9. Escritura

Alec POV

Alec pasó su tiempo restante en el baño preguntándose el porque ser presentado como mi cita cambiaría el deseo de Magnus de conocer a mis padres. Aun seguía confundido con el asunto mientras salía del baño, vestido con la misma ropa de ayer. Con un beso en la mejilla, Magnus entró en el baño después de él. Se sentó en la cama intentando no pensar en el hermoso hombre que actualmente estaba completamente desnudo a solo unos metros de donde él estaba sentado. Cuando Magnus salió, tenía una toalla enrollada en su cintura y estaba secando su cabello con otra.

– Sabes, – dijo Magnus sonriendo. – Técnicamente ya conocí a tu madre. –

– Lo se, – dijo manteniendo sus ojos en la cara de Magnus. – Y papá estará fuera del pueblo hasta el viernes así que realmente solo estarás conociendo a mi hermanito Max. –

– Eso es encantador, pero ¿Alexander? – Magnus dijo mirándolo de arriba abajo. –¿Vas a usar la misma ropa de ayer? Creí que habías traído ropa extra.

– Del restaurante nos venimos directo al motel, –se defendió. Después del trabajo, había ido a cenar antes de terminar en el motel de Magnus. A pesar de su extraño sueño y su pequeño ataque de pánico, estaba feliz de haber dormido ahí. Se habían acostado en la cama besándose lentamente por horas ayer, antes de caer dormidos en los brazos del otro.

– ¿Y no tienes una muda de ropa en el trabajo? – inquirió Magnus.

– No, – bufó. – ¿Tu? – Magnus solo se rió como si en su trabajo tuviera todo un departamento de ropa a su disposición. Alec no pudo evitar que sus ojos vagaran por todo el pecho de Magnus mientras su cuerpo se movía por la risa.

– ¿Te gustaría usar algo mío? – Magnus preguntó. – ¿O te sentirías más cómodo si fuéramos a tu casa primero para que te cambies? –

– Casa, – dijo rápidamente. La idea de llegar con la ropa de Magnus a la casa de su madre era demasiado para él. Alec aun estaba sorprendido de que Magnus hubiera accedido a conocer a sus padres en primer lugar. Ellos tenían, después de todo, técnicamente 3 días de estar saliendo. Sabía que era una locura pedirle a Magnus tal cosa, pero no pudo evitarlo. Él quería a Magnus en su vida, incluso aunque Magnus pudiera irse en cualquier minuto. Alec tenía la costumbre de meter a la gente que quería en su vida, en su familia. Cuando Izzy hacía un amigo, se quedaba ese amigo para ella, pero cuando Alec hacía un amigo quería que ese amigo conociera a su hermana, sus padres y sus otros amigos. Amaba que todos se conocieran y se llevaran bien. Así es como Jace había pasado de ser un simple amigo en segundo año a un muy cercano amigo de su familia que hasta trabaja permanentemente con ellos en el negocio familiar. Como Izzy decía, Alec tenia la costumbre de tratar y lograr que todos los imanes en el refrigerador unieran fuerzas incluso aunque fueran de los mismos polos y su naturaleza fuera repelerse.

– Supongo que tiene sentido, – Magnus suspiró mientras veía toda la ropa en su maleta. Sonaba decepcionado, y Alec supuso que era porque a Magnus no le gustaban sus propias opciones de ropa, ya que no podía entender el porque no usar la ropa de Magnus podría llegar a decepcionarle. – ¿Ya hablaste con tu mamá? –

– Oh cierto, –dijo mientras tomaba el teléfono rápidamente.

"¿Estás libre esta tarde? Creo que iré a casa después de que Max salga del colegio. " Alec le mandó mensaje a su madre.

– Ya está, – dijo guardando su teléfono. – Listo. –

– ¿Qué hacías mientras yo estaba en la ducha si no le estabas mandando el mensaje a tú madre? – preguntó Magnus con una sonrisa.

– Estaba sentado, – se encogió de hombros y Magnus rió de nuevo mientras seleccionaba ropa y desaparecía en el baño de nuevo. Cuando salió, estaba vestido con unos pantalones oscuros y una playera negra. A pesar de la ropa casual, se veía increíble.

– ¿Ya respondió tu madre? – preguntó Magnus. Alec sacudió la cabeza tanto para negar como para alejar a su mente del físico de Magnus.

– No, – dijo. – Pero si no lee el mensaje, simplemente las sorprenderemos. –

– Enserio, – Magnus rió, – ¿Y cuándo estaremos forzando a tu madre con nuestra compañía? –

– En la tarde, – respondió. Magnus sonrió como el gato de Alicia, mientras se aproximaba a él, enrollando sus brazos alrededor de su cuello y besándole dulcemente.

– ¿Y que vamos a hacer hasta entonces, Alexander? – Magnus ronroneó. Aunque no sabia que iban a hacer, agradeció que Magnus le incluyera en el "vamos" de su pregunta. Desde la primera vez que Magnus le había besado apenas y habían estado separados y Alec no quería romper la racha. Casi se sentía como que el hechizo se rompería si se separaban.

– ¿Qué te gustaría hacer? – le preguntó, descansando su cabeza en el pecho de Magnus.

– Tu, – Magnus ronroneó. Alec estaba confundido hasta que de repente entendió a lo que se refería Magnus y se sonrojó intensamente. Intentó alejarse de Magnus, más por vergüenza que por otra cosa, pero Magnus gentilmente le alentó a permanecer rodeado de sus brazos. – Solo bromeo, cariño. – se sonrojó quedando tan rojo que estaba seguro que parecía un tomate. Quería decirle a Magnus que no le llamara cariño, pero estaba asustado de que Magnus se lo pudiera tomar a mal. Él no quería alejar a Magnus ya que, después de todo, era un milagro que Magnus estuviera ahí con él.

– Tu sonrojo es hermoso, – Magnus suspiró, con una sonrisa en su rostro, mientras acariciaba sus mejillas rojas de con sus pulgares. Eso, sin lugar a dudas, logró que su sonrojo se intensificara. Magnus se inclinó y besó a Alec lentamente. El beso estaba lleno de tiernas emociones y de repente le dejo de importar su sonrojo. Enredó sus dedos en su cabello mientras correspondía el beso con entusiasmo. Un bajo, y desesperado jadeo salió de la garganta de Magnus y se sintió brillar por ser capaz de producir esas reacciones en Magnus.

– Aparte de mi, – preguntó sonriendo mientras se separaba. – ¿Qué más te gustaría hacer? –

– Hmm, – Magnus suspiró. – Bueno si no puedo tenerte entonces me gustaría leer más de tus poemas. – dijo batiendo las pestañas hacia Alec y haciendo un pequeño puchero en modo de súplica. No pudo evitar girar los ojos.

– Claro que quieres, – dijo suspirando mientras se sentaba en la cama, colapsando hacia atrás. Puso su brazo sobre sus ojos para bloquear la luz. Ya se había sentido lo suficientemente vulnerable mostrándole algunos poemas.

Alec sintió como Magnus sentaba en la cama a su lado, y un gentil toque de unos dedos moviéndose por toda la piel de su brazo. Era un muy agradable sentimiento.

– ¿Qué tal si hacemos un arreglo? – Magnus habló después de un momento. – ¿Te gustaría enseñarme a escribir poemas? –

– ¿De verdad? – preguntó, removiendo su brazo de sus ojos y mirando a Magnus.

– La poesía y la música tienen mucho en común, – dijo Magnus. – Y siempre he querido ser capaz de escribir canciones. Quizá aprendiendo lo básico de la poesía me ayude. –

– Esta bien, – dijo sentándose y sonriendo. – Pero necesitamos papel y plumas. –

– ¡Lo tengo! – dijo Magnus, sonriéndole mientras se levantaba e iba al escritorio. – Este motel está muy pobremente surtido, – se quejó mientras checaba el inventario en el escritorio. Magnus le entregó a Alec una hoja de papel, que claramente esta hecha para mensajes telefónicos, y una pluma antes de tomar el teléfono y ordenar más hojas para el escritorio.

Alec miró hacía la hoja blanca y comenzó a escribir algunas estructuras del poema, escogiendo las que tenían patrones sencillos para principiantes. Pausó unos minutos después, mordiendo su labio inferior mientras intentaba recordar el sistema de rimas y los patrones de silabas.

Haiku: sílabas por línea 5,7,5. Usualmente acerca de la naturaleza o paisajes

Soneto; patrón de ritmo de ABAB CDCD EFEF GG. Referencia Shakespeare y cuenta una historia.

Limerick: patrón de ritmo AABBA pero también tiene un ritmo de silabas. Siempre humorísticos, nunca serios.

Poema acróstico: la primera letra década línea debe formar una palabra

Cuando terminó, le entregó la nota a Magnus y le pidió que eligiera uno para comenzar.

– ¡Wow! – dijo Magnus sorprendido. – ¿Te sabes todo esto de memoria? –

Alec se encogió de hombros. – ¿No te sabes de memoria un montón de cosas de música? – le preguntó. Magnus pareció pensarlo por un momento antes responder.

– Supongo que tienes razón, – dijo Magnus sonriendo. – Aun así, estoy impresionado. –

– ¿Con cuál quieres iniciar? – le preguntó.

– Bueno, Haiku suena fácil, – dijo Magnus. – Pero la Limerick parece divertida. –

– Comencemos por el Haiku, – le sonrió.

El tiempo pasó mientras el y Magnus contaban silabas juntos. Magnus seguía intentando agregar palabras largas en su Haiku como cascadas, y aunque técnicamente era posible, esas palabras solo hacían la escritura del poema más difícil.

– Jun-gle, – dijo Magnus contando las silabas con sus dedos. – ri-ver flows. – Pausó y contó de nuevo antes de decir triunfal, – ¡Ahí está, son cinco! –

– Si, – dijo incapaz de quitar la sonrisa de su cara. Magnus era un estudiante muy entusiasta. – Ahora ¿Qué quieres para tu próxima línea? –

– Oh bien, – la felicidad de Magnus cayó mientras comenzaba a morder su pluma, pensando. Alec observaba a Magnus mirar por la ventana, perdido en sus pensamientos con una sonrisa en su rostro.

– Through the...– dijo Magnus, luego repitió la frase de nuevo, tratando de encontrar las palabras que quería escribir.

– Through the wild, – sugirió Alec.

– Si bien, – dijo Magnus rápidamente. – Through the wild... – pausó pronunciando "wild" (salvaje) como una si tuviera silaba y luego como si tuviera dos. – ¿Cuántas silabas tiene "wild"? –

– Técnicamente dos, – Alec rió – Pero podemos tomarlo como una si quieres. –

– No haremos fraude, – Magnus le regañó. – Si son dos sílabas, entonces son dos silabas. –

– Bueno depende de cómo lo pronuncies realmente. – le explicó Alec.

– "Wild" es demasiado complicado para mi poema, – Magnus decidió, tachando la ofensiva palabra de su libreta. Alec miró afectuosamente a Magnus. El sol de la ventana le iluminaba perfectamente y Alec pensó que si fuera un pintor o un fotógrafo, hubiera querido capturar ese momento, pero era un poeta. Las palabras se formaron en su mente y comenzó a garabatearlas en su bloc de notas.

Maddeningly attractive he entered my life (Enloquecedoramente atractivo entró a mi vida)

And flipped it upside down (Y la volteó de cabeza)

Glowing feelings inside of me (Encendiendo sentimientos dentro de mi)

Never before felt, rise up and (Que nunca antes había sentido, me levantó y)

Unlock me for he has (Destruyó todas mis barreras y me ha)

Swept me off my feet (Hecho perder la cabeza)

Sonrió a el poema acróstico antes de arrancar la vergonzosa pieza de papel y hacerla bolita en su mano.

– ¡Alec! – Magnus exclamó – Nada de lo que tu escribas puede ser malo. – Alec soltó una risita. La verdad es que si le había gustado el poema, lo que pasaba era que no quería que Magnus lo viera. Lo desdobló y luego lo dobló en cuadrados y lo guardó en su bolsillo.

– Eso está mejor, – Magnus dijo mientras volvía a su propio poema. – ¡Oh, "undergrowth" tiene tres silabas! – gritó triunfal antes e garabatearlo en su bloc. Alec rió de la aleatoriedad de todo el lo escrito. Alec trato de iniciar sonetos o versos de poemas pero todo lo que lograba eran oraciones inconexas. La presencia de Magnus estimulaba su creatividad pero al mismo tiempo le distraía.

– ¡Terminé! – dijo Magnus, después de su gritó de emoción, le entregó el bloc de notas a Alec. – ¿Dime si apesta okey? –

Y Alec lo leyó

Jungle river flows (El rio corre por la jungla)

Through the undergrowth it goes (A través de la maleza)

Toward the open ocean (Hacía el mar abierto)

– ¡Me gusta! – dijo, y era verdad, era mejor que su primer Haiku. Había escrito su primer poema Haiku cuando tenia como diez años y había sido horrible.

– ¿De verdad? – preguntó Magnus animado. Sonreía de una forma que el brillo llegaba a sus ojos. Magnus tenia hermosos ojos. Eran una hermosa combinación de verde con destellos dorados en ellos.

– Si, – dijo Alec, sonrojándose un poco por la mirada impresionada que Magnus le estaba dando mientras le regresaba el bloc. – Ya has escrito antes, ¿verdad? –

– He fallado en escribir, más bien, – Magnus suspiró. – Nunca podía encontrar la inspiración. Siempre terminaban siendo un tanto malas. –

– Esto no es malo, – le dijo Alec.

– Tengo un patrón que seguir, – dijo Magnus. – Lo hace más sencillo. –

– Ya habíamos aclarado que bailas, cantas, viajas, eres alto moreno y guapo, – dijo contando con sus dedos. – Ahora tengo que agregar surfista natural que aprende rápidamente la poesía Haiku. ¿Hay algo que no puedas hacer? –

– Ya te había dicho que no se cocinar, – dijo Magnus, mientras agregaba con un ronroneo. – Pero también encuentro bastante difícil mantener mis manos alejadas de ti. – Alec se sonrojó y murmuró bajo su aliento que eso no contaba como no ser bueno en algo. Magnus rió mientras dejaba sus cosas de escritura y se inclinaba a través de la cama para besarle. La pluma voló de sus manos mientras enrollaba sus brazos alrededor de Magnus y respondía al beso. Alec se inclinó hasta que termino acostado sobre el colchón con Magnus besándole. Sabía que Magnus fácilmente podía moverse de su lado y ponerse encima de él, pero no lo hiso, a pesar de asegurar que no era capaz de mantener sus manos alejadas de él, tenía un buen autocontrol. Las manos de Magnus estaban ocupadas manteniendo su peso, pero las de Alec si eran libres para explorar el pecho de Magnus.

– Hmmm, – gimió Magnus dentro del beso, mientras se acomodaba mejor al lado de Alec, liberando sus manos. Este sintió las manos de Magnus seguir su ejemplo. Se quedaron acostados enredados y besándose por un minuto o una hora, no estaba seguro.

– ¿No tenemos un lugar al que ir? – Magnus susurró contra la piel de su cuello. Alec hiso un sonido evasivo. Su mente estaba nublada por todos esos besos, pero cuando las palabras llegaron correctamente a su mente, se sentó de golpe.

– ¿Qué hora es? – preguntó a nadie en particular antes de tomar su teléfono y checar, – Oh dios, – dijo relajándose. – Aun no es tan tarde. – Magnus rió mientras Alec se levantaba de la cama y tomaba su abrigo.

– ¿Llevamos prisa? – sonrió Magnus mientras se levantaban.

– Yo... – dijo. – No, ¿pero tengo que cambiarme? –

– ¿Tu mamá contestó? – preguntó Magnus. No podía creer lo atolondrado que se encontraba en ese momento. Volvió a checar el celular.

– No, – dijo.

– ¿Y estás seguro de querer sorprenderla? – Magnus se aseguró y él asintió. – Bien. –

Magnus le siguió mientras caminaban hacia el coche. Hicieron una parada rápida a su casa. Y Magnus se quedó en el coche mientras entraba y salía rápidamente de la casa, con diferentes ropas.

Los eventos de los últimos días eran el tema de conversación en el camino a la casa de sus padres. Recordaron sus aventuras surfeado, luego sus poemas, disfrutaba escuchar a Magnus hablar de sus anteriores intentos de escribir, notando siempre un mismo tema.

– ¿Porqué siempre intentas escribir canciones de amor? – preguntó mientras giraba en la esquina de la calle de sus padres.

– Es por lo que soy más conocido, – Magnus se encogió de hombros. – Dudo que cambiar mi estilo mejore mis ventas. –

– Suena como que tienes muchos seguidores, – dijo Alec. Tenia un extraño sentimiento en su estómago que no le agradó mucho.

– Supongo, – Magnus se volvió a encoger de hombros. Se estacionó en la entrada de la casa de sus padres y apagó el coche, de repente siendo consiente de lo pequeña que era la casa. Aunque era pequeña, era bastante linda. La cochera estaba del lado izquierdo de la casa. Los adornos de las ventanas eran de madera justo como la puerta de la entrada. La pintura verde- aunque su madre insistía en que era azul- cubría toda la casa. Sus dos hermanos vivían ahí, aunque su hermana ya se hubiera graduado de la secundaria ese año.

Salió del auto y escuchó a Magnus hacer lo mismo. Magnus le siguió por detrás mientras se aproximaban a la puerta principal. Tocar a la puerta era extraño para él, por lo que simplemente entró como siempre.

– ¿Alguien en casa? – llamó. Escuchó a su hermana gritar desde su habitación que ella estaba ahí.

– Izzy está en casa, – le dijo a Magnus mientras checaba la hora. – Probablemente acaba de llegar, lo que significa que Jace esta a cargo de la tienda. – Pausó un momento y agregó. – Apuesto a que Max está afuera. –

Sin decir palabra, Magnus le siguió a través del vestíbulo y salieron por la puerta de atrás. Por supuesto, ahí estaba Max jugando basquetbol en la pequeña cancha que su papá le había instalado en su cumpleaños número doce.

– Max desea que haya un equipo de basquetbol en su escuela, – le explicó en un susurro mientras se acercaban. – Pero solo tenemos tenis y lacrosse. –

– Hola Max, – dijo Alec en alto mientras se acercaban. Su hermano pequeño terminó de jugar y se giró para saludarle.

– Hey, Alec, – dijo Max. – ¿Quién es él? –

– Max, te presento a Magnus, – dijo. – Magnus, el es Max. –

– Creo recordar, – dijo Magnus. – Que me ibas a presentar como tu... – Dejó la frase colgando, recordándole a Alec de su acuerdo anterior.

– Magnus y yo hemos estado saliendo, – le dijo Alec incómodo.

– Genial, – dijo Max con un encogimiento de hombros. – ¿Hey, sabes jugar básquet? –

– Puedo intentarlo, – le sonrió Magnus de vuelta. La cara de Max se iluminó mientras prácticamente secuestraba a su cita para sus propios propósitos. Se fue a sentar a unas sillas mientras veía a Magnus intentando jugar basquetbol. Alec sabia que Magnus no era muy deportista, a parte de el baile, así que apreciaba el esfuerzo que hacia para jugar con Max.

Unos momentos después escuchó la puerta abrirse y cerrarse, y luego la voz de su mamá.

– Alexander, – dijo Maryse. – Que linda sorpresa. –

– Te mandé un mensaje. – le aclaró.

– Ah bueno, como toda una típica madre deje mi celular en algún lugar y no lo chequé en todo el día. – dijo Maryse mientras se sentaba a su lado. – ¿Ese es Magnus? –

– Si, – masculló, incapaz evitar sonrojarse. Su madre le miró y luego miró a Magnus y sonrió.

– Ah, así que ese era el motivo por el que quería trabajar para mi, – se rió. – Parecía un muy buen gesto y no pude negarme, ya que iba a ganar tan poco. – Alec se sonrojó pero no dijo nada. – ¡Mírate! – se volvió hacia él, mientras sus ojos azules oscuros le estudiaban. – Te gusta, – concluyó con una sonrisa. Alec murmuró un "si", mientras volteaba su mirada hacia el piso. – Te gusta demasiado. –

– Es como mágico. – masculló.

– Tu padre amaría estar aquí, – dijo Maryse sonriendo. – ¿Porqué no traes a Magnus el viernes a una cena para que Robert le conozca? –

– Okey, – accedió Alec.



Nuevo capítuloooo.... se lo dedico a todos los que leen la historia y gracias Erika Anrique, hoy llegué cansadísima pero saber que gente como tu espera capítulos me aumenta las ganas de seguir 😊😊😊



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