Prólogo.

♡La boda de Gogo♡
Un año después.

|Un día antes |

Gogo Tomago estaba en un estado de shock, mirando a Tadashi de cuclillas frente a ella, él también la miraba atentamente, a la espera de una reacción. Preocupado y ansioso por saber cual era su reacción final a todo esto. Gogo separó los labios para decir algo, pero no pudo y los volvió a pegar. Estaba atónita con una expresión neutral. Y la espina dorsal hormigeando.

—Entonces —susurro Tadashi aclarando se la garganta con incomodidad —, Gogo...

—¿¡Estuviste casado!? —exclamó interrumpiéndolo con las manos en puño a cada lado de la cadera —. ¿¡Y hasta ahora me lo dices!? Dios... Esto, ¡No!

—No, no —Tadashi le tomo las manos rápidamente con el afán de tranquilizarla un poco, pero Gogo se apartó de inmediato —. Mira, sí lo estuve, pero...

—No me lo dijiste —lo interrumpió nuevamente con los ojos miel muy abiertos, poniéndose rápidamente de pie —. ¿Qué pasa contigo? Digo, ¿a quién se le olvida hablar de algo tan importante como eso? ¿Qué? ¿No pudiste hablar conmigo en todos estos años?

—Cálmate, por favor —le rogó el pelinegro con suavidad, caminado tras de ella —. Yo sé que fue un error no decirte, pero fue algo... Una tontería.

—Tadashi —lo reprimió la joven con una mirada —. También nos casaremos, si no funciona también dirás que es un error.

—No me refería a eso —se paso las manos por el cabello con desesperación —. Linda hablo de que no fue correcto. Fue en la universidad y definitivamente fue un impulso.

Gogo se rasco la nuca, estaba nerviosa. Sabía que todos tenían un pasado y muchas veces terminaban ocultando algo. Pero nunca imagino que Tadashi pudiera esconderle algo de tal magnitud. Su noviazgo siempre había sido muy sincero, creyó que ya lo habían hablado todo. Nunca creyó que su futuro esposo ya había estado comprometido.

—No sé. Mira, esto me sorprende, no lo creo viniendo de ti —Gogo lo miro a los ojos —. Y no es que me moleste que estuvieras casado, me molesta que no me lo contarás.

Tadashi bajo la mirada, mordiendo su labio interior a causa de la mirada acusadora de Gogo. Se sentía culpable, pero tuvo que contarle porque lo creyó verdaderamente justo. No quería llegar al altar con este secreto. Quería ser honesto en toda la extensión de la palabra con Gogo, porque ella era la mujer correcta para él. Lista, preciosa y mordaz como ella sola. La amaba y por tal motivo no podía mentirle.

—Yo sé que esto es serio, pero me da un muy mal sabor de boca recordar todo lo que implicó —suspiro, estirando la mano para tomar la de la pequeña mujer frente a él.

—¿Por qué Elsa no me lo dijo? Te conoce de más tiempo que yo.

—Elsa —se aclaro la garganta el joven, tomando la mano de Gogo con suavidad —... No lo sé, quizá no quería meterse en algo que no le corresponde.

Gogo lo miro atentamente, acariciando su barbilla como si estudiara cada gesto de su prometido. El pelinegro se rasco la nuca con nerviosismo.

—Puede ser  —la joven relajo su postura y asintió con la cabeza lentamente —. ¿Por qué te divorciaste?

—Es complicado, Gogo —Tadashi le tomo la cintura y la acercó a él con el afán de calmarla un poco —. Ni siquiera quiero seguir hablando de ello. Lo único que tienes que saber, es que jamás llegue a sentir lo mismo que siento por ti. Te adoro eres increíble, sin planearlo ya eres todo para mi.

—¿Lo dices en serio? —cuestionó con cautela, mirándolo sobre sus pestañas.

No le molestaba que Tadashi ya hubiese estado casado. Ni quien fue la esposa, nada eso. Lo amaba tal cual y no podía enfadarse con él por algo que no fue en su momento. Admitía que le picaba la curiosidad saber porque todo había terminado, para tenerlo como un aviso para el bien de su propio matrimonio.

—No miento —su nariz choco con la pequeña de ella —. Yo te amo, ¿y tú?

—También —asintió con una sonrisa muy cercana a sus labios —. Si no lo hiciera no estaría a punto de hacer algo tan tradicional y someterme a las aspiraciones, que según la sociedad, una mujer debe soñar.

—Si —río Tadashi —. Yo también haría todo por ti... No me dejarás plantado en el altar mañana, ¿Verdad?

Gogo negó con la cabeza, rodeando el cuello de Tadashi con sus brazos, poniéndose de puntitas, alzando la mirada a su rostro. El joven sonrió ante el color miel en sus ojos, y supo que no estaba molesta. Eso lo alegro inmensamente.

—Nunca —lo beso —. Eres mio Hamada.

—Todo tuyo —se río Tadashi regresando le el beso con dulzura, abrazando su cintura con sus brazos. Perdiéndose en los labios de su futura esposa.

—¿Qué tal una ultima noche como solteros? —propuso Gogo con una sonrisa coqueta. Tadashi sonrió, separándose unos cuantos pasos para sacarse la playera por encima de los hombros. Gogo río.

—Pues que esperamos —dijo tomándola en brazos, estilo nupcial, caminando hasta el dormitorio del futuro matrimonio.


El día de la boda.

La ceremonia había sido hermosa, en una iglesia de la ciudad. Llena de flores y olores frescos en el aire. Gogo lucia hermosa frente al altar con su vestido largo vestido blanco, adornado con una chaqueta negar de cuero. Con los labios rojos y los lentes de sol negros como accesorio. Tadashi modelaba un bonito traje negro, con camisa blanca y no lentes oscuros. Los dos lucían modernos y originales y al mirarse entre Tadashi y Gogo brillo el amor que se tenían.

La recepción fue aún mejor, en un exclusivo bar de la ciudad, iluminado por la candelabros de Neón, lámparas y barra de bar, con un enorme pastel blanco y sofás de tonos pastel iluminados por luces Led de Neón. Todo muy moderno con un estilo alternativo a la vez. Una boda de ensueño.

A la fiesta arribo una patinada con un vestido azul metálico ajustado, del brazo de un joven de ojos brillantes azules. Elsa había llegado en la mañana de Milán para la boda de Gogo. No podía perderse un evento como este. Jack estaba encantado con su presencia en New York. Desde su partida, algo le hacía falta a esta ciudad llena de gente.

Cuando Elsa se fue ella y Jack comenzaron hablar por chat y vídeo llamadas. Luego Jack comenzó a viajar a Milán cada mes aveces con sus hijos y otras veces solo. Así que no pudo dejar de ver a Elsa. Estuvo ahí cuando se instaló en su nueva oficina y  la apoyo en el lanzamiento de su propia línea en Europa. Incluso hicieron el amor por primera vez en Italia en uno de sus viajes. Todo había sido especial, como si tuvieran dieciséis. Él estaba encantado con ella y ella estaba perdidamente enamorada de él.

—¡Elsa! —exclamó Merida al verla, abriendo los brazos en su dirección.

Elsa corrió hacia ella con una sonrisa emocionada. Merida estaba encantadora enfundada en su vestido esmeralda hasta las rodillas. Con el cabello atado en un moño y la sonrisa de color rosa. Elsa la abrazo fuertemente, después de no haberla visto desde hace un año.

—¡Merida, te vez espectacular! —comento Elsa mirándola de arriba a bajo con entusiasmo.

—Y tú, estas radiante. Demasiado... ¡Jack y tú ya tuvieron su primera vez!

—Wow, no grites —se acercó Jack a la pelirroja con una sonrisa de complicidad. Merida abrió la boca sorprendida —. Estas preciosa.

Comento el peliblanco depositando un beso en su mejilla. Merida era como una mejor amiga para él, conocía muchas cosas sobre él y viceversa. La adoraba y el sentimiento era mutuo. Merida tenia un cariño especial por Jack y sus hijos. Eso era mas que obvio.

—Verdad —ella se dio una vuelta frente a ellos, ambos platinados sonrieron, luego hizo una pose como de modelo de revista —. Después de loa gemelas tuve que hacer mucho ejercicio. Pero lo logre. ¡Cuidado Nueva York que la bomba sexy esta de regreso!

Exclamó Merida alzando los brazos al aire con entusiasmo, Jack y Elsa gritaron en apoyo a su alocada amiga.

—Y esa bomba esta casada —agregó un castaño de ojos verdes llegando al lugar con una copa de vodka de manzana en sus manos —. Ah, y tiene dos hijas, no lo olvides.

—Ups —sonrió Merida a modo de juego al verlo —. Pequeño detalle mi cielo.

Hiccup rodó los ojos con una sonrisa, luego rodeo la cintura de su esposa con su brazo. Sonriendo en dirección a Elsa.

—Hey, ¿Qué tal el viaje?

—Tranquilo —se encogió de hombros con desinterés —. ¿Y los niñas? Me muero por verlos en vivo, solo las conozco de fotografías.

—Están con mi madre —bufo Merida con fastidio —. Ella es tan asfixiante, esta enamorada de ellas y no deja que salgan de noche con nosotros. Dice que no tenemos porque corromper las.

—Que lastima —hizo un puchero la rubia.

—Lo es, ¿pueden creer que tengo que pedir permiso para salir con mis hijas? —dijo Hiccup llevándose la copa a los labios —. Amo ser adulto.

—Sus ventajas tendrá Hiccup —se río el peliblanco con un tono juguetón. Merida asintió al captar el doble sentido.

—¿Y tus hijos Jack? —cuestionó, mirando a Jack quien sonreía.

—Ross vino —afirmó mirando a todos lados en busca de su pequeña y traviesa niña —... Alex y Jessie están de viaje con su abuela, Ross esta muy apegada a mi no quiso irse.

—Es un amor —asintió Hiccup con una sonrisa de lado.

—Ya lo creo. Mantengamos los ojos bien abiertos, tus hijos suelen ser demasiado ingeniosos —murmuró Merida, arrebatando la copa de su esposo para llevársela a los labios.

—Es exceso de creatividad. Mis chicos son artistas incomprendidos—comento Elsa, orgullosa de su tropa, Jack le beso la frente, contento de que Elsa ya los considerada familia.

—Pero miren quien esta ahí —grito Gogo llegando al lugar a lado de Tadashi —. Las parejas más bonitas de toda la fiesta.

—Oh, Gogo —sonrió Elsa al instante de verla tan guapa —. Estas preciosa.

Elsa se acercó a Ella dándole dos besos en las mejillas, una nueva costumbre en ella. Gogo sonrió en agradecimiento.

—Bienvenida —agregó Tadashi. Elsa le sonrió y rápidamente lo abrazo con fuerza, estaba tan feliz por él. Se merecía solo lo mejor del mundo.

—Estas muy guapo —le susurro con cariño y emoción de verlo tan contento y realizado.

—Tu también —le contesto de igual modo.

Unas horas mas tarde una pequeña rubia con vestido rosa repletos de brillos , deambulaba por el lugar apreciando cada detalle del salón. Las luces y las personas bailando por todo el lugar. Vislumbró a su padre y a Elsa saltando al ritmo de una canción en la pista llena de personas. Eso la hizo reír. Se veían demasiado contentos.

Con curiosidad se abrió paso entre la gente y se acercó hasta la pareja que bailaba muy gustosa. No pudo evitar moverse la ritmo de la música. Cuando Jack y Elsa la vieron le sonrieron con dulzura, justo en el momento en que una canción más lenta comenzó. Jack se acercó a su hija y se puso de cuclillas a su altura, estirando la mano a su pequeña princesa.

—Me concede esta fiesta, pequeña dama.

—Mmm... Esta bien, le daré ese honor.

Jack río tomando la pequeña mano entre las suyas, luego cargando a la niña en sus brazos. Comenzaron a moverse al ritmo de la música. Girando por la pista con las miradas de casi todos puestos sobre ellos. Jack era el hombre más afortunado por bailar con la mujer más hermosa de toda la fiesta. Con esos preciosos ojos claros y el cabello dorado brillando bajo la luz.

—¿No estas aburrida? —le pregunto, balanceándose por la pista.

—No, papá —le sonrió —. Me gustan las bodas y de grande yo quiero cinco.

Jack abrió mucho los ojos con sorpresa y una sonrisa dulce hacia su pequeña enamorada empedernida. Primero besaba a Hiccup antes de ver a su hija casarse.

—Oh, no. Eso sí que no... Te cáscaras cuando tengas sesenta y solo será una vez, ¿trató?

—Eso no me parece justo.

—Hey, estoy siendo flexible. No pidas más —le riño Jack a modo de juego. Ross negó inconforme.

—¿También Alex? —le cuestionó, arqueo una pequeña y delgada ceja.

—No, bueno... El podrá casarse las veces que quiera, en cuanto acabe una carrera, claro...

—Eso es injusto —Ross lo miro detenidamente, amaba cuando su padre sonreía y le agradecía a Elsa por mantenerlo así por mucho más tiempo —... ¿Qué me dices de Jessie?

—Ah, mira ella podrá, hasta los cincuenta, claro.

—Papá —río Ross  recargando su cabeza en el pecho de su papá, rodeando con sus cortos brazos el cuello de su padre.

—Tengo que cuidarte mi vida —susurro, besando su cabeza, adornada por un moño rosa —. Eres mi princesa y solo un verdadero Príncipe podrá merecer las, a ti y a tu hermana.

—Eso lo sé y solo una verdadera reina se queda con el rey —dijo Ross, mirando a Elsa quien bailaba muy contenta con Tadashi, mientras Gogo bailaba con su cuñado. La reina perfecta para el rey —. Y encontraste a Elsa después de la reina Aurora.

—Así es —dijo, abrazándola muy fuerte, aun moviéndose al compás de la canción —... Mi reina Elsa.

—Papá —Ross levanto la cabeza para verlo a los ojos.

—¿Qué pasa, mi cielo? —le cuestiono su joven padre.

—Te amo infinitamente por siempre y para siempre —le dijo en un tono que el corazón de Jack latió de felicidad infinita —. También a Elsa. Mucho.

—Yo te amo y estoy seguro de que Elsa también te lo hace.

Cuando Gogo subió al escenario con un precioso ramo de flores violetas, Ross alucinó con lo bonitas que eran las flores y lo hermosa que era la novia. Una vez su madre le dijo que en las bodas era una tradición arrojar el ramo, quien lo atrapará seria la próxima mujer en casarse.

Así que Ross busco un lugar hasta en frente, junto a Elsa. Estaba tan emocionada con la tradición que no podía esperar. Gogo, se subió a un sofá de la recepción y les dio la espalda. Alzando el ramo en sus manos.

—¿Listas, chicas?

Les pregunto con una sonrisa, Ross y todas las demás asintieron con entusiasmo. Gogo tomo impulso y contó hasta tres, luego arrojó el ramo hacia todas las mujeres. Sus ojos brillaron cuando el ramo voló por los aires, con la ilusión de atraparlo. Hasta que una mujer a su lado, delgada y con muy mala cara lo tomo en sus manos, todas aplaudieron por ella. Eso la molesto.

—Que mala suerte —Elsa hizo un puchero, tomando a Ross de la mano para alejarse —. Ya sera para la próxima.

Izma era la mujer y era la directora del instituto donde Gogo inoartia clases de vez en cuando. Era soltera y no muy amigable. Ross soltó la mano de la rubia y corriendo alcanzo a la mujer. Tomo el ramo y lo intento halar de sus manos, pero Izma puso fuerza.

—¿Qué pasa contigo niña? —le dijo la mujer tomado el ramo con firmeza.

—Ese ramo debe ser de Elsa —dijo jalando el ramo a su dirección con el afán de quitárselo. De inmediato Elsa apareció cargando a la pequeña por la cintura, pero Ross no soltaba el ramo en las manos de la mujer. Elsa le sonrió como disculpa.

—Ya, Ross.

—Oh, no Ross —Jack apareció en la cena, tomando a Ross por la cintura, pero ni Ross ni la mujer soltaban el ramo —. Ya, linda.

—Esta niña es una malcriada —se escandalizó la delgaducha mujer.

Jack la miro mal de reojo. Nadie se metía con su hija, así su pequeña Princesa actuara como una pequeña psicópata.

—No, ese ramo debe ser tuyo. Tú debes casarte con mi papá. Incluso ya compro el anillo —dijo la niña, poniendo más fuerza al jalar el ramo, la mujer lo soltó y Jack, Elsa y Ross cayeron al suelo —. Lo tengo —sonrió Ross alzando lo en manos.

Elsa se quedo boquiabierta en el suelo, con el corazón latiendo le sin control al verlo tan confundido como lo estaba  ella.

—¿Qué? —susurro atónita.

—Yo... Este... ¿Qué? —balbuceo Jack, tropezando con las palabras.

—Toma —dijo Ross estirando la mano con el ramo en dirección a Elsa quien lo tomo con los ojos abiertos —. Ahora sí, ya pueden casarse.

—¿Qué? —repitió Elsa —¿Compraste un anillo?

—Bueno... Sí —le contesto Jack, rascándose la nuca aún en el suelo.

—¡Es azul! —agregó Ross con una sonrisa.

Jack se encogió de hombros con una sonrisa nerviosa. Elsa sintió ternura y acarició el ramo entre sus manos. También en el suelo.

—¿Y bien? —le pregunto esperando una reacción, todos los miraban.

—Bien —respiro —. ¿Te casas conmigo, Elsa?

—Sí —asintió Elsa con una sonrisa de oreja a oreja. Todos aplaudieron y ahí en el suelo Elsa y Jack cerraron su pacto con un beso.

La familia de Elsa crecería y ella no podía esperar para verlo.

❀S O❀

Este es el primer capítulo de esta nueva temporada. ¿Qué opinan del secreto de Tadashi?

¿Qué tal Ross?

Como dato adicional quiero que sepan que en esta nueva temporada posiblemente habrá algo de Lemmon. Jelsa y entre otros.

Nos leemos luego ♡

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