4 | Malos entendidos


M A R T E S

Luna POV

Ayer las cosas con Ámbar se pusieron tensas luego de que confesé lo que sentía por Matteo. Me dolió saber que mi prima no confiaba en mí cuando le decía que alguien me gustaba, tenía razón en que siempre estaba detrás de un chico, solamente que para ella los olvidaba de la noche a la mañana, cuando la realidad era que los olvidaba una vez que obtenía lo único que quería de ellos.

Aún así, ella era mi prima y yo confiaba ciegamente en lo que me dijera, ¿por qué ella no podía hacer lo mismo? No sé, pero no me iba a quedar de brazos cruzados a averiguarlo. Si ella decidía no creerme era su problema, ya estaba acostumbrada a no confiar en las personas.

Lo que sí es seguro es que no dejaría que ese bombón italiano fuera para alguien más. Cuando Luna Benson quería algo, lo conseguía, así que desde hoy empezaría a ganármelo. Luego de lo qué pasó ayer en la pista estaba más que segura que tenía una oportunidad con él y no pensaba desaprovecharla. Es por eso que hoy, apenas bajé del auto del chófer, corrí en busca de un italiano y cuando lo observé a lo lejos batallando con varias hojas de papel, supe cual debía ser mi entrada, por lo que, acomodé mi cabello y sin perder más tiempo, corrí hacía él.

–¡Perdón!– Exclamó él al momento en que chocamos, no accidental, sino intencionalmente, solamente que él no lo sabía.

–¿Otra vez chocándome Matteo? ¿Me parece a mí o se te está haciendo costumbre?

–¿Qué decís? Si fuiste vos la que me chocaste– Respondió entre risas.

–¡¿Yo?!– Reí cruzando brazos –¿Te parece que yo te quisiera chocar?

–Sí, yo creo que cualquier chica haría cualquier cosa para tener una oportunidad de hablar conmigo– Soltó en su intento de tono canchero.

–¡Es verdad! Es verdad que estoy hablando con él chico más deseado de toda Argentina. Me olvido que estoy hablando con vos– Bromeé provocando su hermosa risa –Lástima que yo no soy como ellas. Yo no me rebajaría a hacer cosas así. Si yo quisiera algo de vos, te lo diría de frente.

–¿Y querés algo de mí?– Cuestionó levantando una ceja.

–No lo sé, sólo si vos querés.

–¿No era que a vos no te iban las indirectas?– Preguntó de manera burlona.

–No es una indirecta, solamente necesito saber si estamos en la misma sintonía– Contesté no apartando mi vista de sus bellos ojos cafés ni un segundo.

–¿Acaso me estás proponiendo algo? Porque te juro que no los entiendo a ustedes argentinos– Mencionó a lo que reí.

–Quizá, ¿a vos te interesaría que te propusiera algo?

–Tal vez, pero, preguntalo y veremos...– Dijo cruzando de brazos.

–Está bien Balsano, ¿te interesaría intentar algo? ¿O te da miedo?– Soltó una risa burlona.

–Nada me da miedo petisa, sólo que es muy pronto para que me propongas algo así, ¿no crees?

–Para nada. Cada día que pasa es un día menos de vida y hay que aprovecharlo como si fuera el último. No quiero arrepentirme de no hacer lo que quiero por esperar.

–Es una gran filosofía de vida, solamente que hay un problema, ¿cómo podés saber que lo que querés es lo que necesitas, si no has probado el resto?

–No necesitas hacerlo para saber que lo que tienes frente a vos es lo mejor que podrás obtener– Hablé sonando lo más arrogante posible, pero, aunque les duela era la verdad.

–¿Cómo es que estás tan segura?

–Porque es la verdad. El resto de las chicas acá no son ni la mitad de lo que yo soy, son sólo una manga de hipócritas, que se creen las santitas, pero que son una basura– Dije haciendo evidente mi rencor contra ellas –Además, ¿qué otra chica te vendría de frente como yo lo estoy haciendo ahora?– Matteo sonrió ligeramente.

–Ninguna. Sos especial petisa– Más lindo imposible, ¿ahora me entienden?

–Gracias, lo escucho muy seguido... Ahora, ¿vas a responder mi primer pregunta? Porque tampoco es que voy a andar rogándote por todos lados. Quiero pero tampoco es para tanto– Dije alzando ambas cejas.

–De acuerdo Benson– Habló dibujando una sonrisa en su rostro –No tengo nada que perder– Poco a poco la sonrisa fue contagiándose a mi rostro –Y para empezar bien las cosas, ¿qué te parece si recreamos nuestra primera cita?

–¿Cita?– Solté una inmensa risa –¿Te parece que lo de ayer fue una cita?

–Sí, la primera de muchas. ¿Qué decís? ¿Aceptas salir conmigo?

–Está bien Balsano– Concluyó sonriente –Acepto.

Todo iba saliendo de maravilla, como siempre, el chico canchero terminaba siendo el que me invitaba a salir. Ya había aprendido a manipularlos con palabras y todos terminaban cayendo.

Pero, eso no importaba ahora, lo importante era que tenía una cita, una cita con Matteo, otra cita con él. Cada momento que pasaba iba teniéndolo más y más de mi lado y ahora sí, no me importaba lo que pensara nadie, mucho menos mi prima. Ahora ya tenía a Matteo para mí y quien quita, para siempre.

Matteo POV

La mañana parecía ser tranquila, solamente que no contaba con un pequeño detalle, una hermosa castaña argentina con una propuesta que no les voy a mentir, me tomó de sorpresa. Había conocido a todo tipo de chicas, pero ni una era así de atrevida como esta, quien, a tan sólo un día de conocernos, me propuso intentar algo. No les negaré que me desconcertó un poco, pero después de un momento, me di cuenta que la propuesta no estaba nada mal. Luna era hermosa y su manera de ser me atraía mucho, por lo que, acepté su propuesta y ella y yo ahora teníamos otra cita.

Gastón estaba en lo cierto: Argentina cada día parecía ser un lugar más maravilloso, ¿en qué otro lado conseguiría a una chica así de rápido? En ninguno y esta noticia tenía que compartirla con mi único amigo acá, por lo que, caminé en busca de su rostro y cuando me topé con él, me di cuenta que no andaba solo, que andaba muy bien acompañado por un par de chicas, una rubia y otra pelirroja, los tres reían, sobre todo la rubia, mientras que la pelirroja sólo se limitaba a regalarle una que otra mueca.

–Hola... ¿Interrumpo algo?– Pregunté al acercarme haciendo que sus risas se detengan.

–¡Matteo!, para nada amigo, vení... Mira, te presento, ella es Yam– Señaló a la rubia, quien me observaba sonriente –Y ella. Ella es la colorada más linda de todo Buenos Aires...

–Jim me llamo– Cortó con el cumplido de mi amigo.

–¿Vos sos nuevo no?– Preguntó la rubia, con la misma energía desde que llegué.

–Sí, soy Matteo, mucho gusto– Sonreí regalándoles besos en la mano a cada una.

–Un gusto– Respondió con una pequeña sonrisa sincera la pelirroja –Yam, ¿nos vamos a clases?– La rubia suspiró.

–Sí, vamos. Fue un gusto Matteo– Habló Yam haciendo un ademán en despedida, mientras que ambas chicas se alejaban.

–¿Qué fue eso?– Pregunté conteniendo la risa –¿Quienes son?

–Jim y Yam, o como yo las llamo, las gemelas fantásticas– Ambos reímos –Son unas chicas de tercero, las conozco por la pista, ambas son increíbles patinadoras.

–¿Y nada más?– Preguntó alzando ambas cejas –La rubia parece estar loca por vos.

–Sí, es bastante obvia, lástima que a mí la que me trae vuelto loco es la colorada. Te juro que intento de todo amigo, pero esa chica es tan, tan dura. Pero no voy a parar hasta hacerla mi chica– Habla Gastón seguro de si mismo.

–Vaya, parece que el galán argentino está teniendo problemas– Bromeé soltando una risa.

–Así son las cosas amigo, las argentinas son las más lindas, pero igual son las más difíciles– Mencionó suspirando.

–Yo no estaría tan seguro hermano, ayer tuve una cita con una chica y hoy la invité a la segunda– Presumí orgulloso.

–¿Me estás cargando?– Me miraba asombrado –¿Cómo hiciste eso?

–Fácil... Soy yo. Deberías intentarlo– Ambos volvimos a reír.

–¿Y qué tal? ¿Cómo es esa chica?–Preguntó curioso.

–Diferente, sin duda es diferente. Es tan parecida a mí: ambos sabemos lo que queremos y no dudamos en alcanzarlo– Suspiré dibujando una sonrisa en mi rostro –Es linda. Es muy linda.

–Eso es lo importante– Agregó riendo –¿Y qué onda? Si es tan especial, ¿por qué no estás con ella ahora?

–Es que... Hay algo más– Gastón frunció el ceño ante mi comentario –También me trae vuelto loco otra chica. No me la puedo sacar de la cabeza.

–¿De pura casualidad son las mismas chicas de ayer?– Inquirió y yo asentí –¿Y quienes son las afortunadas?

Estaba a punto de pronunciar el nombre de ambas, cuando una voz masculina acercándose hacia nosotros hizo que cerrara la boca y un chico desconocido, como todos los que veía, se detuvo a un lado de Gastón.

–¡Amigo!– El rostro de Gastón dibujó una sonrisa al saludarlo.

–Amigo, mira, te presento a Matteo, un amigo mío de Italia... Matteo, él es Benicio y también es italiano– Dijo presentándome al chico castaño bastante sonriente.

–¿Italiano? ¡Eso es increíble!– Exclamó entusiasmado el chico –¿De qué parte de Italia sos?

–Nápoles, aunque gran parte de mi vida he vivido en París.

–También yo he estado fuera de casa desde hace mucho. Con decirte que llevo viviendo en Argentina más de tres años, que ya se siente como mi hogar– Suspiró y le regalé una sonrisa sincera, sabía lo que se sentía estar lejos de casa.

–Matteo, él es mi amigo desde hace mucho, nos conocimos igual por la pista, Benicio es el mejor de la pista, ahí lo llamamos el Rey de la Pista– Mencionó Gastón orgulloso, ya hasta su novio parecía.

–Mira que casualidad, yo también patino. Ayer conocí el Roller de hecho y me encantó, es un lugar increíble– Comenté haciendo que ahora él sonriera. Que trío de chicos más alegre éramos.

–Bueno, pero seguí contándome... Benicio es de total confianza– El tal Benicio frunció el ceño –Matteo anda entre dos puntas con dos chicas– Explicó mi amigo haciendo que su amigo sonriera pícaro.

–¿Es cierto?– Asentí sonriente –Que buena onda amigo, así se tienen que hacer las cosas, hay que aprovechar lo que Dios nos dio, porque hizo un buen trabajo con estas bellezas– Gastón y yo reímos –¿Y qué tal? ¿Cómo son?

–Son diferentes, pero tan iguales a la vez, la castaña es tan, tan liberal, atrevida, me propuso intentar algo luego de una cita– Tanto Benicio, como Gastón me observaban asombrados –En cambio la rubia, ella es tan buena onda, es divertida, no encuentro las palabras para definirlas, a ninguna de las dos... Ambas se hacen las difíciles, mucho más la rubia, pero al final está claro que le gusta que le insista, porque no hace nada para detenerlo y aunque ahora no lo admita, yo sé que la traigo vuelta loca.

Hablé orgulloso haciendo que ambos chicos me observarán orgullosos, como si fuera motivo de orgullo mi confusión entre ambas. Dije lo que sentía por ambas, especialmente por la rubia, sin saber, que yo mismo estaba cavando mi propia tumba.

–Mira nada más, es uno de los nuestros Gastón– Bromeó Benicio –Me agradas, ahora una pregunta importante... ¿Están buenas?– Reí mordiéndome el labio.

–Mucho. Cada una tiene lo suyo, pero ambas, son verdaderas obras de arte. Son perfectas.

–Y otra vez te pregunto... ¿Quiénes son las afortunadas?– Inquirió nuevamente mi amigo y suspiré.

–La preciosa castaña es Luna, Luna Benson... Y la rubia hermosa es su prima, Ámbar.

En seguida noté la sonrisa del rostro de Gastón desaparecer, parecía palidecer, me hacía algunas señas a lo lejos para que me callara pero no entendía nada, y de Benicio, ni que hablar, de un segundo a otro parecía estar furioso, frunció el ceño y respiraba agitadamente.

–¿Ámbar dijiste?– Preguntó alterado.

–No Benicio, Matteo se debe de haber confundido, ya sabés, es nuevo y no se debe de acordar de los nombres– Habló antes que yo lo hiciera en un tono nervioso y ahora yo lo observaba confundido.

–¡No! Yo escuché claro... ¿No estarás hablando de Ámbar Smith? ¿O sí?– Dijo apartando a Gastón del medio.

–Sí, de ella hablo, de Ámbar Smith, mi compañera de clases– Gastón se llevó la mano al rostro, golpeándose con esta.

–¿Vos sos consciente que estás hablando de mi novia?– Cuestionó el italiano.

Enseguida todo cobró sentido y dentro de mí llegó el recuerdo de las palabras de la rubia, diciéndome: "Benicio se llama, mi novio". Claro que tenía que ser, ¿por qué no lo pude recordar? ¿Por qué no me di cuenta que Benicio era el novio de Ámbar? Y encima luego de todo lo que había dicho.

–Sí, pero todo tiene una explicación...– Intente aclarar lo sucedido.

–No, no hay explicación, ¿acaso dijiste que ella siente algo por vos?

–No, yo no dije eso, yo dije lo que pensaba, además, yo no tengo la culpa si pasa eso, ella es libre de enamorarse de quien sea y cuando sea– Mencioné enterrándome más, pero no iba a permitir que nadie me tratara de esa manera.

–Cállate. Ámbar es mi novia. Ella está enamorada de mí y punto. Vos no sos nadie para ella, así que te ordeno que te apartes de ella si no querés tener un problema conmigo– Me amenazó ese tipo, ¿quién se creía para ordenarme algo? ¿A mí? Nadie jamás. Yo le iba a enseñar que no se tenía porque meter con un Balsano.

–¿Perdón? ¿Es un chiste no? Vos no podés ordenar nada, yo puedo estar con quien quiera y cuando quiera, y eso incluye a tu novia, porque quizá ahora son novios, pero eso no es un impedimento para mí, todo tiene su fin... Así que mejor hacete la idea de que me verás pasando mucho tiempo con ella ahora, porque es la realidad, y quizá en una de esas, ella terminé siendo mía– Completé ganándome seguramente el odio de Benicio.

–Matteo basta– Interrumpió Gastón apartándome de Benicio.

–Tranquilo Gastón. Ya terminé... Por ahora– Concluí alejándome de Benicio.

Bueno, ahora podía concluir que el año había tomado orden, ya me había tardado en conseguir el odio de un chico por una chica, ganas no le faltaron a Benicio de golpearme en el rostro, pero no me iba a quedar a esperarlo, yo siempre hablaba al último y decía la verdad, porque eso dije: la verdad. Ámbar podía ser mi chica si yo quisiera y si eso implicaba dejar en su lugar a ese chico, entonces, ahora más que nunca deseaba tenerla para mí, para dejarle claro a Benicio, que nadie, pero absolutamente nadie, se metía conmigo.

Ámbar POV

Desde ayer que "discutí" con Luna, me había quedado un poco mal. Con mi prima no discutía por nada, nunca lo hacíamos, ni siquiera por juguetes y ahora había pasado. Una razón más para no querer a Matteo cerca de Luna. Tan sólo un día en la ciudad y ya había causado problemas entre las dos y estaba segura que esto sólo sería el comienzo... Aunque deseaba con todas mis fuerzas equivocarme.

Creo que mi humor lo decía todo. Desde que llegué al Blake lo único en lo que podía pensar era en ellos dos, incluso aunque no quisiera. Imaginaba una tras otra situación entre Luna y Matteo y todas me causaban desconcierto, ¿por qué? No lo sé, quisiera saber porque me afectaba tanto verlos juntos, está bien, tenía sólo un día que mi prima había conocido a ese chico, pero, el amor mandaba y yo conocía muy bien eso. Quizá el destino quería verlos juntos aunque yo no pudiera hacerlo.

Me encontraba con mis amigas dentro del aula, a pesar de que era receso, las tres decidimos quedarnos en el aula a charlar. Usualmente pasaba los recesos junto a Benicio, pero hoy no había contestado uno sólo de mis mensajes. Quizá su teléfono se apagó o estaba ocupado, porque hoy en la mañana cuando nos saludamos estaba perfecto, si no, no encontraba otro motivo por el que no me atendiera.

–Tu turno Jazmín– Ordenó Delfi quien estaba sentada a un lado mío.

–Está bien... ¿Tini o Lali?– Preguntó la pelirroja como parte de nuestro juego.

–Obvio que Lali, Jazmín, ella es la mejor cantante de toda Latinoamérica. Además es una diosa, es divertida, es todo...– Habló como buena fanática Delfi.

–Nada que ver Delfi, Tini es mucho mejor. Es súper diosa, súper chic, su look me fascina. Ella sí es la mejor– Debatió Jazmín agitando su cabello al finalizar.

–Yo hablo de talento, no de look Jazmín– Intervino la pelinegra –¿Vos que opinas Ámbar?– Escuchar mi nombre hizo que regresara a la realidad, una vez más me había perdido en mis pensamientos sobre adivinen quienes.

–¿Cómo?– Pregunté haciendo obvio que no estaba prestando atención a nada.

–¿Qué te pasa Ámbar? Has estado así, como pérdida todo el día– Confesó Delfi haciendo que suspirara –¿Qué tenés? ¿Pasó algo?

–Ayer... Medio que discutí con mi prima– Dije causando que Jazmín bufara y Delfi rodara los ojos, ¿tanto así no la soportaban?

–Ah, es eso... ¿Y por qué discutieron?– Inquirió la pelinegra, ya que Jazmín se encontraba ocupada jugando con sus uñas.

–Porque me confesó que le gusta un chico– Mencioné causando que mis amigas se miraran a los ojos y Jazmín soltó una risa.

–¿Y cuál es la novedad? Luna siempre anda detrás de algún chico... Parece como si no pudiera vivir sola– Comentó Jazmín de manera burlona.

–Basta. Les estoy contando esto porque son mis amigas, no para que hablen mal de mi prima– Exclamé alterándome. De todos lo soportaba menos de ellas dos.

–Sí, lo sabemos Ámbar, pero es la verdad, aunque no la quieras ver. Luna siempre tiene que tener a un chico a su lado y luego de que obtiene lo que quiere de ellos, los deja tirados... ¿Cuál es la diferencia ahora?– Comentó Delfi ganándose una mirada fulminante de mi parte.

–La diferencia es que este chico es Matteo– Dije haciendo que ambas abran la boca sorprendidas.

–¿Matteo? ¿El chico italiano que se sienta con vos?– Interrogó Jazmín.

–Sí. Y ya saben cómo es. Es un arrogante, engreído y todo lo demás. Y yo no quiero que lastime a mi prima, por eso ella no tiene que estar con él– Exclamó sacando todo dentro de mí.

–Bueno Ámbar, tampoco me parece que es para tanto, Luna ya esta grandecita para que vos la sigas protegiendo de todos. Ya ella puede hacerse cargo de su vida– Sugirió Delfi restándole importancia al asunto y enseguida las palabras de Luna regresaron a mi cabeza.

–No puedo hacerlo Delfi. Chicas... Luna es mi prima. Yo no puedo permitir que esté con Matteo. Yo conozco a los chicos como él, Benicio era igual. No lo puedo permitir y no sé que voy a hacer pero lo voy a conseguir.

–Ámbar... ¿No será que estás ocultando lo que verdaderamente te pasa?– Fruncí el ceño al oír esto.

–¿A qué te referís?– Cuestioné sin entender a dónde quería ir.

–Me refiero a que decís que querés proteger a Luna, pero tal parece como si estuvieras celosa de ella. Ámbar... Y si en realidad esto te molesta porque estas celosa de que ella esté con Matteo.

La miré completamente desconcertada. ¿De dónde se le ocurría sacar eso? Yo tenía novio, ¿por qué estaría celosa de mi prima por un chico? Y encima de todo, ¿por Matteo? Ahora sí que Delfi había perdido la cabeza. Quería hablar para acabar con semejante delirio, cuando la voz de mi novio se hizo presente en el aula llamándome por mi nombre.

–¡Ámbar!... Necesitamos hablar– Gritó tomándome del brazo y haciendo que me levante mientras que me arrastró fuera del aula.

–¡¿Qué te pasa?! ¿Te volviste loco Benicio? ¡Soltame!– Exclamé soltando mi brazo de su agarre, deteniéndonos fuera del aula.

–Pasa que necesito que me expliques algo– Habló y ahí es cuando noté lo alterado que estaba por su voz –¿Cómo es eso de que tenés un nuevo compañero?

–¿Me estás cargando? ¿Es por eso? Decime que es una broma por favor– Dije comenzando a perder la paciencia.

–No, no es una broma... Hoy conocí a tu dichoso compañero, Matteo, y me dijo que te pasan cosas con él– Abrí los ojos sorprendida por eso, no sabía a quien quería matar, si a Matteo por decir eso, o a Benicio por creerle.

–¡¿Qué?!– Grité confundida –¿Cómo se te ocurre pensar eso?

–Yo no pensé en eso, es lo que me dijo tu amiguito.

–¿Y vos crees todo lo que te dicen de mí?

–Sólo cuando son cosas así. Él parecía muy convencido de lo que me estaba diciendo– Cruza de brazos rompiendo con mi calma.

–No me interesa que tan seguro se veía. No lo puedo creer. O sea que vos le crees a todos menos a mí que soy tu novia.

–Sólo necesito que me digas la verdad... ¿Sentís algo por ese italiano?– No. Yo de verdad lo quería matar, ¿cómo se le cruzaba por la cabeza preguntarme algo así?

–¡No!– Grité alterada –¿Contento?– Benicio suspiró intentando tomarme de la mano pero me aparté.

–¿Qué pasa?

–Encima me lo preguntas. ¿Qué te pensas? ¿Qué te voy a dejar pasar esto así? ¡Pues no Benicio! Yo no voy a permitir que desconfíes de mí de esa manera y que todavía tengas el valor de venir a armarme escenas de celos por pavadas como esta...

–No mi amor, yo te amo. Yo sólo necesitaba confirmar que vos sentías lo mismo por mí...

–¿Me estás bromeando? Vos deberías saber lo que siento por vos. Yo no desconfío de vos de esta manera y créeme que motivos me sobran, así que no creas que se me olvidará tan fácilmente esto– Dije intentando alejarme él.

–¡Espera!– Me detuvo con su voz –¿Qué se supone que significa eso?

–¿Vos que crees Benicio?– Crucé de brazos –No voy a seguir permitiendo tus celos e inseguridades... Si querés estar conmigo, vas a tener que ganarlo.

Sin decir más me alejé entrando una vez más al aula y tal cómo en una película, la campana que anunciaba que el receso terminó se hizo escuchar, mientras que todos los chicos que habían contemplado nuestra discusión se comenzaron a alejar. Lo que me faltaba, que Matteo me trajera problemas con mi novio. Y no voy a negar que Benicio tuvo mucha culpa en esto, pero, ¿por qué Matteo le dijo algo así a Benicio sabiendo que era mi novio? ¿Para provocar un problema entre nosotros? Pues lo había conseguido. Pero lo peor del caso, ¿por qué no me afectaba saber que había dicho eso? ¿Y si Delfi tenía razón? ¿Acaso estaba celosa?

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¡Hola a todos! ❤️😻 ¡Nuevo capítulo linduras!

¿Qué les pareció el capítulo? Se va armando el drama, ¿Luna y Matteo serán algo? ¿Gastón y Jim? Que opinan ahí, ¿Les gusta ese shipp? ¿Benimbar se arreglará? ¿Ámbar esta celosa de Luna por Matteo? ❤️

Capítulos todos los Lunes.

Voten ⭐️ si les gustó y Comenten 💬 cuál fue su parte favorita.

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