2 | El chico nuevo
L U N E S
Ámbar POV
Típico de Luna: arrastrarme con ella. Desde que éramos pequeñas yo era la cómplice de mi prima, ella siempre fue despierta en ese sentido. De nenas, ella planeaba las travesuras y yo era la que la seguía. Era lo bueno de tenerla, la diversión nunca acababa.
Y esta vez también me arrastró –literalmente– pero en busca de su mejor amiga, Nina Simonetti, solamente que sus ganas de avanzar se vieron frustradas por la presencia de otro cuerpo, al tenerne Luna sostenida de la mano, fue imposible detenernos y ambas chocamos con él, con un chico.
Cuando recobré la orientación, lo observé. Observé a ese chico que nunca antes había visto en mi vida, castaño y tengo que admitir que algo lindo, no tanto como Benicio, pero, era simpático. Él también parecía algo aturdido por el golpe, pero más rápido de lo que nosotras reaccionamos, él ya nos observaba sonriente, a mí y a mi prima.
–Perdón, no te vimos– Hablé disculpándome por ambas.
–No hay problema– Respondió el chico desconocido sonriente –No todos los días se choca con chicas tan lindas como ustedes– Comentó con una sonrisa compradora haciendo que mi visión de él cambiara, pero antes de decir otra palabra, mi prima habló.
–Hola, vos sos nuevo, ¿no?, porque nunca antes te había visto en el Blake, estoy segura que recordaría un rostro como el tuyo– Decía Luna con una confianza tan grande, como si el chico y ella fueran amigos de toda la vida.
–Sí, es mi primer día en el Blake. Recién llego a la ciudad, bueno, al país. Soy italiano– Habló alegre observando a ambas con el mismo detenimiento.
–Pues bienvenido... Soy Luna– Estiró su mano hacia el desconocido, haciendo que yo la mirara confundida, ¿desde cuando Luna era tan atrevida? –¿Y vos sos?
–Matteo, Matteo Balsano– Contestó sonriente estrechándole la mano a Luna sin que despegaran sus miradas, hasta que el chico enfocó su vista en mí, esperando que respondiera a la pregunta de Luna.
–Ámbar– Dije sin muchos ánimos haciendo que él me mirara interesado.
–Pues... Ámbar, Luna, fue un gusto. Nos estaremos viendo, supongo.
–Eso espero– Finalizó mi prima mordiéndose el labio.
El chico nuevo, no tan nuevo ahora, Matteo, se alejó sin despegar su mirada y fue ahí dónde Luna y yo continuamos nuestra caminata, mientras que yo la observaba un tanto desconcertada. Luna solía ser un tanto... ¿Arisca? Y era de entenderse: que todas las chicas del Blake la insultaran y agredieran desde hace años podía hacerte perder la confianza en la gente, pero ahora, de repente, había visto a una nueva Luna, sonriente y segura de sí misma.
–¿Qué es?– Me miró confundida ante mi rostro.
–¿Qué fue eso?
–¿Qué fue qué?– Preguntó alzando una ceja.
–¿No crees que fuiste un poco atrevida con ese chico?
–¿Qué tiene de malo Ámbar? Estaba tratando de ser agradable, es todo, es su primer día y de seguro no conoce a nadie– Justificó su acción y yo crucé de brazos.
–Aún así, me pareció un poco mucho, pero debo de admitir que me gustó verte así, sonriente, es una manera increíble de comenzar el nuevo año.
–Sí, tenés razón, este año no quiero sentirme angustiada como los años anteriores... Este año trataré de ser más social, te lo prometo.
Vaya que esa promesa si que la iba a cumplir Luna, al fin de cuentas que nuevo año sólo significaba nuevos alumnos, específicamente chicos, lo que para Luna significaba: nuevos platos a probar, y de hecho, ya tenía al primero de su lista, el tal Matteo.
Nuestra conversación estaba dispuesta a seguir, hasta que una voz femenina bastante familiar hizo que ambas giráramos para observarla y el rostro de Luna pasó a ser una definición perfecta de felicidad.
–¡Luna!– La voz de Nina se hizo presente en todo el pasillo, al mismo tiempo que corría hacia nosotras.
–¡Nina!– Exclamó al momento que se unieron en un abrazo, llenó de risas.
–Amiga, al fin te encuentro– Habló al separarse de ella– ¡Estás hermosa! ¿Qué te hiciste?
–Nada, estoy igual que siempre Nina– Rió mi prima, mirándome.
–Nina, que bueno verte, ¿cómo estuvieron tus vacaciones?– Pregunté cortando con su entusiasmo, a diferencia de Luna, con Nina si éramos amigas, al final de cuentas, éramos las únicas amigas de Luna.
–¡Increíble! No sabés, Miami está cada vez más hermoso. Pasé los mejores dos meses con mi papá, tanto que deseaba quedarme ahí para siempre, pero no– Suspiró rodando los ojos– Debía volver a Buenos Aires con mi mamá y sus estrictas reglas. Ya me dejó bien en claro que debo mejorar mis notas o si no, no me la voy a acabar– Bufó ahora –Cómo desearía vivir en Miami sin preocupaciones con mi papá.
–¡No!, ni lo digas amiga, sin vos el colegio sería un verdadero infierno– Intervino Luna exaltada.
–Tiene razón Luna, me siento mucho más tranquila sabiendo que te tiene a vos.
–Yo me siento feliz de tenerla a ella, no sé que haría sin vos amiga.
–Y ahora que...
No pude seguir hablando ya que mi voz se vio interrumpida por la de otra persona, pero no me importó, ya que deseaba escuchar esa voz, ese acento italiano, ahora ya tan argentinizado, era tan atractivo para mí.
–¡Mi amor! Al fin te encuentro. Te estuve buscando por todos lados– Exclamó Benicio abrazándome por el cuello al unirse al pequeño grupo.
–Sí, perdón mi amor, entré en busca de Gastón y me topé con una situación con Luna y unas chicas– Nina y Benicio miraron a Luna serios– Pero ya está todo bien, ya aclaramos todo.
–Menos mal. Ya sabés que contas conmigo por cualquier cosa, Luna– Sonreí al escucharlo alentar a mi prima.
–Sí, y también conmigo amiga. Ya sabés que las taradas que te molestan sólo tienen aire en la cabeza– Guiñó el ojo la castaña de gafas haciendo que Luna soltara una pequeña risa.
–Gracias chicos, no cabe duda que tengo a los mejores amigos del mundo.
–Creo que ya es hora de que vaya a mi clase amor– Miré a Benicio quien me soltó del abrazo para tomarme de la mano.
–Claro, te acompaño y luego voy a la mía– Propusó acariciando mi mejilla.
–No es necesario, no es que me vaya a perder ni nada.
–No importa, yo quiero acompañarte y lo voy a hacer, no voy a dejar que mi rubia camine sola por los pasillos del Blake.
–Está bien– Suspiré con pesadez –Cómo desearía que estuviéramos en el mismo año– Dije haciendo un pequeño puchero, y era cierto, Benicio era un año mayor que yo, por lo que no podía verlo más que en los recesos y al terminar las clases.
–También yo princesa– Acarició mi mentón y dibujé una pequeña sonrisa –¿Vamos?– Asentí mirando a las chicas, quienes admiraron toda la conversación.
–Nos vemos chicas. Suerte en su primer día.
Ellas hicieron un ademán y fue lo último que observé pues comencé a caminar tomada de la mano de mi amor, charlando sobre cualquier cosa. Ni una hora llevábamos en el Blake pero ya el día había sido bastante interesante: primero el desagradable encuentro con las chicas, y luego, el encuentro con el chico nuevo, quien por más que intentaba borrar de mi mente, seguía ahí presente, ¿por qué? No tenía idea, pero no debía ser importante, era sólo un chico más, a quien de seguro no iba a volver a ver jamás.
Pero que equivocada que estaba.
Matteo POV
Primer día del Blake South College, hasta ahora todo parecía ir de maravilla. Debl admitir que en el camino al colegio estaba nervioso, raro en mí, ya que para ahora, debería estar más que acostumbrado a empezar desde cero, pero algo de este nuevo año, en este nuevo colegio, nueva ciudad y país, si me provocaba nervios.
Incluso me era demasiado extraño, ya que lo que hacía diferente a este colegio de todos, es que acá si conocía una persona, y ese era Gastón Perida. Nuestros padres eran socios y muy buenos amigos, tanto que nosotros lo éramos y al enterarme que estudiaríamos en el mismo colegio, no dudé en contactarlo, por suerte para mí, él parecía muy entusiasmado de tenerme ahí, lo que me hacía saber que ya tenía un amigo, una cosa menos para preocuparme.
Iba camino hacia dónde Gastón me decía que se encontraba, cuando de repente, fui bruscamente detenido por dos chicas, completamente diferentes. Una era rubia de ojos azules como el mar, muy hermosa y la otra, morocha de ojos verdes, que tampoco se quedaba atrás, ese par sólo logró alegrarme el día, ya me había comentado Gastón que Argentina tenía a las chicas más bellas, pero hasta ahora lo podía comprobar.
–Pues... Ámbar, Luna, fue un gusto. Nos estaremos viendo– Dije tratando de sonar lo más italiano posible, es decir, seductor.
–Eso espero– Respondió la castaña con una sonrisa enorme.
Caminé lejos de ellas intentando no borrar el recuerdo de sus rostros, seguía sorprendido de la forma en la que me trataron, especialmente la castaña, Luna y mi sonrisa era bastante evidente, tanto que, al toparme con Gastón, fue lo primero que pudo notar.
–¿A qué se debe esa sonrisa? ¿Tanta alegría de causa el colegio o encontraste a una chica?– Escuché su voz la cual me regresó a la realidad y sonreí entusiasmado.
–¡Gastón! Que bueno verte.
–¿Cómo estás Matteo?– Preguntó al momento en que nos saludábamos.
–Muy bien. Ansioso, ¿vos?– Cuestioné cruzando de brazos.
–Igual bien, sólo que estoy seguro que sigo dormido– Ambos reímos –Pero no respondiste mi pregunta... ¿Cómo era la chica?
–¿Cómo sabés que se trataba de una chica?
–Quizá no nos vemos tan seguido, pero te conozco y sé que esa sonrisa sólo la provocan dos cosas: una pasta italiana o una chica, y dudo mucho que sea la primera– Me mordí el labio sonriente y el cruzó de brazos.
–Dos chicas para ser exacto.
–¡Bien allá campeón!... Arrasando en tu primer día– Exclamó chocándome la mano.
–Soy yo Gastón, ¿qué esperabas?– Volvimos a reír. Siempre era así con Gastón, aunque no nos viéramos por un año entero, luego de cinco minutos las risas sobraban.
–Bueno, y cambiando de tema, ¿ya sabés en que grupos te tocaron?
–Sí, estoy en todos los grupos avanzados– El me miró borrando su sonrisa.
–Que mala noticia. Yo estoy en casi todos a excepción de matemática, pero descuida, el grupo avanzado es uno de los mejores grupos, ahí están mis mejores amigas. Luego te las presento, ahora, ¿querés que te acompañe a tu clase?
–Me vendría bastante bien. Tengo que admitir que el Blake es mucho más grande que el Mastery de París.
Gastón rió y comenzamos a caminar por los pasillos del Blake, charlando sobre el colegio, mientras que él me daba unos muy buenos consejos.
El camino no fue tan largo y ahí me encontraba en la puerta del aula, Gastón se despidió ya que debía ir a su clase y yo le regalé una sonrisa. Suspiré, al dar ese paso estaba dando inicio a mi nueva vida, así que con la frente en alto y una sonrisa, me adentré al aula.
Busqué con la mirada un lugar dónde sentarme, para mí desgracia los pupitres eran compartidos y todos parecían estar ya con alguien, a excepción de unos cuantos, y entre esos se encontraba una chica que me parecía bastante conocida, mi sonrisa aumentó al reconocerla, y sin más preámbulo, me acerqué decidido a ella.
–Parece que el destino nos quiere ver juntos– Hablé haciendo que su vista se despegara de la pantalla de su celular –¿Puedo sentarme?– Ella me observó dudosa por unos segundos pero al final accedió –¿Y qué hace una chica tan linda como vos sentada sola?
–Ámbar me llamo– Respondió algo seca – Y estoy esperando a mis amigas, ellas se suelen sentar ahí – Señaló los asientos de atrás.
–Bueno, Ámbar... ¿Y tu amiga dónde esta?– Pregunté tratando de sacar tema de conversación, aunque sinceramente, la respuesta sí me interesaba.
–¿Luna? Primero que nada, ella no es mi amiga, ella es mi prima. Y segundo, ella es un año menor, apenas está en tercero.
–Que lástima, la verdad es que me quede pensando en ella, bueno, en las dos. Son chicas muy lindas– Comenté mirándola con una sonrisa que intentaba fuera lo más seductora posible.
–Gracias por lo de linda, pero creo que deberías parar.
–¿Por qué? ¿Acaso te pongo nerviosa?– La rubia rió burlonamente.
–Por favor, nadie me pone nerviosa... Y mucho menos vos... Un intento de chico canchero, pero conozco muy bien a los de tu tipo, y no voy a caer en tus palabras como cualquier otra chiquita lo haría– La miraba sorprendido, si antes me interesaba, ahora me volvía loco, me encanta que fuera así, brava, obviamente sin olvidar lo linda que era.
–Está bien, quizá me descubriste, pero eso no importa, porque no me doy por vencido tan fácilmente, yo sé lo que quiero y cuando lo quiero lo consigo, y ahora estoy queriendo a una rubia– Alcé una ceja acercándome un poco a ella.
–Lástima que tenés un pequeño problema– Dijo empujándome hacia atrás con su mano.
–¿Y cual sería ese problema?
–Benicio se llama, mi novio– Bufé. Era de esperarse que una belleza como ella tendría novio, pero bueno, eso no era ningún impedimiento para mí.
–Así que Benicio, bueno, tengo que admitir que envidio a ese chico, es muy afortunado de tenerte, a las chicas como vos no hay que dejarlas ir– Suspiré acomodándome en mi lugar.
–¿Cómo yo? A ver, ¿cómo serían las chicas como yo?– Cruzó de brazos haciendo que volviera a mirarla.
–Lindas, atrevidas, sinceras... Pero sobre todo, lindas– Ella rodó los ojos –Pero de todos modos linda, nos estaremos viendo muy seguido, quien quita y terminamos juntos.
Ella no respondió nada, sólo sonrió y regresó su mirada a su celular, mientras que yo solté un pequeño suspiro. Tenía que admitir que esa chica era hermosa, pero, no me iba a gastar intentando en ella, ¿para qué?, si existían otras miles de chicas disponibles en todo Buenos Aires, Luna era un buen ejemplo, si no era ella, la prima era excelente, aunque hablando seriamente, si Ámbar terminaba con ese tal Benicio, reconsideraría mis opciones, porque aunque lo quisiera minimizar, esa chica rubia de ojos azules, me había hipnotizado, desde el primer momento en que la vi.
Luna POV
Como siempre, las seis horas de colegio eran un verdadero suplicio, el colegio era lo que más odiaba en el mundo mundial, bueno, además de las arañas y los espárragos, pero el colegio, si se había ganado mi desprecio luego de tantos años de insultos y maltratos, y no solía ser así, es verdad que de nena no era la más popular, pero al menos tenía amigas, no que ahora, mis únicas amigas eran Nina y mi prima Ámbar, aunque sinceramente, no necesitaba a más que a ellas, ellas eran suficiente para sentirme querida.
Pero, durante todas esas seis horas, yo pasaba cada segundo anhelando que las clases terminaran, para que así fuera al lugar de mis sueños, y lo único que alegraba mis días, la pista del Jam&Roller, estar sobre ruedas hacia que olvidara toda mi vida y mis problemas.
Y no era la única, mi prima también tenía la misma pasión, algo más que teníamos en común, de hecho, a ella solían llamarla "Reina de la Pista", ya que todos decían que ella era la mejor patinadora del Roller entero, y no voy a negar que era una excelente patinadora, pero estábamos al mismo nivel, ambas fuimos a clases de patinaje juntas toda nuestra infancia, solamente que era obvio que la elegirían a ella, antes que a mí, la chica más odiada del Blake y del Roller, ese título sí que pesaba.
Me encontraba en compañía de mi prima camino a los lockers, a pesar de que ella no pensaba patinar pues había quedado de tomar algo con Benicio, me estaba acompañando a que me colocara los patines, si ella no iba a aprovechar la magnífica pista, yo sí lo haría.
–... Y eso, nada nuevo, los mismos profesores, lo mismo de cada año– Comenté sin muchos ánimos mientras tomaba mis patines del locker.
–Que pocos ánimos que tenés Luna, hoy en la mañana parecías entusiasmada– Cruzó de brazos apoyándose sobre los lockers.
–Sí, eso era antes de darme cuenta que el colegio apesta– Bufé colocándome el primer patín –Pero he hablado todo el tiempo yo, contame, ¿cómo te fue a vos? Además de excelente– Bromeé haciendo que ella bufara, y era la verdad, la vida de Ámbar era perfecta, o al menos así parecía ser.
–Pensarías lo mismo si le vieras el lado positivo a todo Luna.
–No, yo prefiero ser realista– Dije terminando de ponerme el otro patín –Pero no contestaste mi pregunta... ¿Qué tal te fue? ¿Algo nuevo?
–Lo mismo de siempre. Aunque...– Levanté la vista para escucharla –Si pasó algo... Mi nuevo compañero.
–¿Nuevo compañero?
–Sí, el chiquito ese con el que chocamos... Matteo– Dijo su nombre como si fuera algo malo y yo la miré sorprendida.
–¿Me estás cargando?– Pregunté confundida –¿Y qué tal? ¿Cómo es? Además de lindo, obvio.
–¡Luna!– Reclamó conteniendo la risa.
–¿Qué? ¿Me vas a negar que es lindo? Por favor Ámbar, hasta tu mamá diría que es lindo, así que no mientas– Hablé mientras cruzaba de brazos.
–Sí, es lindo... Pero eso no le quita lo pesado que es. En toda la clase no paró de decirme cumplido tras cumplido y no me gustó nada... ¿Quién se piensa qué es?
–¿Eso te molesta? Que más daría yo que un chico me dijera cosas así, no que para todos soy invisible– Mentiras, a veces trataba de evitarlas, pero me había metido tanto en mi papel, que, las mentiras salían por sí solas.
–Sí, claro que me molesta. Ya le dije que yo tengo novio y eso no pareció importarle– Exclamó alterada mi prima.
–No me parece la gran cosa, Ámbar, no podés negarle un cumplido a un chico, además, no tiene nada de malo, no es que estás engañando a Benicio ni nada– Dije sin darle mucha importancia al asunto.
–Aún así, no me agradó ese chico– La miré negando con la cabeza –¿Qué?... Si querés te lo regalo con moño que no tengo ni un problema. Bastante bien me vendría.
Terminé de amarrarme el primer patín justo cuando el sonido de un mensaje en el celular de Ámbar hizo que se callara para leerlo y yo suponía de que se trataba.
–Es Benicio, ya esta acá... ¿Segura que estarás bien sola?– Preguntó preocupándose como siempre por mí.
–Sí, anda... Ya estoy grandecita Ámbar, voy a estar perfecta– Sonreí y ella me devolvió aquella sonrisa.
–Bueno, entonces nos vemos en un rato... ¡Divertite!– Gritó ya de salida de los lockers.
–¡Igual vos!– Contesté en el mismo tono.
Solté un pequeño suspiro y comencé a amarrarme el segundo patín, mientras tarareaba la letra de una canción, y mi cabeza solamente podía recordarme las palabras de mi prima, ¿por qué Ámbar tenía que ser así? ¿Tan buenita? Y peor aún, ¿por qué los chicos siempre iban tras de ella cuando claramente ella ya tenía novio? Siempre era así, siempre había sido así, y estaba comenzando a hacerme la idea de que, siempre así iba a ser.
🎶Nada cambiará
Esto es lo que soy
Mirarte a los ojos sin perdón
Mi fuerza, mi destino, es mi canción🎶
Canté en un susurro al levantarme del banco dirigida a salir de los lockers, pero, al terminar de decir la última frase, y por la velocidad de llevaba, producto de mis inmensas ganas de patinar, no me di cuenta que justo un chico venía entrando a los lockers, por lo que él y yo terminamos chocando.
Sentí mis piernas fallarme, y claramente pensé que iba dispuesta a caer, pero, gracias al chico, quien me sostuvo fuertemente de los brazos, no caí y logré recuperar el equilibrio.
Luego de estar de nuevo sobre mis pies, observé decidida a ver de quien se trataba y porque demonios no se fijó en que iba de salida, pero al encontrarse sus ojos con los míos, todo pensamiento se borró y sólo pude pensar en una cosa: era el destino.
–¿Estás bien Luna?– Su acento italiano era tan perfecto, ya veo porque mi prima estaba perdidamente enamorada de Benicio, bueno, eso y que estaba muy bueno.
–S-Sí... ¿Qué hacés acá Matteo?
Pregunté sorprendida dibujando una sonrisa en mi rostro. De todas las personas del Blake que pensé encontrarme en el Roller, Matteo era la última, y ahora lo tenía ahí, frente mío, para mí sola, sin Ámbar en el medio. Díganme si no es el destino, porque para mí, para mí el universo nos quería ver juntos y eso era algo que no se lo iba a cuestionar.
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¡Hola a todos! ❤️✨ ¡Nuevo capítulo! Primero que nada, agradecerles inmensamente por todo el amor y apoyo que me han dado hasta ahora, no pensé que les agradara tanto la historia y ahora, más que nunca, me animaron a seguirle con todo ❤️
¿Qué les pareció el capítulo? ¿Qué es lo que más les esta gustando? ¿Qué no les gusta? Quiero leerlas ❤️✨
Hoy traigo una encuestita, quiero ver que linduras tenemos por aquí:
¿Quienes son Mambar? 💛
¿Quienes son Lutteo? 💜
Capítulos todos los Lunes.
Voten ⭐️ si les gustó y Comenten 💬 cual fue su parte favorita.
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