Capítulo 1, Parte 1


Para Tyrone es algo fantástico y excitante el ejercer su profesión de doctor. Los días en la universidad sobre todo en la facultad de medicina, fueron una época difícil ya que él era el más de joven de su clase o quizás el estudiante de medicina más joven de toda la universidad.

Cuestionar las cosas siempre es algo que él ha tenido presente en su vida y no ha sido algún tipo de defecto desde su punto de vista, para él es más bien una virtud porque él mismo asegura que:

"Quien no se cuestiona las cosas podría tomar veneno en lugar de jugo."

De pequeño creció en el seno de una familia casi unida pero con sus padres siempre presentes, durante su crianza nada de lo básico le pudo faltar y nunca lo olvidará. Durante toda su niñez, adolescencia y gran parte de su adultez ha tenido una relación bastante estrecha con su padre ya que compartía muchísimas cosas en común. Su relación con su madre siempre estuvo opacada con constantes discusiones y choque de ideales al igual que con su abuela materna.

Sus estudios en la secundaria marcaron un antes y un después en su vida, fue perder la virginidad aún siendo virgen. Al comenzar los estudios en este punto intermedio comenzó con el anhelo de ser un reconocido ingeniero en sistemas, quería desarrollar grandes programas que ayudaran a la seguridad de empresas de prestigio y además quería tener su propia compañía desarrolladora de video juegos pero mientras avanzaban los días e iba aprendiendo más sobre su futura carrera el amor por la misma desapareció y estuvo algún tiempo en un "limbo de carrera" como así lo llamaba él pero se acercó a la medicina lo cual no fue extraño porque la ciencia siempre le interesó. Viajes al espacio, astronautas, NASA por aquí y NASA por allá era algo que siempre estuvo en su mente desde niño. Durante su estadía en la secundaria conoció muchas personas, alguna le restan bastante y le sumaron mucha depresión a su vida durante un tiempo y otras siguieron aportando a su vida con grandes influencias y a un apoyo incondicional sin medidas.

Ya estando en la universidad las salidas aunque eran muy pocas pasaron a convertirse en nulas y la mayor parte de su tiempo era dedicado religiosamente a sus estudios. Las altas demandas de sus deberes como estudiante no hicieron más que hacer mas fuerte ese sentido de cuestionarse las cosas y poner ojo analizador a su alrededor, a pesar de ser muy distinto para los jóvenes de su edad, era tratado hasta de un modo inferior fue tratado como un niño. Hace un tiempo en medio de un debate sobre "La salud y el dinero", Tyrone argumentó que a pesar de que algunos tratamientos para distintas enfermedades resultan bastante costos la persona debería ser debidamente atendida, luego de ser atendida dicha persona podría pagar a corto o a largo plazo el tratamiento que le aplicaron, incluso dijo que debería de existir algún instituto o departamento del Estado que pueda ayudar a las personas a tratar su respectiva convalecencia.

—Sr. López, usted ha demostrado un alto nivel de creatividad, la facultad de arte le espera.

Todos en el aula explotaron en un ataque de risa sincero y podría llamarse en algunos casos exagerado, al mirar a su alrededor pudo observar que todos morían de risa o al menos todos porque en la fila colocada en el lado derecho de la suya, en el último asiento, una muchacha estaba en una total serenidad y le dedicaba una sonrisa de complicidad, Tyrone pudo detectar que estaba apoyado por un alma en el aula.

Al culminar la clase, Tyrone fue tras la única persona que le brindo, o al menos eso creyó, apoyo y agradeció que fuese una fémina quien en dicho mar de risas crónicas fue la luz que opacó las burlas. Tuvo que apurar el paso para poder llegar hasta donde ella, incluso tuvo que repartir unos cuantos empujones.

—Según nuestro maestro la medicina no es más que un sinónimo de capitalismo. —dijo Tyrone mientras miraba la hora en su reloj colocado su muñeca izquierda.

—No lo llamaría así, creo que nuestro maestro quiere decir que sin dinero no hay vida.

—Bueno, ambas opiniones podrían conectarse entre sí. Mi nombre Tyrone López, un placer bella dama.

—Tienes modales de un británico pero con un González en vez de López sería un perfecto rapero, mi nombre es Carmen Moreno.

Ambos se regalaron una sonrisa y Tyrone se sintió el más afortunado de todos los chicos.

Durante dos semanas que parecieron un paraíso mucho mejor comparado con el que Adán y Eva perturbaron con el pecado, esas dos semanas Tyrone y Carmen la pasaron muy unidos durante las clases y fuera de las mismas. Descubrieron que a los dos le gustaban las mismas cosas y que tenían en común la forma de pensar, pero el paraíso se vio alterado y Carmen no volvió a aparecer. Carmen había desaparecido de las clases y Tyrone sospechó que nunca más la vería en su vida, ella era tan dulce.

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