30 | Disputas


L U N E S

Matteo POV

La frase "mañana será otro día" jamás había tenido un significado tan literal en mi vida. Hasta hace dos días mi vida se basaba en lamentarme por Ámbar y ahora, la sonrisa en mi rostro nadie me la podía borrar.

Saber que Luna había aceptado intentar algo conmigo luego del maravilloso fin de semana que pasamos juntos me hacía olvidarme del mundo entero.

Tan sólo un día fue suficiente para darme cuenta que equivocado estuve todo este tiempo, Luna era la chica indicada para mí y siempre lo había sido, fui un tonto al nunca darme cuenta de eso.

Y toda esa alegría que sentía decidí llevarla a la pista, lugar dónde me encontraba ahora patinando. Ahora que había terminado con Ámbar era claro que no podría participar más de la competencia, pero eso no significaba que no podía pasar mi tiempo libre en la pista.

Y vaya que disfrutaba de hacerlo, llevaba horas patinando sin pensar en nada que no fuera Luna, recordando la primera vez que patinamos juntos en la pista, y ese fue mi motor para intentar un giro nuevo que me salió perfecto causando que mi sonrisa aumentara.

—¡A vos te estaba buscando!

Aquel grito me obligó a detenerme así como al resto de los patinadores que se encontraban en la pista, y al igual que todos, giré para encontrarme con el dueño de aquella voz que desbordaba ira.

—¡Te advertí que no lastimaras a mi hermana! ¡Ahora vas a pagar por eso!

Tan sólo eso bastó para percatarme que el chico que escupía esas palabras era nada más y nada menos que Simón.

Y apenas mis ojos lo reconocieron, lo sentí, su puño aterrizó en mi rostro con toda la fuerza que tenía a escasos centímetros de mi ojo haciéndome perder el equilibrio. Mis patines no me respondieron y resbalaron provocando que cayera al suelo sintiendo todo mi cuerpo doler del fuerte impacto.

—¡Simón! ¡Detente!

Escuché la voz de Delfi gritar desesperada exactamente al mismo tiempo que el puño de Simón terminó nuevamente en mi cara, pero esta vez, directo en mi mejilla, lo cual provocó que sintiera mi mandíbula descolocarse.

Otro, otro y otro más, perdí la cuenta de cuantos golpes recibí directo en mi rostro, en mis ojos, mi boca, mi nariz, Simón no falló en dar en cada espacio de este y todo en cuestión de segundos.

—¡Simón! ¡Basta! ¡Déjalo!

Si mis oídos no me fallaban dado el zumbido que escuchaba supongo producto de algún golpe cerca de los oídos, aquel grito alterado provenía de Luna.

No obstante, el primer golpe que aterrizó en mi estómago fue un despertador que me hizo reaccionar, y sacando fuerza de algún lugar desconocido, logré tomar a Simón de los hombros para girarlo y ahora ser yo quien termine sobre él.

—¡Basta chicos!

—¡Basta!

Ya no sabía de quién provenían los gritos, la pista se había vuelto un verdadero descontrol y ahora todos se encontraban gritando algo.

Estar sobre Simón me permitió devolverle un par de golpes, la mayoría en la cara y otros cuantos en el abdomen, pero mientras más golpes daba, más iba perdiendo fuerza.

Y fue de esa manera que Simón consiguió empujarme haciéndome perder la orientación nuevamente y sólo eso le bastó para poder recuperar el control y terminar sobre mí.

Me arrepentí por completo de haber hecho eso, porque mis golpes sólo lograron enfurecer más a Simón y que él comience a repartir golpes, uno más doloroso que el otro, por todo mi cuerpo.

No pude resistir más, los golpes de Simón me hicieron perder todo rastro de resistencia e intento de golpe, ya que era incapaz de poder devolverle uno solo, y simplemente me quedé tirado recibiendo todos los golpes que Simón me daba como si se tratara de una bolsa de boxeo.

—¡Basta Simón! ¡Déjalo ya! ¡Simón!

Mis oídos ya no eran capaces de identificar una sola voz, estaba tan aturdido por la cantidad de golpes que había recibido en mi rostro, pero eso no parecía serle suficiente a Simón porque él continuaba en lo suyo.

Y pudo haber sido así hasta que perdiera la consciencia como sentía que en cualquier momento pasaría, pero afortunadamente, tres chicos, entre ellos Michel, como pude observar de reojo, lograron tomar a Simón para levantarlo y separarlo de mí.

—¡Suéltenme! ¡No he terminado de darle su merecido!

Gritó Simón a todo pulmón mientras los chicos aún ponían resistencia para retenerlo, pero no la suficiente puesto que él, de alguna manera, logró zafarse de su agarre y patear una que otra vez en algún lugar que ya me fue imposible reconocer pues todo mi cuerpo dolía por igual.

—¡Te lo advertí Matteo! ¡Vos te buscaste esto! ¡Suéltenme!

Exclamó Simón una vez que los chicos fueron capaces de separarlo de mí, esta vez a considerable distancia, pero mis oídos apenas eran capaces de escuchar una sola de sus palabras.

—¡Basta Simón! ¡Cortala!

—Vámonos antes que llegue alguien.

—¡Simón!

Escuchaba las voces de Delfi y Michel gritar, y girando un poco mi cabeza encontré con que Michel arrastraba a Simón fuera de la pista a toda velocidad seguida por Delfi.

Mi mirada cayó sobre Ámbar quien aún permanecía parada justo donde ellos se encontraban, pero apenas nuestras miradas se unieron, ella salió corriendo a la misma velocidad que los anteriores fuera de la pista.

—¡Matteo! ¡Matteo!

Escuché unos gritos desesperados provenir del lado contrario al cual mi cabeza se encontraba apoyada, pero la simple acción de girarla parecía imposible.

—¡Matteo, respóndeme!

Sollozó aquella voz haciéndome obtener energía del algún lugar remoto y giré encontrándome con Luna y Emilia a un lado mío.

Luna era un mar de lágrimas, o al menos eso pude notar luego de observarla fijamente ya que mi ojo izquierdo estaba completamente borroso supongo por el daño que tenía.

—¡Matteo! ¡Decime algo! ¡Háblame!

Suplicó Luna pero me era imposible articular una sola palabra, apenas tenía aire suficiente en mi interior y cada vez me era más difícil respirar al punto en que sentía que ya no lo estaba haciendo.

—¡¿Qué ocurre?! ¡Matteo! ¡Matteo! ¡¿Estás bien?! ¿Podés pararte?

—¡Matteo! ¡Respóndenos! ¡¿Qué fue lo qué pasó?!

Una nueva voz intervino y no tardé en notar que se trataba de Támara en compañía de Gary, pero apenas podía mirarlos, mis párpados cada vez me pesaban más y me obligaban a cerrar los ojos.

—Llama a una ambulancia ahora mismo, Gary, está muy mal.

Ordenó Támara inspeccionando cada rincón de mi cuerpo, y apenas sentí su mano rozar mi piel, me retorcí para comenzar a gemir, ese ligero toque se sintió como una apuñalada.

—¡Ya!— Gritó mientras Gary marcaba el número de emergencia.

—Matteo por favor, decime algo— Lloró Luna intentando tocar alguna parte de mi cuerpo pero él sólo sentir sus manos rozar mi piel, me retorcía y quejaba, el dolor era insoportable.

—Voy por un botiquín, hay que detener el sangrado lo antes posible...

Dijo Támara para levantarse y correr fuera de la pista mientras Gary ordenaba la ambulancia con terrible desesperación, yo por mi parte, hacía mi mayor esfuerzo por mantener los ojos abiertos, pero no podía.

—Matteo, por favor, por favor, abrí los ojos... La ambulancia está en camino, resiste... Matteo...

El llanto de Luna cada vez se hacía más lejano, mis oídos cada vez se apagaban más al igual que mis ojos, y ya sin poder evitarlo, estos se cerraron haciéndome perder la consciencia de todo, mi cuerpo no pudo resistir más, el dolor me consumió a tal grado que no supe más nada de aquel momento, me desmayé.

Simón POV

Gruñí nuevamente al sentir los dedos de Delfi tocar alguno de los golpes de mi desnudo abdomen mientras que apretaba los ojos intentando contener el dolor.

—Quédate quieto, Simón— Ordenó Delfi para proseguir aplicando aquella crema que había conseguido según para disminuir el dolor.

Los golpes no molestaban tanto como las miradas decepcionadas que venía recibiendo de mi novia y de mi hermana que se encontraba caminando alrededor de toda la habitación con los brazos cruzados.

Desde el momento en que Michel me sacó del Roller a toda velocidad, hasta el momento en que nos dejó en la mansión, lo único que había hecho era recibir miradas furiosas por parte de ambas y uno que otro grito.

—Ya casi termino, quédate quieto— Repitió inspeccionando mi cuerpo en busca de alguna otra herida.

—No puedo creer lo que hiciste, Simón... ¡¿Estás loco?!— Soltó alterada Ámbar continuando con su caminata de un lado a otro.

—¡No! ¡Matteo se merecía eso! ¡Eso y mucho más!— Grité pero seguidamente gemí de dolor al sentir los dedos de Delfi tocar una herida que antes no había sentido.

—¡Dejaste a Matteo inconsciente! ¿Qué más se merecía? ¡¿Qué lo mataras?!— Escupió Ámbar para detenerse.

—¿No lo entendés, Ámbar? Matteo te engañó, se burló de vos... Yo no iba a permitir que siguiera campante viviendo su vida luego de lo que te hizo.

—¿Qué no entiendo lo que me hizo?— Soltó incrédula para negar un par de veces —¿Me estas jodiendo, no?... Vos no sabés cuanto he sufrido sabiendo que me rompieron el corazón dos veces de la misma manera, no tenés idea de la cantidad de lágrimas que he derramado, así que no vengas a decirme que no entiendo lo que me hizo.

Mencionó con la voz cortada y dejando escapar una lágrima que rápidamente limpió provocando que baje la mirada para soltar un suspiro.

—Está bien, te pido perdón... Pero si no sé nada de eso es porque vos no me decís nada... ¿Desde cuando guardas secretos de mí? ¿Desde cuando no me decís lo que pasa en tu vida?— Cuestioné acusante provocando que ella ruede los ojos.

—¡Desde que es imposible hablar con vos porque no sabemos como vas a reaccionar!

—¿Y cómo esperas que reaccione luego de enterarme que el novio de mi hermana se acostó con otra? Decimelo... ¿Acaso lo tengo que felicitar y darle un par de consejos?— Solté sarcásticamente haciendo que ella camine lejos de mí.

—Justamente esos pensamientos fueron los que ocasionaron que mis padres te prohibieran continuar con la banda, Simón... ¿Te imaginas que van a hacer si se enteran que mandaste a Matteo al hospital?

—No me importa, Ámbar... Hice lo que tenía que hacer y punto... Quizá si hubieras hablado conmigo desde el principio todo hubiera sido distinto... Pero en lugar de enterarme de tu boca, tuve que averiguar la verdad a través de Delfi.

—¿Cómo pudiste decirle esto a Simón, Delfina?— Cuestionó furiosa Ámbar hacia mi novia.

—¡Basta los dos!— Gritó alterada Delfi poniéndose de pie —Soy tu mejor amiga y soy tu novia, pero no pienso meterme más en el medio de ustedes dos... Si tienen asuntos pendientes los resuelven entre ustedes, pero no voy a permitir que me vuelvan a utilizar de esta manera... Si le dije la verdad a Simón fue porque me insistió, pero no lo voy a volver a hacer... ¡Odio quedar en el medio de los dos!

—Perdón, reconozco que hice muy mal en exigirte la verdad, pero estaba sacado... Yo por vos, Ámbar, haría lo que fuera— Dije con el tono más calmado luego de que Delfi explotara.

—Ese es el problema, es que vos sos impulsivo y no pensas antes de hacer las cosas— Respondió Ámbar también demostrando un poco más de calma.

—Lo siento, pero es lo único en lo que podía pensar... Me enteré no sólo que el novio de mi hermana la había engañado, sino que encima todo había sido por culpa de nuestra prima— Repliqué mencionando aquello que no había sido capaz de olvidar.

—No metas a Luna en esto.

—¿Cómo querés que no lo haga?... Ella es responsable de todo lo qué pasó.

—No me importa, Simón... No me interesa en lo absoluto la vida de Luna, ni siquiera quiero perder el tiempo hablando de ella.

—¿Entonces harás como si nada pasara? ¿Cómo si ella no hubiera hecho nada?

—¡Sí! Tengo cosas muchísimo más importantes en mi cabeza que Luna. Por mí que nunca más regrese a esta casa.

—¿Cosas cómo qué?— Crucé de brazos frunciendo el ceño.

—¿De verdad querés que te lo diga después de lo que hiciste hoy?— Soltó una risa burlona —Estás demente.

—¡Quiero que no me dejes fuera de tu vida!— Alcé la voz a lo que ella negó.

—Vos te lo buscaste... Me cansé de que me sobre protejas tanto, vos no sos mi padre— Escupió Ámbar fulminándome con la mirada.

—No, pero soy tu hermano mayor— Amenacé con el tono duro —Le prometí a mis padres que siempre te protegería y te cuidaría cuando vos llegaste a esta casa luego de que te adoptaron y eso es justamente lo que he hecho todos estos años y lo seguiré haciendo te guste o no.

Extrañamente algo de mis palabras provocó que los ojos de mi hermana se cristalizaran y sin decir más, salió de mi habitación, no sin antes azotar la puerta dejando en claro su rabia.

—¡Ámbar! ¡Ámbar!— Exclamé intentando seguirla.

—Déjala, Simón— Intervino Delfi provocando que me detenga —Ya se le va a pasar.

—Es que odio pelearme con ella, está muy furiosa conmigo.

—Tiene derecho a estarlo, fue horrible lo que hiciste— Mencionó Delfi seca haciéndome soltar un bufido.

—Lo sé... — Suspiré para tomar mi remera de la cama y colocármela.

—No parece que lo sepas— Cruzó de brazos Delfi.

—Sé que no estuvo bien lo que hice, jamás fue mi intención lastimar tanto a Matteo, sólo quería que pagara por lo que hizo— Exclamé sentándome en la orilla de la cama.

—Ámbar tiene razón, mi amor... Esto fue exactamente lo que provocó que tus padres te prohibieran la banda... No pensar en lo que hacés.

—Lo sé, reconozco mi error y te pido perdón, te pido perdón porque no medí las consecuencias de mis acciones una vez más... Y también te pido perdón por haberte involucrado en todo esto, nunca tendría porque haberte obligado a decirme nada de esto en primer lugar.

Hablé cabizbajo para soltar un nuevo suspiro y Delfi no tardó en sentarse a mi lado para apoyar su mano sobre mi hombro.

—Está bien, te perdono...

—No, de verdad quiero que lo sepas, estoy terriblemente arrepentido de eso... Tenés razón, fue injusto meterte en el medio de los dos y lo lamento desde el fondo de mi corazón, mi amor... Te prometo que nunca más lo volveré a hacer— Comenté provocando que Delfi tomara mis manos para colocar un beso en ellas.

—Te perdono en serio, mi amor... Si me enamoré de vos es porque lo hice de todo vos... No sólo de tus virtudes, sino que también de tus defectos.

—Te juro que haré todo para no volver a cometer una estupidez como esta... Sos muy importante para mí y no me gustaría perderte por algo así.

—No lo vas a hacer, creo que no existe fuerza en este mundo capaz de sacarte de mi corazón— Dijo con una sonrisa en el rostro.

—Te amo mucho chinita, mucho— Musité con una sonrisa el rostro.

—Y yo mucho más.

Susurró Delfi para mirarme una última vez a los ojos e inclinarse logrando que me apodere de sus labios, y no voy a negarlo, dolió un poco debido a un golpe que albergaba mi labio inferior, pero eso no importó, porque los labios de mi novia fueron capaces de sanar aquel dolor.

Sabía que estaba mal lo que había hecho, y no podía negar que en mi interior sentía un poco de culpa por lo que estaba ocurriendo, pero no podía pensar en eso, al menos no mientras besaba a Delfi, sus labios me habían hecho olvidarme del mundo entero.

Y los pocos rastros de realidad los percibía al sentir sus manos rozar alguna de mis heridas, pero ni eso me detuvo, al final de cuentas quería olvidarme del mundo entero y de los problemas, y sólo con Delfi podría hacerlo.

Sus besos y sus caricias eran suficientes para hacer latir mi corazón, hacerme sentir vivo, y en fin, éramos sólo ella y yo, sin nadie para interrumpirnos, sólos en mi habitación, ustedes ya saben a lo que me refiero.

Luna POV

Agitaba mis piernas desesperadamente mientras intentaba calmarme inhalando y exhalando repetidas veces pero eso no daba resultado.

Ocasionalmente lágrimas resbalaban por mis mejillas que velozmente limpiaba intentando ser fuerte, pero me era imposible, mi corazón latía con tanta fuerza recordándome una y otra vez que todo esto era mi culpa.

Nunca imaginé que terminaría en la sala de espera de una clínica y en mi cabeza se repetía constantemente la imagen de la pelea, haciéndome perder la cordura.

—Va a estar todo bien Luna, ya lo verás.

Habló Támara con una sonrisa quien se encontraba sentada a mi lado, pero fui incapaz de devolvérsela.

Támara y yo fuimos quienes acompañamos a Matteo en la ambulancia hasta la clínica, y ahora llevábamos casi dos horas sentadas sin obtener una sola respuesta del estado de Matteo.

Comencé a inhalar y exhalar nuevamente, ver a tantos médicos ir y venir por todos lados, sin que uno sólo nos diera una respuesta, sólo hacía que mis nervios aumentaran.

—Voy a preguntar otra vez— Dije intentando ponerme de pie, pero Támara me sostuvo de los brazos impidiendo que lo hiciera.

—Tranquila Luna, los médicos están haciendo su trabajo y apenas tengan respuestas nos las dirán. Vos intenta calmarte...

Asentí para bajar la mirada y comenzar a juguetear con mis manos arrepintiéndome de haber rechazado los calmantes al llegar a la clínica.

—Disculpe, somos los padres de Matteo Balsano, nos informaron que lo trajeron a esta...

Aquella voz masculina con un acento peculiar llamó mi atención así como la de Támara obligándome a levantar la mirada para dirigirla al lugar dónde se encontraba la secretaria y al hacer eso me encontré con ellos.

No pude resistir más y al igual que Támara, ambas nos levantamos para caminar hacia ellos. Tuvimos mucha suerte en encontrar el número de los padres de Matteo en su teléfono para avisarles de lo sucedido.

—Disculpen, ¿ustedes son los padres de Matteo?— Pregunté causando que ellos giraran para mirarme.

—Sí, ¿vos quién sos?— Preguntó su madre confundida.

—Soy Luna, soy... Amiga de Matteo— Respondí dudando de cómo referirme ante ellos.

—Y yo soy Támara, la encargada del Jam&Roller, hablamos por teléfono cuando trasladaban a Matteo aquí— Intervino Támara colocando sus manos sobre mis hombros dándome más seguridad.

—¿Cómo está mi hijo?— Preguntó su madre dejando en claro su angustia.

—Aún no sabemos nada, los médicos lo están atendiendo pero no nos quieren dar información porque no somos familiares.

—¿Qué fue lo qué pasó?— Inquirió su padre ignorando lo anterior.

—No sé con exactitud que fue lo que ocurrió. Me queda claro que fue una pelea, pero no sabemos con quién ni cómo, mucho menos el motivo— Explicó Támara mientras que yo sentía que el aire hacerme falta.

—¿Cómo es posible que no sepan nada?— Exclamó su padre alterado para tomar de las manos a su madre.

—Le repito que no sé, cuando llegué a la pista dónde ocurrió todo, Matteo ya estaba golpeado y no había nadie que pareciera ser el culpable... Mi esposo está en el Roller encargándose de averiguar que fue lo que ocurrió y apenas tengamos novedades les informaremos.

—¿Y nadie dijo nada? Alguien debió haber visto algo o...— Habló la madre de Matteo con el mismo tono de antes.

—De eso se está encargando mi marido, yo me ocupé por curar un par de heridas de Matteo y traerlo hasta acá... Luna estuvo con él todo ese tiempo.

Mi corazón se aceleró al escuchar a Támara decir mi nombre, en todo el tiempo que llevaba en la clínica había logrado evitar los interrogatorios por parte de Támara, pero con sus padres no habría manera de hacerlo.

—¿Vos estuviste con mi hijo? ¿Sabés que fue lo que ocurrió? ¿Quién le hizo esto?

Interrogó la madre de Matteo acortando distancia conmigo provocando que un escalofrío me recorriera, las miradas expectantes de todos solo me alteraban más y sabiendo que no había escapatoria, abrí la boca para hablar.

—Yo...

—¿Familiares de Matteo Balsano?

Cerré los ojos para soltar un suspiro al escuchar aquella voz femenina intervenir salvándome de contestar a todas las preguntas de la madre de Matteo.

No obstante, sólo fue cuestión de segundos, pues rápidamente me incorporé para acercarme junto a Támara hacia la doctora que recién había llegado.

—Nosotros somos sus padres— Contestó el padre de Matteo.

—¿Cómo está mi hijo, doctora?— Inquirió la madre sosteniendo con más fuerza la mano de su padre.

—Pueden estar tranquilos, le hicimos los estudios necesarios a Matteo y no tiene señales de lesiones internas a excepción de un esguince cervical leve, pero nada de que preocuparse, utilizará un collarín por un par de días para evitar agravarlo— Habló la doctora pero sus palabras salían tan rápido como entraban por mis oídos, yo sólo quería saber una cosa.

—Pero... ¿Despertó?— Indagué sin importarme el resto.

—Sí, el desmayo fue producto del dolor pero le aplicamos analgésicos y antiinflamatorios y Matteo recobró la consciencia.

Aquellas palabras me hicieron soltar un suspiro de alivio, dentro de mi cabeza me había creado mil y una historias y ninguna era agradable, pero saber que despertó y que estaba bien me habían devuelto el alma al cuerpo.

—¿Podemos verlo, doctora?— Preguntó el padre de Matteo.

—Por supuesto, Matteo recién fue trasladado a la habitación, acompáñenme...

Mencionó la doctora para indicarle el camino a los padres de Matteo, quienes comenzaron a caminar, pero tan sólo dieron un par de pasos, la madre de Matteo se detuvo para mirarme angustiada.

—¿Puede ir la chica con nosotros?— Preguntó hacia la doctora provocando que frunciera el ceño —Es gran amiga de Matteo y estuvo con él cuando todo ocurrió, creo que le hará bien verlo.

—Claro, por aquí, por favor...

Aquel acto hizo que una sonrisa apareciera en mi rostro y sin dudarlo seguí a la doctora junto a los padres de Matteo por los pasillos que parecían interminables.

A medida que avanzábamos sentía el tiempo detenerse, la última vez que observé a Matteo se veía muy mal y temía que ahora lo hiciera peor.

—Adelante...

Exclamó la doctora indicándonos la puerta frente a nosotros, los padres de Matteo no dudaron en abrirla pero yo tuve que soltar un suspiro para armarme de valor y entrar a la habitación.

—Amore mio, Matteo... Come stai?— Se apresuró a hablar la madre de Matteo dejando escapar un par de lágrimas al llegar junto a su cama.

—Matteo, eravamo molto preoccupati... Cosa è successo?— Ahora intervino su padre.

—Sto bene, calmo— Musitó Matteo para suspirar.

—¿Podemos llevárnoslo a casa?— Preguntó el padre.

—Por el momento no, necesitamos esperar que la inflamación de las contusiones reduzca para cerciorarnos que en efecto no existe ni un tipo de lesión, pero esta misma noche le daremos el alta, nada de que alarmarse— Dijo en un tono calmado la doctora —Igualmente necesitamos que firmen un par de documentos lo antes posible para continuar con el proceso, así que apenas puedan los estaré esperando.

Sin decir más, la doctora abandonó la habitación dejándonos solos y sin escapatoria para el interrogatorio que se avecinaba.

—¿Qué fue lo que ocurrió, amore mio?— Intervino la mamá de Matteo tomándolo de la mano.

—Nada, mamá, nada.

—¿Cómo nada? ¡¿Ahora me dirás que te hiciste esto a vos mismo?!— Alzó el tono de voz el padre.

—Ángelo, cálmate por favor, no es tiempo de regaños— Soltó la madre de Matteo —Per favore, vita mia... ¿Qué fue lo qué pasó? ¿Quién te hizo esto?

—No lo sé... Un chico llegó de la nada y me golpeó, intenté defenderme pero sólo fue peor... Nunca antes lo había visto en mi vida, se los prometo.

Fruncí el ceño desde el lugar en el que me encontraba, ¿acaso Matteo le estaba mintiendo a sus padres? ¿Por qué no les dijo la verdad?

—No lo puedo creer... ¿Vos viste quién fue?

Inquirió la madre de Matteo hacia mí provocando que sintiera mis piernas temblar, pero tan sólo me bastó mirar a los ojos a Matteo para percibir sus suplicas y no me quedaba más remedio que seguir cual sea que era su juego.

—No, cuando yo llegué Matteo ya estaba en el suelo y el chico se había ido— Mentí sólo angustiando más a su madre.

—Esto es un horror. Pero el encargado ya está averiguando quién es el responsable y apenas sepamos quién es no dudaremos en tomar cartas en el asunto— Soltó el padre de Matteo furioso.

—Eso no importa, papá.

—¡Claro que importa! ¡Mira nada más como te dejó! Pudo haberte lastimado seriamente o peor... Necesitamos levantar una denuncia, hacer algo, lo que sea para que ese desgraciado pague por lo que te hizo.

Cada palabra que salía de la boca de Ángelo sólo hacía que me corazón latiera con más velocidad ya que sabía que 'ese desgraciado' era mi primo.

—Después nos preocupamos por eso Ángelo, ahora lo más importante es la salud de Matteo... Vamos con la doctora para arreglar todo el papeleo y poder continuar con todo esto— Exclamó para caminar hasta la puerta —¿Podés quedarte con Matteo, Luna?

Asentí con una pequeña sonrisa y los padres de Matteo abandonaron la habitación dejándome a solas con Matteo, quien al observar mi rostro soltó una pequeña risa.

—Podés acercarte, petisa, mira que estoy horrible pero no muerdo— Exclamó provocando que soltara una ligera risa para caminar a su lado.

—¿Cómo estás?— Pregunté tímidamente intentando no enfocar mi mirada en las marcas de su rostro.

—Bien, estoy tan dopado que apenas siento el trasero, pero estoy bien— Río causando que yo también lo haga.

—¿Por qué le mentiste a tus padres, Matteo? ¿Por qué no les dijiste que fue Simón quien te hizo esto?— Cuestioné eliminando cualquier rastro de sonrisa.

—Simón tiene razón, me merecí cada golpe por lo que le hice a Ámbar.

—No, no es verdad— Dije para tomar su mano suavemente temiendo lastimarlo —Nada justifica lo que Simón te hizo, pudo lastimarte en serio.

—Pero no lo hizo, estoy perfecto... No quiero causar más problemas, Luna, al final de cuentas es tu familia.

—Pero...

—Pero nada, lo mejor es dejar las cosas como están... Prométeme que no dirás nada, mis padres no pueden enterarse de la verdad... ¿Me lo prometes?— Solté un suspiro con la mirada dudosa.

—Te lo prometo— Esas tres palabras provocaron que Matteo dibujara una diminuta sonrisa en su rostro.

—Me alegra mucho que estés acá.

—Estaba muy preocupada por vos, tenía miedo que algo malo te pasara— Hablé mientras acariciaba suavemente su cabeza.

—No tenés porque preocuparte, petisa, si sobreviví una caída de un caballo puedo aguantar cualquier cosa— Volvió a reír ligeramente —¿Te puedo pedir un favor?

—Sí, obvio...

—¿Podés quedarte conmigo hasta que me den el alta? Si estás vos mis padres no me llenarán de preguntas que no podré responder y así tendré más tiempo para crear una buena historia.

—Sí, llamaré a mis padres para avisarles que llegaré tarde.

—Gracias... ¿Y puedo pedirte otro favor?

—Te estás aprovechando que estás en cama y no puedo decirte que no... ¿Qué querés?

—Quiero confirmar que aún tengo sensibilidad en mis labios... ¿Vos podrías ayudarme?— Preguntó con una sonrisa pícara que sólo lograron que riera.

—Sos un tonto, Balsano.

Volví a reír junto a él y me incliné para depositar un suave beso en sus labios intentando no poner demasiada fuerza, lo que menos quería era herirlo más.

Saber que Matteo estaba bien hizo que sintiera mi corazón volver a latir, pero eso no quitaba que dentro de mí me sintiera culpable, verlo en esa cama, con todos los moretones y aquel collarín me hacían un nudo en la garganta.

Todo lo qué pasó de alguna manera era mi culpa, y no podía creer que Matteo no quería culpar a Simón, pues aunque fuera mi primo, no podía perdonar lo que le había hecho, y si él no quería tomar cartas en el asunto, yo lo haría, cualquier cosa para enmendar mi error.

»»»»»»»»»

¡Hola a todos! ❤️ ¡Lunes de Ella o Yo! ¿Ya se extrañaba, no? Y hoy más que comienza la recta final de la serie, no saben la emoción que llevo dentro

Pero bien, ¿Qué les pareció el capítulo? ¿Qué tal la pelea? ¿Y la pelea de hermanos? ¿Delmón? ¿Matteo en el hospital? ¿Descubrirán la verdad? ¿Qué tal con Lutteo? ¡Comenten bellas linduras!

Capítulos todos los Lunes y Viernes.

Voten ⭐️ si les gustó y Comenten 💬 cuál fue su parte favorita.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top