45. Infierno

Seyn

Entiendo, todos tienen mala suerte en la ciudad, pero yo no porque tengo un campo de fuerza protegiéndome, como soy descendiente de un caballero de la diosa, su escudo me protege.

Ataco a las voces con mi espada y ellas me esquivan mientras se ríen. Nunca paran de burlarse. Tiran su electricidad negra y me cubro con el campo de fuerza que genera mi muñeca. Mi escudo se cierra y retrocedo, aprovecho a mirar a Darren, viendo que se arrastra por el suelo, solo para escapar. Se ve muy vulnerable, demasiado. Las voces me atacan otra vez y me defiendo con mi espada que despide energía. Una vez que logro esquivar su golpe, corro hasta Darren.

«Trae a Darren y regresa al club sin hacer preguntas, ni desviarte del camino en ningún momento».

Recuerdo las palabras de Ace mientras miraba la carta que le dió Blake y decido no distraerme más con el enemigo. Guardo mi espada en la funda y la cuelgo en mi espalda, sin volverla a convertir en naipe, luego alzo a Darren entre mis brazos, agarrándolo desde la parte de abajo de sus rodillas y sosteniendo su espalda con mi otra mano, así lo levanto, comenzando a correr lo mejor que puedo para escapar rápidamente.

Salgo fuera de la universidad y apoyo a Darren en el asiento de copiloto de mi automóvil, él se abraza a sí mismo cubriéndose la cara y llorando, se encuentra muy mal. Subo rápido a mi vehículo, es entonces cuando veo con más detenimiento la ciudad. Las casas se han deteriorado, la gente alrededor enferma, y al parecer nada funciona. Con miedo pongo la llave de mi coche en el arranque y cuando la giro enciende, así que sonrío.

—Gracias, diosa de las brujas —expreso feliz sobre el poder que tiene el caballero gracias a esa mujer.

Rápido, presiono el acelerador y veo que Arien sale del edificio, sigue sonriendo como si hubiera ganado, a pesar de que nos hemos alejado. Solo espero que realmente no hayamos perdido todavía y que haya esperanza, porque esto parece el maldito infierno.

Conduzco esquivando varias sombras y evito gente que con su mala suerte, se quieren tirar encima del auto para matarse.

—Me quieren violar... —Darren delira —mamá me odia... —Llora —todo se acabó con Seyn...

—¡Eso no es verdad! —le digo.

—Es mi culpa —Lloriquea pero creo que no me escucha.

—¡Claro que no!

—La mariposa... la mariposa no está... no está...

—¡Reacciona Darren Wein, no digas estupideces! —me quejo —Maldición, necesito a Jovan —La otra vez que ocurrió algo como esto lo hizo recapacitar —pero no puedo desviarme del camino —me recuerdo a mí mismo las palabras de Ace.

—Traté tan mal a Jovan...

—¡Hey, eso ya pasó hace mucho! —vuelvo a reprenderlo.

Giro en una cuadra y sonrío al ver el club de Ace. Está un poco deteriorado, solo espero que él esté bien. Estaciono el coche, bajo y rodeo el auto para levantar a Darren. No hay guardia en la puerta, la pateo y avanzo por el lugar.

—¡¡Ace!! —lo llamo nervioso —¡¿Estás aquí?! —Llego al salón mirando para todos lados —¡¡No me asustes!! —grito.

—¡Por aquí! —Veo a Aradia detrás de una cortina que me hace una señal y la sigo cuando se esconde allí —¡Ya me estaba preocupando! —expresa ella a su modo tierno mientras caminamos por un camino angosto al subsuelo.

—Parece que por aquí no hay mala energía —opino sobre el lugar que no se ve deteriorado.

—¡Eris y yo hicimos un hechizo! —Alza las manos alegre y luego mira a Darren —¿Cómo está? —pregunta preocupada viéndolo temblar.

—No muy bien —Lo observo mientras avanzamos y seguimos bajando a la profundidad.

Todo este sitio se ha vuelto, el único lugar de supervivencia.

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