Capítulo 5, Parte 4
—Amor.
—¿Sí mi bella reina?
Solos en la habitación que Carmen compartía los dos estaban sentados en el piso.
—Tengo que decirte algo. —ella se colocó en frente de él con las piernas cruzadas y sujetándole las manos a él.
Tyrone sintió miedo al escuchar esas palabras porque tenía pleno conocimiento de cuando una mujer dice la oración que el acaba de escuchar sabía perfectamente que de algo muy serio se iba tratar.
—Quería decirte pero nunca encontraba el momento, nunca estuve preparada como lo estoy ahora.
—¿Qué es? Me estás asustando.
Tomados de las manos las de Tyrone muy pronto se tonaron muy frías, heladas y estaban sudadas. Carmen, al frente de él, se puso muy seria e incluso le soltó las manos. El corazón casi se le a Tyrone de su cavidad.
—Te amo Tyrone, te amo mucho. —se le lanzó encima y lo besó.
Más calmado Tyrone le siguió la corriente. Luego se pusieron a cenar cuando la noche oscureció todos los alrededores del rancho y las bombillas ya estaban encendidas, los grillos cantaban y se escuchaban las risas de Maruja, Miguel y Marcus en la otra habitación.
—Carmen
—Dime ladrón.
—¿Ladrón? —dijo Tyrone con una leve risa.
—También te amo, te amo muchísimo y desde tú llegada no sabes lo feliz que soy cada día. Soy muy feliz por tener una persona como tú a mi lado mi vida, mi corazón. —le dijo llenándole de besos sus rostros.
—Ay Tyrone. –dijo ella con desánimo.
—Amor ¿qué pasa?¿por qué esa cara?
—Tengo miedo a fallarte, es eso. Mira lo feliz que estás ¿imaginas que venga yo a hacerte daño porque te he fallado?
—A ver, mírame. —le dijo él acariciándole una de sus delicadas mejillas.
Carmen lo miró y en sus ojos vio toda la felicidad que él le había dicho. A pesar de lo que ella le acababa de decir su rostro tenía un sonrisa plasmada y no era una sonrisa falsa era real, sus ojos lo decían. Bajó su mano de la mejilla para dejarla en el mentón de ella.
—Corazón no me vas a fallar, no digas eso ¿sí?
Conscientemente ella nunca le iba a fallar, nunca iba a fallarle pero el fallar es una condición con la cual el humano nace y es imposible zafarse de aquello.
—Tyrone yo nunca te fallaría, no tendría el valor de hacerlo de darte la espalda pero ¿y si acaba el amor?¿qué pasaría si eso sucede?
Le dio un beso en la frente y le contestó.
—Es sencillo. Si el amor acaba yo me encargaré de que vuelva a arder haciendo lo posible y lo imposible, lo humano y lo inhumano, lo de la carne y lo del alma, lo terrenal y lo celestial por tan sólo ver brillar tus ojos otra vez cuando hablemos cada día.
—Ay Tyrone cariño ¿me lo prometes? —ella no sabía que decir y eso fue lo único que se le ocurrió decir.
—Nunca he cumplido promesas porque no nunca me han dejado hacer una pero de no cumplir esta que Lucifer se lleve mi alma.
No dijeron mas nada y se abrazaron. Ella se recostó en el pecho de él para escuchar sus latidos por el sonido producido por el corazón de esa persona a la que has llegado a amar siempre será un lugar seguro, siempre será el mejor lugar del mundo. Las palabras se habían acabado aquella noche entre los dos pero para el amor no se necesitan letras, para el amor no se necesitan palabras sino actos.
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