Capítulo 10
Capítulo 10
No puedo dormir, por más que vea videos entretenidos. Sé que ando angustiada por muchas cosas, y debo de algún modo canalizar mis emociones y ver qué solución puedo dar para conseguir trabajo rápido. Me enoja cuando tomo decisiones apresuradas, antes de tener algo seguro, pero siento que si me quedaba más tiempo, no iba a soportar y eso me pudiese afectar; igual debí pensarlo mejor y con calma, porque la rabia invadió mi mente en ese momento y el impulso salió de mis pensamientos para expresarlo en voz alta.
Veo la hora y son las seis de la mañana, siento que no he descansado nada, así que me levanto y me preparo para ir a caminar. Menos mal pensé en traerme un leggings y un top, debo comenzar a realizar ejercicios como hacía antes, debo mantenerme con buen ánimo y respirar aire fresco.
¡Ah, demonios! ¡El niño tiene clave!, pienso en una sugerencia que me hizo Nanny hace un año de un canal en YouTube para hacer ejercicios en casa. Prendo el TV a un volumen muy bajo, me meto en la aplicación para añadir el nombre de la persona, me sale de primero y listo. Sea lo que sea, esto me hará sentir mejor. Bailar es también un ejercicio muy práctico y me encanta. Solo espero que no se despierte o moriré de vergüenza, así que pido al universo que Nick no lo haga, sino después de veinte minutos. No sé qué haría si me ve moviendo las caderas, usando su televisor sin su permiso.
Tengo como cinco minutos y ya estoy sudando la gota gorda. Esa mujer quiere que me dé un infarto, no para nunca y todo lo hace demasiado fácil, cuando hacer un movimiento desplazando la pierna y luego girar, para después ir al frente y mover las caderas. Me concentro en hacerlo bien, aunque baile pésimo, finalmente termina la tortura y me lanzo al suelo para dar pequeñas respiraciones y que mis pulsaciones vuelvan a la normalidad.
Escucho una puerta abrirse y entro en pánico, ya puedo verme las mejillas sonrojadas. Me levanto del suelo y apago el televisor para apoyar mi cabeza del sofá.
—Buenos días, Alex —dice Nick con un pijama de reno. Quiero morirme de la risa, pero no puedo hacerlo—. ¿Qué andas haciendo? —me mira con sospecha mientras me pregunta.
—Lo siento, no podía dormir, y me puse a hacer ejercicios —digo sin pensarlo. ¿Para qué negarlo?
—Interesante. Pues puedes darte una ducha si quieres, preparare el desayuno, aunque primero debería bañarme.
—Báñate primero —digo con atrevimiento. ¿Quién eres para decirle eso, Alex? ¡Eres bien estúpida! Me reprendo.
—Sería más divertido hacerlo juntos, pero cierta persona tiene mucha pena —dice divertido. ¡Idiota! ¿Qué se cree?—. Es que estás muy, como digo para que no suene tan estúpido, muy linda toda sudada. Sí, eso. ¡Lo siento!, pero no puedo mentir. Además, porque no aguanto un segundo más si me sigues mirándome así.
—¿Qué? ¡Me siento pegostosa! —digo sin saber qué demonios estoy diciendo.
—Aunque sea déjame besarte, por favor. Sino lo hago, puede que no me vaya bien y necesito buena suerte —me pide con esos ojos irresistibles. ¡Controla el impulso, Alex!
—Hazlo, pero te advierto que puedo saber a...—no espera que termine la oración, se aproxima hacia mí, me da leves toques en mis mejillas, me observa por unos segundos y va uniendo sus labios contra los míos. Es sentir que la fogata se va expandiendo por todo mi cuerpo.
¿Es el paraíso? ¡No lo sé!, sus caricias, la forma delicada en que sus labios dan toques a los míos con profundidad, hace que mi mundo desaparezca y que solo estemos él y yo en una burbuja que nadie puede romper. Pasa sus labios por mi cuello, después vuelve a unirlos con los míos cada vez más intenso. Jamás alguien me había besado de la manera en que lo hace Nick, mi corazón está bombeando cada vez más fuerte; como si conociera cuál es el verdadero dueño.
—¿Y ahora cómo piensas que te voy a dejar después de esto? —me dice con voz entrecortada, separando sus labios de mi boca. Vuelve a besarme atrayendo su cuerpo contra el mío, siento cosquilleos en mi estómago que cada vez se vuelven más intensos—. Si te dejo ir sola al baño, me voy a arrepentir por el resto de mi vida, además pienso que sientes lo mismo que yo.
Mi piel se eriza por completo, él se levanta y camina hacia la ducha dando por sentado que le dije sí, sin omitir una palabra. Mi voz ni sale, ando ensimismada en sus besos que no puedo pensar con claridad. Si hoy es el día, pues lo será. No sé si estoy preparada o no, pero son cosas que se dan en el momento. Regresa con una sonrisa de satisfacción, me ayuda a levantarme y sin soltarme la mano me guia hacia el baño. Al verlo es más grande que la otra habitación. La ducha es amplia y pueden caber mínimo seis personas o hasta más.
—No te muevas, te quitaré todo, sé que duele al hacer ejercicio, no quiero que te lastimes.
Ni en mi vida, he dado por sentado que me estoy derritiendo por alguien. Los besos van pasando lentos alrededor de mi cuerpo, siento que este se eriza por completo, y los cosquilleos van aumentando progresivamente. El agua caliente, el contacto de piel con piel, el vapor, es como estar en un sauna. Es como estar una eternidad entre caricias, besos, fulgor de pasión y entregar cuerpo y alma a una persona que hace que me sienta completa, no sé por qué.
»«
Luego de aquella mañana, todo el mundo me mira raro. Mis amigas, Rosa y Megan creen que perdí la cabeza, pero no puedo dejar de sonreír, de sentirme plena. Incluso mis papás sospechan que algo me paso y no quiero decirles, pero no sé cómo explicarles lo que paso, por lo que aun no me siento cómoda con eso e invento cualquier cosa. Si bien aun no he encontrado empleo, me siento optimista y tengo muchas ideas por si no logro. La ventaja es que tengo cámara propia, luces, go pro, mi teléfono que toma buenos videos y fotos, así que puedo trabajar independiente.
Mis papás me invitan a un nuevo restaurante para no solamente quedarnos en casa y aburrirnos. Como conocen al dueño no hay problema, así que no necesitamos reservación. Toree Blues es uno de los mejores, todo es carísimo, tienen cocina de alta calidad y siempre había querido ir. Además, me dan la noticia que pagaron por mi el auto en el taller, por lo que lo traen ahora.
—Pide lo que quieras, pequeña —dice Finn, pasándome el menú por teléfono.
—Todo el menú es una bomba de sabores —comenta mi papá—. Aquí le propuse matrimonio a Finn.
—Eso si es nivel, papá. No imagino a Finn pensando que lo trajeron a un lugar costoso.
—Charly estaba muy nervioso, pero yo sabía que estábamos hechos el uno del otro, así que acepté, no por el lugar, es más allá. Además, hubiese sido feliz con cualquier cena; admito que se lució en aquel momento.
—Me va a dar diabetes con su ternura —me burlo de ellos y me sacan la lengua.
—Sí, como cierta persona que no deja de sonreír, pero ya averiguaremos el chisme, así no quieras decírnoslo. —Ellos mueren por saberlo.
Nick y yo aun no somos nada, solo andamos saliendo; cuando sea el momento lo contaré, no quiero hacerme ilusiones (es mentira, si lo hice, pero...aun tengo mis pensamientos) y necesito procesar varias cosas. Mis papás merecen saber todo, pero cuando este segura que si vamos en serio y no es solo "una noche y ya".
Mi celular vibra y es un mensaje de Nick:
"Ya te extraño, quiero abrazarte.
Ando almorzando con unos amigos en Toree Blues,
necesito que pruebes las delicias que hay aquí"
Mi cuerpo se tensa. ¿Estamos en el mismo lugar?
"También ando en el restaurante,
mis papás me trajeron.
Pensé que estabas en casa de tu amigo"
"Sí, pero me vine porque ando hablando de negocios y eso.
Que tierna que te acuerdes de todo.
Ya quiero verte y abrazarte,
he tenido un día muy pesado"
—Mi niña tiene una sonrisa enamorada, que omitió que estábamos aquí.
—Exageran demasiado. —Guardo el cel en la cartera y me concentro en hablar y degustar todo lo que hay. He pedido un pollo con queso trenza, miel y cebollino, acompañado de papas horneadas con una salsa verde muy buena. Siento que estoy en otra dimensión al probar los sabores.
La tarde transcurre sin problema, y finalmente nos vamos hacia mi departamento. Mis papás tienen que volver a Texas, ya que mañana tienen un evento de cumpleaños en el restaurante. Antes de despedirme de ellos en el aeropuerto, les aseguro que los visitaré pronto con mis amigas y poder pasar diciembre juntos como todos los años. Ellos me abrazan, varias lágrimas caen en mi blusa.
—Cuídate mucho, pequeña —dice mi papá Charly.
—Y disfruta de tu tarta. —Me abraza nuevamente Finn, mi otro papá.
Vuelvo a casa cantando a todo pulmón una nueva canción que salió de W, un rapero que es top y me encanta como expresa sus letras con superación y entrega combinado con romance.
Al llegar a mi departamento, veo que en mi celular hay muchos mensajes de las chicas, de Nick, de las redes sociales. Uno en Instagram me llama la atención y lo abro:
"Hola, somos un pequeño restaurante. Estaremos haciendo un festival musical, necesitaremos registro del evento. Si nos puedes enviar un presupuesto, por favor" anexa una imagen con el contacto de ellos.
¿Cómo me habrá contactado esta persona? Y tengo como cinco mensajes más. Y en mi correo hay unos cuantos. ¿Mi papá lo hizo? ¿O fue Nick? ¿O es porque puse una publicación el día de ayer referente a unos servicios? Porque si espero que me llamen los miles de agencias de producción que escribí, me quedaré como un calamar, seca y sin piel.
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