Capítulo 14
Melody se acercó sin ser consciente del todo de sus acciones. Se sentía atrevida como nunca recordaba haberlo sido en su vida, desafiando las reglas con diversión a cambio de un poquito de adrenalina. Sus acciones eran automáticas, como si supiera exactamente lo que estaba haciendo, como un acto rutinario que sencillamente no recordase. Ella se apoyó sobre el mostrador, mostrando su mejor sonrisa e inclinándose más cerca de lo que debía. Conscientemente evitaba fijarse mucho en el espejo para que la mujer no reparara en ello pero Melody ya no dudaba al respecto. La chica en la foto era ella, y la mujer estaba viendo su archivo, porque todo aquello era un maldito sistema de vigilancia y ella no era nada más que un conejillo de indias atrapado en medio de un experimento. Una parte de ella había sabido que desde el momento en que fuera en contra de las reglas del juego, en que entrara en aquella tienda, llamaría la atención ya que no se suponía que fuera así. Y su actitud sospechosa le había costado aquello.
La mujer levantó la vista y la miró, más pálida de lo que debería, casi temblando. Había cierto miedo en sus ojos y Melody pensó en todo lo que Chris le había dicho. Ellos la consideraban peligrosa. Según su expediente había hecho desaparecer a un hombre. No sabía nada de su pasado, no recordaba nada, pero no le era difícil imaginar que para domarla ellos hubieran escrito una personalidad totalmente diferente en su cabeza. Ella pensó en el chico de los tatuajes, siempre con aquella sonrisa que solo buscaba problemas, o en la chica que solía acompañarlo con su apariencia de Lolita. Sí, una conexión debía de tener con ellos para que él estuviera dentro de su cabeza.
—Estoy buscando tinte para cabello pero el color que quiero no está en la repisa —dijo Melody.
—¿Qué color buscas? —preguntó la mujer intentando mantener su voz estable.
—Rosa. ¿No tendrás allí atrás? Y también me gustaría ver algunos aros, mis orejas se sienten actualmente bastante vacías con estas perforaciones.
La mujer vaciló por un largo momento antes de finalmente murmurar una excusa y partir al cuarto de atrás, no sin antes sacar de detrás del mostrador una bandeja que exponía todos los tipos de aros que iban de acuerdo a las perforaciones de Melody para que ella pudiera verlos y escoger. La puerta se cerró y Mel0dy contó hasta tres antes de tirar su mochila hacia adelante y meter dentro el maquillaje junto con los aros que le gustaron. Ellos le habían robado una vida, reemplazado sus recuerdos con otros, uno miserables artículos no eran nada en comparación. Además, su mente pensaba más allá de ello, lo que ella comprara quedaría registrado en el sistema y ellos sabrían. Estaba jugando fuera de su personaje con solo estar en aquel lugar.
Se inclinó sobre el mostrador y abrió la caja registradora, la fuerte música sofocando el timbre de esta. Cogió algunos billetes y los metió en el bolsillo de su chaqueta antes de cerrar la caja rápidamente. Sus acciones eran tan calculadas, sus movimientos tan precisos. No pensaba realmente, solo actuaba, y sabía perfectamente cómo hacerlo. Internamente sonrió sin poder evitarlo al creerse una criminal.
Chris se dejó caer casualmente a su lado y se apoyó sobre el mostrador. Melody apenas le prestó atención mientras se apoderaba del teclado del ordenar y escribía una rápida orden. Escuchó la impresora cobrar vida, apenas audible sobre los gritos de Cherry Currie. El tiempo estaba corriendo, su sangre ardía y la sola opción de imaginar ser atrapada prometía malas consecuencias. Ella sabía lo que estaba arriesgando, su corazón latiendo fuertemente por el riesgo, pero tenía que hacerlo.
—¿Siquiera le has prestado atención a la cámara de seguridad? —preguntó Chris.
—¿Realmente crees que no me fijé en ella y en que moviste el ángulo de filmación hace unos minutos? Estoy sola y por mi cuenta aquí mismo, debo estar más atenta de lo normal.
—No suenas como una principiante.
—No creo que lo sea. La verdad está a salvo, en mi subconsciente, y el cuerpo actúa más que nada con el subconsciente —dijo Melody y sonrió al girar la pantalla del ordenar hacia ellos—. ¿Lo ves? Te dije que el rosa cereza era mi color.
Una parte de su alma se estremeció al comprender que todo aquel tiempo había estado en lo correcto, y que Chris siempre había tenido razón al proclamar la verdad. La chica en la fotografía definitivamente era ella. Su rubio cabello estaba recogido de un modo desprolijo, al parecer apenas lo suficientemente largo como para que pudiera atarlo aunque varios mechones cortos se escapaban y enmarcaban su rostro de un modo descuidado pero lindo. Estaba maquillada, algo que no recordaba tener la costumbre de hacer para nada. Su piel estaba pálida a causa del invierno pero lucía tan sencillamente feliz y segura, la diversión y la travesura brillando en sus ojos captados de color celeste por la cámara mientras lanzaba un beso hacia la lente como si hubiera atrapado al fotógrafo en el acto.
Melody miró a aquella chica que había sido antes de ser atrapada y su mente reescrita, y pensó en la chica que era estando en Elysium. Tan diferentes, tan opuestas. Esa chica no era tímida ni silenciosa, y definitivamente no podía ser ignorada. Lucia fuerte y valiente, intrépida, traviesa pero no de mal modo. Atrevida al lanzar ese beso hacia la cámara, después de todo se suponía que se trataba de una foto tomada por sorpresa mientras ellos la seguían pero ella los había desafiado al posar de ese modo para su diversión y la exasperación de ellos.
La fecha a un lado anunciaba que la fotografía había sido tomada el invierno pasado. Y los colores desenfocados en el fondo eran los del Kremlin según indicaba el pie de foto. ¿El Kremlin? ¡Ella había estado en Rusia el invierno pasado! ¿Sería allí donde la habrían atrapado? No, aquello era casi un año atrás, sería imposible y apenas llevaba unas semanas consciente allí. Y su imagen lucía tan segura, como si supiera que era imposible ser atrapada. Quiso volver el tiempo atrás, encontrar a esa chica y tomarla por los hombros, sacudirla y rogarle que jamás se dejara atrapar porque entonces lo perdería todo. Y aún peor, se perdería a ella misma, porque Melody no pudo reconocerse a pesar que allí aparecía su nombre.
Melody Hart. Amenaza nivel cinco. Mantener completamente vigilada y bajo ninguna circunstancia alterarla o ponerla en una situación de amenaza. Tener extremo cuidado. Peligrosa. Criminal. Ningún asociado conocido.
La impresora escupió el papel del archivo y Melody lo cogió y lo guardó rápidamente. Volvió la pantalla a su lugar al escuchar ruido, fingiendo no haber visto nada de aquello cuando la mujer regresó pero su corazón latía de un modo doloroso dentro de su pecho. De nuevo se sentía completamente desligada de la realidad, el silencio y el frío la rodeaban, y quería llorar sin saber por qué. Devolvió la bandeja diciendo no estar interesada en ningún aro y la mujer no reparó en aquellos que faltaban. Dejó unos billetes sobre le mostrador sin prestar atención para comprar el tinte, tan solo podía pensar en salir de allí antes que se rompiera. Su pecho dolía demasiado y comenzaba a serle difícil respirar.
Sabía que lo que había retrasado tanto a la mujer allí atrás había sido el hecho de seguramente llamar a sus superiores para advertirles de lo que estaba aconteciendo pero en aquel momento Melody ni siquiera podía sentir el temor o preocuparse por las posibles consecuencias. Salió rápidamente para el placer de la mujer. Quería correr pero aquello hubiera sido sospechoso. ¿Y correr hacia dónde? Estaba atrapada allí, sin posibilidad de escape, sin nada más que su cuaderno de dibujos. Ni siquiera se tenía a ella misma, porque no era ella misma.
Sus ojos ardieron mientras apresuraba el paso. Le había arrebatado todo. Sus recuerdos, su persona, su vida. Se abrazó a ella misma mientras temblaba, solo entonces siendo consciente de lo vacía que se sentía por dentro. ¿Cómo había terminado allí? ¿Qué había sucedido exactamente? Ahora ya no le sorprendía que llorara, o se despertara tan alterada en medio de las noches a causa de sus pesadillas. Aquel mismo lugar era una pesadilla. Y ella no era nada más que una chica atrapada en una caja de cristal para el entretenimiento de un circo. ¿Habría alguien afuera que supiera lo que le había sucedido? ¿Alguien la estaba buscando? Familia, amigos, cualquiera. Alguien debía de haber notado su ausencia, quería creer que no estaba sola. Pero el archivo había especificado que no contaba con ningún asociado. ¿Realmente estaba sola?
Chris la alcanzó en el parque, justo antes que terminara por quebrarse. Él la llamó por su nombre pero ella no lo escuchó. La cogió por el brazo y la obligó a detenerse y darse vuelta solo para encontrarse con sus ojos llenos de lágrimas. Se paralizó completamente, sin saber qué hacer. La fuerza que ella había mostrado en la tienda había quedado atrás junto con su actitud. Y había algo demasiado frágil en su expresión, en las cristalinas lágrimas derramándose de sus ojos tan claros o en el modo en que sus labios temblaban mientras intentaba contener el llanto.
—Lo siento —susurró él.
—¿Tienes idea de lo que se siente comprender la verdad? —preguntó Melody—. Ellos me mataron, porque no hay otra palabra para lo que me hicieron. Ya no soy esa chica. No sé quién soy. Porque de algún modo lograron arrancarme mi propia vida, arrebatarme todo. Esa chica ya no existe, y no hay modo que vuelva.
—Eso no es cierto —dijo Chris y se acercó un pasó—. La vi allí atrás, en la tienda, sonriendo del mismo modo y jugando con el peligro. No todo está perdido.
—No recuerdo nada. Estuve en Rusia y no recuerdo nada. Esa chica lucía tan feliz, tan viva. Y yo...
—Tú eres esa misma chica.
—No. No es cierto. Aquí no hago nada más que sufrir con recuerdos de una miserable vida condenada a la soledad. Y el dolor se siente tan malditamente real. ¿Por qué yo? Los demás lucen tan normales, pueden pretender tener una vida normal en su ignorancia. ¿Entonces por qué yo soy la única que parece sufrir aquí? ¿Sabes cómo se siente la soledad? No tengo nada, y lo padezco tanto. ¿Por qué tuvieron que inventar esa vida para mí?
Ella finalmente se rompió y Chris la abrazó sin soportar verla llorar de ese modo. Melody hundió el rostro en su pecho, manchando su camisa con sus lágrimas. Chris la sintió temblar entre sus brazos. Tan delgada, tan frágil. Todos siempre reaccionaban de algún modo al comprender la verdad. Furia, desesperación, temor, tristeza. Pero el dolor de Melody era tan real, él nunca antes había visto reaccionar a alguien de aquel modo. Y si debía ser realista tenía que admitir que había verdad en sus palabras, ellos habían creado una vida realmente miserable para ella. ¿Pero por qué? ¿Qué había hecho para merecerse aquello? ¿Tanta amenaza representaba para ellos?
Acarició con cuidado su cabello, sintiendo las suaves hebras enredarse entre sus dedos. No sabía qué hacer con esa chica. Pensó en cuánto le había costado acercarse la primera vez, su cabeza diciéndole que era totalmente en vano y no debía darle importancia alguna. Todos habían sido manipulados para ignorar a Melody y nunca ofrecerle ayuda de ningún tipo, nunca dirigirle una mirada siquiera. ¿Qué tan terrible debía de sentirse aquello? Si Zachary no hubiera insistido tanto él posiblemente nunca le hubiera prestado atención, una muestra más de qué tan fácil podían ser manipuladas sus mentes. Deseó que Zachary estuviera allí, él siempre sabía cómo consolar a todos, en especial a las chicas posiblemente a causa de todos los años que llevaba con Gabrielle. Chris era quien siempre se ocupaba de intentar abrir los ojos de los nuevos, insistiendo lo suficiente hasta hacerse escuchar, nunca rindiéndose con la esperanza que aquel nuevo pudiera ayudarlo a escapar, pero era Zachary quien se ocupaba de limpiar el desorden luego y estabilizar al afectado.
Seguramente ella estaría pensando en lo mismo que todos pensaban al momento de saber la verdad. Sus padres, sus amigos, su vida anterior de la cual no sabía nada. E increíblemente no había reaccionado como todos, no estaba aterrorizada por descubrir que todo lo que creía era una mentira ni odiaba a los responsables con una furia ciega. Simplemente estaba herida, demasiado. Nunca antes había tratado con un caso similar. Pensó en la chica de la fotografía. Nada bueno podía haberla llevado allí, a diferencia de los demás ella no podía haber sido atrapada fácilmente. Pensó en el expediente que tantas veces había leído las últimas noches. Secuelas post-traumáticas, shock, ataque de histeria... Todo aquello había seguido a su captura.
Melody era como una liebre salvaje que ellos habían intentado atrapar. Rápida, astuta, libre y traviesa. Y no solo la habían capturado sino que la habían metido en una jaula demasiado pequeña, alejándola de todo aquello que necesitaba para vivir. Ya no podía correr, saltar, disfrutar de la aventura. Y él odió a los responsables más que nunca en aquel momento, pensando en todas las veces que él mismo había sentido la desesperación de escapar y había sufrido por ser consciente de lo sucedido. Demasiadas veces ellos habían jodido su cabeza para reescribir sus recuerdos, y demasiadas veces Chris había sufrido al descubrir la verdad de nuevo. Lo habían aislado para evitar que le abriera los ojos a los demás; condenado a ser una paria de la sociedad supuestamente con esquizofrenia. Y había algo incluso peor que todo aquello.
—¿Tienes miedo de quién fuiste? —preguntó él casi en un susurro.
Esperó, siendo consciente que aquello era lo peor. Él había leído su propio expediente y había temblado al descubrir de lo que era responsable y de cuánto daño había causado. Sus pesadillas simplemente eran tortuosas e insoportables. Y una parte de él sabía que eran reales y que era un peligro para cualquiera que se acercara demasiado si perdía el control. ¿Pero Melody? Ella no lucia exactamente como peligrosa. Y había una diferencia entre realmente serlo, y que ellos la consideraran peligrosa. Una criminal, aquello decía su archivo. ¿Pero quiénes eran ellos para juzgar?
—No —respondió ella luego de un rato que pareció eterno.
—No estás sola, nunca más lo estarás. Te lo prometo. Eres la persona más real aquí, aquella que más recuerda cómo es en realidad. Eres la única capaz de combatir el velo. Por eso ellos te consideran una amenaza. Sigues siendo tú, a diferencia de todos los demás, incluso yo.
—Estoy atrapada.
—No lo estás —dijo Chris y suspiró, sabiendo que estaba jugando una carta arriesgada—. Melody, escúchame muy bien, y no se supone que pueda decirte esto y jamás puedes repetirlo. ¿Entiendes? Llevó cuatro años atrapado aquí, posiblemente más. Zachary asegura que él y Gabe llevan incluso más tiempo. Hay personas que directamente nacieron aquí, hijos de otros atrapados que creen en esta falsa realidad. Hace meses había un joven aquí, David. Él aseguraba poder ver el futuro. Se lo llevaron al comprender que era imposible controlarlo, lo hicieron desaparecer. El chico simplemente estaba loco. No me sorprende, algunas habilidades son simplemente demasiado fuertes como para que no te consuman. Lo conocí, fui yo quien lo encontró e intentó mostrarle la verdad como hago con cada uno. Antes que se lo llevaran él me dijo una última cosa. Me dijo que esperara por la chica de los dibujos, porque solo ella podría escapar de aquí y llevarme también.
Ella se estremeció sin motivo aparente. Él podía sentirla tan pequeña entre sus brazos. Pensó en la primera vez que había reparado en ella, en la extraña y silenciosa chica sentada en clase, tan distraída mirando por la ventana y dibujando, que ni siquiera había escuchado al profesor por más veces que la había llamado. En un principio había sentido la necesidad de reír como cualquier otro estudiante al escucharla divagar sobre el quiebre de la empresa Sevier, una chica torpe y que había sido atrapada sin respuesta, pero entonces él había notado la reacción del profesor. Porque lo que Melody había dicho era la verdad, y lo que el adulto pretendía enseñarles la mentira. Ella de algún modo había evadido el velo en aquel momento al asegurar que había sido un robo. ¿Habría estado allí? Su archivo decía que era una criminal...
—¿Crees en lo que dijo? —preguntó Melody.
—Creo que tú eres la chica de los dibujos.
—¿Solo porque dibujo?
—Nadie dibuja como tú, nadie lo hace todo el tiempo. Él me dijo que esperara y ella llegaría. Y tengo esperanza en ti, porque la esperanza es lo único que me sacará de aquí. ¿Quieres que sea fríamente sincero y realista? Sí, me acerqué a ti por los dibujos, porque estoy desesperado por salir de aquí y no sé cuánto más pueda resistir. Y por cada segundo que paso a tu lado, cada segundo que te conozco más, me convenzo que eres esa chica —dijo Chris y ella levantó la cabeza para mirarlo con sus grandes ojos—. Saldrás de aquí Melody, lo sé. Solo tú puedes hacerlo. Por eso te temen, por eso eres una amenaza para ellos. Y tal vez, si tengo suerte, si estoy en el momento y lugar correcto, si te apiadas de mí, entonces me lleves contigo y me sacarás de aquí también.
—Dime que no es solo por interés.
—No lo es.
—Entonces eso está bien porque necesitaré un compañero —dijo ella mirando más allá de él—. Y Chris, no dejes que coja mi cuaderno.
Hubo algo en su mirada, un destello de absoluta claridad e inteligencia como aquella noche en la azotea. Fue un parpadeo, pero él lo vio y supo que la chica hablándole era la verdadera Melody Hart. Pero entonces ella simplemente se desvaneció entre sus brazos. Su cuerpo se quedó sin peso, su cabeza cayó hacia atrás con los ojos cerrados, y él tuvo que sostenerla para que no se diera contra el suelo. Miró sobre su hombro solo para ver a una mujer de traje blanco acercarse con paso seguro y la reconoció.
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