56 | Regresos
L U N E S
Ámbar POV
Atónita. Esa era la palabra que me describía en ese momento. Ver a Benicio frente mío después de lo ocurrido la última vez, luego de todo lo que había pasado, en verdad logró quitarme el aliento.
Jazmín y Gastón me habían dicho que después del día de la competencia, Benicio había dejado la ciudad sin una aparente explicación, aunque yo creía saber el motivo por el que lo hizo.
Y ahora estaba de vuelta, frente a mis ojos.
—B-Benicio— Repetí en un nuevo hilo de voz —No sabía que habías vuelto— Dije causando que una ligera sonrisa apareciera en su rostro.
—Regresé hace un par de días pero hoy es mi primer día de vuelta al Blake.
—También el mío— Acoté logrando que frunciera el ceño.
—¿El tuyo?— Inquirió claramente confundido.
—Ha pasado mucho. Demasiado.
—También a mí me ha pasado mucho. Demasiado. Y por eso estoy aquí, de vuelta.
Una sonrisa incómoda se dibujó en mi rostro ante el silencio que se formó tras las palabras de Benicio que él correspondió hasta que su mirada pasó de mis ojos hacia atrás de mí lo que logró que confundida, girara hallándome con Matteo.
Matteo. Por un momento llegué a olvidar que minutos atrás me encontraba charlando con él, y haciendo que la incomodidad aumentara, giré dedicándole una nueva mirada a Benicio.
—Bueno, supongo que nos estaremos viendo...— Hablé retrocediendo un par de pasos con la misma sonrisa de antes.
—¡Espera!— Alzó la voz haciéndome detener —¿Podemos hablar?
Tragué saliva con dificultad para girar hallando nuevamente los ojos de Matteo que me observaban consternado. Entendía su mirada, yo también lo estaba. Hablar con Benicio no era exactamente lo que planeé para mi día, más bien, no planeé nunca más hablar con él.
No obstante, parte de mí deseaba escuchar lo que tenía para decir, pues la realidad era que en todo este tiempo, sus últimas palabras jamás habían logrado salirse de mi cabeza.
Asentí tímidamente para mirar a Matteo quien soltando un suspiro asintió también.
—Nos vemos en el aula— Respondió para alejarse hasta dejarnos solos.
—Decime— Indiqué una vez que no hubo rastro de Matteo.
—Es mucho que no sé por donde empezar...
—No creo entonces que sea el lugar indicado— Negué —Las clases están por empezar.
—Podemos entonces ir al escondite.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo entero al escuchar aquella palabra salir de la boca de Benicio. El escondite, como nosotros lo llamábamos, era un armario escondido en el que Benicio y yo solíamos encerrarnos a charlar antes y al estar de novios. Era nuestro escondite, nuestro lugar secreto, que al escucharlo mencionarlo no pude evitar sentir mil emociones encontradas.
—Hemos faltado ya, no creo que nos extrañen una clase más.
Solté una pequeña risa ante su comentario y dando un profundo suspiro asentí para comenzar a caminar junto a él hacia el escondite.
—Este lugar me trae tantos recuerdos.
Exclamó Benicio al cerrar la puerta del armario mientras que yo observaba cada rincón de este teniendo el mismo pensamiento que él.
—A mí también. Muchos buenos recuerdos— Giré para hallar sus ojos y sonrientes ambos, tomamos asiento en el suelo con nuestras miradas fijas al frente.
—¿Cómo has estado?— Inquirió Benicio luego de un largo silencio.
—Bien, supongo... Ahora estoy mejor.
—Me alegra escuchar eso, temía que al regresar aún siguieras mal por...
—Mi mente dejó de estar en eso hace mucho, Benicio— Lo interrumpí bajando la mirada —Como dije antes... Pasó mucho mientras no estabas.
—¿A qué te referís, Ámbar? ¿Me querés contar?
Cerré los ojos para suspirar. ¿Qué si no había pasado? Mi vida había dado un giro de 180 grados y Benicio no tenía idea de nada.
—Mi mamá biológica me confesó que mi verdadero padre es el padre de Luna. Toda mi familia se enteró de aquello. Ahora destruí su matrimonio, mi madre y mi abuelo supieron siempre la verdad y Luna y yo somos medias hermanas. Eso, básicamente.
—¿Vos... ¿Estás... Yo...— Balbuceó siéndole imposible articular una sola palabra.
—Tranquilo, sé que es mucho para asimilar, así que no espero que digas nada.
—¿Luna y vos son hermanas?— Preguntó luego de unos segundos.
Asentí dedicándole una mirada —Es difícil pensar que tu hermana te quiso hacer tanto daño, ¿no?
—Lo puedo asegurar. ¿Cómo estás con todo eso?
—Bien. Saber que Luna es mi hermana hizo que cualquier pizca de odio y rencor desapareciera. Más ahora que sé los motivos por los que hizo lo que hizo, porqué es como es.
—¿Lo decís en serio?— Cuestionó incrédulo y volví a asentir.
—Lo digo muy en serio. Me duele, pero todo lo qué pasó ahora está en el pasado para mí, y elijo empezar ahora desde cero con todos y con todo.
—¿Incluyéndome a mí?
Alzó ambas cejas causando que desviara su mirada. A Matteo lo había perdonado porque había sido víctima como yo. A Luna la había perdonado porque ella no tenía la culpa de haber sido orillada a destruir su corazón. ¿Pero Benicio?
—Vos me dijiste que aceptaste ayudar a Luna con su plan porque estabas celoso de Matteo y querías hacerlo sufrir... ¿Es eso verdad?
—Lo es, Ámbar— Se apresuró a responder —Yo sabía que te lastimaría también en el medio, pero mis celos hacia Matteo eran más grandes. Yo te amaba y no podía aceptar la idea de perderte por alguien que no te conocía como yo lo hacía, que no sabía tus miedos, tus sueños, tus metas... Alguien que no era yo.
Suspiré con pesadez —Quizá en algo tengas razón— Benicio frunció el ceño —Nunca nadie podrá llegar a conocerme de la manera en que vos lo hiciste.
—Eso no es verdad, Ámbar— Negó tomándome por sorpresa —Algún día conocerás a alguien que te amará más que cualquiera de nosotros y que jamás se atreverá a hacerte daño como nosotros lo hicimos.
—Yo ya no veo al amor de la misma manera, Benicio... No sé si algún día sea capaz de volverme a enamorar— Confesé sintiendo mis ojos cristalizarse.
—No digas eso, Ámbar— Se apresuró a decir —Vos te mereces a alguien con quién ser feliz, alguien que no te mienta, que te acompañe en cada paso que des, alguien con quien compartir sueños, sueños como los que algún día vos y yo tuvimos juntos.
Las lágrimas que aguardaban en mis ojos rápidamente fueron reemplazadas por una pequeña sonrisa.
Benicio y yo solíamos soñar juntos todo el tiempo, un futuro que por mucho tiempo pareció perfecto, que aún parecía perfecto si lo recordaba, un futuro que ahora sólo se quedaría en mi mente para siempre.
—Eran lindos sueños— Volví a suspirar —Me pregunto que hubiera sido si se hubieran hecho realidad.
—Yo tengo la respuesta a esa pregunta— Respondió captando mi atención —Me aceptaron en la Universidad de Oxford.
Abrí mis ojos como platos ante lo dicho por Benicio. La Universidad de Oxford era sólo el primer paso de todos nuestros planes juntos y ahora él lo había conseguido.
—¿Cómo?— Solté anonadada.
—Al irme de la ciudad viajé a Italia con mis abuelos, y al estar ahí tuve mucho tiempo para pensar y pensar, y decidí inscribirme en Oxford como siempre lo había deseado... Y me aceptaron.
—Benicio, eso es increíble— Respondí sonriente —Me alegro tanto por vos... Yo sé lo mucho que siempre deseaste eso.
—Gracias— Sonrió —Y solo faltaría una cosa para que sea perfecto...— Fruncí el ceño —Vos.
La sonrisa de mi rostro desapareció ante su comentario y no pude evitar apartar la mirada de sus ojos. Fue muy tonto creer que Benicio simplemente había olvidado que la última vez que nos vimos me había confesado que aún me amaba, aún después de todo.
—Estando en Italia pensé mucho y me di cuenta que al estar con Luli, con Camila o con Luna, yo sólo te buscaba a vos, yo te veía en ellas tres...
—Benicio...
—No, Ámbar, por favor— Pidió —Luna fue la primera chica de la que me enamoré, hasta que te conocí, y entonces me di cuenta que no me había enamorado de Luna... Me había enamorado de la parte de vos que se encontraba en Luna, porque ella te veía a vos como un modelo a seguir, porque te imitaba, porque quería ser como vos... Y porque cuando conocí realmente quien era, supe entonces que vos eras de quién realmente me había enamorado. Llegué a entender a Matteo, Ámbar, a él le pasó lo mismo que a mí, no pudo elegir entre ustedes dos porque vos tenías tanto de Luna y Luna tenía tanto de vos que es como si hubieran sido la misma persona.
—Eso era antes...
—Lo sé, ni Luna ni vos tienen más a la otra en sí mismas y aun sin Luna en vos, yo sigo sintiendo lo mismo que siempre, Ámbar— Cerré los ojos sabiendo lo que aquello significaba.
—¿Lo vas a decir?— Pregunté a lo que él asintió.
—Sí...— Dijo obligándome a verlo a los ojos —Yo sigo amándote, Ámbar, y no puedo cambiar lo que siento por vos.
Negó haciéndome suspirar. Debí suponerlo, debí saberlo, conocía a Benicio, él tenía siempre bien en claro lo que quería, y aún así escuchar lo que ya una vez me había dicho fue tan poderoso que me descolocó.
—Pero no voy a forzarte a sentir nada, yo lo único que quiero es que algún día puedas perdonarme por todo el daño que te causé, y aunque sé que es imposible, yo voy a luchar día con día por...
—¿Y quién te dijo qué es imposible?— Cuestioné haciéndolo callar —Benicio, yo te dije que ya no quiero vivir más en el pasado, quiero dejarlo todo atrás y comenzar de cero... Y sí, eso te incluye a vos. Me lastimaste, me engañaste, te burlaste de mí y no puedo decirte las veces que lloré por vos... Pero cometiste errores como yo y como todos, y al confesar la verdad de Luna me demostraste que estabas realmente arrepentido, porque sabías que podías perderme y aún así lo hiciste...
Benicio asintió —Mi más grande temor fue perderte, porque no me imagino mi vida sin vos— Una pequeña sonrisa apareció en mi rostro.
—Aquí estoy... Dispuesta a empezar desde cero.
Benicio sonrió para aproximarse hacia mí y abrazarme, un abrazo suave y delicado, como si temiera hacerme daño. Lo bueno es que no podía hacerlo más de lo que ya lo había hecho y que por primera vez en mucho tiempo, tenía claro los sentimientos de alguien hacía mí. Benicio no mentía más, si me amaba de verdad. El problema era en que yo no sabía más lo que sentía, ni por él, ni por nadie.
Luna POV
El Blake. Sé que nunca fui la estudiante más querida ni popular del Blake, pero ahora sabía que las miradas e insultos que recibí a lo largo de los últimos tres años, no se compararían en lo absoluto con los que me aguardaban en los dos años restantes que me quedaban en ese infierno.
No obstante, no podía hacer nada al respecto, yo me había ganado cada uno de esos insultos, yo me había ganado la fama que tenía, el odio de cada una de las chicas a las que lastimé metiéndome con sus novios, de los chicos a los que les rompí el corazón y de cualquiera que se cruzó en mi camino, con la vieja Luna.
—Pero miren a quien tenemos de vuelta...
Cerré los ojos al escuchar aquella voz dirigirse a mí en un tono burlón mientras me hallaba caminando a toda velocidad por los pasillos dispuesta a llegar al aula cuanto antes. Cuanto deseaba no haber regresado nunca más.
—¡Es ZorriLuna, chicos!
Soltó de vuelta junto a una risa causando las risas de su pequeño grupo de amigas. Respiré hondo para intentar seguir mi camino, sabía que lo único que me quedaba era soportar todo, sin embargo, la chica no me dejaría ir tan fácilmente, y antes de siquiera poder dar dos pasos, se interpuso en mi camino obligándome a detener.
—¿A dónde crees que vas?— Exclamó amenazante.
—Déjame pasar, Abril— Pedí sin dirigirle la mirada.
—No, no te vas a escapar de nosotras tan fácilmente— Dijo para aproximarse hacia mí y empujarme con fuerza logrando que por unos segundos pierda la estabilidad.
—Por favor, Abril, déjame en paz— Insistí tímidamente causando nuevas risas en las chicas.
—¿Acaso la gran Luna Valente tiene miedo?— Rió burlona —¿Querés qué te deje en paz?
—Sí, por favor...
—No lo voy a hacer, no hasta que te pongas de rodillas y me pidas perdón.
Alcé los ojos para mirar los suyos por primera vez encontrando rabia a través de ellos. Sabía todo el daño que le había hecho, pero jamás me atrevería a hacer algo como eso, Abril era la misma basura que yo era y se había encargado de hacer mi vida miserable desde el primer día. Fue ese el motivo por el que decidí meterme con dos de sus novios, para hacerle pagar por todo. Supongo que ahora el karma me estaba cobrando aquello.
—No lo voy a hacer— Musité negando.
—¿Perdón?— Exclamó incrédula —¿Dijiste que no?
—Sí, dije que no— Repetí más firme.
—Entonces supongo que tendrás que acostumbrarte a que hagamos de tu vida un infierno... Empezando desde ahora.
Soltó para sin más, volverme a empujar, esta vez con más fuerza, con tanta que no pude evitar tropezar y caer captando las miradas de todos los presentes en el pasillo, quienes no hicieron más que observarme y reír burlones, igual de burlones que ella lo hacía.
—¡Hey!
Aquel repentino grito entre tantas risas hizo que estas se callaran y que las miradas de todos, incluyéndome a mí, se enfocaran en él, en Matteo, quien prácticamente de la nada, apareció hecho una masa de furia.
—¡¿Qué demonios te pasa?!— Gritó hacia Abril llegando a mí lado y ayudarme a ponerme de pie.
—¿Vos en serio la estás defendiendo?— Cuestionó Abril cruzando de brazos —No lo puedo creer.
—Sí, la estoy defendiendo y la voy a defender siempre— Escupió duro Matteo.
—¿Después de todo lo que te hizo? Sos increíblemente pelotudo— Rió Abril logrando que Matteo se enfureciera aún más.
—A mí insúltame todo lo que quieras, pero no te atrevas a molestar nunca más a Luna, porque te las vas a ver conmigo— Amenazó Matteo logrando que Abril lo mire incrédula.
—¿Es eso una amenaza Balsano?— Alzó ambas cejas.
—Lo es— Dijo entre dientes fulminándola con la mirada —Ahora ándate, vos y tu grupito de estúpidas perdedoras.
Abril observó a Matteo por largos segundos antes de dedicarme una mirada asesina y caminar lejos de mí siguiendo seguido por ellas.
Mi respiración halló de nuevo su ritmo al momento en que Matteo giró para quedar frente mío y observarme consternado.
—¿Estás bien? ¿Te hicieron algo?— Inquirió apresurado.
—Estoy bien, Matteo, no fue nada a lo que no esté ya acostumbrada.
—¿Acostumbrada?— Alzó ambas cejas —¿O sea qué esa chica te ha estado molestando antes?
—Antes de que vos llegaras, sí, me ha odiado desde siempre y mucho más después de que me metí con su ex novio Facundo y ahora más después de que estuve con su nuevo novio, Benjamín. Así que creo que me merezco sus insultos.
Matteo tragó saliva con dificultad, sé que no era fácil para él escuchar sobre mi pasado, sobre la Luna que algún día fui y que ahora despreciaba igual que Abril y el resto lo hacía.
—No te mereces nada de eso, nadie tiene derecho a insultarte, Luna, y si vuelve a suceder, me decís y yo me hago cargo de eso, ¿okay?
—No necesito a nadie que me defienda, Matteo, yo puedo cuidarme sola— Repliqué haciendo que negara.
—No me importa, yo lo voy a hacer quieras o no, porque quiero demostrarte que no estás sola.
Fui yo ahora quién tragó saliva con dificultad, eran las mismas palabras que me había dicho la noche anterior, y comenzaba a creer que no había sido sólo por pedido de Ámbar, en verdad él quería estar ahí para mí.
—Gracias— Sonreí tomándolo por sorpresa pero haciendo que él también sonriera — Desearía tanto estudiar en casa.
—Tranquila Luna— Rió Matteo —Al menos nos tendrás un año más a mí y a Ámbar para defenderte de cualquiera que se atreva a molestarte.
—Ámbar...— Musité bajando la mirada para comenzar a caminar siendo seguida por Matteo —Hoy es primer día también, ¿no?
Asintió —Sí, pensaba acompañarla al aula pero Benicio apareció, por fortuna, porque de otro modo no te hubiera encontrado y Abril y ese par de estúpidas te estarían haciendo no sé qué.
Las palabras de Matteo se desvanecieron una vez que el nombre de Benicio salió de su boca. ¿Benicio había vuelto? No podía creerlo. Pensé que luego del día de la competencia no lo vería nunca más. Pero nuevamente, el karma estaba haciendo de las suyas conmigo, al final de cuentas, el Blake no era tampoco tan grande, y tarde o temprano me lo toparía en los pasillos.
—¿Benicio volvió?— Cuestioné a lo que él volvió a asentir.
—Sí, yo tampoco lo podía creer, pero...— Matteo calló sus propias palabras al observar mi rostro angustiado —Tranquila, Luna, Benicio no te va a hacer daño.
—No le tengo miedo a Benicio, Matteo— Respondí apresurada —Pero volver a verlo sería como revivir esa parte de mí que más odio, revivir la traición de Michel o el odio de Emilia hacia mí.
—Vos no fuiste responsable de las decisiones de ninguno de ellos tres, ellos cometieron sus propios errores y vos no tenés la culpa de ellos.
—Eso piensas vos, pero no lo piensa nadie más... Para todos, Benicio, Emilia y Michel son otras víctimas más.
—Para mí no. Para mí todos fuimos víctimas de todos... Incluyéndote a vos— Giré para observar a Matteo y sin poder evitarlo, una sonrisa se dibujó en mi rostro.
—Matteo... La próxima vez que alguien me moleste serás la primera persona en saberlo.
Matteo también sonrió para suspirar y hacerme una seña con la cabeza para continuar con nuestro camino hacía mi aula.
En verdad los dos meses que quedaban del año escolar no serían nada fáciles, los dos años siguientes serían peor, pero lo único de lo que estaba segura es que tenía a Matteo, y que él me salvaría como lo hizo una primera vez, ya lo estaba haciendo desde ahora.
Matteo POV
Haberme topado con Luna luego de dejar a Ámbar con Benicio para que charlaran fue lo mejor que me pudo pasar, no sólo la ayudé defendiéndola de esa tal Abril, sino que además me sirvió para despejar mi mente, pues la realidad era que haber visto a Benicio una vez más despertó en mí un sentimiento extraño, uno que no lograba descifrar.
Benicio lastimó a Ámbar, la lastimó más de lo que yo lo hice, casi tanto como lo hizo Luna; la diferencia era que Benicio fue su novio durante los últimos años, fue la persona en la que más confió después de Luna y antes de mí, y tal como nosotros, le falló.
Es por eso que no lograba entender como luego de todo, Ámbar le diera una oportunidad para aclarar las cosas, que siquiera le diera una chance de hablar con ella, ¿por qué? Ciertamente no lo entendía. Lo que sí sabía es que había faltado a la primera clase y que lo había hecho por estar con él.
En el resto del día, Ámbar y yo apenas fuimos capaces de intercambiar una que otra palabra, pues sus amigas y amigos no despegaron su lado ni un sólo segundo, cuidándola de la manera en que yo deseaba hacerlo.
—Hablo en serio, chicos... Escuché a Gary decir que está interesado en formar un nuevo equipo de patinaje de los Red Sharks, y que quiere hacer audiciones aquí en el Roller.
Soltó Ramiro entusiasmado logrando que tanto Gastón, como yo, desviemos nuestras miradas de nuestros lockers para enfocarlas sobre él.
—Eso es una locura, Ramiro, todos saben perfectamente que Gary siempre busca a patinadores de todo el mundo para sus equipos... Mira a Emilia si no, ¿recordas cómo fue que la diabólica rubia terminó aquí en Argentina?
Respondió Gastón causando que agache la mirada. "La diabólica rubia", creo que ningún otro nombre le quedaba mejor a Emilia que aquel. Era una excelente patinadora, eso no lo podía negar, pero aun no podía creer que había hecho todo lo que hizo con el único propósito de sacarnos a mí y a Ámbar de la competencia.
—Lo siento— Musitó Gastón hacia mí a lo que respondí regalándole una mueca.
—Digan lo que quieran, pero yo sé perfectamente lo que escuché, y no duden en que los reyes de la pista vamos a formar parte de ese equipo— Mencionó causando que Gastón y yo rodemos los ojos —Y hablando de la reina más hermosa.
Gastón y yo giramos al hallarnos con la sonrisa embobada de Ramiro para observar frente a nosotros a nada más y nada menos que Jazmín, en compañía de Jim, las dos novias de mis amigos.
—Os hemos estado esperando— Cruzó de brazos Jim para dedicarle una mirada a Gastón.
—Lo siento— Repitió Gastón tomando sus patines a toda velocidad —Perdí la noción del tiempo.
—Le prometí a Delfi que tendría el video de su coreografía esta misma noche— Intervino Jazmín mientras que Ramiro llegó a su lado para colocar su brazo sobre el hombro de la pelirroja.
—Tranquila, Jaz. Con mi ayuda, tendremos el video de Gastón y Jim cuanto antes.
—Eso espero, porque si no Delfi me asesinará— Dijo Jazmín provocando las risas de todos los presentes.
—¿Quieres acompañarnos, Matteo?— Inquirió Jim hacía mí.
—No, no gracias, prefiero quedarme y patinar un rato yo solo.
—¿Seguro?— Cuestionó Gastón a lo que asentí —Bueno... Nos vemos mañana en el Blake, ¿sí?
—Diviértanse.
Finalicé obteniendo sonrisas por parte de los cuatro, quienes sin esperar un segundo más, salieron de los lockers dejándome solo.
Hacer mal quinteto no estaba entre mis planes del día de hoy, además, patinar era la única manera en la que podría despejar mi mente del nuevo sentimiento y de Ámbar y Benicio.
No obstante, la vida no quería que así fuera, pues al tomar mis patines y girar para dirigirme a la pista, mis ojos se encontraron con la rubia quien se hallaba entrando a los lockers.
—Oh... Hola— Sonreí tomándola por sorpresa.
—Hola— Respondió ella también sonriente.
—No sabía que vendrías al Roller.
—Quiero volver a hacer de este lugar mi costumbre.
—¿Y qué tal todo con Delfi?— Solté sin saber que otra cosa decir para no volver el ambiente incómodo.
—Bien, bien... Ahora ella está con Simón en el loft.
—Que bien.
Sonreí sin encontrar otra respuesta en mi mente causando que Ámbar gire para abrir su locker volviendo el lugar un incómodo y profundo silencio que decidí romper con lo único que verdaderamente me interesaba.
—¿Y con Benicio?— Ámbar no pudo evitar detenerse y girar confundida ante mi pregunta.
—¿Perdón?— Inquirió Ámbar frunciendo el ceño.
—Bueno, no... No me contaste qué tal todo con él... ¿Te dijo algo? ¿O...
—Sí... Es decir, sí, charlamos de muchas cosas del pasado y del presente— Respondió Ámbar mostrando clara confusión.
—Eso quiere decir que... ¿Lo perdonaste?
El ceño de Ámbar continuó fruncido, más luego del tono en el cual salió la última pregunta de mi boca, un tono que no pude evitar del simple pensamiento de que ella lo hubiera hecho.
—¿Por qué lo preguntas de esa manera? ¿Qué problema habría si lo perdoné o no?— Cruzó de brazos Ámbar.
—Ninguno, no, perdón— Suspiré con pesadez —No quería que sonara de esa manera, sólo quería saber si después de todo pudiste perdonarlo.
—Lo hice— Respondió firme —Lo hice de la misma manera que te perdoné a vos y a Luna.
¿De la misma manera? Eso se sintió como un golpe bajo: ser puesto en la misma bolsa que Benicio, un tipo que luego de todo lo ocurrido y de todo el tiempo que había pasado, seguía sin soportar.
—¿Qué es lo qué te pasa, Matteo?— Soltó Ámbar de repente.
—¿Qué me pasa con qué?— Fruncí ahora yo el ceño.
—Eso quiero saber... Estás actuando extraño.
—¿Yo? Para nada.
Negué sabiendo que todo era una clara mentira, una que Ámbar por supuesto no se creyó, pero ni yo lograba entender que era lo que sentía, lo que me hacía reaccionar de la manera en que lo estaba haciendo al hablar con Ámbar de Beni...
—Si vos lo decís— Contestó ella insegura —Me tengo que ir... Quedé de verme con Benicio en la pista.
Mencionó Ámbar para girar y tomar sus patines de su locker causando que la sangre comenzara a hervirme y fue entonces cuando entendí todo.
Celos.
¿Cómo no fui capaz de notarlo antes? ¿Cómo no pude darme cuenta? Ver a Ámbar con Benicio hizo que ese sentimiento renaciera, que los recuerdos invadieran mi mente, que los miedos se apoderaran de mí, que los celos que algún día arruinaron mi relación con Ámbar, renacieran. Y no dejaría que la arruinaran de nuevo.
—¡No!— Exclamé captando la confusa atención de Ámbar.
—¿Cómo?
Bufé —Lo lamento.
Ámbar me miró totalmente desconcertada y no pude evitar agachar la mirada para soltar ahora un suspiro, ni siquiera sabía como decir lo que tenía para decir.
—Lo lamento— Repetí.
—No te entiendo, Matteo.
—Lamento actuar de esta manera, lamento haberte hablado como lo hice. La realidad es que verte hoy, con Benicio, hizo que los celos me invadieran.
—¿Celos?— Alzó ambas cejas —¿Celos por? Vos y yo no somos nada, Matteo.
—Lo sé, sé que no somos nada, pero... Pero estos últimos días sentí todo entre nosotros como antes... Como cuando todo era perfecto.
—Matteo, vos y yo quedamos que dejaríamos que las cosas fluyeran.
—Lo sé, pero, no me podés negar que has sentido lo mismo que yo... que los sentimientos que algún día tuvimos están renaciendo...
—Matteo...
—Ámbar... ¿No lo sentís acaso?
Pregunté para aproximarme hacia Ámbar y tomarla de las manos causando que la sorpresa la invadiera. Ni siquiera yo sabía lo que estaba haciendo, los celos eran tan poderosos en mí que me hacían cometer locuras, locuras tan grandes como haber besado a Luna en la fiesta de cumpleaños de Ámbar luego de haberla visto besarse con Michel. Ahora sabía que todo aquello había sido falso.
Pero esto no era falso. Benicio estaba de vuelta, Ámbar lo había perdonado y mis celos habían renacido. Y ahora más que nunca, con Benicio de vuelta, necesitaba aclarar de una vez por todas mis sentimientos, porque quiera negarlo o no, mis sentimientos por Ámbar habían vuelto.
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¡Hola a todos! ❤️ Por ahora va sin edición, así que apiádense de mí. Quería subirlo ya.
Ahora sí, la recta final final. ¿Qué les pareció? ¿Los sentimientos se van aclarando? ¿Benimbar revivirá? ¿Lutteo lo hará? ¿O Ámbar se confesará ante Matteo y Mambar triunfará? Teorías, teorías, linduras.
4 más, linduras.
Voten ⭐️ si les gustó y Comenten 💬 cuál fue su parte favorita.
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