39 | Desconcierto
D O M I N G O
Matteo POV
Guardé el segundo patín dentro de mi locker para cerrar este dispuesto a salir de ahí y dirigirme a la mansión de Luna donde ella se encontraba esperándome.
Sus padres habían decidido visitar a Ámbar en el hospital esta mañana y por tanto, ella me había invitado a pasar el día en la mansión, algo a lo que no me pude negar en lo absoluto pues sabía que tan mal estaba mi novia debido a todo el asunto de Ámbar.
Ayer luego de la discusión con Emilia, Luna parecía estar en otro universo, apenas y era capaz de dirigirme la palabra y eso me dejaba claro que seguía sin creer que su amiga hubiera sido capaz de hacerle daño a su prima, por eso, había decidido estar con ella e intentar animarla.
Giré dispuesto a salir de los lockers e involuntariamente, mi mirada cayó sobre el locker de Ámbar haciéndome soltar un largo suspiro.
¿Cómo se encontraba Ámbar ahora? No podía sacarme esa duda de mi cabeza desde ayer. Yo, al igual que todos, no sabía nada de ella, lo único que sabía es que había despertado, pero aun seguía en el hospital y eso era sinónimo de que algo estaba pasando con ella.
No obstante, no tenía el valor para preguntarle a Luna sobre Ámbar, ella se tensaba al simplemente escuchar su nombre, era claro que si yo la cuestionaba sobre su prima podía terminar increíblemente mal.
Negué tratando de borrar todos esos pensamientos que me habían atormentado desde hace dos días para disponerme a salir de los lockers hacia la mansión de Luna.
Sin embargo, al emprender mi camino fuera de estos, una chica que venía en dirección contraria apareció prácticamente de la nada frente mío obligándome a detener en seco para evitar chocar con ella.
—Lo sien...
Corté mi propia frase al momento en que mis ojos se encontraron con los de ella haciéndome percatar que la chica con la cual estuve a punto de chocar era Emilia.
—Perdón...
Solté en seco esquivando su mirada para disponerme a salir de los lockers pero apenas le bastó con que diera un paso para interponerse en mi camino impidiéndome avanzar.
—Necesito hablar contigo, Matteo— Pidió en un tono calmado.
—Que lástima por vos, yo no tengo nada que hablar con vos, ayer dijiste todo lo que tenías para decir, así que... ¿Me disculpas?— Exclamé sin una pizca de amabilidad para intentar esquivarla, pero nuevamente, se interpuso en el medio.
—No, yo ayer no te dije nada, la única que habló fue Luna...
—Y ella dijo toda la verdad... ¿Qué más tenés para decirme? ¿Cómo planeaste todo?— Cuestioné duro cruzando de brazos.
—¿En verdad creíste que lo que te dijo Luna es verdad?— Exclamó Emilia también cruzando de brazos.
—¿Por qué Luna mentiría con algo así? ¿Por qué ella traicionaría a su mejor amiga si no fuera verdad?— Interrogué alterándome.
—Porque Luna es así, Matteo... ¿En verdad no la conocés?— Replicó Emilia incrédula —Luna es capaz de hacer cualquier cosa por obtener lo que quiere y no le importa si eso incluye vender su alma al diablo...
—¿Y qué se supone que quería según vos? ¿Mandar a Ámbar al hospital?— Exclamé demandante.
—Cumplir con su plan...
—¿De qué plan hablas?
—Del plan que hizo para separarte a ti y a Ámbar.
Respondió Emilia ocasionando que frunza el ceño, ayer también mencionó algo acerca de un plan y hoy volvía a hacerlo, ¿en verdad era capaz de inventar una mentira así?
—No puedo creer que seas capaz de inventar algo así con tal de salvarte de asumir las consecuencias de lo que hiciste— Escupí disgustado.
—No estoy inventando nada, Matteo, es la verdad... Luna creó todo un plan para separarte a ti y a Ámbar... ¿Por qué piensas que me acerqué a ti en primer lugar?
—Más bien creo que vos fuiste la que creó todo un plan para sacar a Ámbar de la competencia y estás intentando inculpar a Luna de tus errores.
—No, es todo lo contrario... Abre los ojos, Matteo... ¡Luna te está mintiendo!— Soltó Emilia suplicante.
—¡No!... La única que me está mintiendo acá sos vos... Pero eso no te va a salvar de pagar por lo que hiciste...
—Yo ajusté la rueda del patín de Ámbar, lo acepto... Pero fue Luna la que ideó ese plan, para sacar a Ámbar de la competencia y darle una lección a Benicio.
—¿Qué tiene que ver Benicio con todo esto? ¿Qué el también tiene que ver con el supuesto plan de Luna?— Exclamé furioso.
—¡Sí!... ¡Benicio, Michel!... Todos fuimos cómplices de Luna, todos hicimos el trabajo sucio por ella.
—¡Basta! ¡Ya no quiero escucharte más!
—¡Por favor, Matteo!... Tienes que creerme... Que Michel te dijera que estaba enamorado de Ámbar era parte del plan, que Ámbar nos viera a punto de besarnos también era parte del plan... A mí tú no me interesas para nada. Mientras fingía interés por ti estaba saliendo con otro chico pero todo era parte del plan. Todo menos que tú y Luna estuvieran juntos... Eso hizo que pasara todo lo qué pasó desde entonces.
Fruncí el ceño confundido, ¿cómo Emilia sabía que Michel me había confesado que estaba enamorado de Ámbar? Aquella vez sólo estábamos él y yo.
—¿Y vos que se supone que ganas ayudando a Luna?— Cuestioné serio.
—Lo que ella dijo, sacar a Ámbar de la competencia... Pero no ajustando la rueda de su patín... Ámbar debió haber quedado fuera de la competencia desde la primera ronda, pero eso no pasó, luego tú la dejaste por Luna y Benicio se volvió su pareja... Y por eso Luna y yo ajustamos su rueda, para sacarla definitivamente de la competencia y que se cumpliera mi parte del plan.
Negué mirando a Emilia sin poder decir una sola palabra, la seguridad con la que decía sus palabras me hacían dudar si lo que ella estaba diciendo era verdad o no.
—Matteo, yo nunca quise lastimar a Ámbar, no pensé que algo así podría pasarle y te juro que estoy arrepentida de lo hice... De aceptar ser parte del plan de Luna...
Suspiré sin saber que decir, no quería creer en una sola de sus palabras, Luna sería incapaz de hacer todo aquello que Emilia había dicho, ella era incapaz.
—¿Terminaste?— Solté en seco.
—Matteo...
—Tenés una gran imaginación Emilia, pero no te creo... Me estás diciendo todo esto para que no diga que vos fuiste quien mandó a Ámbar al hospital.
—Dilo, diles a todos que fui yo, si tengo que pagar por mi error lo haré... Pero no pienso permitir que Luna no pague también.
—Luna no tiene que pagar nada porque ella no hizo nada.
—¿En verdad crees eso?— Bufó Emilia incrédula —¿Por qué Michel ya no está tras Ámbar? ¿Por qué de un día para otro dejé de perseguirte? Porque Luna obtuvo lo que quería: separarlos a ti y a Ámbar. Ella te engañó. Te ha estado engañando y lo seguirá haciendo con tal de no perderte.
¿Por qué debería creerle a Emilia una sola de sus palabras? ¿Por qué? Eso me repetía y sin embargo, no lograba entender que ganaba ella inventando todo eso si fuera mentira.
—Ten por seguro que todos se enterarán de lo que hiciste, Emilia...
Finalicé para abandonar definitivamente los lockers queriendo evitar escucharla decir más cosas que me hicieran comenzar a dudar sobre mi novia.
No obstante, ya era muy tarde para eso, Emilia había sembrado en mí infinitas dudas, por más que quisiera negarlo, las cosas que decía parecían encajar perfecto, tener sentido.
Pero, era una locura, si creía en Emilia, dejaba de creer en mi novia y eso no podía pasar, Luna no podía haber sido capaz de hacer todo eso por venganza, ¿o sí?
Ámbar POV
Tres días, tres días eran los que llevaba en el hospital, sin duda, los tres días más difíciles de toda mi vida.
Daba todo por dejar ese cuarto de hospital al que no podía acostumbrarme, la sensación de sentirme atrapada era abrumadora y hacían que sintiera las horas eternas.
No obstante, esta mañana era todo diferente, hoy tuve un gran motivo para despertarme con una sonrisa en el rostro. Hoy, gracias a mi hermano, mi madre Sylvana, se encontraba visitándome en el hospital.
Simón logró convencer a mis tíos de vigilar que mis padres no abandonaran la mansión con la excusa que necesitaban descansar y que él se encargaría de pasar toda la mañana conmigo, todo para que Sylvana pudiera visitarme.
Y desde el segundo en que la vi ingresar a la habitación, la sonrisa en mi rostro se duplicó, en verdad necesitaba tenerla frente mío.
—M-Me alegra tanto q-que estés aquí, mamá— Hablé con una sonrisa en el rostro.
—Y a mí me alegra que estés mejor, mi amor— Respondió mi madre tomándome suavemente de la mano —No sabés lo que me preocupé cuando tu hermano me contó lo que te había pasado al llamarme.
—Sé que te hubiera pr-preocupado menos si hubiera sido y-yo la que hablaba con vos, p-pero ayer apenas y p-podía sostener un teléfono— Hablé tímida intentando no preocuparla más de lo que seguro estaba.
—Lo importante es que estás mejor... ¿Cierto?— Inquirió mi madre dibujando una leve sonrisa en su rostro.
—Sí...
Intervino Simón, quien hasta ahora había permanecido recargado en la puerta de la habitación observando la escena incrédulo.
—El doctor dijo que la inflamación ya ha descendido en un treinta por ciento y con ella, los síntomas de la ataxia... Dice que si sigue así, para el final de la semana podrían darle el alta.
Sylvana sonrió para regresar su mirada a mí y tiernamente acariciar mi mejilla provocando que mi sonrisa creciera.
—Me alegro mucho, no sé que hubiera hecho si... Si algo te pasaba, mi chiquita.
—P-Pero nada me pasó... Es... Estoy bien... Y mejor ahora que estás a-aquí conmigo.
—Eh...— Intervino Simón logrando que ambos enfoquemos nuestra mirada en él —Yo... Yo creo que iré por un café para que así ustedes charlen tranquilas.
—N-No es necesario, Simón... P-Podés quedarte.
—Gracias, bonita... Pero prefiero dejarlas solas, además, si papás se escapan de mis tíos, puedo distraerlos para que no vayan a encontrarse con... T-Tu mamá.
—G-Gracias.
Respondí regalándole una sonrisa a Simón que provocó que sus ojos se iluminaran, sabía que tan bien le hacía verme sonreír.
Asintió y con esa misma sonrisa, abrió la puerta de la habitación para salir de esta y dejarnos solas a mí y a mi mamá.
—Es un gran chico— Soltó Sylvana logrando captar mi atención.
—Lo es... Simón es el mejor hermano del mundo— Respondí para soltar una pequeña risa.
—Parece que fue ayer cuando apenas era un bebé— Habló logrando que frunciera el ceño.
—¿C-Cómo? ¿V-Vos lo c-conociste de bebé?— Cuestioné desconcertada.
—Sí, lo vi por última vez cuando tenía dos años...
—¿S-Sí?... ¿Y cómo er-ra?— Pregunté sonriente.
—Hermoso, muy alegre y muy inteligente... Recuerdo que al igual que vos, le encantaban los animales, podía nombrar a cientos de ellos... Siempre estaba riendo y riendo— Rió bajando la mirada —Verlo a él me hizo confirmar que con Sharon y André ibas a crecer rodeada de amor.
Inevitablemente, mi sonrisa aumentó, por más que mis padres sean duros conmigo y con Simón, siempre habían procurado nuestra felicidad, aunque muchas veces lo hayan hecho de la manera equivocada.
—No pudiste elegir me-mejor familia que la que elegiste p-para mí, mamá.
Ahora fue Sylvana quien sonrió. Había comprendido que tan bien le hacía que yo agradeciera la decisión que tomó, y es que no había forma de no estarlo, gracias a ella, pude tener la vida que tuve.
—Tengo algo para vos— Soltó de repente dejando ir mi mano.
—¿P-Para mí?— Cuestioné frunciendo el ceño.
Sylvana se aproximó a su bolso para buscar algo en el interior de este hasta que obtuvo una pequeña caja que sonriente abrió para tomar lo que había en su interior haciéndome percatar que se trataba de un collar.
—Este era tuyo cuando eras una bebé...
Dijo para entregarme en mi mano el collar y mi mirada rápidamente se fijó en el dije de una piedra de ámbar con diminutas piezas de diamante por doquier.
Involuntariamente, mi ceño se frunció, el dije, el collar... Yo conocía este collar de algún lado, lo había visto antes pero no sabía dónde.
—¿Qué pasa, mi amor?— Cuestionó mi madre extrañada por mi rostro.
—Eh... Y-Yo... Yo— Negué insegura de que podía decir —¿Este c-collar tan elegante era m-mío?
—Más bien era mío, fue un regalo de tu padre... Gracias a ese collar fue que decidí ponerte tu nombre... Ámbar, es igual de hermoso que vos.
Aún confundida, regresé mi mirada al collar que sostenía en mis manos, ¿por qué se me hacía tan familiar? ¿Dónde lo había visto antes? No tenía idea, sólo sabía que mi memoria lo recordaba como si hubiera sido ayer, sin saber de donde provenía.
No obstante, mi trance se vio finalizado al momento en que involuntariamente, mis manos me fallaron obligándome a dejar caer aquel collar al suelo haciéndome sentir mi respiración alterarse.
Era la peor sensación del mundo sentir como tus brazos y manos te fallaban sin que pudieras hacer nada al respecto, no podía comer sin dejar caer aunque sea una vez un cubierto, no podía sostener un teléfono, no podía caminar sin ayuda, no podía hacer nada sola.
—Perdón, p-perdón... N-No q-quise...
Sin notarlo, aquellos sentimientos que había dejado atrás terminaron por afligirme y Sylvana, sin dudarlo un segundo, se inclinó para tomar el collar del suelo y entregármelo dulcemente en mis manos.
—No pasa nada, mi amor... No tenés porque pedir perdón— Sonrió acariciando mi mano.
—N-No fue mi intención tirarlo...
—Yo sé que no lo fue... No me pidas perdón, ¿sí?— Pidió a lo que difícilmente asentí.
—E-Es muy hermoso el c-collar— Solté tímidamente.
—Lo es... Y ahora es tuyo de nuevo.
—¿M-mío?— Cuestioné confundida.
—Sí, ese collar colgó de tu cuello desde el día que naciste... Decidí quedármelo antes de irme para sentir una parte de vos siempre conmigo... Pero ahora que te tengo otra vez a vos, no lo necesito más y por eso quiero que vos lo tengas de nuevo, que recuperes poco a poco tu pasado.
Las palabras de Sylvana fueron capaces de devolverme esa alegría que sólo ella había podido darme.
—Solamente que me gustaría que fuera un secreto entre vos y yo...
—¿Un s-secreto?— Cuestioné frunciendo el ceño.
—Sí... Tu madre conoce este collar a la perfección y temo que si lo ve sepa que vos me conociste... ¿Podés hacer eso por mí, mi amor?
—Sí... T-Te prometo que lo guardaré m-muy bien.
Respondí logrando que Sylvana sonría aliviada, yo tampoco quería que mi madre supiera que yo la conocía, mucho menos que hablaba día y noche con ella, no estaba lista para que lo supiera, ni siquiera estuve lista para que Simón supiera la verdad pero era la única forma de hacerlo.
No obstante, mi sonrisa nuevamente se esfumó al observar el dije, algo de él me causaba una sensación extraña en mi interior, podía jurar que yo había visto ese dije antes, pero, ¿de dónde?
Simón POV
Estar de vuelta en el Roller me provocaba una sensación terriblemente extraña, a pesar de que me había ausentado sólo un par de días, la última vez que había puesto un pie en este había sido minutos antes de abandonarlo en la ambulancia con mi hermana, por tanto, aún no era capaz de regresar a la pista temiendo revivir aquel momento aterrador.
De hecho, el único motivo por el cual me encontraba ahora ahí era gracias a la pequeña reunión que Nico y Pedro habían organizado con el resto de los chicos sobre el videoclip que filmaríamos mañana.
Sí, mañana filmaríamos el videoclip que enviaríamos a MSC Records con la esperanza que ellos nos eligieran de entre millones para ser sus próximos representados.
—... Entonces, ¿ya tenés todo listo, Yam?— Inquirió Nico repasando con la mirada el pequeño cuaderno que sostenía en sus manos.
—Sí, está todo listo... Esta noche sólo agregaré unos últimos detalles a las camperas... Pero quedarán listas— Respondió Yam sonriente.
—¿Y cómo vienen los ensayos, Jim? ¿La coreografía está lista?— Prosiguió Nico expectante.
—De maravilla... ¿O no chicos?— Cuestionó la pelirroja dirigiendo su mirada a Gastón y Ramiro quienes habían accedido ser parte de los bailarines de nuestro videoclip.
—Sí, yo creo que con el ensayo de esta noche la coreografía queda impecable— Contestó Ramiro cruzando de brazos.
—Sí... Y todo gracias a la mejor coreógrafa del mundo— Agregó Gastón regalándole una sonrisa a Jim que provocó que la pelirroja se mordiera el labio inferior.
—¡A ver! ¡A ver! ¡A ver!... Si alguien aquí merece el mayor crédito soy yo... ¿O acaso no pensas preguntarme cómo va la locación, Nicolás?— Intervino Nina logrando que todos enfoquemos nuestra mirada en ella.
—Claro que iba a hacerlo, mi amor— Habló Nico nervioso —Vos eras justo la siguiente en la lista— Sonrió dejando de lado su cuaderno para enfocar toda su atención en Nina.
—Mentiroso— Soltó Nina para rodar los ojos —Pero bueno, la locación está lista para grabar... Tal como ustedes la pidieron.
—No esperaba menos de vos, mi amor... Sos la mejor.
Mencionó Nico para rodear por el cuello a Nina quien sin dudarlo, levantó el rostro para permitirle a mi amigo adueñarse de sus labios logrando las risas de todo el grupo, todos a excepción mía.
—Entonces eso quiere decir que... ¿Está todo listo?— Inquirió Pedro logrando que todos asintieran, nuevamente, todos a excepción mía.
—¿Simón?— Cuestionó Nico enfocando su mirada en mí —Hey, Simón— Alzó la voz al percatarse que sus palabras me entraban por un oído e inmediatamente me salían por el otro.
—Simón... Tierra llamando a Simón— Bromeó Pedro entre risas.
—¿Simón?— Susurró Delfi para mí logrando sacarme de mi pequeño trance y percatándome que todas las miradas estaban sobre mí.
—Lo siento, chicos— Musité bajando la mirada.
—¿Qué pasa, Simón?... Estás en otro planeta— Inquirió Pedro alzando ambas cejas.
—Lo sé, lo siento... Mi cabeza está en otro lugar...
—Pues decile a tu cabeza que la necesitamos acá y ahora— Intervino Nico sosteniendo la mano de Nina —Mañana es la filmación del clip, no tenemos más días o de otro modo Delfi no alcanzará a editarlo.
—Lo sé chicos... Les pido perdón, pero entiéndanme por favor... Ámbar sigue en el hospital.
—Lo sabemos, amigo, pero no hay más tiempo, luego del accidente de Ámbar pospusimos el video y la mudanza— Habló Pedro serio —Entendenos a nosotros, no podemos perder esta única oportunidad.
—No después de haber perdido una...
Solté un suspiro ante las palabras de Nico, y a pesar que no las decía con mala intención, era la realidad y yo lo sabía, si no hubiera sido por mí y mis arrebatos de ira, no estaríamos haciendo nada de esto en primer lugar, y Vidia seguiría representándonos.
—Tienen razón, los prometo que desde ahora le pondré un ciento diez por ciento...
Dibujé una minúscula sonrisa en mi rostro dispuesto a continuar con la reunión, pero antes de que alguien más pudiera hablar, la mano de Delfi se entrelazó con la mía que reposaba sobre mi regazo, y ella intervino.
—¿No creen que nos vendría bien un pequeño descanso?— Inquirió mi novia logrando captar mi confundida atención —Llevamos aquí más de una hora...
—¡Sí! ¡Estoy con Delfi!— Intervino Gastón apresuradamente —Un descanso no nos vendría nada mal.
—Pero...— Musito inseguro Nico.
—¡Sí!— Soltó Nina emocionada —Muero por un licuado de ananá...
—Un descanso suena perfecto.... ¡Tomémonos diez!— Exclamó Nico provocando risas entre todo el grupo, como siempre, complaciendo a Nina en todo.
Los chicos abandonaron el escenario para aproximarse a la barra dispuestos a tomar licuados, mientras que Delfi y yo permanecimos sentados sobre el escenario sin decir nada.
—Gracias— Musité rompiendo con aquel silencio.
—No me des las gracias, mi amor... ¿Estás bien?— Cuestionó mirándome preocupada mientras jugueteaba con mi mano.
—Sí, estoy pensando en Ámbar, eso es todo— Confesé cabizbajo.
—No deberías preocuparte, mi amor... Ámbar está perfecta, escuchaste a los médicos esta mañana, la inflamación está bajando y los síntomas de la ataxia están desapareciendo— Intentó animarme mi hermosa novia.
—Lo sé, pero aun así, siento que debería estar ahí con ella y no aquí...
—Ámbar está perfecta sola, es lo que tanto desea ahora y vos lo sabés mejor que nadie.
—Sí, pero siento que no puedo dejarla sola ni un minuto, no después de...
Inevitablemente, silencié mis palabras, estuve a escasos segundos de confesar a mi novia todo el asunto de la madre de Ámbar que me tenía de esa manera sin saber si mi hermana estaba de acuerdo o no.
—¿Después de qué, Simón? ¿Le pasó algo a Ámbar? ¿A tu familia?— Inquirió angustiada mi novia.
—No, no pasó nada, es sólo que... Creo que es mejor que mi hermana te lo diga cuando esté lista, es algo muy personal... Sobre su pasado.
—¿Te referís al asunto de su madre biológica?
Cuestionó tímidamente Delfi luego de largos segundos causando que frunza el ceño para dirigirle mi confundida mirada, ¿acaso ella sabía todo?
—¿Vos sabías sobre...— Delfi asintió para soltar un suspiro.
—Sí, me enteré hace poquito igual, pero, Ámbar nos confesó todo a mí y a Jaz... No te dije nada porque...
—No— Intervine colocando mi otra mano sobre las nuestras —No tenés que dar explicaciones, ya hablamos de esto, vos sos su amiga y vos sos mi novia, son dos cosas muy diferentes y lo entiendo.
Delfi sonrió logrando hacerme notar ese brillo en sus chinitos ojos que me hipnotizaban una y otra vez.
—¿Y cómo te enteraste? ¿Ella te dijo?
—La ví— Solté logrando asombrar a Delfi —Anoche Ámbar me confesó la verdad y me pidió que la ayudara para que ella pudiera ir a la clínica sin que mis padres o mis tíos la vieran... Y lo hice...
—¿Y cómo es?— Preguntó Delfi curiosa —Nosotras nunca la hemos visto.
—Es hermosa— Sonreí recordando su imagen —Es tan hermosa como mi hermana. Tienen la misma sonrisa, la misma nariz... Es tan joven, tan amable... Se ve tan buena, pero...
—¿Pero qué?
—No lo sé— Suspiré —Tengo miedo que esa mujer remueva un pasado doloroso para mi hermana y que sólo la lastime más... Ya una vez la abandonó, ¿y si lo hace otra vez cuando mi hermana se encariñe con ella?— Cuestioné confesando a mi novia mi temor más grande.
—Es imposible saberlo, Simón... Pero vos y yo sabemos mejor que nadie cuanto Ámbar había anhelado encontrar su pasado y si eso llegara a pasar, pues al menos habría cumplido su sueño más grande.
—Tenés razón, mi amor... Pero, de todas formas, siento que debo protegerla, no puedo permitir que la lastimen... No puedo hacerlo.
—Eso no va a pasar, Simón y si así lo fuera, Ámbar te tiene a vos, me tiene a mí, a tus padres, a todos nosotros y entre todos la ayudaremos a unir las piezas de su corazón roto... ¿Okay?—Asentí dibujando una ligera sonrisa en mi rostro.
—Vos siempre sabés cómo hacerme sentir mejor, chinita mía...
La sonrisa de Delfi creció y sin dudarlo, soltó mi mano para posarla sobre mi mejilla y adueñarse de mis labios en un tierno y profundo beso que tanto me hacía falta.
—Y tal vez eso te haga sentir mejor...
—Sin duda alguna— Sonreí para ambos soltar pequeñas risas.
—Te propongo algo— Soltó Delfi alegre logrando hacerme sonreír aun más grande.
—A ver, decime— Contesté volviendo a tomar sus manos.
—Esta noche vení a casa a ver películas y podemos pedir helado... Y no me podés decir que no— Mencionó emocionada logrando que volviera a reír.
—Acepto... Con la condición que yo elija la película— Repliqué entrecerrando los ojos.
—Hecho.
Contestó ella y sonriente, enredó sus manos alrededor de mi cuello acortando la distancia que nos separaba mientras que las mías se colocaron en su cintura dispuestos a unirnos en un beso.
No obstante, cuando nuestros labios se encontraban a escasos centímetros de distancia, aquella discusión a todo volumen logró separarnos para dirigir nuestra atención a esas personas, al igual que todo el Roller.
—¡Basta Emilia! ¡Esta conversación se terminó!— Soltó furioso Gary caminando lejos de Emilia.
—¡Por favor, Gary! ¡Escúchame por favor! ¡Déjame explicarte como fueron las cosas!— Suplicó Emilia siguiéndolo con los ojos cristalizados.
—¡No hay nada que explicar!... Escuché tu lado de la historia y el de él, y ambos concuerdan con que vos hiciste eso.
—Lo sé, Gary, pero tienes que escucharme, las cosas no son como piensas, yo no hice lo que hice porque sí... Luna fue la que ideó todo ese estúpido plan y yo por idiota hice lo que me pidió.
Inevitablemente, fruncí el ceño al escuchar el nombre de mi prima provenir de la boca de Emilia, interesándome más en lo que sea que estaban discutiendo.
—Nada va a hacer que cambie mi opinión, Emilia... ¿Vos sos consciente de lo que hiciste? ¡Ajustaste la rueda del patín de Ámbar y ahora ella está en el hospital por tu culpa!
Abrí mis ojos como platos sintiendo el aire entero abandonar mi cuerpo mientras que un escalofrío me recorrió de pies a cabeza.
Alguien dígame que no había escuchado lo que había escuchado, ¿Emilia había ajustado la rueda del patín de Ámbar? ¿Por eso ella había caído en la pista? ¿Por eso ella ahora estaba en el hospital? ¿Todo por culpa de Emilia?
—Por favor, Gary... Tienes que creerme, confiar en mí... Luna tiene la culpa de lo qué pasó— Sollozó Emilia dejando correr sus primeras lágrimas.
—La única responsable de lo qué pasó sos vos, Matteo dejó bien en claro que Luna estuvo con él todo el tiempo y no pudo haber hecho nada de eso— ¿Matteo? ¿Qué tenía que ver él? ¿Acaso él había confesado la verdad a Gary?
—No, Gary, eso es mentira... Por favor, tú me conoces muy bien, sabes que yo sería incapaz de idear algo así.
—No, no te conozco nada, Emilia y no me interesa hacerlo, porque sostengo mi decisión... De ahora en más no sos parte del equipo de los Red Sharks y da gracias que no te echo definitivamente del Roller.
Dijo Gary furioso para abandonar el lugar dejando un terrible silencio que sólo se vio acompañado del llanto frustrado de Emilia mientras todos permanecíamos mirándola fijamente.
Emilia llevó sus manos a su rostro limpiando sus lágrimas y de un segundo a otro, nuestras miradas se unieron.
Emilia rodó los ojos y sin dudarlo, abandonó el lugar provocando que ahora las miradas terminaran en mí.
Seguía sin poder procesar lo que había ocurrido, sin poder creer que Emilia fue capaz de hacer lo que hizo, de ajustar la rueda del patín de mi hermana.
Pero eso no era todo, porque gracias a toda esa discusión infinitas dudas habían crecido en mi cabeza, ¿por qué Emilia hizo eso? ¿Matteo había confesado la verdad a Gary? Y de ser así, ¿cómo se enteró él? ¿Gracias a Luna? Pero, ¿Luna cómo se enteró? ¿O en verdad Luna tenía algo que ver con eso?
No sabía nada más, sólo que el accidente de mi hermana no había sido un accidente y que nada de esto hubiera pasado si no fuera por ella, pero esto no se iba a quedar así, yo averiguaría lo que había pasado realmente tenga que hacer lo que tenga que hacer.
Matteo POV
Suspiré sin despegar mi mirada de la pequeña pantalla del ascensor que marcaba el cambio de piso a piso y que indicaba que cada segundo me encontraba más cerca del piso al cual me dirigía.
El ascensor se detuvo y al abrirse, las pocas personas que se encontraban en este salieron dejándome completamente solo.
Por un par de segundos, sentí mis pies congelarse al suelo impidiéndome dar un paso fuera del ascensor, pero una fuerza extraña proveniente de un lugar desconocido me forzó a salir de este y divisar la inmensa sala de espera de la clínica.
No lograba comprender que hacía ahí, ¿qué pretendía visitando a Ámbar en el hospital? No lo sabía, simplemente sabía que ese sentimiento de preocupación por como se encontraba había logrado traerme hasta este lugar.
Observé detenidamente el lugar en busca de alguna cara conocida que me hiciera sentir seguridad, pero nada, todos eran extraños y eso podía significar sólo una cosa: nadie se encontraba visitándola en este momento.
Al menos sabía que Simón no lo estaba, Gastón me comentó que tenían una reunión por el tema de un videoclip de la banda y eso me dio la tranquilidad que no me echarían a patadas del lugar.
Mi mirada ahora cayó sobre la secretaria que se encontraba poco antes del ingreso a las habitaciones y armándome de valor, me aproximé a ella temeroso.
Había logrado obtener disimuladamente de Luna, el nombre del hospital en el cual Ámbar se encontraba, pero preguntarle sobre el número de habitación sólo habría despertado sus sospechas y era lo que menos quería.
—Buenas tardes... ¿En qué habitación se encuentra la paciente Ámbar Smith?— Pregunté tímido captando la atención de aquella mujer sonriente.
—¿Su nombre cuál es?— Inquirió la mujer ignorando mi pregunta por completo.
—M-Matteo... Balsano— Respondí mientras ella tecleaba mi nombre en una computadora.
—La paciente ahora se encuentra con una visita, puede esperar a que esa persona salga o también puede ingresar a la habitación si lo desea, los padres accedieron a visitas compartidas— Sonrió la mujer —Es la habitación 812.
—Gracias...
Respondí memorizando aquel número como si mi vida dependiera de esos tres dígitos.
Una vez más, me encontré congelado sin poder avanzar. Alguien más se encontraba en la habitación con Ámbar, eso me había quedado claro, pero, ¿quién podía ser?
Simón, Delfi, Jazmín o cualquiera de los chicos estaban ahora en el Roller. Los padres de Ámbar y sus tíos estaban en la mansión, junto a Luna justo donde la dejé, entonces, ¿quién era persona que estaba con Ámbar?
Suspiré mirando los asientos de la sala de espera en una batalla interna por ir y ocupar uno de ellos o dirigirme a la habitación de Ámbar.
Si hacía lo primero, corría el riesgo de que alguna de las personas mencionadas anteriormente llegaran al lugar y era lo que menos quería. Pero si hacía lo segundo, no sólo interrumpiría a esa persona misteriosa sino que mis chances de que Ámbar quisiera verme serían escasas.
Tragué saliva mirando ahora el ascensor, lo mejor era dejar el lugar, ¿qué se supone que le diría? ¿Sobre qué podía hablar con ella? ¿Me escucharía en primer lugar?
Negué, necesitaba verla con mis propios ojos para sentirme seguro que delatar a Emilia fue lo correcto... Y mentir sobre Luna, yo no estuve todo el tiempo con ella como dije que lo estuve, pero era mi novia y no podía permitir que la inculparan de esa manera, porque sabía que una vez que todo el Roller se enterara, no dudarían en señalarla duramente.
Debía acabar con esto cuanto antes y es por eso que obteniendo valor de un lugar desconocido, mis pies me guiaron camino a la habitación de Ámbar.
Cada segundo mi corazón iba acelerando más y más su ritmo a medida que me aproximaba a su habitación, había perdido la razón y no sabía lo estaba haciendo, sólo sabía que mis pies no se detendrían.
No fue hasta que mis ojos divisaron el número en la puerta de mi habitación que me detuve en seco para releer el número y confirmar que en efecto era ahí.
Cerré los ojos para soltar un suspiro y al abrirlos, mi mano se adueño del picaporte y con una mezcla de nervios y ansiedad, abrí la puerta ligeramente.
Me bastó abrirla escasos centímetros para que mi rostro se transformara por completo, sentí mi aliento irse y mi corazón detenerse en seco ante lo que mis ojos divisaban.
Esto no podía estar pasando, tenía que ser producto de mi imaginación y Benicio no se encontraba en la habitación besando a Ámbar, ¿o en verdad estaba pasando?
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¡Hola a todos! ❤️ No tienen idea cuanto las extrañé...
Bienvenidas linduras al primer sábado de Ella o Yo, porque de ahora en más, los capítulos serán publicados los sábados, esto con el fin de poder subir cada semana un nuevo capítulo.
Y... ¿Qué creen?... Fuimos nominadas en los Lunáticos Awards por mi hermosa tita Aylinn_v ❤️ Así que si les gusta la historia me haría muchísima ilusión que votaran por Ella o Yo en las categorías Lutteo y Mambar en el perfil de EmiliaMans 💕, así cómo también votar por el resto de las escritoras que se lo súper merecen. De antemano muchísimas gracias linduras.
Y bien, ¿Qué les pareció? ¿Les gustó? ¿Matteo confesó la verdad? ¿Confía en Luna? ¿De dónde creen que Ámbar había visto la medallita? ¿Beso Benimbar? ¡Comenten linduras!
Este capítulo está dedicado a mi querida tita, Aylinn_v ❤️ Por ser hoy su cumpleaños, así que llénenla muchísimo de amor.
Capítulos todos los Sábados.
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