Los Deseos De Cualquier Joven
Una mezcla de sentimientos invadía a Dawn.
El hecho de haber visto tan sólo el beso que Ash y Serena habían compartido la desanimó, pues significaba poca esperanza para ella.
Sin embargo, sabía lo que iba a hacer con él.
El plan ya estaba construido y listo para ser ejecutado.
–Un completo disgusto, ¿no?– Un hombre a su lado le dirigió la palabra haciendo que la mujer le viera.
–¿Usted quién es?– Cuestionó, su rostro no era de ningún recuerdo suyo.
–Mi nombre es Calem Gabena. Un antiguo pretendiente de la mujer que vez ahí– Dijo refiriéndose a Serena, Dawn lo vió con la idea en la punta de la lengua –Es difícil ver al amor de tu vida irse con otro
Aquellas palabras hicieron la sospecha en la peliazul.
¿Es que acaso leía mentes...?, irónico.
–Bueno, yo era la novia de él– Apuntando al azabache –Pero quizá no le interese
–¡Por supuesto que sí!– Anunció –Él me arrebató a mi Serena
–No piense que conmigo va a obtener venganza, hombre.– Reclamó ante sus sospechas –Él ya ni se preocupa por mí. Tiene a su esposa que ya ni siquiera me ha de recordar
–Lo sé– Le respondió –Dawn, quiero conpartirte mi idea...
–¿Cómo sabes mi nombre si no te lo he dicho?– Preguntó aún más preocupada
–Eso es algo que no interesa ahora– Exclamó feliz –¡Si ambos nos unimos podríamos separarlos a ambos, justo como lo piensas!
–¡¿Es que lees mentes o qué!?– Levantó queja la peliazul –Aunque... Es cierto que quisiera separarlos– Admitió
–No, no leo, pero con la mirada con la que asechas a ambos es fácil de deducir– Dijo como naturalmente se hacía
Dawn le quedó viendo con una cara dudosa, para luego suspirar con pesadez y osadía para responderle.
–¿Cuáles son tus condiciones?
A lo que el hombre sonrió.
–Ninguna, tú quieres a Ash. Yo a Serena– Aclaró –El punto es tenerlos en la palma de nuestras manos, así que tú tienes la última palabra
La chica volteó a ver una vez más a la pareja, quienes sonreían sin darle siquiera importancia a que ellos estaban ahí.
–Acepto. Tengo un plan– Le dijo viéndolo a los ojos con algo de enojo
Mientras tanto Ash veía los ojos de Serena con amor, algo que empezaba a ser más natural que antes.
Los recuerdos del hombre en matrimonio eran de él en varias de sus experiencias, como su primer beso o su primer atrevimiento, aunque dicho suceso no había sido con Serena exactamente...
Sus hormonas en su debido tiempo también estuvieron en descontrol, y con suma facilidad los suprimía como cualquiera en esos casos.
Ash un poco más joven estaba frente a una computadora portátil, donde se apreciaba su mano por debajo de la mesa.
De la pantalla del computador sólo se apreciaba cómo un hombre penetraba a una chica con tal pasión que excitaba al espectador, en ese caso el azabache.
La chica soltó un gemido, el cual fue directamente por los audífonos de Ash, haciendo que este se estremeciera y acelerara el movimiento de su mano en la entrepierna, donde por la luz reflectada en su chamarra se lograba ver su erecto miembro ser estimulado.
Era una sensación muy placentera y que se sentía como la mismísima gloria del cielo.
Pronto llegó su momento, y el semen que aguardaba dentro de él por fin salió, cayendo por debajo de su escritorio, manchando de blanco...
El chico, sudando, tomó una servilleta y empezó a limpiar su pene sintiéndose extrañamente bien...
Las imágenes habían vuelto a su mente, y ver a su esposa lo calmó de su calentura.
Ahora era un hombre, y tenía que tomar responsabilidad de ello.
–¿Pasa algo?– Preguntó Serena, llevando su mano a la mejilla del azabache.
–N, no. Sólo recordaba unas cosas– Hacía años que no volvía a hacer eso.
Generalmente lo hacía cuando estaba enojado, también cuando no tenía nada que hacer o cuando extrañamente empezaba a sentir en deseo inexplicable.
Sin embargo, lo único que siempre podía decir, y también cuando su madre lo descubrió haciéndolo eran sus palabras torpes, las cuales eran muy semejantes siempre.
–Se, se siente tan bien... No sé por qué, pero no quiero parar
Las situaciones en varias veces se repitieron, y para él era magnífico...
–¿Ya nos iremos?, estoy cansada– Anunció la pelimiel abrazando su brazo con tal ternura que hizo que él olvidara lo que pensaba.
Ella también lo había sabido perdonar.
–¡¿Ash se masturba así?!– La voz de Gisselle, compañera de clase del azabache gritaba a los cuatro vientos como si nada, llamando la atención del salón entero.
La clase de derechos empezó el alarido.
Los chicos reían y felicitaban sonoramente al susodicho de la acción mientras las féminas lo veían con asco.
–Y dime, ¿por qué te haces eso?– La castaña insistía con una sonrisa quizá inocente en el rostro, que no dejaba lugar a dudas al azabache que, tenía las intenciones más malévolas de avergonzarlo...
Dawn desde una esquina lo vió y le sonrió con ternura, aquella persona que apenas conocía de vista le brindaba confianza...
–Pues porque es algo natural, Gisselle– Apostaría todo porque no lo dejaría en paz, pero la chica rió y se alejó guiñándole el ojo.
–Que tengas buen día– Así la castaña se retiró del salón dejando callados a todos, más por su fácil rendición.
La universidad en esos días había estado en calma, sin embargo un día cualquiera empezó a hacerse de chisme que la prestigiosa y tan bella Gisselle había hecho públicas unas fotos donde mostraba mucho de su ser, en otras palabras había publicado su Pack
Eso sin embargo dejó a muchos tras la expulsión del instituto, inclusive a la misma Gisselle.
Ash, aún cuerdo y dentro de la universidad veía el regaño, aunque no muy inocente del drama.
Un dedo tocó su hombro, era el de Dawn buscando llamar su atención.
–¿Tú lo viste?
Confusamente el azabache llevó su boca cerca de la oreja de la peliazul haciéndola sonrojar ligeramente
–Sí.
–Eres malo... baka
El adjetivo de la chica lo hizo reír, sabía, de las pocas cosas, que ella en sus tiempos libres veía anime...
El tiempo en aquél momento hizo de las suyas; no sólo él era culpable, sino que sabía a la perfección sus maltrechos y malos actos que había cometido...
Pronto la pareja llegó a su hogar, un departamento donde las luces del sol llegaban placenteramente.
El azabache con cordialidad abrió la puerta para que su cónyuge entrara.
–¡Es bueno que aún no te vayas a trabajar!– Exclamó Serena besándole
–Sí, pero acabando la luna de miel tendré que regresar a ésa vida– Aclaró el hombre mientras se quitaba los zapatos, la pelimiel, jugando se abalanzó a su espalda para tratar de besarlo, cosa que con dificultad logró.
El hecho era que Ash también sabía, gracias a su madre, que la dichosa luna de miel no sólo era para relajarse, sino para hacer más cosas que él a la perfección conocía desde hacía mucho tiempo.
Con ese pensamiento obvio en la cabeza giró su cuerpo para corresponderle a su amada el trato.
Sus manos bajaron hasta su cintura para quitarle lentamente su vestido, el cual salió sin problemas.
Cuando él se disponía a encontrar entre sus dedos el broche del sujetador de Serena, esta le detuvo con una respiración agitada.
–¿Crees que es el momento?– Preguntó con inocencia, para lo que su esposo la rodó en la cama para acabar cada uno en un lado de esta
–Espereré lo necesario por ti, amor– Eso estremeció a la mujer, quien sólo le respondió con un gracias mientras lo abrazaba. –Puedes decirme cuando te sientas lista.
El teléfono del cuarto sonó, el azabache estaba en la ventana cuando escuchó y respondió.
–¿Bueno?
–Señor Ketchum, ha llegado una carta de invitación para que usted asista... Dice aquí a un restaurante cerca del lago Eitchmight.
Las palabras hicieron sonreír a Ash.
Volteó hacia Serena y la vió dormida
–¿Tiene algún remitente?
–Dice aquí que de la señorita Dawn
Por un segundo el hombre quedó en blanco; sus ojos se dilataron y su mente le hizo una mala pasada recordando lo peor en ése momento...
–¿Siempre ha sido mucha tu idiotez?– Preguntó con ironía la castaña que era además quien coordinaba el grupo de la carrera en derechos. –¡Estás por reprobar!– Dijo sin piedad May, entonces el azabache parecía querer llorar –De verdad, lo siento por ti, por lo que trabajaste y gastaste...
–Ash– Pero entonces le interrumpió Dawn, tomando el hombro del joven y dirigiendo su vista a la que le regañaba –No todo está perdido, ¡yo te puedo ayudar para el reforzamiento!
Claro, aquél examen no era nada fácil, sólo los más dotados conseguían aprobar aquél papel que les daban a responder en menos de un día, además de las clases extra de dos semanas.
Aún si lo hacía, significaba un gran retardo en la documentación de su título, y le sumaba el hecho de tener que contestar como mínimo el 90% del examen bien, y si era menos tener que volver a hacer el curso completo...
–¡No te desanimes!, ¡puedes hacerlo!– Una sonrisa sincera se dibujó en el rostro de la peliazul, y no tardó en tomarlo por la mano y llevárselo corriendo, casi arrastrando.
Las tardes pasaban, el chico empezó a asistir a las ya mencionadas clases de reforzamiento y por las tardes iba a casa de Dawn casi en contra de su voluntad, puesto que ella lo esperaba fuera de la universidad todos los días.
–¿Pueden hacer daño físico a una persona cuando...?
–Cuando el delito cometido es grave, en formas que se considere capital
Ella preguntaba y él respondía.
La rutina era simple, y así con las demás preguntas.
Sin embargo llegó el día en que todo se complicó
–Cuando las leyes no son cumplidas, lo más fiable es...
El joven dudaba, titubeaba y luego resoplaba en señal de no saber.
La chica empezaba a perder la esperanza, Ash era una roca dura y difícil de corromper
¿Qué necesitaba para ayudarle?
Entonces aquellos chismes en el salón vinieron a su mente, e hicieron que la curiosidad le viniera.
Sumado a aquellos sentimientos, no sólo quería ayudarlo...
–A, Ash– Llamó nerviosa
–¿Mhm?
–¿Qui, quieres in, tentar algo conmigo?– Preguntó un tanto ilusa e incómoda por la reacción de su amigo
–¿Algo como qué, Dawn?
Ella lo vió y comprendió que no coincidía con lo que pensaba.
Sin embargo se acercó y lentamente juntó sus frentes para sentir cómo el muchacho se tornaba tenso y nervioso.
Lentamente bajó su boca cerrando los ojos, para luego sentir la nariz de Ash.
Simultáneamente, y sin que el azabache se negara, llegó el momento en que sus labios estaban unidos, un movimiento de ella se lo reiteró y torpemente se empezaron a mover, debido al nerviosismo.
Él sin saber lo que hacer le correspondió como pudo, y así se terminó aquél beso.
Ambos se vieron
–¿T, te excitó?– Cuestionó temerosa y juntando sus manos, para luego bajar su mirada y ver al pequeño bulto de su acompañante ir creciendo poco a poco debajo de su pantalón.
No hizo falta respuesta.
–¿Entonces... Seguimos esto?, ¿te gustó?
Al momento de recordar eso lo invadió la culpa.
Aquella mujer lo había introducido y le habría dado la oportunidad de sentirse extasiado por primera vez con alguien presente.
¿Para qué querría hablar con él?, ¿o cuál era el motivo de esa invitación?
Tampoco sería tan irónico imaginar aquellas películas, ya saben cuáles y por qué.
–¿A qué hora me está citando?
–Dentro de hora y media, señor
–Entonces paso en una hora, me alistaré y gracias por informarme.
–Fue un placer
~Continuará~
Segundo capítulo de la trama lista.
Bueno, apenas el segundo tomo y ya vemos cómo se desarrolla y toma forma el plan de Dawn.
Pregunta: ¿Sí es lo de "derecho" donde se estudia para abogado?, si no para corregir 😅
Bueno, acabé consultando muchas cosas con algunos amigos(primera experiencia de Ash allá arriba), y finalmente le di forma.
Si quieres dejar tu opinión, aquí por favor :v
Voy desarrollando también el trasfondo de los personajes, notarán que inicié con Ash.
Según el orden iré saltando de personajes de modo que pienso, será llamativo, hasta ahora les daré el porqué de cómo Dawn termina queriendo para ella al azabache, y como ya dije saltaré al personaje que conlleve dicho recuerdo o premisa.
Recuerden que, los textos en cursiva son recuerdos y pensamientos.
Sin más me despido, ¡espero les guste!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top