Ella

Luego de varios años de ausencias, tres amigos entrañables que compartieron muchas fechorías escolares vuelven a reencontrarse para tomar unas copas. Ya habían pasado diez largos años desde que abandonaron la escuela y cada uno tomó su propio camino en la vida. Orgullosos de sus logros se sentaron en el bar a conversar.

— ¡Qué alegría verlos, muchachos!— saludó el comandante Whitlock.

— ¡Atención!— Emmett McCarty bromeó con un saludo militar muy mal ejecutado.

—Jass, Em. Al fin, juntos— Edward abrazó a sus amigos antes de tomar asiento.

La conversación inicial, recorrió algunas de sus hazañas de escuela, hablaron de sus maestros, recordaron a aquel entrañable profesor de biología que regalaba verduras como premios. Cada uno había, de alguna manera cumplido sus fantasías adolescentes. Jasper había soñado con la vida miliar pues provenía de familia castrense. Emmett había empezado su empresa con un pequeño camión transportando pescado a Port Ángeles y Edward era un pianista y compositor que prometía convertirse en una gran figura en el mundo de la música.

—Yo estoy casado— sonrió Jasper cuando tocaron temas de estado civil.

—Yo también— sonrió Emmett. —Pero amo a las mujeres. Hermosas curvas, sonrisa coqueta...

—Yo espero casarme pronto— Edward mostró un rostro lleno de esperanza a lo que sus amigos rieron y pidieron un brindis por eso.

—Siempre fuiste el más romántico Edy ¿Encontraste por fin a tu princesa?— preguntó Jasper.

—Hace unos meses. La conocía aquí en Forks, es perfecta...

Amigos conocí 

A una mujer tan preciosa 

Que por bella le di una rosa 

Tiene los ojos marrones 

Tan lindos como nadie más.

 

— ¿Ojos marrones? Debe ser hermosa— sonrió Emmett.

—Mi esposa también tiene los ojos así. Completamente hechiceros— Jasper levantó su copa con una triste sonrisa.

—Por los ojos marrones— dijo Emmett sonriendo.

— ¿Rosalie no los tiene azules?— le preguntó Edward, quien había asistido a la boda de su amigo hacía dos años.

—Sí pero les contaré luego. Síguenos hablando de tu musa de ojos marrones.



Ayer caminando por una avenida 

Al parar de repente en la esquina 

Bese sus labios sentí que era mía 

Aquella linda mujer. 

 

—Estás enamorado amigo. Felicitaciones. Sin embargo yo tengo algunos problemas en mi relación— suspiró Jasper.

— ¿Qué tipo de problemas?— preguntó el joven de cabello cobrizo.

—Distancia, tiempo. Soy militar como saben, tengo que viajar seguido y la dejo mucho tiempo sola. Nos mudamos cada dos años, vivimos un tiempo en Seattle, luego en Port Ángeles y ahora aquí en Forks pero yo debo irme por largas temporadas— volvió a suspirar acabando el contenido de su copa.

— ¿Cuánto tiempo llevas de novio Edy?— preguntó Emmett intentando volver al más joven de los tres.


Ya llevo 6 meses saliendo con ella 

Es tan fácil de amar 

Todas las noches la llevo conmigo a pasear 

Y la regreso temprano a su casa 

Para que pueda soñar 

 

—Tan típico de ti, romántico empedernido. Debes haber compuesto mucho si estás enamorado— lo molestó el pelinegro.

—Sí, la verdad, sí. Ella es mi inspiración constante.

— ¿Y cómo es esa hermosa mujer?— preguntó Jasper.


Ella es tan frágil tan dulce inocente 

Sin ninguna maldad 

Está llena de amor de cariño y de sinceridad 

Lo mejor que he tenido en mi vida 

Lo puedo jurar. 

 

— ¿Y tiene nombre?— preguntó el sonriente Emmett.

—Marie. Marie Swan— suspiró el joven de ojos verdes.

Su amigo Emmett tosió al oír el nombre. Lo miró con lástima y preguntó: — ¿Es de Seattle? ¿Cabello largo, cintura pequeña, se muerde el labio?

—Es de Seattle. ¿La conoces?

Amigo esa mujer a quien dices que amas 

Es quien devora mi cuerpo en la cama 

Una tigresa vestida de seda 

Hambrienta por mí 

 

— ¿Qué?— se levantó furioso el ojiverde. —Debe haber un error.

—No lo creo. Es mi amante.

—Tú estás casado— le replicó Edward.

—Hace un año conocí a la secretaria de la empresa de transportes con la que hice convenio. Nos hicimos amigos, luego amantes, llevo engañando a mi mujer muchos meses.

— ¡No! No puede ser la misma.

Ella, hace el amor como una salvaje 

En cuanto al sexo ella es una insaciable 

Me tiene el cuerpo gastado 

Y cansado de tanto querer 

 

— ¡Cállate! No es cierto— las venas se marcaron en los brazos de Edward, no podía dar crédito a lo que oía de su querido amigo.

Ella, hace tiempo es mi amante prohibida 

El placer ilegal 

Ni me atrevo ni puedo ni quiero 

De sus garras escapar, es un vicio 

Que llevo en mis venas, que no puedo evitar 

 

— ¡Basta! No es la misma. —Jasper, me disculpas— dijo levantándose de su lugar.

Ella que aparenta ser dulce inocente 

Sin ninguna maldad 

Es la fiera que llena mi vida de felicidad 

Ha logrado envolver a los dos 

Que casualidad. 

Jasper escuchaba atento la discusión de ambos, sin interferir, hasta que se decidió a hablar. Respiró hondo antes de tomar a su amigo del codo y obligarlo a sentarse para escuchar su historia.

Amigos me alegro tanto que hayan hablado 

Atentamente a los dos he escuchado 

Ahora les pido que escuchen 

Muy bien lo que voy a decir 

 

—Yo necesito llamarla, no es posible que se ponga en cuestionamiento a mi novia de esa forma— se quejó Edward.

—Para Edy, deja que Jasper hable y luego lo arreglamos— Emmett colocó la mano sobre su compañero.

El rubio empezó a narrarles...

Después de tanto tiempo de estar separados 

Quiero decirles que al fin me he casado 

Con una dama que un día muy lejos 

De aquí conocí 

 

—Eso ya lo dijiste, sabemos que estás casado con una tal Isabella ¿No es cierto?— respondió Edward. El rubio sonrió tristemente.

Yo imagine que algo estaba pasando 

Cuando un día la vi 

Caminando de brazos de otro presente hoy aquí 

Es difícil tener que aceptarlo la vida es así 

 

— ¿Qué?— ambos, Edward y Emmett se levantaron.

Ella la que es tu novia tan dulce 

Y tú amante hambrienta de placer 

La que en las tardes a oscuras 

A ustedes logro enloquecer 

Hace años la hice mi esposa 

Ella es mi mujer 



—No...— Edward estrujó la copa entre sus manos, bebió las últimas gotas y tomó la botella para servirse más.

—Yo sabía que es casada pero nunca me habló de su marido— susurró Emmett.

Jasper rebuscó en su cartera y sacó una fotografía del día de su boda. La colocó en el centro de la mesa, recostada en la botella.

—Isabella Marie Swan Whitlock— dijo acariciando cada sílaba que conformaba el nombre de la infame mujer.

—No es posible, dios mío— suspiró el ojiverde.

Fingiendo cariño se apodero de mí 

Y yo la hice feliz sin saber la realidad. 

 

—Mi matrimonio está a punto de sucumbir por ella. Qué tonto he sido— maldijo Emmett.



En la vida a veces se dan esos casos 

Esa mujer me dejo con el alma hecha pedazos 



—Ahora sé qué hacía mi esposa en su tiempo libre, cuando yo creía que salía con amigas— suspiró el militar.

Jamás pude imaginar que con mis buenos 

Amigos ella me fuera a engañar. 



—Nosotros somos sus "amigas". Maldita sea— gruñó el conductor de trailers.


Mordí sus labios 

Acaricie su cuerpo moreno 

 

—Yo... estaba planeando pedirle que sea mi esposa...— sollozó Edward.


Y a mi pobre corazón 

Embriago de su veneno 


—Sólo quería estar seguro, la vi con Edward ayer, no sabía de ti Emmett. Debo desenmascararla.


En tiempos de antaño fue mi gran querer 

Y ahora en adelante 

Mas nunca en mi vida yo la quiero ver.

*******************

Esto es todo amigos, no podía sacarme esta canción de la cabeza y tuve que escribir sobre ella. Así como hay hombres tramposos, también hay mujeres, sé que Bella va a recibir su merecido de os tres, o quizás no. Lo dejo a su imaginación.

Gracias por leer

PATITO

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