Capítulo 4, Parte 4
—No te sabes la definición de lo que es un adenoma, admítelo.
—La definición no pero si tengo la idea de lo que es.
—Trata de estudiar más Marcus o perderás el cuatrimestre.
Recién salían de tomar clase. Marcus había planeado ir a la cafetería por algo de comer pero Tyrone tenía algo por hacer.
—Tendrás que ir sólo esta vez amigo, tengo unas diligencias.
—Está bien. Yo iré a comer y cuando haya terminado estaré en la biblioteca.
Las piernas a Tyrone les temblaban de los nervios, no sabría por dónde empezar cuando por fin haya dado con Carmen. Gracias a un compañero de su aula que conocía bien cada rincón de la universidad llegaría rápido y sin contratiempos a la área donde estudiaba ella, una corazonada le decía que tan pronto llegara a ese lugar se encontraría con Carmen en seguida y así lo fue. Al ella verlo su primera reacción fue de asombro, Maruja estaba a su lado y le había dicho algo a lo que ella asintió con su cabeza.
—Hola.
—Tyrone.
—¡Hola Tyrone! Mi nombre es Maruja. —dijo Maruja estrechándole la mano.
Tyrone le devolvió el gesto pero sin apartar nunca la mirada de Carmen.
—Bonito nombre Maruja.
—¿Qué haces aquí Tyrone?
Carmen estaba seria, firme, con una demostración de seguridad absoluta.
—Es que quería verte.
—Con qué verme, tú sabías perfectamente que yo te iba a buscar al aula donde tomas clases ahora y corrías de mí.
—Si, te evitaba y lo admito.
—¡Qué descaro el tuyo Tyrone!
—Chicos creo que tengo que irme. —dijo Maruja mirando a los dos sabiendo que nada estaba bien.
Carmen la sujeto por un brazo y la miró a ella y después a Tyrone.
—No tienes que irte porque cierta persona haya llegado, además estamos charlando como buenos amigos que somos ¿o no Sr. López?
—Tenemos que hablar Carmen por favor, en privado, déjala ir.
—Entonces llega y quieres también controlar mis amistades.
—No, no. Él no ha querido decir eso Carmen, es que, ya sabes, quieren hablar.
Luego de Maruja rogar e insistir con énfasis en su petición logró que Carmen la dejara ir y la libró de seguir pasando por aquel momento incómodo. Tyrone le propuso a Carmen ir a charlar a un café no muy lejos de las afueras de la universidad.
En el café los ánimos se calmaron en el caso de Carmen pero Tyrone aún seguía nervioso.
—Sabes lo que siento por ti y me esquivas o me esquivabas porque estás aquí ahora aunque no sé si volverás a hacerlo ¿qué es eso?¿te has vuelto una mala persona?¿me odias?
—No soy una mala persona, no me he convertido en eso y tampoco te odio.
—¿Y entonces?¿por qué me hiciste eso?
—Tienes que comprender lo difícil que resulta asimilar cuando una persona siente ese sentimiento por ti y más cuando una chica como tú viene a decírmelo a mí.
—Eso lo comprendo tienes mucha razón pero eso me hace daño, me hace daño tu indiferencia.
—¿Crees que no lo sé? Lo sé pero ponte en mi lugar. Te haces amiga de alguien y al cabo de dos semanas desaparece, por casualidad te la encuentras en un lugar donde fuiste a vacacionar y en ese mismo sitio te droga para luego decirte que está enamorada de ti.
Carmen bajó la cabeza, ella sabía que él tenía razón y que todo podría ser muy confuso incluso para un fiel creyente del amor verdadero. ¿Cómo creer en el amor que una persona dice tener cuando sus acciones demuestran todo lo contrario?¿un beso aquella noche de alcohol y drogas? Un beso rodeado de alcohol y droga se dan todos los días hoy en día, son los besos más que los del mismísimo Judas.
—Tranquila, estamos charlando en este café y es por algo.
—¿Por algo Tyrone? —levantó la cabeza.
—Sí Carmen, por algo.
—A ver ¿y eso qué es? Estamos aquí charlando pero desunidos y distantes que el Polo Norte y el Polo Sur sin decir que tienes la frialdad de los dos. Algo entre los dos...
—Tendrá una oportunidad. —le dijo Tyrone cerrándole la boca con uno de los dedos de su mano derecha.
—¿Qué-qué dices?
—Lo que escuchaste, vamos a darle una oportunidad a esto.
—No lo sé, no es posible, no.
Tyrone sabía que a la perfección cual sería la reacción de ella, lo había calculado todo paso por paso, incluso consultó con Marcus.
—Si fueras una chica que estuviera enamorada de mí y luego de yo ser tan frío contigo te dijera que te daría una oportunidad para un relación conmigo ¿cuál sería tu reacción?
—Lo primero es que siendo una chica de seguro tú no serías mi tipo y creo que reaccionaría como un si acabara de salir un fantasma o algo así.
Lo tenía todo calculado.
—Todo está bien Carmen, tranquila.
Ella se pondría nerviosa y en consecuencia él le estaría sosteniendo una de sus manos que seguramente estarían heladas.
—¿No querías eso? Que habláramos de una relación entre tú y yo.
Su rostro, el cual nunca le daba el frente a Tyrone, tenía una sonrisa a medio nacer. Su respiración parecía agitada y un risita le salía de vez en cuando.
—Sí, quería eso, que fueras mi pareja o que al menos hagamos el intento de tener algo pero me has tomado por sorpresa Tyrone.
—Te entiendo pero vamos a intentar algo de una manera distinta.
—Explica bien que me estás confundiendo ¿una manera distinta?
Era simple lo que Tyrone quería decir con de manera distinta. Carmen era encantadora y aunque él no sentía nada por ella y sería muy despiadado de su parte querer iniciar una relación formal con ella cuando sabía que todo era una mentira. Por el bien de ella le explicó que lo mejor en el caso de ellos sería juntarse más, pasar más tiempos juntos y quién sabe si nacía algo, si el amor crecía pero sin promesas ni juramentos.
—Ninguno de los dos perderá, bueno, si en tu caso resultas herida o algo así porque yo me he enamorado de alguien más que conste todo las advertencias que ya yo te he dicho, de pasar algo así será tu culpa si te siente mal.
—Esto parece más bien un trámite de negocios ¿me podrías regalar algo de esa frialdad? –dijo ella más calmada.
Tyrone la miró a los ojos, le quitó un mechón de cabello que tenía en su cara y bajando la voz con un tono suave le dijo:
—Hagamos que de verdad crezca el amor, no te preocupes por lo demás.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top