Capítulo 5, Parte 8

La lluvia de aquel entonces caía con fuerza , cuando todos entraron a la habitación de Marcus y encendieron la radio que pertenecía a él se enteraron en un noticiero de que las precipitaciones se extenderían por varios días más, cuatro o seis días como máximo de lluvias continuas. Con aburrimiento, todos estaban reunidos en la habitación. Hablaron de todos los tipos de temas que les llegaban a la mente hasta que se quedaron sin nada de qué hablar, en silencio, pero de pronto Maruja comenzó a hablar de una posible boda entre Carmen y Tyrone y de cómo tendría que ser dicho evento.

—No puede ser en Francia maldición, tiene que ser en España, en la madre patria ¿no te gusta la música de Joaquín Sabina? —decía Maruja mirando a Carmen y moviendo los brazos.

Todos estaban sentados y comiendo algo en la habitación. Marcus y Tyrone estaban sentados encima de la mesa compartiendo unas palomitas de maíz, Maruja estaba comiendo un yogurt de sabor a fresa, Carmen tomaba leche y comía galletas de chocolate y Miguel estaba comiendo también galletas de chocolate sentado en una de las sillas al lado de la mesa donde estaban Tyrone y Marcus.

—No tiene que ser necesariamente en Francia o España. —dijo riendo Carmen.

—Será la boda tuya con Tyrone ¿vas a permitir que tu boda sea en este rancho?¿vas a permitir que tu boda sea acaso en un motel?

Marcus levantó la mano para pedir la palabra, lo hizo como lo hacen las personas educadas y civilizadas. Maruja le hizo un gesto para que pudiera hablar.

—En el motel no tendrán una boda ahí es donde ellos van a tener sexo algún día de estos cuando salgan temprano de la universidad.

Para Maruja no fue algo gracioso, no le vio el chiste en ninguna parte pero para los demás si fue gracioso porque ellos sabían que esa era la tarea de que él acababa de decir y lo había conseguido con ellos tres.

En la cabeza de Carmen la boda que Maruja le estaba planificado se iba construyendo a medida que unía los hilos de todos los detalles que salían de la boca de su amiga. De la imaginación de Maruja una ceremonia matrimonial digna de fotos de revistas se estaba creando, según ella tendría que hacerse en España al aire libre en un césped de un color verde bastante vistoso con un río cerca donde su ecosistema parezca una pequeña porción de las miles de bellezas que posee la naturaleza. Habría de haber un altar de color blanco decorado con flores rojas, violetas y blancas, la ceremonia tendría que contar con un pianista. Los invitados tendrían que ir vestidos de un color en específico, las mujeres vestidas de color rojo y los hombres de negro. Las mesas tendrían un mantel de color rojo y las sillas serían totalmente blancas, el decorado estaría a cargo de una decoradora profesional en este tipo de eventos, los invitados estarían ubicados en lugares distintos según su cercanía con los novios y la comida y bebidas serían encargadas a un restaurante de cuatro estrellas. Maruja decía que luego de la boda se tenía que organizar una fiesta maravillosa en un salón algo amplio donde la acústica permitiera cantar como ángeles a los borrachos, en esta ocasión se llevaría a una banda capaz de tocar cualquier canción que les pidan. Así debía ser la boda según Maruja.

—Parecerá la boda de un extravertido emperador romano. —dijo Miguel con la envoltura de las galletas de chocolate ya vacía en sus manos.

—Tiene que ser así y así será. —gruño Maruja.

—Si ella dice que así será déjenla en paz muchachos, pero estoy seguro que le daré una mejor boda de ahí a Carmen. —dijo Tyrone.

Bajo el silencio que de pronto llegó se escuchaba por el encima de la lluvia las voces emitidas por la radio. Maruja volvió a hablar y utilizó lo último que dijo Tyrone para empezar otra conversación.

—Con que una mejor boda ¿y las palabras?¿qué palabras les dirías en la fiesta de la boda a Carmen?

Conociendo él la enorme capacidad de insistir de Maruja, empezó a prepararse desde ese instante buscando los adjetivos correctos y las palabras precisas como si en realidad estuviera en la fiesta e iría a hablar sobre Carmen quién acababa de convertirse en su esposa.

—Vamos Tyrone comienza a hablar. —dijo Maruja mirándolo a él.

Aún seguía sin nada en la mente y apenas había pensado algo que decir, rogó para que Marcus comenzara a burlarse o incluso la misma Carmen dijera que nada de eso era necesario y que no tendría que hablar si él no quería hacerlo pero ninguna de esas dos posibilidades ocurrieron por lo que no tenía de otra que empezar a hablar. Tuvo que empezar a improvisar.

Sentado donde estaba, en la mesa con Marcus al lado, empezó a hablar pero titubeó en su primer intento.

—Yo-yo...

—Vamos vaquero —Maruja le interrumpió y se cruzó los brazos –tienes que ponerte de pie como si en verdad estuvieras en el salón de la fiesta.

—No te pongas nervioso. —le dijo Carmen haciéndole un gesto para que pusiera de pie y poniendo esa cara de complicidad que puso la primera vez que Tyrone se encontró con el rostro de ella en aquel aula inundada por risas burlonas en contra de él.

Lo hizo. Se puso de pie, pensó lo que iba a decir y no vaciló antes de hablar porque con la mirada de Carmen su confianza aumentaba. Abrió la boca para expresarse y dejó que el corazón hablara.

—Primer día que la vi, estaba ella ahí sentada en un lugar donde yo no la habría podido ver si todas esas risas no me hubieran atacado. Buscaba una aliado el cual me apoyara con mi opinión pero lo que encontré fue una aliada en un rincón de aquella aula, con unos ojos tan comunes pero que en las cuencas de ella se veían tan únicos.

Hizo una pausa para observar más detenidamente a Carmen e inspirarse más, se olvidó de que los demás estaban con ellos en la misma habitación.

—Esa es la palabra, una aliada.

Mostró sus dientes, Carmen también lo hizo. Ambos sonreían.

—Una aliada que siempre estará ahí en tus penas porque ella siempre será el motivo de tu felicidad. Yo no la elegí a ella como mi aliada en lo que me resta de vida, ni ella tampoco me eligió a mí como su aliado, fue el amor quien nos eligió a los dos y nos juntó para que fuéramos aliados y para amarnos intensamente hasta que la muerte nos separe. Quiero que este corto viaje por la línea de tiempo infinita sea a tu lado, no quiero que algún día te vayas porque eso acabaría conmigo por eso que todo los días te diré te amo aún y cuando no me escuches, te amo.


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