41 | Progresos


L U N E S

Luna POV

Bufé cerrando con toda la fuerza que tenía mi locker para encaminarme hacia el aula de historia. ¿A quién en este mundo se le podía ocurrir poner historia como primera hora del día?

Inevitablemente, solté un bostezo, anoche no había conseguido dormir del todo y todo por culpa del idiota de...

—¡Luna!

Me detuve en seco al escuchar mi nombre provenir de aquella voz y frunciendo el ceño, giré para observarla aproximarse a mí a toda velocidad.

—¿Qué querés?— Pregunté en seco logrando que ella me mire desconcertada.

—Parece que alguien amaneció de mal humor— Respondió ella quedando frente mío.

—Sí, amanecí de pésimo humor y no tengo ganas de cambiarlo, así que ve directo al grano... ¿Qué es lo que querés, Nina?— Repetí de mala gana causando que ella cruce de brazos.

—¿Por qué te la agarras conmigo? Soy tu amiga.

No pude evitar soltar una risa burlona para rodar los ojos, claro, amigas, justo hoy Nina se acordaba del significado de esa palabra.

—¿Amiga?... No, vos y yo no somos más amigas— Hablé cruzando de brazos como ella —Parece que te olvidaste hace mucho lo que significa esa palabra.

—¿Yo?— Exclamó indignada —No, te estás equivocando... La que se alejó de mí y me cambió por Emilia no soy yo.

—Yo no te cambié por nadie, vos elegiste ser parte de tu nuevo grupo de amigos y convertirte en botinera junto a esas perdedoras desde que comenzaste a ser novia de Nicolás.

—¿No era eso lo que vos querías que hiciera?— Cuestionó elevando el tono de voz —Vos fuiste la que me enseñó todo para conquistar a Nico y yo hice todo lo que vos me dijiste.

—Yo te enseñé todo para garchar con él, no para volverte la novia del año— Nina negó con desagrado ante mis palabras.

—Yo no soy como vos, Luna, a mí no me importa sólo el sexo.

Desvíe la mirada apretando los dientes para evitar que explotara, sólo eso me faltaba, que mi "amiga" me lo echara en cara.

—Lo siento, pero es la verdad.

—Ah, yo no lo puedo creer— Musité para negar fastidiada.

—No te lo estoy diciendo como algo malo, cada quien es libre de hacer con su cuerpo lo que quiera y yo nunca he cuestionado tus preferencias y eso vos lo sabés perfecto.

Bajé la mirada reprimiendo toda mi ira en un simple bufido porque, por más que quisiera agarrarmela con Nina por lo recién dicho, era la verdad, Nina era la única persona en todo el mundo que nunca se atrevió a cuestionar nada de lo que hice.

—Está bien... Tenés razón, quizá sí, desde que Nico y yo somos novios no pasamos tanto tiempo juntas como antes pero nada de eso sería posible sin vos, amiga.

Levanté la mirada para encontrarme con los ojos culpables de Nina y dejando mi mala onda de lado, rodé los ojos para asentir.

—Está bien, vos también tenés razón, quizá yo también me alejé por estar con Emilia y Benicio pero eso se acabó para siempre.

Y vaya que lo hizo, Emilia y Benicio eran parte de mi pasado y no había manera de recuperar esa amistad, aunque, tampoco es que me interesara recuperar algo con ellos, sólo habían sido peones para mí y nada más.

—¿Eso quiere decir que podemos volver a ser amigas?— Cuestionó Nina expectante.

—¿Por qué no?

Repliqué encogiéndome de hombros y dibujando una pequeña mueca en mi rostro sin esperar que se volviera sonrisa, tampoco es que me olvidaba de todo lo ocurrido la noche anterior.

—Me alegro mucho porque hay algo de lo que necesito hablar con vos, pero no quiero que te enfades.

—Mira Nina, nos reconciliamos hace un segundo, no quiero pelear tan pronto.

—No, yo tampoco quiero que lo hagas pero nada podrá ser igual entre nosotras hasta que no me digas la verdad— Soltó demasiado seria hasta para tratarse de Nina logrando un gran desconcierto en mi interior.

—¿La verdad sobre qué?— Pregunté soltando mis brazos.

—¿Vos tuviste algo que ver con la rueda del patín de Ámbar?

Nuevamente. Nuevamente esa sensación que sentí anoche al escuchar exactamente la misma pregunta provenir de la boca de Matteo me reinó, más recordando como todo terminó.

~F L A S H B A C K~

Me puse de pie a toda velocidad para inclinarme y tomar la remera de Matteo del suelo pues era la única prenda que tenía al alcance y sin importarme nada, arrojé esta a su rostro hecha una masa de furia.

—Luna...— Musitó Matteo apartando esta de su rostro.

—Luna nada... ¡Toma tus cosas y ándate!— Exclamé para inclinarme y ahora tomar uno de sus zapatos arrojándolo nuevamente hacia él.

—Luna, por favor...— Masculló Matteo evitando aquel impacto.

—¡Cállate! ¡No te quiero seguir escuchando! ¡Ándate, Matteo!

Exploté para inclinarme y tomar mi ropa interior colocándome esta a gran velocidad mientras que Matteo se levantó de la cama para llegar frente mío.

—Luna, mi amor...

—Salí... No me toques— Escupí apartando sus manos que intentaron tomarme de las muñecas —Y ni se te ocurra llamarme amor.

—Por favor, escúchame, no quise sonar de esa manera ni acusarte de nada...

—Pero lo hiciste— Intervine caminando lejos de él quedando exactamente del otro lado con la cama de por medio —Me acusaste de algo y dudaste de mí cuando me prometiste que confiabas en mí.

Mencioné sintiendo mis ojos cristalizarse para ahora tomar mi remera y colocármela limpiando la primer lágrima que logró correr por mi mejilla.

—Yo confío en vos...

—¿Y por eso tuviste que preguntarme si fui yo quien mandó a mi prima al hospital?— Crucé de brazos causando que Matteo baje la mirada.

—Necesitaba preguntártelo de frente y que vos me dijeras que no para poder seguir como si nada hubiera pasado.

—Las cosas no va a seguir como si nada hubiera pasado después de esto, Matteo— Negué dejando correr otra lágrima pero  esta vez de enojo.

—Lo siento, mi amor, lo siento en serio, pero...— Se apresuró a decir Matteo mientras se aproximó hacia mí para intentar tomarme ahora del rostro.

—No digas nada más— Aparté sus manos bruscamente —Sólo no puedo creer que tuviste que esperar a que me entregara a vos para echármelo en cara.

—No, no es así.

—Es así y eso sólo confirma que vos me has estado utilizando para sacarte las ganas.

—Por supuesto que no— Respondió apresurado —Yo a vos te quiero, Luna y mucho.

—¿Cómo te atreves a decirme que me querés si no confías en mí?

—Luna...

—Vestite de una vez y ándate para siempre, Matteo.

Matteo me miró fijamente con los ojos al borde de las lágrimas buscando mi compasión, pero esa palabra no existía en mi vocabulario por lo que, caminé lejos de él para mirarlo con desagrado desde el otro lado de mi habitación.

Matteo soltó un suspiro sabiendo que era inútil cualquier insistencia conmigo y se inclinó para tomar el resto de su ropa que aún permanecía sobre el suelo para colocársela ágilmente.

Una vez vestido, me miró una última vez y sintiendo la sangre hervirme, giré dándole la espalda provocando que abandoné mi habitación.

Apenas escuché la puerta cerrarse, llevé mis manos a mi rostro para dejar todas esas lágrimas reprimidas correr e inevitablemente, tomar mi cabello en un acto de frustración, ¿por qué? ¿Por qué Matteo había arruinado con lo único bueno que me quedaba hasta ahora? ¿Por qué mi destino era estar sola?

~F I N   D E L   F L A S H B A C K~

—¿Y bien? ¿No me vas a responder?— Soltó Nina logrando sacarme de mis pensamientos.

—Yo no puedo creer que hipócrita podés llegar a ser.

—¿Qué?— Cuestionó Nina sintiéndose "indignada".

—¿Y todavía te hacés la desentendida?— Exclamé soltando una risa sarcástica —Primero venís y me decís que volvamos a ser las mejores amigas del mundo mundial y todo para preguntarme si soy culpable de algo.

—Suena muy mal si lo decís así, pero por ser tu mejor amiga sé que si tuviste algo que ver debés sentirte muy culpable y también sé que no sos capaz de hablarlo con nadie... Así que por eso te lo pregunto... ¿Vos tuviste o no tuviste algo que ver?

—¿Y de qué sirve que te lo diga?— Cuestioné fastidiada —Si está más que claro que lo vos sabés.

—Pero necesito que salga de tu boca, Luna.

—¿Para qué? ¿Para qué le digas la verdad a Gary y al resto de los chicos y me vaya igual o peor que a Emilia?

—Yo jamás te delataría y vos lo sabés perfecto... Nunca lo he hecho y nunca me atrevería a hacerlo... Yo sólo quiero ayudarte, Luna.

—Ya es muy tarde para ayudarme, Nina... Si querés hacerlo volvé el tiempo atrás hace dos años y evita que mi corazón se pudra.

Nina frunció el ceño sin entender mis palabras pero no pude evitarlas, desde ayer que todos esos sentimientos que pensé que había enterrado en el pasado habían vuelto por mí.

—Sólo decime la verdad, Luna...

—Sí, sí... Sí tuve que ver con la rueda del patín de Ámbar... ¿Contenta?— Exploté sin importarme nada.

—Lo sabía.

Apreté mis ojos para maldecir internamente al escuchar aquella voz masculina intervenir, sólo eso me faltaba.

—Sabía que Emilia no tenía un cerebro tan grande y tan perverso para idear un plan así— Cruzó de brazos quedando frente mío mientras que Nina se colocó a mi lado.

—Pues sí, ya lo sabés, Benicio, fui yo quien ideó el plan y no la estúpida de Emilia que sólo tiene aire en su cabeza— Rodé los ojos.

—¿Y no pensas suplicarme para que no confiese la verdad ahora que la sé?— Exclamó con una sonrisa sarcástica.

—¿Para qué?... Deciles a todos, total, no tenés pruebas para inculparme— Respondí sonriendo con malicia.

—Ya las voy a conseguir...

—Dudo mucho que lo logres... No hay una sola prueba en mi contra y Emilia es ante todos la culpable, así que sólo vas a perder tu tiempo... ¿Por qué no mejor te ocupas de atender a tu inválida novia y me dejas en paz?

El rostro de Benicio se transformó al instante en uno lleno de furia, no pensé mucho en lo que dije pero tampoco me arrepentía de haberlo hecho.

—Ya vas a caer, Luna Benson... Eso te lo aseguro.

—Ándate y deja a mi amiga en paz, Benicio— Intervino Nina tomándome por sorpresa... ¿En verdad me había defendido luego de lo que había confesado?

—Me voy, pero no se te olvide que yo cumplo lo que prometo y te juro que no voy a descansar hasta que todos sepan la verdad.

Soltó amenazante Benicio para alejarse de mí logrando que rodara los ojos, sin embargo, al hallarme aun mirando fijamente el camino que había tomado, mi mirada se encontró con la de él, con la de Matteo.

Sentí un escalofrío recorrerme el cuerpo entero y al percatarme que intentó dirigirse hacía mí, tomé a Nina de la mano para arrastrarla hacia el aula.

Lo último que quería era verlo, no después de anoche, Matteo me hizo olvidar a Mariano pero ahora a quien quería borrar era a Matteo, pero, ¿cómo podía hacer eso?

M A R T E S

Ámbar POV

No podía estar más agradecida con los médicos que me han permitido comenzar con mi rehabilitación, luego de pasar cuatro días enteros en cama, ayer había sido el primer día que tuve permitido caminar.

Y hoy las cosas habían mejorado aún más, pues mi fisioterapeuta se había asegurado que me trasladaran a la sala de rehabilitación para comenzar el tratamiento como se debía.

Ver algo más que las cuatro paredes de la habitación de hospital sin duda me habían llenado de inmensa alegría, eso y que conmigo se encontraban Simón, Delfi, mi mamá Sylvana y Benicio.

Sí, desde hace dos días, Benicio me visitaba una vez por día, algo que no le agradó a Simón para nada, pero por suerte, conseguí convencerlo de darle una oportunidad.

—Muy bien... Muy bien... Un pasito más...

Habló la joven pasante que se encargaría de mi tratamiento por las próximas semanas y posteriormente, cuando me fuera retirada la férula.

Aferré mis manos con mayor fuerza a las manos de Simón y Benicio que me sostenían ayudándome a caminar la línea recta que la mujer me había indicado pero algo tan simple cómo eso se sentía imposible, por más que me esforzara por coordinar mis pies, estos parecían no hacer caso y no lograba controlarlos del todo.

—¡Perfecto!

Exclamó la mujer una vez que completé la línea provocando que todos en la sala festejen conmigo haciendo que la sonrisa en mi rostro se haga presente.

—¿Lo hice?— Pregunté emocionada buscando la mirada de Simón.

—¡Lo hiciste, bonita!— Exclamó con una enorme sonrisa para sostenerme en un abrazo sin dejar ir mi mano.

—No sólo lo hiciste, sino que lo hiciste increíble— Intervino la mujer —Sin duda los síntomas de la ataxia están reduciendo considerablemente.

—¿En serio?— Cuestioné curioso.

—Claro, prueba de ello es lo que acabas de hacer... Claro que aun es el inicio de tu tratamiento pero, caminaste por cinco minutos sin tropezar y eso es un gran avance... Eso quiere decir que mañana caminarás sin apoyo... Obviamente cuidando siempre el tobillo... ¿Estamos?

—Obvio— Respondí regándole una sonrisa a la mujer.

—Voy a llenar los formatos necesarios y luego regresamos a tu habitación, ¿sí?— Asentí sin borrar aquella sonrisa —Ahora vuelvo.

La mujer se alejó dejándonos a los cinco solos y antes de que mi hermano o Benicio pudieran reaccionar, intenté dar un par de pasos hacia Delfi y mi mamá quienes se encontraban sentadas no muy lejos de nosotros.

—Cuidado...

Exclamó Benicio para aferrar su mano a la mía impidiéndome avanzar más y llamando la atención de mi hermano quien no tardó en imitar su acción.

—Sólo quiero intentarlo— Respondí soltando un suspiro.

—Lo siento, bonita, pero no lo harás hasta que la doctora lo diga.

—Ella acaba de decir q-que mañana voy a caminar sola.

—Sí, pero no completamente sola y yo no voy a permitir que te lastimes.

Bufé fastidiada, odiaba que me trataran como una nena pequeña, al menos habían dejado de hacerlo cuando estaba en cama, pero ahora me trataban como si estuviera aprendiendo a caminar.

—Tu hermano tiene razón, mi amor— Intervino mi madre sonriente —Además, serán sólo un par de horas para que vuelvas a caminar.

—Un par de horas que parecen eternas en e-esa habitación— Bufé mientras Benicio y Simón se encargaban de sentarme frente a ellas.

—Yo me ofrezco a no dormir esta noche y hablar con vos hasta que te duermas— Propuso Benicio logrando regresar esa sonrisa a mi rostro —¿Qué decís?

—Suena a una g-gran idea— Respondí causando que su sonrisa crezca.

—O...— Intervino Simón tomando asiento junto a Delfi —Yo paso esta noche aquí y podemos hacer un maratón de la serie que vos quieras.

No pude evitar soltar una risa, aquella actitud de Simón me hizo acordar años atrás cuando él ponía cualquier excusa con tal de alejarme de Benicio.

—Eso no se va a poder, mi amor— Interrumpió Delfi apresurada —¿No te acordas que quedamos de salir a cenar esta noche?

—¿Cuándo...— Exclamó Simón frunciendo el ceño.

—¿Qué no te acordas?— Insistió Delfi —¿Acaso lo olvidaste?— Cuestionó indignada.

—¿Yo?... ¡No! ¡No!... Para nada... Eh... ¿Italiana? ¿No es así?

Balbuceó mi hermano logrando que Delfi sonriera para colocar un beso sobre sus labios y seguidamente guiñarme un ojo causando que soltara una risita, ahora entendía todo, había inventado aquello para sacarme de encima a Simón.

—Bien... Ustedes ganan— Rodó los ojos Simón —Tienen suerte que mis papás y mis tíos tienen ese evento de caridad con Mariano o de otro modo mandaría a uno de ellos a pasar la noche con vos.

—Muero por ver a M-Mariano— Dije emocionada —Desearía que tuviera tiempo para venir a ver-verme y poder charlar con él.

—Ya pronto podrás volver a verlo, amiga... Los médicos dicen que muy pronto podrás dejar el hospital— Habló Delfi intentando animarme.

—Eso espero... ¿Ha dicho algo s-sobre mí?— Pregunté expectante.

—Pregunta todos los días por vos y también está muy ansioso de poder verte.

Sonreí ante las palabras de Simón para girar encontrándome con la mirada confusa de mi madre, claro, ella no tenía idea de quién era Mariano.

—Mariano es como un hermano para no-nosotros, mamá— Aclaré con una sonrisa —Fue un estudiante de intercambio del Bl-Blake, el colegio donde estudiamos, que llegó a la mansión cuando yo tenía se-seis años... Estudió su último año aquí y luego volvió a Madrid para estudiar su c-carrera.

—Volvió hace dos años a estudiar un máster y vivió de nuevo con nosotros por unos meses— Prosiguió Simón hacia mi madre.

—Ya veo porque es tan querido por ustedes— Respondió mi mamá.

—Es parte de la familia... Mi-Mis padres lo quieren como a un hijo y nosotros como un hermano mayor— Repliqué.

—Luna y él eran muy apegados y de un día para el otro lo dejaron de ser... No sabemos porqué... Él siempre se ha portado muy cariñoso con los tres— Confesó Simón encogiéndose de hombros.

—Luna siempre ha sido arisca, Simón— Intervino Benicio.

—Benicio tiene razón, Simón— Habló Delfi obvia.

Abrí mi boca dispuesta a preguntar algo más cuando el sonido de una llamada en el teléfono de Sylvana captó la atención de todos obligándola a ponerse de pie.

—Lo siento... Ahora vuelvo, mi amor— Dijo para acariciar dulcemente mi mejilla.

Sonreí observándola alejarse para regresar mi vista hacia Simón y Delfi quienes de un momento a otro se encontraban abrazados.

—¿Cuándo les dan respuesta en MSC Records?— Interrogué dirigiéndome a Simón.

—En dos semanas— Respondió mi hermano —No creo que pueda con la espera.

—Estoy segura que cuando los productores vean su video no dudarán en s-seleccionarnos. Delfi me lo mostró y quedó asombroso.

—Obvio que quedó asombroso... Si Delfi es la mejor editora del mundo entero... Es más, yo digo que la llamarán a ella para ser su próxima editora— Comentó Simón depositando un beso en su mejilla.

—No es para tanto, mi amor— Soltó Delfi soltando una risita.

—Es para tanto y más, vos sos la mejor en todo.

Simón repitió aquella acción y sus labios no tardaron en encontrarse, nunca los había visto así de melosos juntos y debo admitir que era extraño.

—¿Y ahora ustedes por qué andan tan cariñosos?— Cuestioné confundida.

—Pues...

Soltó Simón y ambos no tardaron en reír intercambiando miradas pícaras que hicieron que entendiera a lo que se referían logrando desviar la mirada.

—Okay... Entendí... Que asco— Ambos volvieron a reír sonrojados —Ca-Cambiemos de tema, cambiemos de tema... ¿Cómo va la mudanza con los ch-chicos?

—Muy bien— Contestó Simón recuperándose de aquella risa —Nico está arreglando todo y dice que en una semana podremos ocuparlo.

—¿De verdad?— Simón asintió a mi pregunta —Eso es increíble.

—Sí, aunque yo planeó mudarme un poco después, cuando vos estés mejor.

—No, Simón... Yo estoy perfecta y no tenés porque limitarte por mí.

—Pero...

—Pero nada, Simón... Yo ya soy grande y pu-puedo cuidarme sola y es hora de que vos hagas lo mismo.

—¿Estás segura?— Inquirió dudoso.

—Muy segura... Hacelo por mí.

Simón asintió regalándome una mirada apagada, todo esto de la mudanza era muy difícil para los dos, habíamos vivido juntos toda la vida que imaginarnos no haciéndolo era imposible, pero era parte de crecer y tarde o temprano ambos tomaríamos nuestros propios caminos.

—Todo está listo, Ámbar— Intervino mi fisioterapeuta llegando junto a nosotros —Es hora de regresar a tu habitación.

Habló indicándome la silla de ruedas con la que había llegado hasta la sala al momento en que mi madre apareció en la habitación.

—Eh... ¿Puedo ir caminando?— Pregunté frunciendo el ceño —Me gustaría intentarlo.

La mujer miró al resto insegura y asintió causando que una sonrisa se apoderara de mí. Simón y Benicio no tardaron en tomarme de las manos para poder aferrarme a estas camino a la habitación.

A pesar de que la habitación no se encontraba al otro lado del continente, para mí se trataba de un largo camino, uno que necesitaba hacer para sentirme viva nuevamente, para poco a poco recuperar mi libertad.

Luna POV

Bebí un sorbo del vaso de agua que se encontraba sobre mi escritorio para volver a dejar este y regresar mi mirada a mi libro de historia dispuesta a seguir estudiando los temas para la prueba del día siguiente.

Sin embargo, al apenas encontrar la línea en la que me había quedado hace unos segundos, el sonido de un mensaje en mi celular me obligó a apartar mi vista de este para averiguar de quién se trataba.

Rodé los ojos para aventar mi teléfono sobre el escritorio dejando aquel mensaje en visto como los mil anteriores. Estaba harta de las insistencias de Matteo, ¿cuando iba a entender que no quería hablar con él?

Bufé para intentar retomar el texto pero apenas y leí una línea cuando el sonido de un golpe en la puerta provocó que girara con el ceño fruncido.

¿De quién podría tratarse? Mis padres y mis tíos se encontraban en un evento de caridad con Mariano, Simón había salido con Delfina y los empleados sabían perfectamente que odiaba que pisaran mi habitación.

El sonido de otro golpe se hizo presente y al apenas levantarme de mi asiento dispuesta a abrir la puerta, esta se me adelantó abriéndose sola y dejándome ver aquella figura.

—Toc, toc...— Exclamó Mariano logrando que mi ceño se frunza aun más.

—¿Qué hacés aquí? ¿No se supone que estabas en la cena con mis padres y mis tíos?— Interrogué sin una pizca de amabilidad.

—Tus padres y tus tíos tenían intenciones de quedarse hasta muy tarde, por eso les dije que estaba cansado y que volvería a la mansión para poder descansar un poco.

Bufé apretando mis dientes, ¿por qué? ¿Por qué tenía que suceder eso? Justamente había estado evitando aquello, él y yo solos en la mansión.

—Pero bueno... Decidí antes venir a ver como estabas... Pareciera como si estuvieras evitándome— Habló caminando hacia mí.

—No, no pareciera... He estado evitándote— Respondí en seco retrocediendo de él.

—¿Y eso por qué, Lunita?— Preguntó fingiendo sorpresa —¿Qué acaso tenés miedo de estar a solas conmigo?

Rodé los ojos para caminar hacia el otro lado de la habitación intentando alejarme lo mayor posible de él.

—Por favor, yo no te tengo miedo a vos.

—¿Y entonces por qué huís de mí?— Inquirió en un tono burlón —¿Tenés miedo de no poder controlarte? —Su tono cambió a uno seductor.

—Andate de mi habitación, Mariano— Dije para darle la espalda y dirigirme a mi escritorio.

—¿Por qué me echas?... Yo sólo quiero hacerte compañía— Habló llegando detrás de mí a tanta cercanía que podía sentir su cuerpo junto al mío.

—No necesito tu compañía— Exclamé girando para quedar frente a él —Ándate.

Dije en seco para interponer mi mano sobre su pecho y empujarlo obligándolo a tomar distancia de mí lo cual inevitablemente causó una estúpida risa en él.

—¿Entonces sí tenés miedo de estar a solas conmigo?— Rió burlón sin dejar de mirarme con esa misma mirada perversa que siempre tenía.

—No, porque ya no soy más esa nenita pequeña a la que podés lavarle el cerebro como lo hiciste hace dos años— Escupí fulminándolo con la mirada.

—Para mí vos siempre serás una nenita... Mi nenita— Aclaró volviendo a acortar distancia conmigo.

—Salí, Mariano— Repliqué con disgusto desviando la mirada de él.

—¿Qué pasa, Lunita? ¿Ya no sentís más lo mismo que sentías por mí hace dos años?— Inquirió burlón.

—Lo único que siento por vos es asco.

—No pensabas eso antes... Antes morías por mí... Porque me fijara en vos... Porque te diera uno de estos...

Musitó acortando cada vez más la distancia entre nosotros y al pronunciar lo último, se adueñó de mis labios ferozmente.

No pasó tanto tiempo para que lo apartara llenando su rostro de una sonrisa satisfecha y el mío de pura ira.

—¿Qué pasa? ¿No era que ya no sentías nada por mí?— Cuestionó aun con esa misma estúpida sonrisa —Yo siento exactamente lo mismo por vos... No importa cuanto tiempo pase... Es más, ahora que ya no tenés más esa mirada inocente, me volves todavía más loco que antes.

Suspiré bajando la mirada, no podía continuar viéndolo a los ojos, esos me hacían acordar aquellos tiempos en los que era una nena estúpida e inocente.

—Estoy seguro que ningún chico te ha hecho sentir lo que yo te hice sentir— Mencionó en un tono pícaro —Ni siquiera ese noviecito tuyo, Matías, Matteo... Como se llame.

—Matteo no es más mi novio— Respondí aun sin dirigirle la mirada.

—¿Ah no? ¿Y eso por qué?... Se veían tan tiernos juntos— Habló en un tono sarcástico.

—Eso no te interesa a vos.

—Sea lo que sea que hizo, no supo valorar a la mujer que tenía a su lado o de otro modo no te hubiera dejado— Exclamó con su voz más grave que antes y acortando mayor distancia de la posible —Yo nunca lo haría... Vos sos única... Ni una mujer con la que he estado te llega a los talones a vos.

—Basta— Solté apretando los ojos al sentir su aliento sobre mi rostro.

—¿Por qué querés que pare? ¿Qué no dijiste hace un momento que no puedo volver a hacerte lo mismo que antes?— Preguntó logrando que lentamente mis latidos fueran perdiendo el control —Claro que puedo... Puedo hacerte caer otra vez rendida a mis pies como hice hace dos años.

—No, no podés porque no soy más esa nena ilusa.

—Lo seguís siendo...

—No... No soy más esa nena de trece años de la cual te aprovechaste.

—Yo no me aproveché de vos— Susurró seductor —Yo te di exactamente lo que vos querías.

—No, yo no quería eso— Mascullé aun siendo incapaz de levantar la mirada.

—Claro que lo querías, lo deseabas con cada parte de tu ser.

—Tenía trece años y vos me dijiste que lo único que importaba en esta vida era el sexo... Que los sentimientos eran una basura y que no servían para nada— Sollocé sintiendo mis ojos cristalizarse.

—¿Y acaso no te dije la verdad?— Replicó—¿No te ahorré cientos de corazones rotos?

—No, porque vos destruiste el mío ese día para siempre... Prácticamente abusaste de mí.

—Eso es mentira... Vos accediste— Soltó a la defensiva.

—Porque vos me manipulaste— Dejé una lágrima correr.

—Y te encantó— Susurró en un tono seductor llevando sus manos a mi cintura —Nunca nadie te ha disfrutado como yo lo hice— Soltó acariciando mi piel por debajo de mi remera de pijama —Nunca nadie te ha besado como yo... Nunca nadie te ha tocado como yo... Nunca nadie te ha hecho sentir lo que yo te hice sentir...

Habló seductoramente bajando sus manos para acariciar los costados de mis piernas y antes de notarlo, su mano había viajado por debajo de la tela de mi short de pijama posando sus dedos sobre mi desnuda feminidad.

Inevitablemente, solté un suspiro cerrando mis ojos sintiendo sus dedos moverse despertando mil sensaciones en mi interior.

—Vos lo deseas tanto como yo... Volver a sentir mis besos... Mis caricias... Nuestros cuerpos juntos como si fueran uno...

Mariano continuó haciéndome soltar inevitables gemidos al son de su ronca voz por más que odiara hacerlo.

—Sólo decilo y paro... ¿Querés que me detenga?

Negué sabiendo que no podía emitir una sola palabra para tragar saliva y levantar la mirada encontrándome con los dilatados ojos de Mariano.

Sonrió orgulloso y se inclinó adueñándose de mis labios de una forma que sólo él lograba hacerlo.

Llevé mis manos a su cuello y Mariano rodeó mi cintura con la suya para levantarme ágilmente y llevarme hasta mi propia cama dejándome fuertemente sobre esta.

Se apartó de mí para rápidamente deshacerse de su camisa y volver a besarme tan pasionalmente como antes.

Sé que estaba cometiendo el peor error de mi vida, pero no podía evitarlo, Mariano lo había conseguido, me había vuelto a lavar el cerebro pero esta vez era muy diferente.

Esta vez yo dejé que me lo lavaran, yo lo permití y todo porque la imagen de Matteo se hizo presente, necesitaba olvidarlo y sólo con Mariano podría hacerlo.

Ahora era más grande y más fuerte y no podría volver a herirme, ahora todo era diferente que aquella vez, que mi primera vez, muy diferente.

       »»»»»»»»»

¡Hola a todos! ❤️ Sigue siendo sábado aquí en México...

No podía esperar a subir este capítulo para agradecerles finalmente porque gracias a ustedes ganamos 2do y 3er lugar en los Lunaticos Awards ❤️ En verdad gracias infinitas linduras, no me alcanzan las palabras para poder agradecerles por tanto amor.

Y es tan así que ya estamos nominadas en la categoría Mambar en otros premios, en los SunAwards de SunAwards 💜 En verdad que muchísimas gracias por todo y no se olviden de pasarse por los premios y votar por mí y por el resto de las escritoras asombrosas ❤️

Si ganamos estos les prometo una sorpresa maravillosa, linduras ❤️

Y bien... ¿Qué les pareció el capítulo? ¿Fin Lutteo? ¿Benicio encontrará alguna prueba? ¿Ámbar y Benicio juntos? ¿La banda conseguirá el contrato? ¿Qué tal Luna y Mariano?

Este capítulo va dedicado a la hermosa de PasquarelliBello ❤️ Me encanta leer tu enorme creatividad y no estuviste tan alejada de la realidad... ¿A poco se esperaban eso?

Y por último y para cerrar... Posiblemente no suba capítulo la próxima semana pues viajaré a Puebla para una expo de una universidad, así que espero sepan entender.

Capítulos todos los Sábados.

Voten ⭐️ si les gustó y Comenten 💬 cuál fue su parte favorita.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top