35 | Caos


S Á B A D O

Ámbar POV

La sonrisa en mi rostro era irreemplazable, tenía tanto tiempo que no disfrutaba patinar tanto como lo había hecho desde ayer que comencé a entrenar duramente con Benicio para la competencia.

Faltaban tan pocos días para esta que ambos debíamos dar nuestro mayor esfuerzo, aunque, sorprendentemente, conectamos tan bien desde el primer momento que comenzamos a entrenar.

Me resultaba increíble pensar que con nadie disfrutaba patinar tanto como lo hacía con él, por más tiempo que hubiera pasado, al patinar a su lado sentía como si el tiempo nunca hubiera avanzado y estuviéramos un año atrás, cuando más felices éramos.

—¿Te parece reemplazar aquel paso para más adelante y mientras podríamos hacer un...

—Ámbar, Ámbar— Interrumpió Benicio casi sin aliento —¿Podemos tomar un descanso?

—¿No me digas que tan pronto te cansaste?— Solté sonriente cruzando de brazos —Vos nunca te cansas de patinar.

—Siempre hay una primera vez para todo— Respondió tomando una gran bocanada de aire —Además, llevamos dos horas patinando sin parar— Suspiré para asentir.

—De acuerdo, un descanso no nos vendría mal.

Benicio sonrió y devolviéndole aquella sonrisa, ambos nos dirigimos a la orilla de la pista para beber un poco de agua y descansar.

—Había olvidado que tan divertido era patinar con vos— Soltó de repente luego de beber un sorbo de agua.

—Yo no— Solté ganando una mirada alegre de su parte.

—¿De verdad?— Asentí para reír.

—De verdad, no sé si me creas pero es una de las cosas que nunca me voy a poder olvidar de vos... Recuerdo cuando te enojabas porque no te salía un paso. Cuando nos perseguíamos el uno al otro, nuestras carreras, las competencias... Lo recuerdo todo como si se tratara de ayer.

Sonreí y tímidamente bajé la mirada evitando observar a los ojos a Benicio quien no emitió una sola palabra y simplemente se limitó a sonreír.

—Yo recuerdo cuando temblabas minutos antes de nuestro turno para patinar y yo te sostenía de la mano y sólo de esa manera te calmabas— Alcé la mirada y ahora fue Benicio quien la desvió batallando entre sonreír o no.

—Lo recuerdo— Musité obteniendo su mirada —No sólo recuerdo la pista, en realidad recuerdo los momentos que vivimos juntos... Nuestras citas, nuestros encuentros a escondidas... Lo recuerdo todo.

Me fue inevitable no borrar mi sonrisa, sé que mi relación con Benicio había acabado hace tanto tiempo, pero, recordar esa parte del pasado me hacía sentir nostalgia de lo que algún día fue.

—Yo también recuerdo todo— Soltó Benicio tímido.

—Crecimos demasiado desde entonces, ¿no crees?— Sonreí intentando aligerar el momento.

—Lo hicimos, pero crecimos juntos y eso es lo lindo de todo— Sonrió para soltar un suspiro —Nuestra historia en definitiva mereció otro final, vos no mereciste lo que te hice...

—No quiero hablar del pasado, Benicio.

—Siento que debemos hacerlo ahora que estamos pasando tanto tiempo juntos.

—Lo hecho, hecho está y aunque te cueste creerlo, no te odio por lo que hiciste.

—¿No lo hacés?— Inquirió con el ceño fruncido.

—No, no te voy a negar que lo hice en algún momento pero ahora que veo las cosas desde afuera me doy cuenta que lejos de odiarte, debería agradecerte.

—¿Agradecerme? ¿A mí?

—Sí, porque gracias a vos aprendí demasiado, de mí, de lo que me gusta, del amor y la verdad es que, sin contar el final, vos me diste la mejor historia de amor que pudiera haber soñado... Mi primera historia de amor.

—Sé que me decís esto para hacerme sentir mejor, pero es todo lo contrario, porque me doy cuenta que fui un completo idiota al engañarte... Vos desde el primer día fuiste todo lo que pudiera haber pedido y no sé que pasó en mi cabeza al fijarme en Camila o en cualquier otra chica.

—Las cosas pasan por algo, Benicio... Y hay que aprender a perdonar y olvidar, yo te perdono, ahora te pido que olvidemos ese momento, ¿podemos?— Pedí a lo que él asintió sonriente.

—Me encantaría hacerlo.

Sonreí para unir mi mirada con Benicio y una vez más, en sus ojos pude encontrar ese brillo que hace tanto había perdido, era una mirada sincera y profunda.

—Pero antes necesito decirte algo muy importante...

—¿Qué pasa?— Benicio soltó un largo suspiro.

—Ámbar... Yo...

—Lamento interrumpir...

Aquella voz provocó que ambos separemos nuestras miradas para encontrarnos con Matteo, el dueño de aquella voz que nos observaba detenidamente en compañía de Luna.

—Permiso...

Soltó Luna para patinar en el medio de ambos provocando que nos distanciemos y ella dejara su termo con agua justo en el lugar en el que nos encontrábamos.

—Nosotros si venimos a la pista a patinar... ¿Vamos, Matteo?

Habló Luna extendiendo su mano hacia él quien no había despegado la mirada de ambos desde que llegó y asintiendo con el mismo rostro serio tomó la mano de Luna para dirigirse al centro de la pista y comenzar a entrenar.

—Eh... ¿Se-Será mejor que volvamos a patinar? ¿No crees?— Dije apenas y dirigiéndole la mirada.

—Sí... Vamos.

Sonrió nervioso Benicio y ambos nos dirigimos hacia el centro de la pista para continuar con nuestro entrenamiento, no obstante, las cosas luego de aquel momento se volvieron incómodas.

Durante todo el entrenamiento pude sentir la mirada constante de Matteo sobre nosotros, ¿por qué me observaba de esa manera en vez de preocuparse por Luna?

Sin embargo, no era lo único que ocupaba mi mente, ya que el pensamiento de que era aquello que Benicio tenía para decirme era enorme, porque sea lo sea parecía ser muy importante pero, ¿qué podría ser?

Matteo POV

Desde el momento que Luna y yo descubrimos que Benicio sería la nueva pareja de Ámbar para la competencia, ella y yo habíamos entrenado incansablemente. Sabía lo importante que era ganar la competencia para Luna y no iba a defraudarla.

No obstante, hoy, luego de entrenar por horas, decidimos dejar los patines para ir al cine juntos, relajarnos y divertirnos, después de todo era un sábado por la noche.

Y luego de ver una película que a ambos nos fascinó ya que compartimos los mismos gustos en prácticamente todos los aspectos, Luna y yo nos encontrábamos entrando a mi casa continuando con la charla que veníamos teniendo desde el momento que abandonamos el cine.

—¿Cómo es posible que nunca hayas nadado con delfines?— Soltó Luna incrédula logrando que volviera a rodar los ojos.

—Okay, punto número uno, los delfines son aterradores y punto número dos, lo más cerca que he estado de ellos ha sido con un cristal de por medio— Respondí causando que soltara una risa burlona.

—Sí, pero sos vos, el gran Matteo Balsano. Has buceado, esquiado, volado en un globo aerostático, escalado una montaña e incluso te has tirado en paracaídas... ¿No me digas que le tenés miedo a unos delfines?— Replicó Luna asombrada.

—Escalé esa montaña junto a otras cien personas así que no tiene nada de extraordinario— Luna rodó los ojos sonriente —Además, ¿has visto como te miran los delfines? Es espeluznante— Ella soltó una risa burlona —¿Podemos dejar de hablar de delfines un momento?

—Lo siento, pero es que hay mucho de vos que todavía no conozco, sos como una caja china... Llena de sorpresas.

Mencionó Luna con una evidente sonrisa y sin responder la tomé de la mano guiándola hasta uno de los sillones del living de mi casa.

—Vos tampoco te quedas atrás, hay mucho de vos que todavía no conozco pero que me encantaría hacerlo— Sonreí mientras ambos tomábamos asiento quedando frente a frente.

—Soy un libro abierto, Balsano, pregúntame lo que quieras y lo responderé...

—Me parece perfecto— Entrecerré los ojos pensando en una pregunta pregunta —¿Tu cita ideal?— Luna frunció el ceño pensativa.

—Helado, bajo las estrellas con una buena charla— Respondió para sonreír.

—Hecho— Dije para colocar un beso en su mano que aún tenía sostenida logrando que ría rodando los ojos.

—Mi turno... ¿A qué edad tuviste tu primera novia?

—A los once. Su nombre era Isla y en ese entonces vivía en Londres— Sonreí ante el rostro sorprendido de Luna —¿Has tenido alguna mascota?

—Nunca. Mis padres nunca fueron fanáticos de los animales... Tuve un caballo cuando entrenaba equitación, lo llamé Pipo— No pude evitar contener una risa ante aquello —¡No te rías!— Exclamó Luna regalándome un suave golpe en el pecho —¡Tenía nueve años!

—¿Pipo? ¿En serio?— Bromeé recibiendo otro golpe el pecho.

—¡Basta!— Demandó Luna entre risas —¿A qué le tenés miedo Balsano? Además de los delfines— Cruzó de brazos levantando una ceja.

—A las serpientes, a los tornados y en definitiva a las ranas— Ambos reímos al unísono —¿Si pudieras tener un súper poder cuál sería?

—Ser invisible... ¿Libros o películas?

—Películas... ¿Invierno o verano?

—Verano... ¿Lugar favorito en el mundo?

—París...

Respondí inconscientemente pero apenas mis oídos captaron mi respuesta, mi sonrisa poco a poco fue apagándose, pues aunque odiara hacerlo, aquella palabra me llevó a un recuerdo de Ámbar que había decidido enterrar por completo.

—La ciudad del amor.

Dijo Luna sacándome de mis pensamientos permaneciendo con la misma sonrisa de antes y haciendo mi mayor esfuerzo por borrar aquella imagen volví a sonreír para tomar nuevamente su mano y entrelazarla con la mía.

—Tengo una última pregunta... ¿Qué sentís por mí?— Cuestioné provocando que ella alzara ambas cejas.

—¿Hace falta que te responda?— Replicó Luna para sonreír tiernamente —Me gustas. Me gustas y mucho... Me atrevería a decir que estoy loca por vos.

—Yo lo estoy— Sonreí para acercarme más a ella —Estoy loco por vos, petisa... Más de lo que te podrías imaginar.

—¿De verdad?— Inquirió Luna insegura.

—Obvio, ¿por qué lo estás dudando?— Solté junto a una pequeña risa.

—No, por nada— Contestó Luna para volver a sonreír.

—Está bien— Reí nuevamente para soltar su mano y colocar ambas sobre su cintura —¿Sabés? He estado pensando demasiado en nosotros y me di cuenta que a pesar de llevar relativamente nada juntos... Vos y yo tenemos una conexión muy especial.

—Yo también la siento... Todo el tiempo.

—Sí y gracias a eso me di cuenta que no quiero perder ni un segundo a tu lado. Quiero disfrutar el aquí y el ahora con vos, como si se tratara del último día.

Mi sonrisa creció mientras jugueteaba con un mechón de cabello de Luna acortando la distancia entre nosotros y antes que pudiera notarlo, uní sus labios con los míos tan suavemente como si se tratara de una muñeca de cristal.

Luna sonrió sobre mis labios y movió su cuerpo acortando más la distancia entre nosotros hasta el punto de rodear mi cuello con sus brazos a medida que el beso aumentaba su intensidad.

Viajé mis manos desde su cintura hasta sus piernas con tal seguridad que nada me detendría y no fue hasta que estas llegaron al botón de su short que Luna se apartó riendo vergonzosamente.

—Para, Matteo, para— Musitó alarmada —¿Estás loco? No podemos hacer esto acá. Tus padres nos pueden encontrar— No pude evitar reír permaneciendo con una sonrisa pícara —¿Qué pasa? ¿Por qué sonreís así?

—Es que mis padres salieron de la ciudad y no regresan hasta mañana por la noche— Respondí en un susurro causando que abriera los ojos como platos y me golpeara una vez más en el pecho.

—¡Por eso me trajiste acá, idiota!— Soltó separándose bruscamente de mí mientras yo reía descontroladamente.

—No te enojes, petisa... Se me olvidó mencionarte que también le tengo miedo a la oscuridad y no me gustaría pasar la noche solo... ¿Vos podrías quedarte y hacerme compañía?

—Sos un idiota— Exclamó Luna rodando los ojos.

—No sólo es por lo que vos estás pensando... Pasa que me gusta recrear momentos y quiero recrear el inicio de nuestra relación.

—¿Relación?— Inquirió Luna sorprendida y yo asentí —¿Eso quiere decir que vos y yo somos algo?

—No había tenido oportunidad de preguntártelo, pero, ¿no veo por qué no?... Yo te quiero y sólo quiero estar con vos— Exclamé mirando fijamente a sus hermosos ojos.

—Yo también te quiero a vos— Soltó Luna mordiendo su labio inferior.

—Entonces es momento de hacerte la pregunta del millón... Luna Benson, ¿querés ser mi novia?— Sonreí mientras Luna soltaba un suspiro para imitar mi acción.

—Claro que quiero, es lo que más quiero.

Mi sonrisa creció y esta vez sin perder un segundo me apoderé de los labios de Luna, ella sonrió nuevamente sobre aquel beso y llevó sus manos a mi cuello para apegarme más a ella.

Las manos de Luna viajaron desde mi cuello hasta mi pecho y antes de poder notarlo ella se había deshecho de mi chaleco.

Sonreí por una milésima de segundo mientras nos separamos para recuperar oxígeno y evitando que tomara el control como la vez anterior, coloqué mis manos muy cerca de su trasero apegándola a mí lo mayor posible y bajé mis besos a su cuello.

Luna soltó una risita que sólo me motivó a avanzar más allá y de alguna u otra manera me deshice de su chaqueta y en cuestión de segundos de su remera tal como ella lo hizo con la mía.

No obstante, si creía que yo tendría el control de esta situación estaba muy equivocado, pues apenas mis manos juguetearon con su desnudo cuerpo, Luna me dio un empujón que provocó que terminara recostado sobre el sillón.

Sonrió victoriosa y no tardó en terminar sobre mí posando sus manos sobre mi abdomen para encontrar estabilidad que provocaron que soltara un fuerte quejido por una descarga que en vez de tratarse de placer fue de puro dolor.

—¿Qué pasa?— Inquirió consternada.

—Cuidado con las costillas, petisa... No sé si recordas pero hace unos días me dieron una paliza.

Luna rió para negar un par de veces y apartando sus manos de mi pecho, comenzó a repartir besos cada vez más y más abajo.

Cuando ya se encontraba al límite de lo que podía, ágilmente tomé sus manos provocando que ambos terminemos de pie y aun dentro de su asombro, me deshice que las pocas últimas prendas que se interponían entre nosotros.

Antes que Luna pudiera reaccionar de otro modo, bajé mis manos hasta los costados de sus piernas y cargándola por unos instantes, terminamos nuevamente recostados sobre el sillón, solamente que a diferencia de la primera vez, en esta ocasión yo sería quien tendría el control.

—Vos ganas, Balsano.

Luna soltó una risa bajo sus claras muestras de placer y con una sonrisa victoriosa me volví a apoderar de sus labios sin piedad alguna.

Dicen que la tercera es la vencida y en efecto lo fue, primero Gastón, luego mi madre, pero está vez no hubo nadie para interrumpirnos ni mucho menos detenernos de la que sería una larga noche.

Era indescriptible las sensaciones que Luna me hacía sentir en cada rincón de mi cuerpo y el saber que ahora ella era mi novia hacía todo mil veces mejor, la mejor noche de todas.

D O M I N G O

Simón POV

Suspiré una vez más a medida que bajaba las escaleras de la mansión en compañía de Ámbar quien al notar los nervios que desbordaba, colocó su mano sobre mi hombro demostrándome que no estaba solo.

Y tenía un buen motivo para estar así, ya que hoy estaba dispuesto a contarle toda la verdad a mis padres, tal como le prometí a los chicos. No más secretos, no más mentiras.

—¿Estás seguro de lo que vas a hacer, Simón?— Inquirió mi hermana dudosa.

—No, pero no tengo otra opción... Le prometí a los chicos que haría las cosas bien esta vez... Además, ¿no era que vos querías que le dijera la verdad a mis padres?

—Sí quiero que lo hagas, pero también sé que será muy difícil.

—Tengo que hacerlo.

—Y yo voy a estar a tu lado, ¿okay?

Sonreí para asentir y obteniendo un corto beso en mi mejilla de su parte, ambos bajamos el último escalón para dirigirnos al comedor donde mis padres y mis tíos ya se encontraban sentados mientras Amanda servía los últimos platos.

—¡Miren quienes llegaron a la primera llamada!— Exclamó mi padre para sonreír.

—Esto es algo que no se ve todos los días— Replicó mi madre mientras Ámbar y yo tomábamos nuestros respectivos asientos.

—¿Luna vendrá a cenar, señora Lily?— Intervino Amanda dirigiéndose a mi tía.

—Luna hace lo que quiere, Amanda... No tengo idea si hoy llegará a dormir o no— Señaló mi tía para rodar los ojos.

—Pero bueno, tenemos a la familia casi completa y eso es motivo de celebración... ¿No creen?— Mencionó mi tío para beber un poco de su vino.

—Tenés razón, cuñado... Debe ser una ocasión especial para que mis dos hijos se encuentren en la mesa juntos.

Suspiré mientras mis tíos y mis padres reían y mirando a Ámbar supe que era momento de hacerlo, no debía aplazarlo más.

—En realidad, sí hay un motivo para esto— Hablé llamando la atención de todos en la mesa —Me gustaría hablar de algo muy importante con ustedes— Dije mirando a mis padres.

—Claro, mi amor... ¿Sobre qué querés hablar con nosotros?— Cuestionó mi mamá con una pequeña sonrisa que sabía muy pronto se le borraría.

—Es sobre una decisión que tomé hace mucho tiempo... Respecto a la universidad.

Las miradas de mis padres se volvieron más atentas al escuchar aquello provocando que los nervios aumentaran más en mí.

—Decinos hijo— Pidió mi padre con la mirada fija sobre mí.

—Pasa que...

Mi frase se vio interrumpida por el sonido de la puerta de la mansión cerrándose y eso podía significar sólo una cosa...

—¡Luna, Luna!

Alzó la voz mi tío y tal como imaginé, se trataba de ella. Al no encontrarla en la mesa pensé que todo sería más fácil pues gracias a nuestra discusión de hace una semana, sabía perfectamente que Luna no perdería una oportunidad de meterme en problemas.

El sonido de sus botas de tacón aumentó a medida que ella adentró el comedor regalándonos la sonrisa más falsa posible.

—Pensamos que no llegabas a cenar, mi amor... Sentate y ahora le pido a Amanda que...

—No, no voy a cenar— Interrumpió Luna la frase de su madre —Cené algo con... Emilia, así que...

—Pero al menos podés sentarte y acompañarnos a esperar el postre— Intervino mi tío sonriente dándole una mirada amenazante a mi prima.

—Claro...

Bufó Luna rodando los ojos mientras tomaba asiento frente a nosotros sin el más mínimo deseo de hacerlo pero todos conocíamos la mirada de mi tío y sabíamos que si no lo hacía tendría graves consecuencias.

—Simón estaba contándonos de una decisión que tomó respecto a la universidad— Comentó mi tía ganando la atención de Luna.

—¿En serio?— Cuestionó sonriente —¿Al fin les contaste, primo?— Interrogó Luna mirándome fijamente.

—¿Cómo? ¿O sea que vos lo sabías?— Preguntó mi madre sorprendida.

—Claro pero Simón me hizo prometer que no diría nada y no lo culpo, no debe ser fácil decirle a mis tíos que abandonó la universidad para continuar con la banda.

La sonrisa ingenua de Luna pronto se transformó en una victoriosa sin despegar su mirada de mí mientras que apreté los ojos deseando que el mundo me tragara.

Tanto mis padres como mis tíos, en cambio, transformaron sus rostros en unos desconcertados.

—¿Es cierto eso?— Inquirió mi madre luego de largo silencio.

—¿No les habías dicho aún?— Soltó Luna fingiendo asombro —No puede ser primo, que tonta, no tenía idea...

Habló Luna provocando que la fulminara con la mirada al igual que Ámbar, no obstante, no estaba en posición de decir nada gracias a la discusión que se aproximaba.

—Respóndeme, Simón... ¿Es cierto lo que dijo tu prima?— Preguntó mi madre con el tono más serio.

—Sí— Suspiré manteniendo la mirada firme —Es cierto.

Las miradas de mis padres se encontraron y en sus rostros podía notar la furia crecer en ellos, sabía que no sería sencillo pero todo hubiera sido más fácil si hubiera salido de mi boca y no la de Luna.

—¿Nos podrían dejar solos, cuñada?— Intervino mi padre confirmando lo furioso que estaba.

—Claro que sí, cuñado... Vamos a terminar la cena en el jardín— Respondió mi tía poniéndose de pie junto a mi tío y Luna.

—Como lo siento, primo... En serio.

Fue lo último que dijo Luna sin una sola pizca de remordimiento para salir del comedor detrás de mis tíos dejándome entre un perturbador silencio.

—Ámbar— Dijo entre dientes mi padre.

—No, yo no me voy a ningún lado, lo que sea que le tengan que decir a Simón yo también merezco escucharlo porque también supe todo desde el principio.

Aclaró mi hermana tomándome fuertemente de la mano logrando que me sintiera un poco mejor pero no lo suficiente por la tormenta que se avecinaba.

—No puedo creer que fuiste capaz hacer semejante estupidez— Soltó mi madre en seco —¿Desde hace cuanto dejaste la universidad?

—Desde el momento que me prohibieron continuar con la banda— Me apresuré a responder cabizbajo logrando que ambos abrieran los ojos como platos.

—¡¿Tres meses?! ¡¿Nos has estado viendo la cara de estúpidos por tres meses?!— Intervino mi padre dando un fuerte golpe sobre la mesa.

—De verdad lo siento, pero no estaba dispuesto a renunciar a mi sueño.

—¡¿Y te burlaste de nosotros en nuestra cara?! ¡Desobedeciste nuestras reglas, Simón!

—En serio lo siento, quise decírselos antes pero sabía que no me entenderían.

—¡Claro que no te entendemos! ¡¿Perdiste la cabeza?! ¡¿Cómo fuiste capaz de dejar la universidad que con tanto esfuerzo te costó conseguir?!— Exclamó mi madre con la respiración agitada.

—¡Universidad a la que nunca quise ir! ¡Una carrera que jamás quise estudiar!— Alcé la voz sólo agravando el problema.

—¡No seas ridículo, Simón! Ya tuvimos esta conversación una y mil veces hace mucho tiempo— Replicó mi madre poniéndose también de pie.

—¡Exacto! Y ustedes saben perfectamente que no me interesa la administración de empresas. Nunca me interesó y el único motivo por el cual acepté estudiarla fue porque ustedes me permitieron continuar con la banda... Mi verdadero sueño...

—¡Basta, Simón!— Gritó mi padre levantándose de la mesa —¡No sos más un nene de cinco años! ¡Sos un adulto! Bajate de esa nube en la que estás y date cuenta que no tenés futuro con esa tontería de la banda.

—¡No es una tontería! ¡Es mi sueño! ¡Mi pasión! Yo lo que más amo en este mundo es hacer música.

—No vamos a tolerar más tus caprichos, estamos hablando de tu futuro— Siguió mi padre cada vez más furioso.

—Exactamente, es mi futuro y yo tengo que ser el que lo elija, no ustedes.

—¿Y cómo vamos a permitir que vos tomes esta decisión si seguís creyendo que podés llegar a algún lugar con tu dichosa banda?— Cuestionó mi madre llevando sus manos a su cintura.

—¡Lo hicimos!— Alcé la voz a lo que ellos fruncieron el ceño —Si su mayor miedo es que no tenga futuro no tienen nada de que preocuparse, con mi banda conseguimos un contrato con una discográfica internacional, Vidia, filmamos un video, hicimos entrevistas, sesiones fotográficas, grabamos sencillos, hablamos del primer disco... Todo en estos tres meses.

Las mirada de mis padres dejó de ser acusatoria y pasó a ser desconcertada, pero era la realidad, en tan sólo tres meses había conseguido todo aquello, no debían quedarles dudas que podríamos salir adelante junto a los chicos.

—¿Hiciste todo eso a nuestras espaldas? ¿Luego de qué te lo prohibiéramos?— Preguntó mi padre cruzando de brazos básicamente ignorando el resto.

—Lo lamento, pero la única manera de hacerlo y si decidí decírselos en primer lugar fue porque no quise seguir ocultándoles la verdad ahora que con los chicos intentáremos conseguir un contrato con MSC Records.

—¿Entonces continuarás desobedeciéndonos?— Fue ahora mi madre la que intervino.

—Lo siento, pero la decisión ya está tomada, ustedes lo dijeron, soy adulto y como tal voy a ser yo quien decida lo que quiero hacer con mi vida.

—Sos adulto pero seguís viviendo bajo nuestro techo y mientras eso suceda vas a seguir nuestras órdenes— Prosiguió mi padre demandante.

—Entonces lo mejor será que ya no viva más aquí, pero está vez no pienso obedecerlos... Voy a luchar por mi sueño y en ustedes está apoyarme o darme la espalda.

Fue lo último que dije para abandonar el comedor encaminado a mi habitación, y a diferencia de la vez pasada que dije aquella frase gracias a mi ira, esta vez la dije con toda la seguridad en cada una de mis palabras.

Mis padres habían controlado muchos aspectos de mi vida, pero este no sería uno de ellos. Esta vez las cosas serían diferentes y tal como le prometí a mis amigos, haría todo por arreglar las cosas, lo primero ya estaba hecho, ahora sólo quedaba conseguir la atención de algún productor de MSC Records y retomar nuestra carrera, pero haría todo por conseguir mi sueño. Nuestro sueño.

L U N E S

Luna POV

¿No han sentido que cuando están enamorados todo el mundo a su alrededor también lo está? Al menos yo lo sentía así. Sobre todo porque ahora me encontraba sentada en el Roller frente a frente con Michel y su nueva pareja, Eric.

Convencer a Michel de que me presentara a Eric fue un suplicio, pero valió la pena y ahora llevábamos largo rato charlando y conociéndonos más.

—Y entonces, después de todo eso, Michel se dignó a decirme su nombre— Finalizó Eric de contarme la historia de como se conocieron.

—¿Por qué sos así, ito? ¿Cómo no te diste cuenta que Eric estaba coqueteando con vos? Estaba siendo bastante obvio— Hablé sonriente logrando que Michel ruede los ojos.

—Estaba siendo bastante obvio, Mich— Sostuvo Eric sonriente.

—En mi defensa, tiene mucho tiempo que no hago esas cosas— Respondió Michel para soltar un suspiro.

—Pero al menos valió la pena porque ahora tienen una alocada historia que contar— Repliqué para beber un poco de mi licuado.

—Una historia que seguro mis padres nunca querrían escuchar— Bromeó Michel a lo que todos reímos —Pero es una linda historia y con un final mucho mejor.

Michel giró para unir su mirada con la de Eric y no tardó en extender su mano hacia él quien luego de soltar una risita la sostuvo causándome tanta ternura.

—Me pone tan feliz que te hayas abierto de nuevo al amor, ito— Solté al ver las miradas enamoradas que se tenían.

—Sí, ya era hora de hacerlo.

—Me alegro. Estar enamorado es una de las cosas más hermosas en este mundo— Dije para soltar un ligero suspiro.

—¿Me parece a mí o cupido te flechó muy fuerte? ¿Por qué hablas así?— Inquirió Michel logrando que bajara la mirada y me sonrojara.

—¿Qué acaso tienes un galán en puerta?— Cuestionó Eric curioso.

—Novio— Musité logrando que Michel abra los ojos como platos.

—¿Novio? ¿Ya son novios?— Interrogó y sin dudarlo asentí.

—Matteo me preguntó si quería ser su novia hace dos días y le dije que sí.

Respondí y a los pocos segundos Michel soltó un pequeño grito de celebración para inclinarse hacia mí.

—¡No puedo creerlo, ita! ¡Es maravilloso!

—¿Quién es este Matteo del que hablamos? ¿Es lindo?— Intervino Eric curioso.

—Muy— Contestamos Michel y yo al unísono para reír.

—Pero no más que tú, lindo.

Soltó Michel para depositar un beso sobre la mano de Eric y los tres no tardamos en volver a reír, en definitiva, Eric era perfecto para Michel, no lo había visto tan alegre en tanto tiempo.

—Luna, debemos hablar... Hola Eric.

No pude evitar fruncir el ceño al notar que Emilia, la dueña de la voz, se dirigió tan campante a Eric cuando era la primera vez que yo lo conocía, ¿por qué Michel se lo presentó a ella antes que a mí?

—Hola, ¿cómo estás? Yo muy bien por suerte— Respondí irónicamente logrando que ella ruede los ojos —¿No ves que estoy charlando con Michel y con Eric?

—Hablarás después pero ahora yo tengo que hablar contigo...

Ahora yo fui quien rodó los ojos y antes de poder reaccionar, Emilia me tomó del brazo causando que me pusiera de pie y prácticamente me arrastró hacia los lockers.

—¡Soltame, Emilia! ¡¿Te volviste loca?!— Exclamé furiosa soltándome de su agarre una vez que nos encontrábamos en estos.

—¡Loca pero de coraje! ¡¿Cuándo tenías pensando decirme que Benicio iba a patinar con Ámbar en la competencia?!

Crucé los brazos borrando por completo cualquier rastro de confusión, así que toda su mala onda era por aquello.

—Primero que nada bájame el tono... Y segundo, ¿por qué te tendría que contar aquello? Que yo sepa, vos y yo no somos más socias.

—Te recuerdo que somos amigas y fuimos socias del mismo plan... Tu plan para sacar a Ámbar de la competencia— Habló dejando en claro su furia.

—Mi plan consistía en separar a Ámbar y Matteo. El mundo no gira alrededor de vos, Emilia.

—Ni tampoco alrededor tuyo... Si no fuera por mí, tu plan nunca hubiera funcionado y eso lo sabes perfecto.

—Mi plan funcionó porque yo les dije exactamente lo que tenían que hacer, si no fuera por mí, Ámbar y Matteo seguirían juntos y patinando en la competencia.

—Y ahora Ámbar sigue patinando en la competencia, pero con Benicio y aquí la única que sale ganando algo eres tú.

Bufé ante el comentario de Emilia, me estaba cansando que me culparan de lo que estaba pasando cuando claramente no era mi culpa.

—En vez de echarme la culpa deberías ponerte a entrenar si tanto miedo le tenés a la estúpida de mi prima... ¿O qué pasa? ¿Acaso admitís que no sos la patinadora estrella?— Solté logrando que ella me fulmine con la mirada.

—Gary anda más exigente que nunca conmigo y está en busca de su nuevo equipo de los Red Sharks. Si no gano esta competencia me echará del equipo.

—¿Y eso que tiene que ver con Ámbar? ¿No te crees capaz de superarla?— Exclamé alzando una ceja.

—¡Claro que soy capaz de superar a esa loser! Pero quisiera por una vez en la vida patinar sin preocuparme por defender mi título... Además, es obvio que Seba no está al nivel de Matteo ni mucho menos al de Benicio.

—Bueno, pues no es mi culpa... Benicio fue quien decidió patinar con ella.

—Sí y todavía no lo puedo creer... ¿Por qué hizo eso? ¿Por qué lo dejaste para patinar con el perdedor de Matteo?— Ahora fue Emilia quien cruzó de brazos.

—Yo no lo dejé, él me dejó y todo porque vos le contaste que me acosté con Matteo en la fiesta de Ámbar— Escupí fastidiada.

—¿Y eso qué tiene que ver?— Inquirió Emilia con el ceño fruncido.

—Que a Benicio le dio por hacerse el santo y ponerse del lado de esa estúpida... Está a nada de revelar toda la verdad de nuestro plan, no necesito a dos personas traicionándome que con él tengo suficiente.

—¿Nos quiere traicionar? ¿Por defenderla a ella? ¿La chica que engañó cuando era su novia?— Emilia rió burlona para negar repetidas veces.

—Es infumable— Rodé los ojos para llevar mis manos a mis caderas.

—¿Y entonces que vamos a hacer? No podemos permitir que Benicio y Ámbar se salgan con la suya.

—Tenés razón, tenemos que hacer algo para sacarlos definitivamente de la competencia— Suspiré para mirar a Emilia pensativa.

—¿Algo cómo qué?— Preguntó Emilia intrigada.

—No tengo idea, pero algo se me tiene que ocurrir.

Emilia y yo permanecimos en silencio por largo rato buscando alguna manera de deshacernos de Ámbar de una vez por todas. Y fue hasta luego de largos segundos que una brillante idea llegó a mi mente.

—Lo tengo— Sonreí orgullosa de mi perfecto plan —Tenemos que ajustar la rueda de su patín y sólo así lograremos que su presentación se arruine.

—Y entonces quedarían fuera de la competencia para siempre— Sonrió Emilia mientras sus ojos se iluminaban.

—Exacto, es el plan perfecto y no va a fallar.

Levanté la mano y Emilia no tardó en chocarmela para ambas reír orgullosas de nuestro reciente plan, un plan que en definitiva no iba a fallar, sólo teníamos que ajustar la rueda y, bye, bye primita, ¿acaso no era la mejor?

       »»»»»»»»»

¡Hola a todos! ❤️ ¿Acaso algún día publicaré a tiempo? No importa porque igual, ¡Nuevo capítulo!

¿Qué les pareció? ¿Benimbar renacerá? ¿Mateó pensando en Ámbar? ¿Lutteo es oficial? ¿Qué tal el encuentro Lutteo? ¿Simón dejará la mansión? ¿Michel y Eric? ¿Nuevo plan de Emilia y Luna? ¡Comenten bellas linduras!

Capítulos todos los Lunes y Viernes.

Voten ⭐️ si les gustó y Comenten 💬 cuál fue su parte favorita.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top