron los Plateados, lo juro— explico de manera algo atropellada, la mirada de Zahir le estaba poniendo los vellos de punta.

—¿Qué hacías tú en su celda?— el pelinegro lo señaló, se podían ver sus uñas afiladas.

—Fui a buscar a Rick, él es el compañero de celda de Lucca. El Dorado Garreth nos había encomendado la tarea de limpiar la sangre de la entrada principal, la que quedó luego de que los Lanz llegaran.

Zahir miró a su hermano y este asintió. Así había sido, cuando los Lanz arribaron solicitando refugio varios estaban mal heridos, por lo que las manchas de sangre habían quedado y la tarea de removerlas se encomendó a algunos Palladium, entre ellos Jesh y Rick.

—Traigan a Rick— exclamó Litza, dirigiéndose Zuhey y Roy que cuidaban la puerta. Ambos asintieron y salieron del lugar con dirección a las mazmorras.

... ~ ...

—¿Quién es?— exclamó Grisell tras escuchar que golpeaban a la puerta; para ese entonces ya no había sangre seca en la espalda de Lucca pero eso no hacía menos grotesca la escena: la piel estaba abierta y dejaba ver su carne.

—Soy yo, Adael, ¿puedo hablar con usted?

—Por supuesto, pasa.

—Eeh... quisiera que fuera en privado, sino es mucho pedir— el Plateado no hizo por entrar, no quería ver a Lucca.

Grisell miró a su hermana con un gesto interrogante, Arleny sólo levantó los hombros denotando que no tenía idea, ella no era muy cercana a Adael como lo era la otra.

—Claro— contestó el pelirroja, se puso de pie y salió de la habitación.

Adael se mordió el labio inferior cuando vio a su superior, tenía muchas dudas acerca de Lucca y Zahir, así que aprovechó que el único guardia estaba a varios metros de distancia para hablar allí mismo en el pasillo.

—Mi señora, ¿desde cuándo?— indagó sin rodeos.

—¿Desde cuándo qué?

—¿Desde cuándo Lucca es la pareja del Dorado Zahir?

—Eso no me compete revelarlo, es asunto de Zahir.

—Pero ya lo sabía usted, ¿verdad?

—¿Yo?— el pelirroja parpadeó y se señaló así misma.

—Claro, sino no me hubiese dicho aquello cuando estábamos en la barranca de fuego, eso de que si Zahir me reclamara, ni usted ni sus hermanos dudarían en dejar que formara parte del clan Sulu.

Grisell exhaló, era cierto, pero no se lo iba a decir.

—No sabe cuánto desearía ser yo la pareja del Dorado Zahir— confesó.

—Adael, a veces hay cosas que no podemos controlar; algunas cosas las decidimos meditando sus consecuencias, otras no, sólo se sienten y ocurren— trató de reconfortarlo.

—Pero esto— se revolvió el cabello y exhaló, —no es posible, Lucca es sólo un Palladium, él no merece a Zahir.

—No es cuestión de merecer...

—¡Basta, deje de trata de consolarme!— exclamó, no en forma de un grito tal cual pero sí de manera no propia para con un Dorado; —¡Ya no soy un crío, y pienso hacer lo que sea necesario para demostrarlo!

—¿A qué te refieres?— le cuestionó, pasando por alto el hecho de que le había faltado al respeto, quería saber a qué se refería con eso de "lo que sea necesario".

—Me ganaré su reconocimiento, el Dorado Zahir solo me verá a mí.

Grisell suspiró, Adael seguía siendo un joven caprichoso, —no considero que sea buena idea invertir tiempo en ello— le aconsejó, pensando en que el Plateado iría a hacer una cosa como exhibir sus grandes habilidades como guardián o algo por el estilo.

—Sólo espere Grisell, y ya verá— le sonrió y se fue de allí.

... ~ ...

Justo cuando su hermano salió de la habitación debido al llamado de Adael, Arleny tomó un lienzo húmedo con el propósito de limpiar el rostro del malherido, si lo veía de cerca era realmente guapo, definitivamente debía aplaudir los buenos gustos de Zahir.

Deslizó la tela por sus mejillas para remover la sangre seca y entonces el castaño se quejó muy levemente.

—¿Ya estás despertando?— le habló, luego volvió a humedecer el lienzo para limpiar su frente; Lucca frunció el ceño y balbuceó algo indescifrable.

—¿Qué dijiste?— Arleny se acercó y colocó la palma de la mano en la frente de Lucca; y fue entonces cuando sintió que todo dio un giro de ciento ochenta grados; el entorno cambió e incluso el clima, y si le pidieran describir lo que sucedió diría que fue teletransportada.

Arleny se relamió los labios, estaba algo nerviosa y ¿por qué no admitirlo?, también estaba asustada. Había frió y el lugar parecía un amplio patio que sólo era iluminado gracias al esplendor de la luna llena; a unos metros divisó un castillo, caminó hacia él y pudo notar los adornos y detalles de la construcción, no se parecía en nada a lo que hubiera visto antes, incluso parecía con más clase que el de los Lanz.

Subió los peldaños que llevaban a la entrada principal y extendió la mano, incluso la madera de la puerta parecía en extremo fina, y ni qué decir de los ornamentos que la enmarcaban. Tocó la madera y ante sus ojos se proyectaron varias imágines acompañadas de sus respectivos sonidos a una velocidad impresionante: una joven de cabello castaño y largo mostrando una enorme sonrisa, parecía muy feliz; una mazmorra llena de armas; sangre, decenas de vampiros marchando apresurados hacia algún lugar, más sangre, grilletes, armas sofisticadas; la joven que antes sonreía yacía muerta; más armas y luego una explosión.

Arleny contuvo el aliento, todas esas escenas parecían querer contar algo; despegó la mano de la puerta de madera y entonces regresó como por arte de magia a la habitación: Lucca aún estaba inconsciente.

—Tú... tú no eres un simple Paladium— musitó ella.

... ~ ...

Adael se alejó furioso de la habitación de Zahir, incluso uno de sus propios líderes parecía conforme ante semejante aberración: un Dorado y un Palladium.

Masculló un par de maldiciones previo a encontrarse con Roy y Zuhey por un pasillo contiguo.

—¿A dónde van?— indagó tratando de esconder su cólera.

—Los Dorados han solicitado la presencia de Rick para continuar con la investigación acerca de lo que se le acusó a Lucca— explicó Roy.

—¿Ri-Rick?— tartamudeó; —¿qué tiene que ver él?

Se encogió de hombros, —no lo sé, pero es seguro que lo interrogarán.

—Vamos— intervino Zuhey diciéndole a su compañero Plateado, —no los debemos hacer esperar.

Roy cabeceó a manera de despedida hacia él yluego se marchó; Adael hizo lo mismo y después supo que debía darse prisa, o tal vez cambiar su plan.


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