20. No me ignores, estúpido.
Comencé a escuchar Lover de Taylor Swift a través de mis audífonos, mientras esperaba en la sala de abordaje del aeropuerto, entrecerré mis ojos cuando vi de espaldas a un sujeto que se parecía a Calvin pero estaba muy lejos como para diferenciarlo, podía ponerme mis lentes de aumento, pero solo los usaba para trabajar, jamás en público.
De repente alguien tapó mi visión frente a mí, alcé la vista encontrándome con un hombre de contextura gruesa, un poco moreno y puede que guapo, pero no era mi tipo, creo que mi único tipo era Calvin...
¿Qué rayos Claus? Calvin no, todos menos él y Denver.
Me quité mis audífonos alzando una ceja para atender qué quería el hombre.
—Hola —su acento Británico era muy marcado—, ¿A dónde viajas?
¿En serio me había hecho dejar de disfrutar de la hermosa canción para preguntarme a donde viajaba? Creí que mis brazos y piernas cruzadas marcaban mucho mi desinterés de hablar.
—Barcelona —murmuré, iba a volver a colocarme los audífonos cuando el sujeto se sentó a mi lado y comenzó a hablar que él también se dirigía hacia allá a visitar a su papá, luego me contó de su trabajo como asesor de negocios, de sus gustos musicales y de su familia.
Era entretenido hablar con él, pero realmente solo quería escuchar música.
— ¿Qué le ocurrió a tu mejilla? —estiró su mano y tocó levemente mi barbilla antes de que yo me echara hacia atrás lejos de su toque, demasiada intromisión.
Nada que pueda importarte.
Intenté cubrirlo con maquillaje, pero todavía tenía un tono oscuro e hinchado que hacía evidente el golpe, a Denver le habían impuesto una multa y le dieron una sentencia de meses en la cárcel porque ya tenía un historial de demandas por agresiones contra otras mujeres. Denver era un desgraciado.
Iba a inventar que me caí cuando escuchamos por los parlantes que ya podíamos abordar, así que me escabullí rápidamente alejándome del sujeto.
Tomé asiento soltando un suspiro, mi mirada fija en la ventana mientras los demás pasajeros subían, el asiento de mi lado derecho se estremeció y voltee a ver quién era mi acompañante.
Tuve que mirarlo dos veces para poder procesar que Calvin estaba sentado ahí, observándome, una ligera sonrisa invadiendo sus labios.
— ¿Qué se supone que haces aquí? —pregunté, estaba feliz y a la vez completamente confusa, ¿de verdad me acosaba? ¿Iba a viajar conmigo solo por diversión?
—Yo iba a hacerte la misma pregunta —soltó una leve carcajada cuando entrecerré mis ojos en una expresión que decía «no-te-creo»—, tengo reunión en Barcelona mañana temprano para concluir unos negocios donde soy inversionista, no sabía que viajarías hasta que te vi aquí, ¿por qué viajarás a Barcelona?
Lo miré un momento, parecía decir la verdad, sus ojos verdes profundizándose en los míos, maldición, ¿por qué debía tener un rostro tan perfecto?
Maldito demonio hermoso.
—A cuidar a la abuela de Rachel —dije—, es como mi mamá, Rachel es como mi hermana.
El pareció incrédulo por un momento, de seguro pensaba que no era tan unida a Rachel, pero ella fue la única familia que me acogió como una niña más, incluso en las vacaciones me iba a su casa y las navidades también.
—Disculpa, creo que este es mi asiento —dijo una señora deteniéndose frente a Calvin, lo examinó lentamente pero no de manera morbosa, sino como si se le hiciera conocido.
¿Qué ocurre señora?, ¿no reconoce a la ultra mega estrella Calvin Craft?
— ¿Podemos cambiar de asiento? —Le pidió Calvin—, yo estoy en el A-2 de primera clase.
La señora frunció el ceño en confusión por un momento y luego pareció reconocerlo por fin.
— ¿Eres el Maximus? —Dijo emocionada—, sales en esa película donde matan a esa persona, y creo que te vi también en un comercial y...
Me crucé de brazos mientras la señora mencionaba una enorme lista donde había visto a Calvin, no comprendía por qué me molestaba, posiblemente porque ella no paraba de sonreír y hablar completamente excitada de lo maravilloso que le parecía, de repente sentí un golpe en mi hombro, era la bendita señora dándome su teléfono.
—Por favor, tómanos una foto —dijo la bruja—, no todos los días viajas junto al soltero más cotizado del mundo.
Claro, alza más su ego.
Evité volver a girar los ojos mientras les tomaba la foto, Calvin le dio un ligero abrazo y sonrió levemente cuando la señora se fue a los asientos de primera clase completamente alegre.
Me crucé de brazos otra vez y fijé la mirada en la ventana observando cómo se preparaban para despegar.
— ¿Qué ocurre? —Preguntó Calvin, no le presté atención así que él me tomó de la barbilla y volteó mi rostro hacia el suyo, hice una mueca cuando sus dedos tocaron el golpe de mi mejilla y me alejé de su agarre.
— ¿Qué te ocurrió en la cara? —continuó volviendo a intentar voltear mi rostro, me alejaba hasta que me cansé y me giré para enfrentarlo.
No entendía por qué me sentía tan molesta, ¿celos? ¿Frustración porque ahora viajaría muchas horas con Calvin a mi lado cuando intentaba alejarme de él? Sí, creo que la última era la correcta.
—Me di contra la puerta del baño —dije—. Y solo te lo pediré una vez, no me hables el resto del viaje ¿bien?
No permitiré que vuelvas a engatusarme con tus falsas promesas de amor, no soy la misma niña.
CALVIN
¿Contra la puerta del baño? Eso parecía un golpe más fuerte, pero igual no era como si tuviera motivos para mentirme, ese morado desviaba la atención de su lindo rostro pero seguía siendo tan sexy con esos labios que siempre me provocaban...
El cosquilleo de mi entrepierna comenzó a molestarme.
Joder, enfócate Calvin.
— ¿Cómo evitarás que te hable? —Dije— es el destino que estemos juntos en el mismo vuelo.
Yo tenía planeado viajar la semana siguiente pero tuve que adelantar el viaje por una noticia inesperada de mi familia, la familia con la que casi no hablaba y ni siquiera veía, ellos me odiaban y yo los odiaba a ellos.
—El destino no existe —dijo Claus colocándose los audífonos y enfatizando su indiferencia mirando hacia la ventana.
Esta mujer era de hielo.
Vamos Calvin, es hora de activar el plan.
Dieron las instrucciones para el vuelo y posterior a eso el avión despegó, aproveché el momento para buscar en la pantalla frente a mí la serie de Games of thrones, tenía los audífonos puestos ignorando adrede a Claus.
CLAUS.
Habían pasado casi tres horas completas y Calvin no despegaba la mirada de la pantalla, no entendía por qué me enfurecía que me ignorara cuando yo fui la que le dije que no me hablara el resto del viaje, le subí volumen a Billie Eilish khalid – Lovely y miré la explosión de nubes a través de la ventana, pero la melodía triste solo me ponía melancólica.
Creí que Denver rompería mi maldición de no confiar en los hombres pero resultó ser un completo maniaco, a veces tenía miedo de quedarme sola, de no ser capaz de superar jamás esa profunda herida que dejó el chico sentado a mi lado.
¿Por qué me ignoras, Calvin?
Porque tú se lo pediste, Claus.
De seguro mi lápida diría algo como: “aquí yace la ingeniera Claus Harrison, solterona hasta la muerte y dueña de diez perros porque no le gustaban los gatos”.
Cambié la canción pero comenzó a reproducir Sarah McLachlan —Glommy Sunday. Maldición hoy era sábado, apagué mi reproductor de música. Mis ojos se enfocaron en las escenas de gore que transmitían en la pantalla que veía Calvin y poco a poco mis ojos se cerraron hasta que finalmente me quedé dormida.
Me removí un poco aspirando profundamente, y apretujé la almohada contra mí, olía divino, entre abrí los ojos y me fijé que no era una almohada, era un cuerpo, maldición, estaba recostada sobre el cuerpo de Calvin.
Oh.
— ¿Claus? —susurró Calvin, cerré mis ojos nuevamente e intenté regularizar mi respiración, no quería despegarme de él, se sentía tan cómodo.
Calvin pareció reírse porque su abdomen se estremeció y sentí como nos cubría con una sábana hasta mi cuello, me aferré mejor a él, una de mis piernas estaba entre las suyas y sentí como aguantó la respiración cuando la moví un poco, podía sentir la erección chocar contra su bragueta en mi pierna.
—Joder —susurró removiéndose un poco incómodo, moví nuevamente mi pierna y mi mano bajó un poco hasta debajo de su ombligo, su respiración se volvía más irregular, sonreí con malicia al ver cuánto le afectaba.
A ver si me vas a seguir ignorando.
Descendí mi mano hasta su bragueta y la dejé ahí simplemente como si no lo estuviera haciendo apropósito, como si no me muriera porque me volviera a tocar.
— ¿Claus? —Murmuró— ¿Qué estás haciendo?
No sabía lo que hacía, pero se sentía bien, creo que los cachos de diabla comenzaban a salir otra vez en mi cabeza.
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Oyeeee cheee, ¿hace calor o solo soy yo? 😂😂😂 espero les haya gustado el capítulo de hoy, y se preparen para los que vienen *caras pervertidas activadas*😂😂😂😂
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