Capítulo 1, Parte 5
Último día del cuatrimestre.
Ya todo estaba preparado para el viaje al rancho. Dejó conectado su reproductor de música toda la noche acción que era muy extraña en él pero la emoción y los nervios de ir allá se apoderaron de su ser.
Despertó temprano como de costumbre y seguía con un sueño mortal a causa del insomnio que era consecuencia de los nervios de poder vivir sus primeras vacaciones como universitario. Se dio un baño, se vistió y comió el desayuno. A las ocho con veintisiete minutos de la mañana estaba listo para ir a la parada del autobús que lo dirigiría al rancho "Vida", porque así era su nombre, antes de hacer eso primero pasó por un café y luego a una farmacia. Ya en la farmacia compró un mentol, una crema anti-inflamatoria, un paquetes de curitas, un alcohol, algodón y pastillas para dormir ya que no quería tener que soportar más insomnio.
Con todo preparado fue a la parada, lo tomó, el autobús arrancó y con ello las vacaciones.
El recorrido era un paisaje donde predominaba una belleza a la de esos países tropicales con diferencia de que en aquellos países como la República Dominicana cualquier ciudadano apenas consigue dinero para poder abastecer sus necesidades básicas y es una pena que lugares así existan. Un viaje relativamente corto según como esté el tráfico, acompañado de la música de Hendrix, Led Zeppelin y la única canción que le gusta de The Eagles, la emblemática Hotel California, incluso se imaginó el mismo atrapado en la eternidad en un hotel.
Repasó todo lo que llevaba hasta que llegó a la conclusión de que llevaba todo lo necesario para pasarla bien, además de la ropa que necesitaba para su estadía en el rancho "Vida", se llevó con él un par de novelas cortas e incluso una biblia, un cuaderno por si se le ocurría escribir algo y una cámara fotográfica para plasmar todo en una fotografía.
Tuvo una lucha constante con un sueño mientras veía con aquellos ojos marrones que poseía, un paisaje lleno de arbustos verdes con unos bonitos pajaritos en sus ramas, era un bello espectáculo el que le brindaba la naturaleza y era tanta su belleza que llevaba a quien fuese a un estado de clama total que fue la principal causa de esa lucha cara a cara con el sueño sin mencionar las secuelas dejadas por el insomnio.
El autobús se detuvo.
Tyrone había llegado a el rancho "Vida" mientras escuchaba Led Zeppelin, lo curioso era que estaba escuchando Stairway to heaven y más curioso era llegar mientras el solo de guitarra angelical de Jimmy Page sonaba, todo aquello era curioso y épico porque según los rumores en aquel rancho había ocurrido un milagro, el de transformar a una persona de un día para otro.
Al bajarse del autobús se encontró con un lugar de mucho mayor calidad si de precio estamos hablando. Ningún ruido de maquinaria pesada, aire fresco, pajaritos cantando eso y más abundaba allí, se dijo así mismo:
—Vendré aquí todas las vacaciones que pueda.
Todo iba viento en popa, fue hacia la recepción.
—Hola, buenos días.
Una señora con su cabellera toda plateada a causa de la edad lo recibió, la señora parecía muy amable y cariñosa.
—¡Oh! Al parecer los estudiantes volverán otra vez más —le decía esto mientras le sujetaba la mano derecha —es muy buen lugar para descansar con todos esos números que dan en la universidad.
—Es usted una señora muy amable, bueno, es muy buen lugar por lo que veo pero estudio medicina mi señora.
—¡Vaya! Le estoy sujetando la mano al futuro doctor...
—López, Tyrone López mi señora, un placer.
—El placer es mío doctor López, mi nombre es Gertrudis.
—Muy bonito nombre.
Luego de una cálida bienvenida Tyrone pidió una habitación y le dieron la habitación número 27.
Iba buscando en todas las puertas, viendo como los números iban aumentando. 23,24,25...
Escuchó el gritó una chica que provenía desde la recepción y salió corriendo hacia allá, al llegar, sucedió lo que nunca había pensado. Era ella, Carmen, ambos se quedaron mirándose fijamente y en ese momento volvieron todos los recuerdos de las dos semanas que pasó junto a ella, siendo muy buenos amigos en el aula.
Tyrone había perdido el habla y Carmen fue quien rompió el silencio.
—Creo que llegué un poco retrasada ¿no?
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