Capítulo 5, Parte 11

Última semana de vacaciones, jueves por la tarde.

Miguel se había ido con Maruja al lago, Marcus dormía en la habitación número veintidós y Tyrone y Carmen estaban la habitación número veinte. Con la habitación a solas los dos tendría mucho de qué hablar sobre ellos y sus vidas, además con esa privacidad que en ese momento los dos poseían se sentían mucho más cómodos.

Carmen, de estar sentado en la mesa junto con Tyrone, se fue a la cama y él le siguió la corriente.

—Hace demasiado calor. —se quejó Tyrone.

Ella opinó lo mismo y aunque lo hizo se acercó cada vez más a él en la cama.

—Te has equivocado, hace muchísimo calor. —le dijo ella antes de subirle su pierna y su brazo derecha encima del cuerpo de Tyrone.

—Ya lo has dicho tú amor mío, hace mucho calor. —replicó Tyrone mirándole la pierna subida encima de él y luego mirando a Carmen.

—Pues mejor, así nos asamos pero por amor. —respondió Carmen descansado la cabeza en el pecho de él y escuchando los latidos constantes de su corazón.

Al escuchar lo último Tyrone se rió un poco y sintió mucha felicidad de estar acompañado de su novia la chica que tanta amaba, pero no pudo evitar que fantasmas del pasado llegaran a su presente, se recordó de su amigo Jack.

—A veces pienso Jack.

—¿Mucho? —preguntó sobre el pecho de él y con los ojos cerrados.

—No mucho y me siento mal por eso. Éramos tan unidos y él era tan buen amigo que me siento mal al ni siquiera saber cómo le ha todos estos años sin verlo.

El tono de voz de Tyrone al responder la pregunta de ella el alertó había un grado tristeza en él y que hablar sobre su viejo amigo no le estaba haciendo bien. Ella levantó su cabeza para verle su rostro.

—No te sientas mal por eso Ty porque sabes que algunas personas son pasajeras, llegan a nuestras vidas para hacerlas un poco más feliz pero luego se tienen que ir.

—Sé que algunas son pasajeras amor pero ¿por qué las mejores personas tienen que serlo?¿por qué esas personas que nos hacen sentir bien con su presencia, con sus actos?

Carmen no tenía la respuesta a esa interrogante, lo abrazó y le pasó la mano por la cabeza para calmarlo a pesar de que él no estaba alterado ni nada por el estilo.

—No lo sabemos amor pero solo debemos apreciar ese tiempo en el que ellos están con nosotros y nunca desperdiciarlo —le dio un beso en la frente —te amo.

—Te amo, nos amamos.

Con Carmen aún apegada a él, Tyrone recordó una triste conversación que tuvo con su amigo en uno de los últimos días que se vieron. Era un sábado por la noche y los dos estaban sentados en el banco de un parque muy cercano a donde vivían los dos, durante todo ese día no habían hablado hasta que pasaron dos chicas y Tyrone quedó casi hipnotizado viendo a una de ella.

—Jack —tocó con el codo izquierdo a su amigo —mira que par de belleza van ahí. —le hizo un gesto con la cabeza en dirección a las chicas.

Su amigo Jack dejó de mirar a un grupo de niños, todos casi de la misma pequeña estatura, que jugaban y reían en unos columpios pintados de varios colores no muy lejos de ellos dos. Observó a las dos chicas unos segundos y sin decir nada volvió a mirar las inocentes actividades que realizaba la agrupación de niños.

—¿Qué pasa hermano? Quizás no son tu tipo pero debes admitir que son muy bellas.

—No es eso. —contestó sin mirarle la cara.

—Entonces ¿qué es?

En esa misma posición en la que estaba, sentado en el banco con su amigo Tyrone a su lado derecho, le respondió.

—Enamorarme, es eso, enamorarme.

—¿Enamorarte?¿qué significa eso?

Girándose bruscamente y con la cara muy seria, Jack le respondió a Tyrone sin alterarse siquiera.

—Sí, enamorarme. Me he enamorado cinco veces y las cinco veces me han ilusionado, eso es lo que significa y no me interesa para nada que me vuelva a suceder algo similar.

Fue triste para Tyrone darse cuenta de que una de las últimas veces que conversó con su amigo descubrió que el mismo ya no tenía ni el más mínimo interés por tener una relación con otra persona, su amigo estaba evitando profanar su alma con una profunda pena.

Por estar pensado tan concentradamente en su viejo amigo Jack, Tyrone no se dio cuenta de que Carmen se había dormido en su pecho. Quitándosela de encima de su pecho la acostó en la cama con mejor postura para que ella pudiera descansar tranquilamente y él salió de la habitación en silencio sin que su novia de diera cuenta.


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