50 | Culpa


L U N E S

Luna POV

Uno pensaría que luego del pésimo fin de semana que tuve, lo que más desearía en el mundo sería salir de la mansión en donde, por dos días enteros, todo habían sido peleas, gritos y tensión.

Sin embargo, lo que menos deseaba yo es que este día llegara y tuviera que salir, porque eso solo significaba tener que enfrentarme al Blake.

Pasé dos días enteros pensando en cualquier excusa que evitara que asistiera hoy al colegio, pero sabía perfectamente que ninguna sola funcionaría, no había manera que mis padres me permitieran faltar aun sabiendo que el Blake era otro castigo para mí.

Es por eso que no me quedó más remedio que soportar ahora las miradas de disgusto, las burlas y los murmullos sobre mí mientras caminaba por el pasillo del Blake, haciendo mi mayor esfuerzo por ignorar todos y llegar lo más rápido posible al aula.

—¿Luna?

Solté un suspiro al escuchar aquella voz interrumpir mi trayecto y no pude hacer más que girar para encontrarme frente a frente con esos angustiados ojos sobre mí.

—Te llamé mil veces estos días y vos nunca me atendiste— Siguió para acortar distancia conmigo.

—Mis padres me quitaron mi teléfono, Nina— Musité para cruzar de brazos.

—Debí suponerlo— Replicó ella desanimada —¿Cómo estás?

—No tengo ganas de hablar de eso, Nina.

—Yo lo sé, pero también sé que hasta ahora no has hablado con nadie de todo lo que está pasando...

—Y no tengo intenciones de hacerlo— Mencioné interrumpiéndola.

—Luna, por favor— Suspiró con pesadez —Somos amigas y en verdad estoy preocupada por vos, no es bueno que te guardes para vos todo lo que sentís ahora.

—¿Y de qué sirve que te diga lo que estoy sintiendo, Nina?— Exclamé alzando la voz —Si eso no va a cambiar nada.

—Sé que no hay manera de cambiar todo lo qué pasó, Luna, pero al menos...

—Basta, Nina— Pedí rodando los ojos —No quiero hablar con vos porque sé que aunque no me lo digas, vos también sabés que fui un verdadero monstruo.

Bajé la mirada mientras Nina soltó un suspiro creando un profundo silencio entre ambas. Nina era la única persona que supo sobre mi plan y no me juzgó, pero sabía que muy en el fondo, también lo hacía como todos lo hacían.

—No te quiero mentir, porque sos mi mejor amiga, así que sí, yo creo que esta vez fuiste demasiado lejos con todo— Confesó volviéndome incapaz mirarla a los ojos —Pero también sé que lo hiciste porque estabas lastimada y actuaste sin pensar en las consecuencias— Aquello último provocó que alzara la vista encontrándome con sus ojos.

—Ese es el problema— Dije en un hilo de voz —Que actué sin pensar en las consecuencias y ahora por mi culpa estoy destrozando a mi familia.

—Así como ellos son culpables de que vos seas como sos hoy, Luna...

Suspiré mientras una pequeña mueca apareció en mi rostro. No podía creer como a pesar de todo, Nina siguiera estando ahí para mí de la misma manera que lo estuvo siempre, no por nada ella era la única persona en la que siempre confié, incluso más que Ámbar.

—No pensé que después de todo guardarías el secreto— Comenté frunciendo el ceño.

—Somos amigas, y sé que cometiste muchísimos errores, Luna, pero por suerte, como vos dijiste, ni a Ámbar ni a Matteo les pasó nada malo y yo te prometí que no diría nada de vos ni de tu plan, porque...

—No lo puedo creer...

Nina palideció al hacerse esa voz presente mientras que yo sentí mi cuerpo tensarse. No, no podía ser verdad lo que estaba sucediendo, no podía ser cierto.

Nina giró permitiendo que ambas nos encontremos con aquella castaña dueña de la voz en compañía de dos pelirrojas y una rubia, todas observándonos incrédulas.

—¿Vos sabías del plan de Luna, Nina?— Cuestionó anonadada Yam.

—¿Y no dijiste nada?— Siguió la pelirroja Jim.

Nina me miró nerviosa incapaz de poder hablar, yo lo último que quería era que por mi culpa, mi mejor amiga, mi única amiga, también se hundiera conmigo.

—No, las cosas no son como ustedes piensan...— Intervine intentando ayudar a Nina.

—Nosotras no estamos hablando con vos— Interrumpió dura Jazmín —Estamos hablando con Nina...

—Si se meten con Nina, se meten conmigo— Repliqué desafiante.

—¿Qué acaso no pensas decir nada, Nina?— Preguntó de mala gana Delfina.

—¿Cómo fuiste capaz de ocultarnos esto?— Cruzó de brazos Jim logrando que Nina agachara la mirada angustiada.

—A ver, a ver, se van calmando un poco que Nina no tiene la culpa de nada— Volví a intervenir sintiendo la sangre hervirme.

—Y si lo supo por tanto tiempo, no me extrañaría que ella también te haya ayudado como lo hicieron las basuras de Emilia y de Michel— Siguió Jazmín ahora cruzando de brazos.

—No, yo no ayudé a Luna en nada— Habló por primera vez Nina apresurada.

—Pero la cubriste y eso es prácticamente lo mismo— Mencionó Delfina mirándola con disgusto.

—¿Cómo pudiste hacer eso, Nina?... Ámbar es tu amiga— Fue ahora Yam la que habló en un tono, ¿decepcionado? Por favor.

—Pero no debería de sorprendernos, chicas, si es amiga de una basura como lo es Luna— Escupió Jim con disgusto.

Aquello fue la gota que derramó el vaso: que ese grupo de chiquitas me hablara de esa manera. Lo podía tolerar de Ámbar, de Matteo, de Emilia o incluso de mis padres, pero ellas eran nadie para tratarme de esa forma.

—¿Justo vos y todas ustedes nos están hablando de basuras?— Exclamé acortando distancia con ellas —Son sólo unas taradas que creen saber todo lo que está pasando cuando no tienen ni idea...

—Sabemos muy bien lo que está pasando. Vos sos una basura y fuiste responsable de todo lo qué pasó entre Ámbar y Matteo— Desafió Jazmín —Y de casi haberla matado.

—¿Qué es lo que está pasando aquí?

Aquella voz masculina logró que mi batalla de miradas fulminantes con Jazmín se viera interrumpida encontrándonos con nada más y nada menos que Ramiro y Gastón.

—¿Qué ocurre, Jim?— Preguntó Gastón hacia la estúpida pelirroja.

—Pasa que nos enteramos que Nina también fue parte del estúpido plan de Luna, eso pasa— Respondió Delfi logrando que los chicos abran los ojos como platos.

—¿Eso es verdad, Nina?— Cuestionó Ramiro.

—¡Sí! ¡Sí es verdad!— Explotó Nina —Yo supe del plan de Luna y no dije nada, pero yo nunca fui parte de él, yo nunca la ayudé en nada.

—¿Y por qué no dijiste nada, Nina?— Interrogó Gastón cruzando de brazos causando que Nina bufara.

—Porque Luna, antes que todos ustedes, ha sido y es mi mejor amiga— Contestó segura Nina —Y sí, yo la cubrí, pero lo hice porque yo nunca la traicionaría, ella estuvo para mí antes que todos ustedes estuvieran.

—Quizá no fuimos tus amigos antes, Nina, pero eso no quiere decir que no lo seamos ahora— Replicó Delfina —O bueno, que lo hayamos sido, porque yo no pienso perdonarte el que hayas lastimado a mi mejor amiga.

—Ni yo tampoco— Intervino Jazmín.

—Ni nosotras— Hablaron Jim y Yam al unísono.

—Y ten por seguro que todo el mundo se enterará de esto— Siguió Delfi retando a Nina con la mirada —Incluido Nico.

Los ojos de Nina se cristalizaron al instante, mientras que yo no pude evitar sentir mi corazón estremecerse por ella, quizá nunca la apoyé del todo, pero sabía lo mucho que ella quería a Nicolás.

—No, Delfi, no le digas por favor— Suplicó Nina en un sollozo.

—Lo siento, pero yo, a diferencia de vos, siempre digo la verdad y estoy segura que a Nico no le gustara nada que su novia haya cubierto a la responsable de todo lo que le sucedió a la hermana de su mejor amigo.

De los ojos de Nina brotaron un par de lágrimas que solo lograron que la culpa se apoderara de mí, más de lo que ya la estaba sintiendo.

—Por favor, no me pueden hacer esto, nosotras somos amigas— Siguió Nina dejando correr nuevas lágrimas.

—Eramos amigas— Corrigió Yam.

—Pero ya no más— Siguió Jim.

—Mejor quédate vos con tu mejor amiga, ZorriLuna que son tal para cual.

Mencionó por último Jazmín antes de que aquel grupo nos dedicara unas últimas miradas fulminantes, especialmente a Nina, para alejarse de ahí.

No podía creer todo lo que había sucedido, no podía creer que por mi culpa hiciera sufrir a Nina.

—Nina, yo en verdad siento tanto todo— Hablé apresurada observándola secar sus lágrimas —Todo esto es mi culpa y te prometo que haré lo que sea para arreglar...

—No— Musitó Nina —Vos ya hiciste suficiente.

—Nina, por favor, vos sos la única amiga que tengo, no quiero perderte ni mucho menos que me odies...

—No te odio— Dijo en un hilo de voz para soltar un suspiro —Sólo... Necesito espacio de vos...

—Nina...

—Por favor, Luna, no quiero hablar con vos ahora...

Negó Nina para retroceder un par de pasos y alejarse de mí sin mirar atrás e ignorando por completo mis llamados.

Inevitablemente, mis ojos se cristalizaron mientras llevé mis manos a mi rostro en un acto de desesperación.

Nina, hasta ahora, era la única persona que me quedaba que no deseaba que yo me pudriera en el infierno y ahora, tampoco la tenía a ella.

Conocía a Nico, y sabía que no le perdonaría aquello, lo que significaba que había destrozado su relación. Por mi culpa había terminado la relación de mi mejor amiga con su novio, por mi culpa había alejado a la única persona que aun tenía de mi lado, por mi culpa cada vez estaba más y más sola.

¿Era esto una manera de la vida de decirme que mi destino era estar sola siempre? ¿Seguir sufriendo sin nadie a mi lado? Para mí lo era y ahora más que nunca, no sabía si podía seguir cargando con tanta culpa y dolor.

Matteo POV

¿El peor fin de semana de mi vida?

Sin lugar a dudas, este se ganaba ese título.

Después de todo lo ocurrido luego de la competencia, había perdido por completo la razón, no lograba ordenar mis pensamientos ni mucho menos mis emociones y es por eso que pasé dos días enteros encerrado en mi habitación, completamente aislado del mundo exterior.

Lo que más deseaba era estar solo y pensar, pensar en todo lo ocurrido en los últimos meses: Emilia, Michel, Benicio, Simón, y por supuesto, Luna y Ámbar.

Era demasiada información para procesar y demasiadas emociones que me hacían imposible tener una idea clara de algo, tanto que no tuve ánimo alguno de ir esta mañana al Blake y por suerte, logré convencer a mis padres de aquello, lo último que necesitaba era observar aquellos dos rostros.

Todo era tan complicado para mí y si creí haber estado confundido antes, eran puras exageraciones mías. Ahora estaba verdaderamente confundido.

Quería a Luna, sí, pero luego de lo sucedido no podía verla de la misma manera que antes. Y yo quise tanto a Ámbar, sí, pero ya no podía más verla de esa manera, y sabía perfectamente que las cosas hubieran sido distintas si hubiera elegido a una desde el primer momento, pero, ¿a cual de las dos debí haber elegido? ¿Luna o Ámbar?

Quizá fue por eso que acepté la propuesta de Gastón de ir a patinar a la pista, aun y cuando las posibilidades de encontrar a alguna de ellas eran muy grandes, yo necesitaba cambiar de aire y solamente sobre ruedas podría hacerlo.

Es de esa manera que ahora me encontraba dirigiéndome fuera de los lockers hacia la pista donde Gastón me esperaba luego de haberme colocado los patines.

Sin embargo, al estar saliendo de estos no me percaté que una persona venía en dirección opuesta y temiendo tropezar o lastimarla, me detuve en seco al igual que aquella persona lo hizo.

Fue entonces que mis ojos me permitieron notar de quien se trataba al mismo tiempo en que nuestras miradas se encontraron y una sensación de incomodidad se hizo presente.

—L-Lo lamento, no te vi...— Mencioné hacia el castaño chico.

—No te preocupes, yo también venía distraído— Respondió apenas y siendo capaz de enfocarme la mirada.

—Bueno, será mejor que yo me vaya...— Dije para intentar abandonar los lockers.

—Espera, Matteo...

Aquel pedido me obligó a detenerme en seco para girar sin poder creer lo que había escuchado, ¿acaso era real? ¿Simón me estaba hablando a mí?

—¿Te-Tenés un minuto?— Cuestionó a lo que asentí dudoso —Yo te... Yo te... Te quería pedir... Perdón— Balbuceó logrando captar mi atención —Ahora que sé lo que en realidad pasó siento tanto todo lo que te dije e hice...

—No hay cuidado, Simón— Interrumpí sabiendo lo difícil que le resultaba decir aquello —Vos no tenías idea de nada.

—Eso no quita el hecho de que me porté como un verdadero idiota con vos y siento que un perdón es lo menos que puedo decirte luego de que vos jamás me delataras ni nada.

—No lo hice porque a pesar de todo, sé que yo merecí cada una de las cosas que pasaron y vos lo único que estabas haciendo era proteger a tu hermana.

—No, vos no mereciste nada de eso— Dijo rápidamente —Ahora sé que vos no tuviste la culpa de nada de lo qué pasó.

—Quizá Luna fue la mayor culpable con su plan, pero...— Exclamé encogiéndome de hombros —A mí nadie me obligó a hacer ni decir las cosas que dije...

—No tenés que ser tan duro con vos, Matteo, Luna en verdad se encargó de arruinarlo todo y yo al igual que vos, sé lo impulsivo que puede ser uno cuando está celoso... Después de todo somos humanos, ¿no?

Me fue inevitable no soltar una pequeña risa ante aquello, acción que rápidamente fue imitada por Simón.

—Entonces... ¿Qué decís si dejamos el pasado atrás y comenzamos desde cero?— Propuso Simón extendiendo una mano hacia mí.

—Me encantaría eso.

Respondí estrechando su mano causando que ambos sonriéramos. Nunca, ni en un millón de años, pensé que un momento como este podría llegar a suceder, y debía admitir que era una luz entre tanta tormenta.

—Y ahora que sabés la verdad, me imagino que vas a hablar con Ámbar, ¿no?— Inquirió Simón logrando descolocarme.

—Eh... N-No sé si sea lo correcto— Contesté en un balbuceo.

—¿Cómo no podría serlo?— Cruzó de brazos confundido.

—Es sólo que no sé cómo hacerlo o que decir... Pasaron demasiadas cosas entre los dos que...

—Cosas que jamás debieron suceder, Matteo— Interrumpió Simón —Mira, yo sé que nunca fui fan de su relación pero... Sé lo mucho que querías a mi hermana y lo mucho que ella te quería a vos, lo suyo era algo verdaderamente lindo y no me parece justo que haya terminado de la manera en que lo hizo.

—¿Vos en verdad estarías de acuerdo con que yo hablara con Ámbar?— Pregunté frunciendo el ceño.

—No me harías el hombre más feliz del mundo, pero, si mi hermana es feliz entonces yo también lo soy... Y vos podés hacerla muy feliz.

—Significa mucho que vos me lo digas y quiero que sepas que estoy tan arrepentido de haberla hecho sufrir.

—Yo sé que lo estás, y por lo mismo estoy dispuesto a darte otra oportunidad.

—¿Y vos crees que Ámbar quiera dármela después de todo lo qué pasó?— Cuestioné tímido.

—La única forma de saberlo es hablando con ella. Confía en mí y habla con ella... Quizá el destino que los unió esté dispuesto a reencontrarlos ahora.

Una pequeña sonrisa se escapó de mi boca mientras bajé la mirada sintiendo nuevamente aquel torbellino de emociones.

Hasta ahora confiaba en que lo mío con Ámbar no tenía solución alguna. Pero luego de hablar con Simón, aquel sentimiento hacia ella había vuelto a instalarse en mi corazón.

Al final de todo, él tenía razón, luego de todo lo ocurrido, lo mínimo que Ámbar y yo nos merecíamos era una charla, una que me ayudaría a definir si aun quedaba una luz encendida para los dos, o todo se había vuelto simple oscuridad.

Luna POV

En momentos como estos no sabía si era mejor estar en el Blake o volver a la mansión.

El día había sido insoportable, luego de lo sucedido con Nina. No encontraba más sentido a continuar en ese lugar, soportando sola todas las miradas despectivas, los para nada disimulados murmullos y uno que otro insulto de algún valiente que no tenía miedo a tenerme de enemiga, aunque sinceramente, eso comenzaba a dejar de importarme.

Sin embargo, no podía ir a otro lugar que no fuera la mansión en donde pasaría todo el día encerrada en mi habitación evitando lo mayor posible las miradas de desprecio de mi familia.

Es por eso que en esto momento me encontraba dirigiéndome hacia la escalera de la mansión luego de haber entrado por la puerta de servicio, queriendo evitar en la mayor medida posible, a alguno de los tantos seres que deseaban en este momento que no me apellidara Benson.

No obstante, tal parecía que el mundo no me dejaría tener un respiro, pues al apenas aproximarme hacia la escalera, los incomparables gritos de mi madre se hicieron escuchar en el living.

—¡Ya estoy harta de discutir esto con vos, papá!

Agaché la mirada sin poder evitarlo. Lo único que faltaba, que ahora mi abuelo y mi madre también discutieran por mi culpa.

—Y lo seguiremos haciendo hasta que vos no me escuches, Liliana— Exclamó duro mi abuelo.

Miré de reojo aquella escena notando que los dos estaban tan sumergidos en aquella pelea, lo cual me permitió pasar desapercibida y subir los escalones evitándome otra discusión que probablemente no podría soportar.

—No, es que no quiero escucharte, ¿okay?— Respondió en tono grosero mi madre —Te diré lo mismo que le dije a Sharon, esta es mi casa y si no te gusta como son las cosas entonces podés largarte de aquí.

—Jamás me habías hablado de esa manera, Lily— Soltó mi abuelo sorprendido.

—Pues tampoco es que vos y yo hayamos hablado mucho en toda nuestra vida— Siguió mi madre.

—Tu hermana tiene razón— Negó —Vos sos responsable de que Luna sea como es.

Aquellas palabras de mi abuelo obligaron a que me detuviera en seco aun y cuando ya me encontraba en los últimos escalones, para enfocar mi mirada hacia abajo observando de inmediato el rostro anonadado de mi madre.

—¿Qué se supone que significa eso, papá?— Cuestionó mi madre logrando que mi abuelo suspirara.

—Que Sharon tiene razón... Vos no supiste ser una buena madre para Luna.

Tanto mi madre como yo abrimos los ojos como platos ante lo dicho por mi abuelo. No podía creer que mi abuelo en verdad había dicho aquello hacia ella.

—Esto es lo último que me faltaba...— Negó mi madre soltando una risa irónica.

—Lo lamento, hija, pero es la verdad.

—No, lo último que me faltaba era que vos, justo vos, vinieras a decirme como ser un buen padre— Señaló mi madre.

—¿Y qué se supone que significa eso?— Exclamó mi abuelo frunciendo el ceño.

—Vos sabés perfectamente lo que significa. Vos jamás fuiste un ejemplo de padre, vos ni siquiera estuviste presente como un padre ni para mí, ni para Sharon... Siempre viajando, lejos de nosotras— Escupió mi madre sin importarle el tono en que salían las palabras de su boca —Así que en todo caso, la única que tiene algún derecho de decirme todo esto es mamá, que en paz descanse.

—Sé que cometí miles de errores con vos y con tu hermana, pero estoy dispuesto a enmendarlos y a estar para mi nieta como no lo estuve para ustedes.

—¿Qué es lo que querés decir, papá?— Cruzó de brazos mi madre logrando que mi abuelo la mirara fijamente a los ojos.

—Que estoy dispuesto a pelear por la custodia de Luna.

Escuchar aquello fue como sentir un balde de agua fría sobre mí, como seguramente lo fue para mi madre pues no pudo evitar palidecer al instante.

—¿Vos estás hablando en serio, papá?— Soltó en un hilo de voz —¿Vos querés quitarme a mi hija?

—No quiero que las cosas sean así, Lily, pero no puedo permitir que Luna siga viviendo de esta manera.

—¿De qué manera estás hablando? ¡¿De qué manera, papá?!— Alzó la voz mi madre.

—Con unos padres que no procuran su bienestar.

—¿Vos me estás jodiendo a mí?

—¡No! ¡No no lo estoy haciendo, Liliana!— Gritó mi abuelo —Porque llevo dos días enteros diciéndote que a Luna alguien le hizo algo y a vos parece no importarte.

—Por supuesto que me importa— Replicó apresurada mi madre —Pero Luna sería capaz de inventar cualquier cosa con tal de hacerse la víctima, es una experta mentirosa, papá.

Me fue inevitable no sentir mis ojos cristalizarse ante el disgusto con el que salieron aquellas palabras de la boca de mi madre, de mi propia madre.

—¿Vos te escuchas cuando hablas? Estás hablando de tu propia hija...

—Y porque estoy hablando de mi propia hija es que sé perfectamente lo que te estoy diciendo— Escupió mi madre —Luna lo que necesita ahora es un castigo severo como consecuencia de las cosas horribles que hizo.

—Lo que Luna necesita ahora es atención y apoyo, no castigos y desprecio de las personas que dicen ser sus padres... Por eso estoy dispuesto a pelear por su custodia y alejarla lo mayor posible de este lugar... Y de ustedes.

Mi corazón latía a todo lo que daba. Mi madre y mi abuelo siempre fueron tan cercanos, tanto que me destrozaba escucharlos decirse todas esas cosas, y más saber que todo era mi culpa.

No obstante, aquella incomparable tensión se vio interrumpida por el sonido de la puerta de la mansión cerrarse lo cual logró captar la atención de los tres y fue entonces cuando sentí mi mundo entero derrumbarse, lo único que faltaba para terminar de arruinarlo todo: ella.

—¡Ámbar, mi vida!— Exclamó mi madre apresurada.

—¡Mi solecito!

Soltó mi abuelo mientras que ambos acortaron distancia con ella olvidando que hace tan sólo unos segundos estaban asesinándose con la mirada.

—Estábamos todos tan preocupados, mi amor, ¿dónde estuviste?— Soltó mi madre tomándola por las manos.

—¿Cómo estás, mi vida? ¿Estás bien? ¿No te pasó nada?— Siguió mi abuelo.

—Estoy bien— Respondió con una sonrisa de lado.

—Te extrañamos tanto, mi amor, temimos que algo malo te pasara.

Dijo mi madre para sostener a Ámbar en un abrazo siendo rápidamente seguida por mi abuelo.

Aquella imagen, como tanto temí, fue más de lo que mi corazón pudo soportar, y de mis ojos salieron un par de lágrimas provocando que sin perder un segundo, terminara de subir los escalones decidida a mi habitación.

Al llegar a esta, no pude evitar dar un fuerte portazo para correr y tirarme sobre mi cama dejando que el llanto desconsolado me invadiera.

¿Por qué las cosas tenían que ser así?

Yo era la causante de discusiones y peleas, y Ámbar era la causante de la unión de mi familia. Por mí, mi madre y mi abuelo pelearon como nunca antes lo habían hecho y tan sólo bastó la llegada de Ámbar para que ambos olvidaran todo y la paz volviera a reinar en la mansión.

Una vez más, una vez más la vida me dejaba en claro que Ámbar no era el problema, yo era el problema, yo era la causante de todas las cosas malas que estaban sucediendo.

Yo pude haber terminado con la vida de Ámbar, con la de Matteo, yo había destrozado la relación de mi mejor amiga, yo estaba acabando con mi familia, todo lo malo era yo, todo era mi culpa.

«Luna sería capaz de inventar cualquier cosa con tal de hacerse la víctima, es una experta mentirosa, papá»

Me senté sobre mi cama sintiendo la impotencia apoderarse de mi cuerpo y fue entonces cuando mi mirada cayó sobre la puerta de mi baño y aquella terrorífica idea llegó a mi mente.

«¡Sos una verdadera hija de puta!»

«Si es amiga de una basura como lo es Luna»

Negué intentando silenciar aquellas voces en mi cabeza, pero cada vez estás se volvían más y más fuertes atormentándome.

Es por eso que sin poder controlar mi cuerpo, mis piernas me obligaron a levantarme de la cama y dirigirme hasta mi baño dando otro portazo para escanear con la mirada este hasta que mis ojos cayeron sobre lo que mi subconsciente estaba buscando.

«¡Sos la peor basura que puede existir en este planeta!»

«Nos has decepcionado para siempre como hija»

Las lágrimas salían sin control alguno, mi corazón punzaba como nunca antes lo había sentido y sin importarme nada, tomé aquel pequeño frasco naranja de pastillas entre mis manos.

Alcé la vista encontrándome con mi reflejo frente al espejo. Estaba hecha un desastre, no me reconocía ni a mí misma, yo ya no sabía quien era, no sabía nada más, sólo que cada vez el dolor era más insoportable para mí.

«Sos de lo peor»

«Sos una verdadera basura»

«Sos una zorra»

«Sos una basura Luna»

«Te odio»

«Te odio, Luna»

Lloré desconsoladamente observando mi imagen mientras aquellas voces me decían que lo hiciera, que era lo mejor para todos, que ya no tenía caso seguir viviendo, no tenía más caso.

Me odiaba, me odiaba igual que todo el mundo me odiaba, odiaba a mi vida, a mi familia, a mí misma, odiaba todo, odiaba todo tanto que deseaba con todas mis fuerzas nunca haber nacido.

Mis ojos cayeron nuevamente sobre el frasco y sintiendo mi corazón acelerarse a todo lo que daba, abrí este dejando caer sobre mi mano tantas pastillas como este contenía.

Mi respiración no tenía control alguno, las lágrimas continuaban rodando por mis mejillas y mi mirada no tardó en caer nuevamente en mi reflejo.

Era lo mejor, era lo mejor, era lo mejor para todos, me repetía una y otra vez en mi mente, era lo mejor, era lo mejor, yo quería hacerlo, yo debía hacerlo.

—¡Vos querés hacerlo, Luna! ¡Vos querés hacerlo!

Grité hacia mi reflejo con la voz cortada llevado mi mano libre hacia mi rostro para limpiar las lágrimas que inundaban mis ojos y al hacerlo, de alguna extraña manera, mi vista se desvió de mi reflejo para posarse sobre el estante a un lado de este, más específicamente, sobre eso.

Toda la fuerza con la que sostenía las pastillas en mi mano izquierda se vieron apagadas dejando caer todas estas sobre el lavamanos sintiendo por primera vez las lágrimas cesar.

Sin importarme nada y olvidando por completo lo que segundos atrás estuve por hacer, extendí mi mano para tomar aquel paquete de pequeñas pastillas rosadas que se encontraba sobre el estante.

Observé fijamente aquel paquete en mis manos y sintiendo mi estómago revolverse, levanté nuevamente la mirada para encontrarla con mi reflejo.

No, no, no podía ser verdad, no podía ser verdad lo que estaba pensando, no podía serlo, porque si era verdad, eso significaba que yo... No, no era verdad, no podía ser verdad, no debía ser verdad.

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¡Hola a todos! ❤️

Aquí tienen lo que tanto me pidieron, pero este no es otro capítulo más, como pudieron darse cuenta, pues este es un capítulo clave para la historia.

Quiero leer todas sus opiniones, linduras, ¿Qué les pareció el capítulo? ¿Nina perdonará a Luna? ¿Matteo hablará con Ámbar? Y más importante aún... ¿Qué creen que esté ocurriendo con Luna? ¿Qué logró detenerla de cometer un gran error? Teorías, teorías linduras.

Y no podía dejar de agradecerles por su inmenso apoyo ya que ganamos primer lugar en los Angels Awards 2019, son las mejores y punto ❤️

Y ahora sí, me complace anunciar con todo el corazón que llegamos a la recta final... Los últimos 10 capítulos linduras... ¿Están listas?

Voten ⭐️ si les gustó y Comenten 💬 cuál fue su parte favorita.

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