38 | Revelaciones
V I E R N E S
Luna POV
Sin habla, estática, sintiendo mi cuerpo temblar cual gelatina, así permanecía parada frente a Matteo sintiendo mi corazón a punto de estallar.
Eran tantos los nervios que albergaban en mi cuerpo que ni siquiera era capaz de mirar a Emilia quien seguramente se encontraba de la misma manera que yo, o peor.
—¿No piensan hablar?— Demandó Matteo duro.
—N-No... No... Yo, yo te...— Balbuceé incapaz de poder articular una palabra correctamente.
—¡¿Cómo pudieron hacer eso?! ¡¿Cómo se atrevieron a ajustar la rueda del patín de Ámbar?!— Alzó el tono de voz Matteo logrando que dejara escapar aquellas lágrimas que había reprimido.
—No, Matteo... Déjame que te explique como fueron las cosas...
Supliqué intentando acercarme a él pero al apenas acortar la distancia un par de pasos, Matteo retrocedió mirándome con desprecio.
—¡¿Qué es lo qué me vas a explicar, Luna?! ¡¿Qué?! ¡Vos sos la responsable de que Ámbar ahora esté en el hospital!— Escupió Matteo con la respiración agitada.
—¡No! ¡No! ¡Yo no tengo nada que ver, mi amor! ¡Tenés que creerme!
Sollocé volviendo a hacer un intento por aproximarme a él pero aquel misma respuesta se repitió y Matteo retrocedió impidiendo que me acercara a él logrando que mi ansiedad aumentara.
—Por favor, Matteo... Déjame explicarte, yo no tengo nada que ver con esto.
—Escuché perfecto todo, Luna... Escuché cuando Emilia te dijo que ella había ajustado la rueda del patín de Ámbar.
—¡Exacto! ¡Emilia fue la que lo hizo! ¡Yo no tengo nada que ver! ¡Yo no hice nada!— Exclamé apresurada sin realmente analizar las palabras que salían de mi boca.
—¡¿Qué?!
Emilia gritó abriendo los ojos como platos ante mi mentira mientras que Matteo frunció el ceño observándonos a ambas desconcertado.
—¿Qué decís, Luna?— Interrogó Matteo en seco.
—Lo que escuchaste, yo no ajusté la rueda del patín de Ámbar, Emilia fue la que lo hizo.
—¡No! ¡Mientes!— Intervino Emilia acusante con los ojos cristalizados.
—¡Basta, Emilia!— Repliqué fingiendo culpa —Sos mi amiga pero no puedo cubrir lo que hiciste.
—¡Basta tú! ¡Tú eres la que miente!— Respondió Emilia fulminándome con la mirada.
—¿Qué es lo qué está pasando?— Demandó Matteo confundido.
—Lo siento, Emilia, pero no pienso ser cómplice de lo que hiciste— Negué para regresar mi mirada a Matteo —Yo no tenía idea que Emilia había hecho esto, yo al igual que todos estoy muy preocupada por Ámbar y al mencionarle que aún no había despertado, Emilia se largó a llorar y me confesó que ella fue la que ajustó la rueda del patín de Ámbar.
Dije con tal seguridad como si todo aquello hubiera sucedido en verdad, sonando lo más entristecida posible deseando que Matteo se tragara cada una de mis palabras.
—¡¿Qué?! ¡Es mentira todo, Matteo! ¡No le creas nada!— Soltó Emilia incrédula de lo que estaba sucediendo.
—Emilia, por favor... No mientas más— Supliqué recibiendo una mirada asesina de su parte.
—¿Por qué ella haría todo esto?— Preguntó Matteo aun desconcertado ignorando nuestras últimas palabras.
—Para ganar la estúpida competencia, Matteo... Aunque odiemos admitirlo, Ámbar es una de las mejores patinadoras del Roller y Emilia necesita desesperadamente ganar la competencia, por eso no pensó e hizo lo que hizo.
Emilia dejó correr un par de lágrimas llenas de rabia mientras negaba alterada, no quería ni imaginar el odio que sentía por mí en estos momentos.
—¿Todo esto es verdad?— Inquirió Matteo confuso en sus palabras.
—¡No! ¡No lo es!— Se apresuró a responder Emilia.
—Emilia, ya no sirve de nada mentir, Matteo ahora sabe toda la verdad... Así que acepta de una vez lo que me confesaste que hiciste— Hablé alterada.
—¡Eres una maldita perra!
Gritó Emilia explotando y dejando salir todo su odio hacia mí para intentar abalanzarse sobre mí, no obstante, antes que pudiera hacerlo, Matteo apresuradamente se interpuso en el medio de ambas permitiéndome retroceder evitando así que me hiciera daño.
—¡Deja de mentir, Luna!— Gritó Emilia forcejeando con Matteo.
—¡Deja de mentir vos!— Sollocé fingiendo temor.
—¡Te voy a matar! ¡¿Cómo eres capaz de hacerme esto?!
Emilia no dudaba en forcejear con Matteo para intentar aproximarse a mí, sin embargo, Matteo no dudó en empujarla logrando que ella calmara sus intentos de atacarme.
—Yo no estoy haciendo nada, Emilia, lo que hiciste es muy grave, mi prima ahora está en el hospital por tu culpa... ¿Sos consciente de lo que hiciste?
—¡Sí! ¡Hice justo lo que tú me dijiste que hiciera!
—No trates de inculparme de algo que no es mi culpa, acepta de una vez que vos hiciste todo esto con tal de dejar a Ámbar fuera de la competencia.
—¡Es todo tu culpa! ¡Tuyo y de tú estúpido plan!
—¿Mi plan? ¿De verdad pensas que yo haría algo en contra de mi prima?— Cuestioné fingiendo falsa indignación —Está bien, no me agrada ni nada pero nunca me atrevería a lastimarla... Tenés que creerme, Matteo, por favor.
Regresé mi mirada hacia sus confundidos ojos cafés que aun continuaban analizando toda aquella discusión.
Sabía que aquello que hacía me enviaría directo al infierno, pero, sabía que era la única manera de no perder a Matteo, al final de cuentas yo era su novia, él debía confiar en mí.
—Te creo...
Musitó Matteo logrando que sintiera el aliento regresar a mi cuerpo mientras que Emilia negó incrédula.
—¡No! ¡No, Matteo! ¡Por favor! ¡No le creas nada a esta maldita!— Suplicó Emilia intentando aproximarse a él.
—A vos es a quien no le creo una sola palabra— Respondió Matteo para colocarse a mi lado y entrelazar su mano con la mía —Luna es mi novia y vos no sos nadie... ¿Por qué tendría que creerte a vos?
—¡Porque ella te está mintiendo! ¡Ella odia a Ámbar tanto que fue capaz de hacerle esto!
—Ella sería incapaz de hacerlo, Ámbar y ella siempre fueron muy unidas, además, Ámbar es su familia... Ella no es un monstruo sin corazón— Emilia soltó una risa burlona para rodar los ojos ante el comentario de Matteo.
—Entonces me queda claro que no tienes idea de a quién tienes por novia, pero esta zorra que tienes a lado es la escoria más grande que ha pisado la tierra...
—¡No te voy a permitir que le hables a mi novia de esa manera!— Amenazó Matteo serio.
—¡Yo le voy a hablar como yo quiera! ¡Ella merece todas y cada una de mis palabras!— Escupió Emilia furiosa.
—Vos sos la que mereces lo peor luego de lo que hiciste con Ámbar— Mencionó Matteo en seco.
—Yo ajusté la rueda, sí, pero fue todo parte del plan que Luna hizo, parte del estúpido plan para hacer sufrir a Ámbar... Y a ti también.
—No quiero seguir escuchándote y ten por seguro que todos se van a enterar de lo que hiciste... Me voy a encargar que pagues por todo y muy caro— Soltó Matteo amenazante logrando que Emilia se paralice en seco.
—No sabes lo que equivocado que estás... No sabes cuanto te odio, Luna y te juro por mi vida que vas a pagar lo que me hiciste... Te vas a arrepentir de haberme vuelto tu enemiga.
Los ojos de Emilia me penetraron hasta lo más profundo de mi ser logrando que sintiera un escalofrío recorrerme, gracias a ellos pude entender que tanto me odiaba ahora.
Matteo apretó mi mano y saliendo de aquel estado de trance, regresé mi mirada hacia él, antes de poder decir algo, Matteo me guió fuera los lockers logrando que recuperara el aliento por primera vez.
No podía creer en lo que me había metido, mis mentiras me iban a costar muy caro, conocía a Emilia y sabía que no era bueno tenerla de enemiga, mucho menos sabiendo todo lo que sabía de mí, estaba claro que pagaría aquella mentira y muy caro, sólo deseaba que Matteo continuara creyéndome tal como lo hizo ahora o de otro modo, había llegado mi fin.
S Á B A D O
Simón POV
Abrí los ojos exaltadamente al momento que cabeceé para atrás dejándome vencer por el sueño. Giré para observar la ventana más cercana percatándome que el sol comenzaba a hacerse presente.
Suspiré para observar a mis padres quienes se encontraban dormitando en los sillones frente mío haciendo su mayor esfuerzo por permanecer despiertos al igual que yo.
Habían pasado ya más de doce horas en las cuales ni mis padres, ni Delfi, ni yo, nos habíamos movido de la sala de espera de la clínica y hasta ahora, no habíamos recibido otra novedad de mi hermana lo cual significaba que continuaba inconsciente.
Solté un bostezo para tallar mis ojos con la mano que tenía disponible pues la otra se encontraba ocupada acariciando suavemente el cabello de Delfi quien dormía dulcemente sobre mi regazo luego de convencerla de descansar aunque sea por unos minutos.
Esos minutos se habían vuelto horas pero no la culpaba, todos estábamos agotados de la infinita espera.
Bostecé nuevamente y volví a cerrar los ojos intentando descansar aunque sea por un par de segundos, pero lo que menos quería era dormir. Había decidido permanecer despierto en caso que mi hermana despertara mientras los demás descansaban.
Al cerrar estos, miles de imágenes de mi hermanita se hicieron presentes en mi mente. No conseguía distraerme con nada, cada diminuta cosa me llevaba de vuelta a ella reviviendo memorias de toda nuestra vida.
Especialmente, aquella imagen del día que mis padres me dieron la noticia que esa pequeña nena de ojos azules hinchados por tanto llorar sería mi hermanita.
~F L A S H B A C K~
Si algo odiaba a los cinco años era jugar con muñecas, cosa que mi pequeña prima adoraba hacer a pesar de su corta edad, no obstante, hoy todo era diferente, dejé mi odio por las muñecas de mi prima y comencé a jugar con ellas viendo que al final de cuentas no eran tan malas como yo pensaba, todo con tal de calmar el llanto de aquella nena rubia.
Seguía sin entender quién era y que hacía en mi casa, lo único que sabía es que al volver del jardín con mi tía y Luna, aquella pequeña se encontraba con mis padres sin parar de llorar.
Mis padres me pidieron que cuidara de ella y de Luna mientras hablaban con mis tíos y eso me encontraba haciendo ahora.
Entre Luna y yo habíamos logrado que la nena, llamada Ámbar, parara de llorar, pero por más intentos que hiciera, ella no jugaba ni se atrevía a tocar una sola muñeca.
—¿No te gusta esta muñeca?— Pregunté tomando una de todas las muñecas que habían en el suelo —Tiene el mismo cabello que vos.
La pequeña me miró tímida y lentamente tomó aquella muñeca que le entregué en sus brazos suavemente y por primera vez, pude observar una pequeña mueca en su rostro.
—¡Mía!
Exclamó Luna arrebatando aquella muñeca de las manos de la rubia logrando que esta deje escapar un par de lágrimas silenciosas de sus ya de por sí hinchados ojitos azules para agachar la mirada.
—Ámbar también puede jugar con las muñecas, Luna.
Exclamé tomando la muñeca que previamente mi prima había tomado de las manos de la rubia para devolvérsela logrando que ella levantara tímidamente la mirada.
—Tomala...
La rubia continuó mirándome sin acercarse y sin dudarlo, me aproximé a ella volviendo a entregar aquella muñeca en sus manos asegurándome que la tomara esta vez.
La pequeña nena sonrió tiernamente por primera vez ante la sonrisa que esbozaba mi rostro logrando que me sintiera orgulloso de no verla más triste.
—... Y te apoyaremos siempre, hermana...
Habló mi tía logrando que los tres enfoquemos nuestra mirada en mis padres y mis tíos que salían al jardín donde nos encontrábamos luego de aquella charla eterna.
—Gracias Lily, y a vos también Bernie— Sonrió mi mamá para observarme detenidamente —¿Les molestaría cuidarla mientras hablamos con Simón?
Mi tía sonrió y mi tío sin perder un segundo, se aproximó a las pequeñas que aún continuaban en su lugar ajenas a la situación.
—Vení campeón, tu mamá y yo queremos hablar con vos.
Exclamó mi padre y confundido, me puse de pie para seguirlos hasta el living de la mansión donde me obligaron a tomar asiento logrando que el desconcierto aumentara, ¿acaso algo malo estaba pasando?
—Te vimos jugando con Ámbar, campeón... ¿Qué pensas de ella?— Preguntó mi padre luego de que ambos intercambiaran miradas inseguros de quien empezar.
—Es muy bonita— Exclamé logrando que ambos soltaran pequeñas risas —Pero no habla y no sé porqué no deja de llorar... Hasta jugué a las muñecas con ella para que dejara de llorar.
—Me alegro que te lleves muy bien con ella, mi amor, porque a partir de ahora... Ámbar va a vivir con nosotros en la mansión— Soltó mi madre tomándome de la mano causando que frunciera el ceño.
—¿Por qué? ¿Y sus papás también?
Las sonrisas de mis padres poco a poco se desvanecieron y ambos volvieron a intercambiar miradas que no lograba descifrar.
—No, mi amor, sus papás no van a vivir aquí porque ahora mamá y yo somos los papás de Ámbar— Respondió mi padre aumentando mi confusión aún más.
—¿Sus papás?— Ambos asintieron —Pero, Ámbar no nació de la panza de mi mamá como Luna nació de la panza de mi tía... Ustedes no son sus papás.
—No todos los hijos nacen de la panza de la mamá, mi amor— Explicó mi madre logrando que la mire extrañado — A ver, Ámbar tiene una mamá y un papá que no somos nosotros, así nació ella como vos naciste de tu papá y de mí y Luna de tu tío Bernie y tu tía Lily... Pero nosotros también podemos ser los papás de Ámbar si sus papás así lo quieren. Firmamos un papel y al hacerlo, Ámbar se vuelve nuestra hija al igual que vos, aunque no lo sea... Eso se llama adopción.
—¿Y por qué sus papás no la quieren?
—No, campeón, no es que no la quieran, pero hay veces que los papás no pueden cuidar a los hijos y por eso deciden que es mejor que alguien más los cuide— Replicó mi padre.
—¿Cómo ustedes?
—Exacto. Tu papá y yo sí podemos cuidar a Ámbar y darle todo el amor que sus padres no pueden y por eso ahora ella es nuestra hija— Contestó mi madre sonriente.
—¿Entonces ella es mi hermana?
—Claro que sí, campeón... Ámbar ahora es tu hermana menor... ¿Qué te parece la idea?
Sonreí involuntariamente al escuchar aquella respuesta de la boca de mi padre. Siempre había soñado con tener un hermano y ahora por fin lo tenía, aunque se tratara de una nena.
—Me encanta tener un hermana menor— Solté emocionado logrando que ambos sonrieran aliviados.
—Me alegro mucho, mi amor— Exclamó mi madre sonriente.
—Y ahora que sos hermano mayor nos tenés que prometer algo, campeón— Habló mi padre captando mi atención —Ámbar está muy triste porque todo es extraño para ella, así que me tenés que prometer que vos la vas a cuidar mucho y la vas a proteger para que nunca más vuelva a estar así de triste como lo está ahora... ¿Me lo prometes?
—Te lo prometo, papá... Yo voy a hacer que mi hermana deje de estar así de triste.
—Confío en vos, campeón, cuídala siempre... ¿Okay?
Asentí grabándome en la mente aquellas palabras de mi padre, no le iba a fallar, yo siempre iba a cuidar de mi hermanita menor para que nunca más volviera a estar así de triste. Nunca.
~F I N D E L F L A S H B A C K~
Cabeceé nuevamente, pero esta vez brinqué exaltado volviendo a quedar en estado de alerta. Sin darme cuenta, había dormitado por un par de segundos remontándome a aquel recuerdo que por más pequeño que era, quedó grabado en mi memoria para siempre.
No obstante, al recuperar la consciencia por completo, me percaté que mi acción provocó que Delfi despertara volviendo a sentarse sobre su asiento tallando suavemente sus ojos.
—Lamento despertarte, mi amor— Musité observándola soltar un bostezo.
—No te preocupes, mi amor... No me despertaste— Sonrió con la mirada más chinita que de costumbre —¿Vos dormiste algo?
Negué estirando mi brazo alrededor de su hombro para apegarla a mi cuerpo y seguidamente ella rodeó mi torso con sus brazos apoyando su cabeza sobre mi pecho para soltar un nuevo bostezo.
—Si querés duerme ahora y cualquier cosa yo te despierto— Propuso cerrando sus ojos sobre mi pecho.
—No, prefiero esperar despierto— Respondí colocando un beso sobre su frente para comenzar a acariciar su cabello con la mano que me quedaba libre.
—Necesitas dormir un poco, mi amor...
—Estoy bien, sólo un poco cansado de estar sentado.
—¿Querés que vayamos a dar una vuelta y tomar un poco de aire?... Te va a hacer bien estirar un poco las piernas.
—¿Estás segura que no querés seguir durmiendo? Prefiero que vos descanses.
—Dormí dos horas seguidas, tengo suficiente con eso— Exclamó logrando que soltara un risita.
—Y yo dormí cinco minutos, tengo suficiente con eso— Bromeé logrando que ambos riéramos silenciosamente —Seguí durmiendo, chinita.
Esta vez no obtuve respuesta de su parte y posiblemente en menos de dos minutos, Delfi había vuelto a caer en un sueño profundo pero esta vez sobre mi pecho, era obvio que estaba igual de agotada que yo.
Los minutos transcurrieron en los cuales yo batallé por mantener los ojos abiertos pero cada minuto mi lucha se hacía más imposible.
No obstante, cuando el sueño estaba por vencerme, mi mirada cayó sobre el médico que se aproximó a nosotros logrando que abriera los ojos como platos despertando sin dudarlo a Delfi y mis padres.
—¿Hay alguna novedad, doctor?— Inquirió mi padre al levantarse de su asiento fugazmente.
—Sí, Ámbar despertó...
Escuchar aquellas dos palabras hicieron que mi corazón recuperara aquella parte que se había apagado de saber que mi hermana estaba bien y que nada malo le había pasado.
—Le hicimos las pruebas necesarias y ahora la trasladamos a una habitación.
—¿Y podemos verla, doctor?— Cuestionó mi madre ansiosa.
—Claro que pueden, sólo que les recomiendo mantenerse lo más calmados posibles ante ella, aun sigue bajo los estados de los ansiolíticos y los analgésicos pero cualquier emoción fuerte puede serle perjudicial.
Los cuatro asentimos y silenciosamente, caminamos siguiendo al médico por cada pasillo. Mi corazón cada vez iba aumentando su ritmo ansioso de poder ver a mi hermana de nuevo, no podía esperar para abrazarla y decirle cuanto la amaba.
Delfi se aferró a mi mano con fuerza al momento en que el médico se detuvo frente a una puerta y como en cámara lenta, la abrió permitiéndonos entrar.
Ahora fui yo quien apretó la mano de Delfi y nerviosamente ingresé a la habitación logrando que mis ojos se posaran en los suyos.
Los ojos azules de mi hermana se iluminaron al observarnos entrar y con esfuerzo dibujó una sonrisa en su rostro que rápidamente se contagió al mío.
Ignoré la férula en su tobillo, la venda en su muñeca, la bata de hospital, el rostro débil y cansado, mis ojos únicamente podían admirar aquella sonrisa que tanto temí perder.
Mis padres sin dudarlo se aproximaron hasta su lado con lágrimas en los ojos mientras que Delfi y yo permanecimos más atrás a la altura del médico evitando abrumarla.
—M-Ma... má... Pap-pá.
Sin poder evitarlo aquella enorme sonrisa llena de alegría de mi rostro se desvaneció al escucharla balbucear aquellas palabras.
Mi madre estiró su mano intentando tomar de la ella quien, temblando, estiró la mano centímetros lejos de la de mi madre con tal seguridad como si esta estuviera donde ella observó.
Los rostros de los cuatro se llenaron de incertidumbre y mi madre no tardó en soltar en llanto silencioso, tomando delicadamente la mano de mi hermana.
—¿Qué está pasando, doctor?— Cuestioné nervioso de escuchar la respuesta.
—Como les dije, le hicimos un par de pruebas así como una nueva tomografía donde observamos que la inflamación descendió levemente casi siendo imperceptible.
—Está bien, pero, ¿eso qué significa? ¿Ocurre algo malo o porqué ella...— Exclamó mi padre incapaz de terminar su propia pregunta.
—Ámbar está sufriendo de algo llamado ataxia, que es la pérdida del control o la coordinación muscular... Está condición se caracteriza por lo ustedes observan: falta de coordinación, temblores, dificultad para articular palabras al hablar y también hay movimientos de los ojos involuntarios que pudimos observar en las pruebas.
—Y... ¿Todo... Todo es temporal?— Inquirió mi madre aferrándose a la mano de mi hermana.
—No podemos saberlo, la ataxia se generó a través del golpe y en algunos casos, los síntomas desaparecen a medida que la inflamación desciende, como les dije, hasta ahora no lo ha hecho y por lo mismo, debemos esperar a que descienda para saber si es consecuencia de la inflamación o es una consecuencia permanente del golpe.
Mi corazón nuevamente perdió el control y comenzó a latir con gran intensidad sintiendo mi cuerpo pesarme más de lo normal tanto que el aire era imposible de llegar a mis pulmones.
—Igualmente, el síntoma más característico es la inestabilidad al caminar por lo que es mejor mantenerla en observación aquí temiendo que el esguince el tobillo se agrave.
—¿Y cuando va a bajar la inflamación?— Pregunté en un hilo de voz.
—Es imposible saberlo, sólo queda esperar para saber si es temporal o permanente...
Negué regresando mi mirada duramente a mi hermana quien parecía tener los ojos llenos de lágrimas luego de escuchar todas aquellas palabras de la boca del médico.
Mi padre se aproximó para limpiar sus lágrimas acariciando suavemente su cabello mientras que mi madre batallaba por mantener su llanto oculto temiendo alterar más a mi hermana.
Toda aquella alegría de verla se había esfumado en cuestión de segundos ahora que sabía que nuevamente dependíamos del tiempo para saber el futuro de mi hermana y mi familia.
Ámbar POV
Muchas veces me había preguntado cómo se sentiría despertar luego de perder la consciencia, y todas aquellas ideas y pensamientos que tenía, no se comparaban para nada con la realidad.
A pesar de que llevaba horas despierta, aun no lograba sentirme así del todo. Mi cuerpo, a pesar de estar bajo los efectos de todos los medicamentos que el médico me había suministrado, experimentaba un dolor que nunca antes había sentido. Era como si mente supiera que este dolía, aunque no lo hiciera del todo.
No obstante, el dolor físico era lo que menos me importaba, por más que mis padres, mis amigas, Simón, los médicos o las enfermeras me insistieran, yo no podía estar calmada sabiendo lo que me pasaba.
Por más intentos que hiciera, no conseguía coordinar mis movimientos, a pesar de que mi mente y mis ojos me dijeran donde se encontraba todo, cuando intentaba alcanzarlo, mágicamente este se movía de posición.
Y era mucho peor respecto a mi habla, sabía exactamente lo que quería decir y en mi cabeza hacía todo para decirlo bien, pero tal parecía que mi boca no recibía instrucción alguna de mi cerebro y este terminaba diciendo lo que sea.
Era tanta la frustración de ser incapaz incluso de alimentarme a mí misma sin que la comida terminara sobre mí, que prefería permanecer en silencio e inmóvil, temiendo equivocar un movimiento o alguna palabra.
Sin embargo, mis padres, mis amigas y Simón hacían su mayor esfuerzo por animarme, cosa que resultaba inútil pues por más que intentaran hacer como si nada pasara, en sus rostros podía observar la tristeza abrumarlos. Verme de esa manera: triste, apagada y encima, débil, no podía culparlos.
Por algo prefería en estos momentos estar sola, para evitar que me trataran como a una inválida, cosa que para nada era.
No obstante, mis padres se negaron rotundamente a eso, y por eso ahora Simón se encontraba sentado en una silla frente a mi cama en la habitación del hospital intentando charlar conmigo, aunque en realidad, el único que hablaba, era él.
—... Es muy gracioso cómo siempre volvemos a los mismos lugares. Hace cinco años yo estaba en esa cama y vos en esta silla... La diferencia era que era una apendicitis y yo era el que no paraba de hablar.
Simón rió ligeramente obteniendo tan sólo una sonrisa de mi parte logrando que su risa se silenciara, no quería ser grosera con él, pero lo único que deseaba era estar sola.
—Llevo más de una hora hablando y lo único que has dicho es sí y no— Mencionó con el tono apagado —¿En verdad no vas a decir nada más?
Negué para apartar mi mirada logrando que Simón suelte un suspiro agotado, sabía que al igual que mis padres, Simón estaba cansado de haber estado prácticamente dos días en el hospital, pero lo último que quería era hablar sabiendo que era incapaz de hacerlo.
—Bueno... Entonces yo seré el que siga hablando— Suspiró dibujando una pequeña sonrisa —Jazmín me contó que todos en el Roller se alegraron tanto al saber que habías despertado... Tus fans se preocuparon mucho por vos.
Inevitablemente, sonreí más grande que todas las veces anteriores, Simón mejor que nadie sabía cuanto me cansaba que me repitieran cosas sobre mis "fans".
—Al menos te hice sonreír, eso es un buen comienzo... Créeme que cuando volvamos al Roller serás la sensación del momento.
Aquella sonrisa poco a poco se fue desvaneciendo al momento en que el mismo pensamiento que había albergado en mi cabeza todo el día, volvió a hacerse presente.
No podía parar de pensar en que todo esto que me estaba pasando ahora, esto que me hacía sentir así de rota, podía convertirse en algo permanente.
—Bonita... ¿Segura que no querés hablar?
Nuevamente, no respondí nada, simplemente me limité a bajar la mirada dándole a entender mi respuesta. Simón soltó otro suspiro decepcionado para tomar mi mano sin dudarlo.
—Está bien, creo que entonces te dejaré en paz para que descanses un poco... Cualquier cosa que necesites, estaré al otro lado del pasillo... ¿Okay?
Simón sonrió esperando que por lo menos dijera algo ahora, pero nuevamente, no dije una sola palabra, y dejando libre mi mano, se puso de pie dispuesto a salir de la habitación.
—Le diré a mamá que me quedaré más tiempo con vos así tenés más tiempo libre... ¿Sí?
Por algún extraño motivo, escuchar la palabra mamá hizo que inmediatamente mi cabeza aterrizara sobre un nuevo pensamiento que nunca antes había transitado por esta: Sylvana.
Ella no tenía idea de todo lo que estaba pasando y ahora hace más de veinticuatro horas que no me comunicaba con ella. Hasta ahora no había pasado un día o aunque sea una noche que no hablara con ella, aunque sea deseandonos buena noche y ahora, ella no sabía nada de mí. Seguro ahora pensaba que no quería hablar más con ella, cosa que para nada era verdad.
Necesitaba hablar con ella, decirle todo lo que había sucedido. La necesitaba conmigo.
—¡Es... Esper-ra!
Balbuceé sin importarme nada, logrando que Simón se detuviera en seco para mirarme con los ojos iluminados de por fin haber articulado una palabra por mi cuenta propia.
—¿Qué pasa, bonita?— Se apresuró a preguntar regresando hasta mi lado.
—Ne-necesito un fav-vor tuyo— Hablé captando toda su atención —Nec-cesito t-tu teléfono.
Simón asintió y sin dudarlo, tomó su teléfono del bolsillo de su pantalón para entregármelo, pero al querer sostenerlo, mi mano me falló provocando que este cayera al suelo.
Mi hermano sin perder un segundo, se inclinó para tomar el teléfono y volver a entregármelo, esta vez asegurándose que lo sostuviera firme con una sonrisa.
—Mejor hab... Habla vos p-por mí...—Pedí a lo que asintió para sentarse frente mío.
—Claro, bonita... ¿A quién querés que le hable? ¿A Jazmín? ¿A Delfi? ¿A Gastón?— Negué dirigiéndole la mirada.
—A m-mi mamá...
—Mamá debe estar durmiendo ahora, pero decime que querés que le diga y...
—N-no, Sim-món... Quier-ro que hables c-con mi m-mamá— Simón frunció el ceño para tragar saliva con dificultad.
—Creo que es mejor que duermas, creo que necesitas...
—Q-Que no p-pueda hablar n-no signifi... Significa que n-no sepa l-lo que t-te est-toy diciendo... Quiero q-que hables c-con mi mamá... Mi mamá bio... Biológica.
Exclamé con gran esfuerzo intentando que mis palabras fueran claras y a pesar de mi balbuceo, Simón entendió perfecto lo que dije.
—Ámbar... ¿De qué estás hablando?— Solté un suspiro sabiendo que sería momento de confesar con mi hermano mi secreto.
—Hace u-unas semanas l-la conoc-cí... Ella es b-buena y n-no... No sabe que est-toy aquí... Por favor, S-Simón... Ayúdame... P-Por favor.
Simón continuó mirándome incrédulo de lo que difícilmente le había confesado, pero, era la única persona que podía ayudarme.
Aun no era momento que mis padres supieran sobre Sylvana, mucho menos ahora que no era capaz de hablar sin trabarme cada dos palabras.
Lo único que quería desesperadamente es tenerla a ella y que me dijera que todo estaría bien, porque hoy, ella era la única persona con la que necesitaba hablar.
»»»»»»»»»
¡Hola a todos! ❤️ Tan sólo una semana y siento que han pasado mil años...
¿Qué les pareció el capítulo? ¿Matteo le creyó a Luna? ¿Emilia se vengará? ¿Ámbar confesó la verdad a Simón sobre Sylvana? ¿Qué opinan de lo que tiene Ámbar? ¡Comenten linduras!
Y quiero decirles que lamentablemente entré al último año de colegio y en tan sólo dos días, tengo demasiado por hacer, así que quiero pedir disculpas anticipadas si no subo capítulo un día o una semana, haré mi mayor esfuerzo pero lo primero es lo primero, y sepan que a como de lugar, terminaré esta historia linduras ❤️
Capítulos todos los Lunes y Viernes.
Voten ⭐️ si les gustó y Comenten 💬 cuál fue su parte favorita.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top