Capítulo 2, Parte 10
Al ver la hora que era y la oscuridad de su entorno pudo darse cuenta que era de noche.
El dolor de cabeza disminuía, sus labios en conjunción con su lengua, en estado de resequedad, le exigían agua. Lentamente llegaban recuerdos de lo sucedido las últimas veinticuatro horas, pero nada relacionado con el beso, era una incógnita.
Tomar agua fue de gran ayuda, podía sentir el frescor que le provocaba mientras entraba por su boca y se deslizaba a lo largo de su esófago. Con cada sorbo un recuerdo, la pizza, la charla sobre la rubia con expediente sospechoso, el perfil de Carmen en la noche iluminada, los retos pero nada del beso, se convirtió en un misterio más que complejo era bastante extraño con una naturaleza que rozaba lo anormal, no podía ser normal no recordar un acontecimiento así.
El primer sentimiento que despertaba con todo esto era un profundo odio, odiaba esa vil manía de su memoria que le estancaba en la nada, él cambiaría esa infame virtud maligna y en lugar de ocupar su almacenamiento privado de recuerdos la colocaría en su corazón y no el físico, si no el corazón iluso que con su deforme visión de la vida tanto daño hace. De sentimientos frágiles y estabilidad poco fiable, Tyrone duraba demasiado tiempo en superar los hechos en los que se abarcaban a los sentimientos.
Media hora más tarde aún sin nada, fue a la mesa y escribió:
"¿Por qué nuestra mente nos traiciona y el corazón nos maltrata? ¿Por qué simplemente no tomamos al amor como algo imposible y falso?
La respuesta no está en tu corazón, el corazón miente, golpea, se acelera para luego romperse en miles de pedazos invisibles que son lágrimas visibles y que los demás toman como un llanto falso y ridículo. La respuesta está en la mente que siempre es fría y maquinadora antes estas cuestiones, las absurdas palabras que nos fluyen en un momento de amor con portada de realidad y contenido poco creíble son con las que nos suicidamos cada noche cuando la soledad es más leal que tu sombra y cuando la mente te reprocha en la cara la mentira que se ha montado como una obra de teatro con la diferencia que este montaje no tuvo ensayos y todo fluyó para que sea un fiasco.
Porque el fastidio de querer amar es menor que el dolor que provoca la herida de haber amado y la magia se ha ido cuando apenas eres un aprendiz de esta disciplina, las heridas no se cierran con alguien más porque cuando alguien más se posa en esa misma herida y el agravio eres tú, lo que sangra eres tú y nadie podrá cambiar eso."
Lloraba, recordó aquellos amores que habían fallecido cuando no llevaba tres meses de gestación , era su culpa, como también era su culpa haberse puesto triste con la partida de Carmen cuando recién entraba en la universidad.
Los minutos fueron un martillo eterno que lo golpeaban en la herida sin sanar, era una molestia muy insoportable de esas molestias que ni los medicamentos ni el alcohol, de esas molestias que los suicidas llegaron a curar. Salió del rancho a merodear cerca de ahí.
En la noche la tranquilidad seguía siendo la mismo pero a ella se les unían el croar de las ranas, los grillos y los búhos. Varios autos pasaron a gran velocidad por una carretera que él podía ver desde donde se hallaba, iban tan deprisa que aparecían y desparecían en los alumbrados.
Era significativo para él estar en un lugares como esos, no había quien juzgara, solo él.
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