42 | Pasado, presente y futuro
| Dos semanas después |
S Á B A D O
Ámbar POV
Nunca aprecias algo tanto hasta que no lo tenés, eso me pasó exactamente con la mansión. Tan sólo una semana en el hospital me hizo sentir afortunada de vivir bajo aquel techo y con todas las comodidades que tenía.
Por suerte para mí, eso había quedado atrás, ya que como bien predijo el médico, fui dada de alta hace dos semanas al momento en que la ataxia y la inflamación del cerebelo por el golpe, quedó en tan sólo un diez por ciento, cifra que afortunadamente desapareció en estas dos semanas.
Ahora, todo en mí era otra vez normal, o al menos casi normal, pues aun portaba en mi tobillo izquierdo, una férula como había hecho estas tres semanas, pero, con mucha suerte y esperanza, la férula también se iría en cuestión de días y ahora sí, podría volver a ser completamente yo.
Lo único que extrañaba del hospital era no tener que preocuparme por tareas y trabajos del Blake, algo que también había quedado atrás, ya que tal parecía que a los profesores se les ocurrió saturar aquella semana de trabajos que ahora debía hacer y sin entender los temas en su totalidad porque también, tuvieron la brillante idea de explicar cómo armar una bomba nuclear en esos cinco días de que me había ausentado.
Es por eso que tuve que rechazar la invitación de mis padres al evento que organizaron esta noche, con tal de poder terminar de una vez por todas mi larga lista de tareas. Además que, la férula aun seguía siendo un impedimento para poder moverme con facilidad.
—¿Y bien? ¿Cómo me veo?
Aquella voz masculina me obligó a apartar la vista de mis libros para girar y encontrar a mi abuelo girando cual modelo de revista hacia mí e inevitablemente, solté una risa.
Sí, mi abuelo había vuelto de su viaje por Bruselas hace un par de días con la excusa de festejar el cumpleaños de Luna que sería en tan sólo unos días y asegurarse que me encontraba bien luego de enterarse de lo ocurrido.
—Como modelo de Ralph Lauren— Respondí sonriente observándolo jugar con su traje azul.
—Supongo lo decís por lo joven— Exclamó logrando que ambos riéramos.
—¡Ya es tarde! ¡Ya es tarde! ¡Ya es tarde!
La voz eufórica de mi hermano se hizo presente mientras mi abuelo y yo lo observamos bajar a toda velocidad por la escalera con su corbata a medio hacer.
—Delfi me va a matar— Soltó para intentar peinar su aun mojado cabello con sus manos.
—¡Hey! ¡Hey!— Mencionó mi abuelo obligándolo a detenerse en seco frente a él —Tranquilo, hijo... Respira un poco.
—No puedo, abuelo— Se apresuró a contestar —Quedé de ir por Delfi a las seis y media— Dijo intentando arreglar su corbata.
—Pero son las siete— Intervine confundida.
—Exacto— Aclaró con la respiración agitada —Me quedé haciendo unos arreglos al nuevo tema y no me fijé en la hora— Explicó batallando con su corbata —Es por eso que debo irme... Si no llego al evento es porque ya estoy tres metros bajo tierra.
Fue lo último que dijo para correr fuera de la puerta logrando que mi abuelo y yo volviéramos a reír mientras yo rodaba los ojos.
—Escuchó muchas risas por aquí— Una nueva voz masculina logró silenciar mi risa —¿De qué nos reímos?
Me fue imposible no sonreír para ponerme de pie y aproximarme hacia mi abuelo y Mariano, quien terminó de descender por la escalera.
—Simón y sus cosas— Respondí cruzando de brazos.
—Ya veo— Sonrió Mariano hacia mí —¿Y bien? ¿Qué te parece el traje?— Preguntó dando una pequeña vuelta para mí.
—Me encanta, luces muy apuesto— Contesté logrando que él sonría más que antes.
—Entonces Luna hizo un buen trabajo escogiéndolo.
—Sí, siempre ha tenido buen gusto para estas cosas.
—Eso no lo dudo... Aunque me hubiera gustado más que vos lo escogieras para mí, peque— Habló para tocar dulcemente mi nariz provocando una risa de mi parte.
—Está bien, me alegra al menos que Luna y vos estén otra vez bien.
—A mí también, las dos son mis hermanitas y lo único que quiero es que estén bien.
Sonreí para asentir. Sin duda tener de vuelta a Mariano en la mansión era increíble. Él siempre había sido tan tierno y protector con nosotras que era inevitable no quererlo como a un hermano mayor.
—Y me hubiera encantado que nos acompañaras esta noche— Siguió con la misma sonrisa de siempre.
—Estoy de acuerdo con Mariano, mi solecito... Te echáremos mucho de menos hoy— Intervino mi abuelo sonriente.
—Ves, hasta Alfred está conmigo en esta... A tus papás les hubiera gustado mucho tenerte ahí.
—Lo sé, pero prefiero quedarme y terminar con toda la tarea pendiente de una vez por todas... Además, habrá al menos mil personas ahí, no creo que se note mi ausencia.
—Claro que se notará.
Una tercera voz masculina logró hacerme girar para encontrarme ahora con mis tíos quienes se encontraban entrando a la estancia sonrientes.
—Sos un sol que ilumina todo, mi amor— Finalizó mi tío haciéndome agachar la mirada avergonzada.
—Pero bien... Estamos todos listos, ¿no?— Intervino mi tía observando a los presentes quienes asintieron sonrientes —¿Y Luna?
—Acá estoy.
La voz de mi prima fue capaz de hacernos levantar la mirada para encontrarla a media escalera observándonos a todos con el rostro serio como de costumbre.
—Que bueno, mi amor— Sonrió mi tía hacia Luna —Vení a despedirte de nosotros.
Luna rodó los ojos para bajar la escalera fastidiada, porque sí, ella al igual que yo, había logrado convencer a mis tíos de faltar al evento para poder estudiar para una prueba, algo que todavía no me cerraba del todo.
—Ya sabés que cualquier cosa que necesiten tienen a los empleados— Habló mi tía mientras Luna se despedía de mi abuelo.
—Lo sabemos, ma... No tenemos cinco años— Exclamó igual de dura que siempre.
—Luna— Soltó mi tío logrando que esta bufe para continuar despidiendo a Mariano.
—Que se diviertan— Dijo mi prima para volver a subir los escalones sin mirar atrás.
—Eh... Acabo de recordar que olvidé algo en mi habitación— Intervino Mariano causando que Luna se detenga a media escalera para mirar abajo —No tardo.
Fue lo último que salió de su boca para dirigirse a la escalera y subir esta a toda velocidad mientras Luna imitó su acción con una sonrisa extraña en su rostro lo cual logró desconcertarme.
—Yo los espero en el auto— Comentó mi abuelo para aproximarse hacia mí —Hasta luego, mi solecito.
Sonreí al sentir un beso suyo sobre mi frente antes de que partiera fuera de la mansión hacia el auto que ya los esperaba.
—¿Segura qué no querés ir?— Inquirió mi tío haciéndome regresar mi mirada a ellos —Aun estás a tiempo de cambiar de opinión.
—Muy segura, ustedes diviértanse mucho.
Sonreí logrando contagiarles aquella sonrisa, mas sin embargo, aquella sonrisa lentamente se borró al momento en que mi mirada cayó sobre mi tía, más específicamente sobre su cuello y la pieza de joyería que portaba en él.
—¿Sucede algo, mi amor?— Exclamó mi tía intentando contener una risa por mi repentino cambio.
—N-No... Es sólo que...
Balbuceé sin despegar mi mirada de aquello que había logrado dejarme pasmada intentando aclarar mi visión para asegurarme que fuera todo producto de mi imaginación, lo cual, por más intentos que hiciera, no lo era.
En efecto, sobre el cuello de mi tía Lily se encontraba aquel collar con aquella medallita, mi collar, el que mi mamá Sylvana me había regalado semanas atrás en el hospital y que estaba segura, se encontraba escondido bajo llave.
—¿Ese collar es nuevo, tía?— Cuestioné buscando sus ojos rápidamente.
—¿Este?— Rió mi tía para llevar su mano a él —Para nada... Lo he tenido por dieciocho años.
—¿Cómo?— Musité confundida.
—Sí, mi amor, tu tío Bernie me lo regaló en nuestro aniversario de bodas... Pensaba que lo había perdido hace años, pero lo hallé hace unos días y pensé que esta sería la ocasión perfecta para volver a utilizarlo.
Negué intentando cubrir mi desconcierto lo mejor posible pero no podía hacerlo, no tenía sentido nada de lo que salía de la boca de mi tía, no recordaba haber visto ese collar nunca antes en ella.
—¿Por qué? ¿Qué sucede con él?— Inquirió mi tía sonriente.
—Eh... N-Nada, es sólo que... Me parece haberlo visto antes— Respondí entre balbuceos.
—Lo dudo mucho. Lo perdí antes de que vos llegaras a esta casa, mi vida.
—Quizá alguna amiga o alguien tiene uno igual.
Mencioné intentando no levantar sospechas pero por algún extraño motivo, mis tíos rieron confundiéndome más de lo que ya lo estaba, ¿qué podía ser tan gracioso?
—Eso es imposible, Ámbar— Intervino mi tío calmando su risa —Es una pieza de joyería única, lo mandé a hacer especialmente para tu tía.
—Sí, por eso es aun más especial... Incluso por mucho tiempo quise hacer uno igual para Luna, pero tu tío dijo que era demasiado para una bebé.
Aquella combinación de palabras logró que mi cabeza hiciera clic y el aliento se esfumara de mi cuerpo en una milésima de segundo.
—Se nos está haciendo tarde, Bernie— Soltó mi tía de repente —¿Dónde estará Mariano?
—Ya no debe de tardar— Respondió mi tío observando expectante la escalera.
—Bueno, mejor esperémoslo en el auto— Propuso mi tía a lo que él asintió —Hasta luego, mi amor.
—Mucha suerte, princesa— Finalizó mi tío depositando un beso en mi cabeza.
Sonreí con mucha dificultad al verlos alejarse y al apenas la puerta cerrar, mi corazón se contrajo obligándome a tomar una gran bocanada de aire.
En cuestión de segundos, mis ojos se cristalizaron mientras mi cabeza repetía aquellas voces logrando alterarme por completo.
Sin dudarlo dos veces, corrí sobre la escalera sin importarme siquiera mi tobillo, hacia la habitación de mis padres.
Claro que sí, ¿cómo no pude recordarlo antes? Ya sabía de dónde conocía el collar, ya lo había visto antes y ahora sabía donde.
Entré a toda velocidad a la habitación de mis padres dirigiéndome hacia el cajón donde había encontrado por primera vez aquella fotografía, sin embargo, esta vez no fue así y esa caja de madera no se encontraba más en el sitio que yo recordaba haberla dejado.
Era obvio que mi madre la había cambiado de lugar luego de haber explotado al observarla en mis manos, por suerte para mí, ella no se encontraba en la mansión y eso me daba libertad de buscar hasta encontrarla.
Es por eso que sin importarme nada y sintiendo mi corazón totalmente acelerado, recorrí cajón por cajón intentando hallar esa dichosa caja de madera.
«Lo he tenido por dieciocho años»
Luego de largos minutos de desesperación, mis ojos observaron aquella caja por segunda ocasión y sin perder un segundo, la tomé para rápidamente, abrirla y encontrar en su interior lo mismo que la vez pasada: sobres y fotografías; no obstante, yo sólo quería una, una que rápidamente hallé y velozmente saqué de ahí para sostenerla frente a mis ojos.
«Este era tuyo cuando eras una bebé»
Sin poder controlarlas, lágrimas corrieron por mis mejillas al observar nuevamente aquella fotografía, porque a diferencia de la anterior vez, ahora reconocía ese rostro, a esa bebé... Esa bebé era yo.
Con razón aquel collar se me hizo familiar. Lo recordaba de aquella fotografía, de aquella nena que ahora gracias a Sylvana y las pocas fotografías que me había enseñado, sabía que era yo.
Mi madre, Sharon, tenía una fotografía mía de bebé, con el collar, ¿cómo eso era posible? ¿Cómo podía tener algo mío de ese momento si yo llegué a su vida cuando tenía ya tres años?
«Tu tío Bernie me lo regaló en nuestro aniversario de bodas»
Negué derramando cada vez más lágrimas y apresuradamente corrí fuera de la habitación aferrada a aquella fotografía para dirigirme hacia mi habitación y obtener de aquel escondite mi collar.
El apenas tenerla en la mano fue suficiente para comprobar que eran idénticas, la de la fotografía, la mía y la de mi tía Lily.
«Es una pieza de joyería única, lo mandé a hacer especialmente para tu tía»
Mis latidos se aceleraban cada vez más, mi respiración disminuía, no encontraba sentido a nada. Mi tío había dicho que era una pieza única y existían dos iguales, la mía y la de mi tía.
«Fue un regalo de tu padre... Gracias a ese collar fue que decidí ponerte tu nombre»
Alcé mi vista al recordar aquellas palabras salir de la boca de mi madre y sintiendo el mundo darme vueltas, me desplomé sobre el piso dejando salir todas mis lágrimas.
No, no, no podía ser verdad, no podía, tenía que haber alguna explicación en el mundo, pero no podía ser verdad lo que mi mente pensaba y sólo una persona podía saberlo, sólo una.
Luna POV
La puerta de mi habitación se cerró bruscamente y antes de poder moverme, las manos de Mariano me obligaron a pegarme a esta con fuerza para observarlo por un escaso segundo a sus dilatados ojos marrones y sonriendo victoriosa, sentí sus labios unirse velozmente a los míos en apasionado beso como todos los que habíamos compartido estas dos semanas.
—¿Creíste que me iría sin mi beso de despedida?
Soltó al separarnos para recuperar el aliento logrando que muerda mi labio inferior.
—No creí que te irías en lo absoluto.
Respondí retándolo con la mirada y sus besos no tardaron en posarse sobre mi cuello bajando cada vez más hacia mi pecho, siendo estos cada vez más lentos lo cual, claramente, me descontrolaba.
—Mis padres te deben estar esperando— Dije al sentir sus manos dirigirse hacia mi trasero para tomarlo del mentón y obligarlo a levantarse uniendo nuestras miradas.
—Por favor, seguramente siguen hablando con Ámbar— Mencionó acariciando con su dedo mi abdomen.
—Eso nos deja cinco minutos... Diez, cuando mucho.
—Es suficiente para mí.
Guiñó un ojo sonriendo igual de seductor que siempre para volver a apoderarse de mis labios con ferocidad mientras yo posé mis manos sobre sus hombros evitando despeinarlo como solía hacer con tal de no darle preguntas con mis padres y abuelo.
No mentí al decir que no pudo hacerme lo mismo que me hizo hace dos años, porque no pudo. Ahora era yo quien disfrutaba de hacerlo, de jugar su juego. Ahora que Matteo y yo no éramos más nada, había regresado a ser la misma Luna de antes, incluso, una nueva versión mejor y más recargada.
Mariano no era más el mayor logro de mi vida, era sólo uno más de la lista, sin embargo, uno muy especial, uno que no me molestaba repetir día tras día, total, esto sólo sería por un tiempo, pues en una semana él volvería a Madrid y todo se terminaría para siempre.
Simón POV
—Por favor, mi amor... Ya te pedí cien veces perdón.
Supliqué a Delfi caminando tras ella hacia los chicos que se encontraban charlando en compañía de Nina y Yam.
—No me importa que me pidas perdón mil veces... Le prometí a tu mamá que la ayudaría con la recepción y gracias a vos no pude hacerlo.
Exclamó cruzada de brazos deteniéndose junto al pequeño grupo, quienes al observarnos, no tardaron en enfocar sus miradas en nosotros sonrientes.
—A mí mamá no le importa, chinita— Bufé deteniéndome a su lado.
—Pero a mí sí— Soltó haciéndome encoger de hombros.
—Ya acepta sus disculpas, Delfi— Intervino Yam de repente —Te ha pedido perdón por más de una hora, solamente falta que se arrodille a rogarte.
—¿No lo entienden?— Mencionó Delfi alterada —No estoy molesta por haber llegado tarde, estoy molesta por el motivo por el que llegamos tarde.
—Tampoco me parece la gran cosa, Delfi— Habló Nina cruzando de brazos —Estaba trabajando en un tema, ¿sabés la cantidad de discusiones que tendría con Nico si me enojara cada vez que pone la música antes que a mí?— Pedro soltó una risa burlón mientras Nico la miro con el ceño fruncido.
—¿Y vos de qué te reís, señor "sólo una canción más y ya"?— Cuestionó con reproche Yam para cruzar de brazos y fulminar con la mirada a Pedro causando una risa en Nico.
—Lo ves— Aclaró Nina —No es la gran cosa...
Delfi giró para unir sus afilados ojos con los suplicantes míos y soltando un bufido, dejó ir sus brazos.
—Está bien— Musitó seria —Te perdono— Exclamó dibujando una sonrisa en mi rostro —Pero lo hacés una sola vez más y te juro que no vivís para contarlo.
—Te lo juro— Me apresuré a responder temeroso.
Estiré mi mano hacia Delfi quien dudosa la tomó confirmándome que estaba todo arreglado entre nosotros y por tanto, regresándome el alma al cuerpo.
—Y bien, ahora que está todo arreglado entre ustedes... ¿Podemos seguir disfrutando de la noche?— Intervino Pedro aun temeroso de la reacción de Yam.
—Por supuesto— Sonrió Delfi haciendo que el resto lo hiciera.
—Entonces que les parece si...
La frase de Nina se vio interrumpida por el sonido de un mensaje, o más específicamente, de tres mensajes llegando simultáneamente en mi teléfono y el de los chicos.
Las chicas no tardaron en fruncir sus ceños más que los nuestros para observarnos obtener nuestros teléfonos de los bolsillos de los sacos que portábamos.
—¿Están pensando lo que creo que están pensando?— Cuestionó Nico pasmado.
Pedro y yo nos observamos apresuradamente y de un segundo para otro, sentí mi corazón acelerarse a más no poder.
—¿Qué están esperando?— Soltó Delfi sacándonos de aquel trance —¡Léanlos!
Sin perder un segundo más, los chicos y yo nos dispusimos a leer aquel correo, y no mensaje como nosotros suponíamos, que había llegado a nuestros teléfonos logrando que los tres abriéramos los ojos como platos al mismo instante.
—Quedamos— Dije levantando la mirada hacia los chicos.
—Quedamos— Soltó Pedro levantando la voz.
—¡Quedamos!— Exclamó Nico emocionado.
—¿Quedaron?— Preguntó Yam anonadada.
—¡Quedamos!
Respondimos al unísono los tres logrando que las chicas se miren asombradas entre ellas y sin poder evitarlo, lo seis soltamos gritos emocionados.
Delfi no tardó en abalanzarse hacia mí sosteniéndome en un abrazo, al igual que lo hicieron Nina con Nico y Yam con Pedro.
Nuestros labios no tardaron en unirse apresuradamente para separarnos rápidamente y observar al resto que aun continuaban festejando.
—¡No lo puedo creer!— Exclamó Nina asombrada —¡Sabía que los escogerían!
—Ustedes son los mejores— Mencionó Yam igual de emocionada que Nina.
—Nosotros tampoco lo podemos creer— Habló Pedro aun sin salir del trance.
—MSC Records representa a artistas internacionales— Fui yo quién habló.
—Pues ahora los representa a ustedes, mi amor— Comentó Delfi sonriente —¡Lo hicieron!
Los seis volvimos a festejar sin poder creer con las noticias. Por dos semanas estuvimos esperando aquel correo, aquel correo que definiría nuestro futuro y lo hicimos: conseguimos un contrato con MSC Records.
—Sí, chicos... Lo hicimos— Dije sonriente —Y les prometo que esta vez no les voy a fallar.
—Yo sé que así será, Simón— Respondió Pedro acortando distancia conmigo.
—Sí, está vez todos haremos las cosas bien— Completó Nico imitando la acción de Pedro —Este es nuestro futuro y no lo vamos a desaprovechar.
Tanto Pedro como yo asentimos sonrientes para unirnos los tres en un abrazo volviendo a festejar de la emoción.
Lo decía en serio, no pensaba fallarle a mis amigos de nuevo, esta vez haría las cosas bien. Un contrato con una productora tan importante como lo era MSC Records no se conseguía todos los días y por tanto, no pensaba desaprovecharlo. Este sólo era el comienzo de nuestro futuro.
Ámbar POV
Apreté mis dientes intentando no derramar otra lágrima más para suspirar y sin temerle más a nada, toqué el timbre del apartamento con el que ahora me encontraba frente a frente.
Luego de llorar sin control por largas horas intentando hallar una manera de que todo fuera una gran película en mi cabeza, sin éxito alguno, supe que la única manera de sacarme la duda que me estaba consumiendo era hablar con mi mamá, Sylvana.
Y es por eso que sin importarme nada, llegué hasta el apartamento en donde me había dicho que vivía y en el que hasta ahora no había puesto un pie, todo con tal de dejar de sentirme de la manera en que me sentía.
La puerta se abrió y los ojos de Sylvana no tardaron en abrirse como platos observándome detenidamente como si se tratara de su imaginación, no obstante, una confundida sonrisa se dibujó en su rostro rápidamente.
—Mi amor... ¿Qué hacés acá?... Pasa, pasa.
Soltó sonriente abriéndome paso hacia el interior y sintiendo mis piernas temblar, entré al apartamento observando cada detalle posible.
—¿Por qué no me dijiste que venías?... Podría haber preparado algo para las dos.
Habló al cerrar la puerta obligándome a girar para unir mi mirada con la suya y notar como su rostro se tornó serio al instante.
—¿Qué ocurre, mi amor? ¿Pasó algo?— Cuestionó preocupada acortando distancia conmigo.
Suspiré para tomar de mi bolsillo aquella fotografía doblada en cuatro para entregarla en sus manos sin decir una sola palabra.
Sylvana abrió la fotografía y al apenas observarla, su mirada se perdió en ella, analizando cada detalle sin aliento.
—¿De dónde sacaste esta fotografía?— Inquirió levantando la mirada.
—Mi mamá la tenía escondida en una caja junto a muchos sobres y fotografías... Todas fotografías mías de antes de los tres años.
La sonrisa de Sylvana desapareció y en su lugar, un ceño fruncido se hizo presente mientras batallaba por articular una palabra.
—N-No... No puedo... No puedo creer que...
—No leí una sola carta porque no es lo que estaba buscando— Dije en seco para tomar distancia de ella.
—¿A qué te referís, mi amor?— Cuestionó aun con el ceño fruncido.
Caminé lejos de ella para girar y darle la espalda. No podía hablar mirándola a los ojos, no quería siquiera imaginar lo que mi cabeza estaba pensando, no podía seguir haciéndolo.
—Ámbar...
Musitó Sylvana provocando que apriete los ojos para contener una vez más mis lágrimas y soltando un suspiro, bajé la mirada dispuesta a hablar.
—Esta tarde vi a mi tía Lily con un collar igual al que vos que me regalaste— Hablé jugueteando con mis manos —Pensé por un momento que lo había tomado de mis cosas— Solté una ligera risa acompañada de un suspiro —Luego descubrí que ella lo había tenido desde hace dieciocho años... Uno completamente igual al mío, al que vos me regalaste.
—Ámbar— Repitió Sylvana en un hilo de voz.
—El único problema es que se supone que es una pieza única de joyería... Y existen dos completamente iguales.
Solté un suspiro para girar encontrándome con los ojos cristalizados de Sylvana que me confirmaban que sabía exactamente de lo que estaba hablando.
Mi cuerpo temblaba que apenas era capaz de mantenerme en pie y tragando saliva, uní mis ojos con los suyos.
—Mamá... ¿Es cierto lo que estoy pensando?
Sylvana bajó la mirada dejando correr aquellas lágrimas por sus mejillas que terminaron por estrujar mi corazón.
—Mamá, por favor, decime la verdad— Sollocé descontroladamente —¿Bernie es mi papá?
Lo dije. Por primera vez, dije en voz alta lo que tanto temía que fuera verdad, lo que ese collar me hizo descubrir, la única pieza que hacia falta en mi rompecabezas: mi padre. Lo era. Él lo era. Por mucho que no pudiera ni quisiera imaginarlo... Bernie era mi padre.
»»»»»»»»»
¡Hola a todos! ❤️ ¡Si! ¡Lo logré! Publiqué el capítulo y ahora me puedo ir de fiesta en paz.
Y además que nuevamente estamos nominadas en los Lutteistas Awards ❤️ En verdad que ya agradecer no basta linduras, son las mejores del mundo entero ❤️
Pero, ¿qué les pareció el capítulo? ¿Luna y Mariano? ¿No más Lutteo? ¿La Roller Band de nuevo? Y más importante... ¿Bernie es el papá de a Ámbar? ¡Comenten linduras!
Capítulos todos los Sábados.
Voten ⭐️ si les gustó y Comenten 💬 cuál fue su parte favorita.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top