21. Dominic Romanno.
—Por favor, quiten esas caras largas— el muchacho movió la diestra frente a su rostro en un gesto trivial; —¿Qué no deberíamos regocijarnos por este reencuentro?—, entonces con sutileza hizo a un lado a Megan y abrazó a Lucca para decirle, —sea lo que sea que nuestra hermana haya dicho, no le des demasiada importancia, no te lo tomes personal.
—Es bueno estar de vuelta— le contestó.
—¡Dominic!— exclamó ella en tono de reprimenda.
—¿Qué?— deshizo el abrazo, se encogió de hombros y la miró; —él sabe que tengo razón—, luego sus ojos viajaron hasta Zahir, sólo entonces se puso serio.
—Soy Dominic Romanno, tercer líder de la dinastía.
—Zahir, líder Dorado del clan Sulu.
—¿Del norte?— elevó una de sus cejas.
—Del otro lado del mar de Jakda.
—Vaya, ¿eres amigo de los licántropos?
—No exactamente— Zahir miró a Lucca, estaba algo nervioso, ese chico había llegado para romper la tensión entre ellos pero no estaba funcionando del todo, ya que Megan tenía el rostro impasible y Lucca los puños apretados..
—¿Pero los conoces?— insistió Dominic.
—Sí, los conozco.
—Entonces ven— le tomó del codo, —iremos al cuartel, quiero preguntarles sobre sus habilidades y destrezas, así será más fácil trazar una estrategia.
Lucca cabeceó en señal de aprobación y esos dos no tardaron ni cinco segundos en salir de allí.
...
—Megan siempre ha sido aprensiva, y lo ocurrido con Lucca y Sulli sólo hizo que exagerara.
—Entiendo— respondió al dar los primeros pasos sobre el césped, cruzarían una extensa área verde para llegar a otra construcción. Él haría lo mismo si alguno de sus hermanos o amigos hubiera sido secuestrados o atacado.
—Y eso de la unión pactada es una tontería; aunque Ximena esté entusiasmada con ello.
—¿Ximena?— Zahir le miró curioso, probablemente había muchos más miembros de la familia, sólo esperaba que fueran accesibles como al parecer lo era Dominic.
—La prometida de Lucca se llama Ximena; Megan dispuso ese acuerdo esperanzada de que él siguiera con vida.
El pelinegro permaneció pensativo, mirando sus botas a cada paso que daba; por alguna razón un matrimonio arreglado no le sorprendía mucho, sólo... sólo le hacía sentir extraño.
—¿Quieres ir de cacería?— preguntó Dominic deteniendo su caminar; —es una buena temporada— inhaló profundamente, el aire del bosque cercano. A unos cientos de metros había un conjunto de árboles y maleza.
—Claro— respondió.
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