Capítulo 8, Parte 14

De camino al consultorio nadie habló nada y cuando llegaron a la puerta el doctor la abrió e invitó a Carmen a entrar primero. Cuando ambos estuvieron adentro Carmen rápidamente bombardeó al médico.

—Si pasa algo doctor dígamelo sin rodeos.

El Dr. Herbert le pidió que se sentara y en contra de su voluntad ella lo hizo. Como quien quiere alargar las cosas el doctor le dio la vuelta a su escritorio, tomó asiento en su cómodo sillón de color negro, se puso las gafas con toda la tranquilidad posible y abrió la carpeta.

—A decir verdad López no está pasando por un gran momento. —Dijo el doctor mirando la carpeta —Su caso es complicado, los medicamentos no le están ayudando y los resultados no son para nada positivos.

—Doctor vaya al punto de una vez por todas, por favor. —Le dijo Carmen con firmeza y la frente en alto pero por dentro se iba destruyendo.

El Dr. Herbert había realizado ese tipo de procedimientos un millón de veces y aunque en las primeras ocasiones se sintió incómodo el tiempo le ayudó a acostumbrarse. Pero en aquella ocasión estaba en juego la vida de un colega bastante joven que poseía un potencial enorme en el campo de la medicina y, para ponerle la situación más apretada y compleja al veterano médico, tenía que darle la noticia a la joven esposa del paciente.

—Bien. —Dijo quitándose sus anteojos.

El Dr. Herbert cerró la carpeta y puso sus anteojos sobre la misma, tomó un bolígrafo y comenzó a darle vueltas con sus dedos.

—Seré lo más sincero y directo posible, el sistema inmunológico de López no está respondiendo como debería. Sus defensas no están cumpliendo el rol de proteger su organismo.

El médico siguió explicando que no podían aumentar las dosis de antibióticos ya que podría afectarle de manera muy significativa los riñones y que el estar dependiendo de máquinas por la ausencia de un hígado era un punto en su contra.

—¿Vivirá doctor? —Fue lo primero que le pasó por la mente a Carmen y lo lanzó.

El Dr. Herbert dejó de darle vueltas al bolígrafo y la miró a los ojos.

—Es una infección muy fuerte y estamos haciendo todo lo que podemos. No perdemos ninguna esperanza.

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