15. ¿Que mier*a con Denver?
CLAUS
Arreglé mi casa cuando llegué del trabajo, la sala, mi habitación, el baño, la cocina, todo estaba impecable, Rachel había llegado anoche dos horas después que yo y no quiso hablar, tan solo esta mañana antes de irse dijo algo como: “algo está mal con Maxi”.
Por lo que sabía el mánager de Calvin aclaró que todo fue un mal entendido, le habían impuesto una multa a Calvin y le hicieron pasar la noche en prisión. Debía alegrarme... debía estar feliz, pero supongo que solos los malvados se alegraban cuando hacía cosas malas a otras personas, yo solo quería llorar y pedirle perdón.
Joder, era tan patética.
Tomé asiento en el mueble esperando ansiosa a Denver, no sabía lo que me diría, de repente escuché la puerta y el llanto de Rachel cuando entró, su rostro sonrosado y sus mejillas empapadas en lágrimas.
— ¡Se acabó! —Gritó Rachel— ¡Maxi dijo que no quería nada conmigo!
¿Uh?
No sé por qué esto se sintió como un dejavú.
—Dijiste que lo de ustedes era casual y que tú tenías a otra persona —dije sin comprender.
—No seas estúpida —me señaló con un dedo—, ¿por qué crees que te dejé que cumplieras tu venganza? Quería que te alejaras de Maxi, que él se alejara de ti, lo amo, no seas estúpida.
Abrí la boca y luego la cerré quedándome sin argumento, lo sabía, eso de las relaciones casuales no podían ser tan fáciles como hizo creer.
Al parecer ninguna de las dos era sincera con la otra.
—Dijo que había otra mujer, que ni siquiera eras tú, sino otra chica que conoció en el campamento llamada Estefani —soltó con desprecio.
¿Qué? ¿Estefani?
Hubiera preferido mil veces que Calvin estuviera con Rachel y no con la puta de Estefani.
Ahora yo también me sentía enojada, pero aparenté ser indiferente.
—Lo siento... —murmuré cuando me levanté del mueble, pero Rachel se encerró en su habitación haciendo sonar fuerte la puerta.
¿Y si Calvin le dijo eso solo para que Rachel no me echara la culpa a mí? ¿Para encubrirme? No creía que estuviera realmente con Estefani... estaba segura de que lo hizo por mí. Joder, desde el principio debí haberle contado a Rachel mi pasado y mis reales sentimientos, pero al parecer ella también lo amaba.
Que ironía.
Me sentía fatal por ella y a la vez una rara tranquilidad porque sabía que Calvin no le podría seguir haciendo daño, Rachel no se lo merecía.
Quise hacerle un té, pero mi teléfono sonó y Denver avisó que estaba abajo, di la orden al recepcionista para que lo dejaran subir y esperé ansiosa en la puerta cuando llegó, no me besó, solo un “hola”.
Eso había sido extraño.
Nos sentamos en el mueble y le ofrecí agua, té, cerveza, pero él rechazó todo, no me hacía sentir mejor.
— ¿Qué tienes que hablar conmigo? —solté por fin cruzándome de brazos sintiéndome un poco predispuesta.
—De sexo —dijo. Lo miré ahora completamente a la expectativa, no me lo esperaba.
Denver se acomodó en el mueble, su cabello húmedo posiblemente porque acababa de bañarse y su ropa casual, fijó sus ojos en los míos para decir:
—Quiero esperar hasta el matrimonio.
¿Qué?
¿Castidad? Bueno, me parecía una admirable decisión, muy pocas personas lo hacían.
—Ah —fruncí el ceño— ¿y con quién te vas a casar?
Él me miró pareciendo por un momento confuso por mi pregunta.
Entonces fue cuando lo comprendí, yo, él, matrimonio, castidad.
Ay María Purísima.
Me iba a dar un infarto.
—Quiero que nuestra relación sea más que sexo —dijo—, quiero conocerte, y después casarnos.
No preguntes Claus, no preguntes...
— ¿Por qué? —intenté que mi tono sonara menos desagradable de lo que en realidad quería.
Por favor, ambos éramos adultos, ¿Qué estaba pensando?
—Porque ya te lo dije, he tenido una fila de mujeres que solo usaba por diversión —dijo—, quiero que contigo sea diferente, que pueda disfrutar de ti como es debido.
¿Cómo es debido según quién?
—Ah —Alcé las cejas—, es lo más raro que me han dicho... pero... si es lo que quieres...
Necesitaba un cigarro, dos, tres o una caja.
—También quiero que dejes de fumar —dijo— ¿lo has hecho hoy?
No fumar, no sexo, ¿Qué más?, ¿no trabajar?
Me había fumado como una caja entera porque hubo un problema con unos planos y tuve que volver a hacerlos, además de que intenté no pensar en Calvin en todo el maldito día.
—No —mentí—, pero me estas prohibiendo muchas cosas, eso no me agrada.
Si así era cuando apenas empezábamos no podía imaginar después.
—Son cosas que nos ayudarán a crecer como pareja —dijo—, el cigarro te da cáncer, y después que nos casemos no nos agotaremos de tener sexo.
¿Pero de donde salió este hombre? No era nada normal.
—Ah —murmuré—, ¿pero para cuando sería la boda?
—Posiblemente en dos años —dijo—, estoy haciendo unos negocios y estoy invirtiendo en varias cosas que para ese tiempo estaré abastecido económicamente para toda una vida y así podrás dejar de trabajar, y podremos tener nuestros hijos sin problemas.
¡¿Dos años de castidad?! Podía asimilar lo de los hijos pero... ¿dejar de trabajar?
— ¿Por qué dejaría de trabajar? —dije sin poder creerlo, amaba mi vocación, estaba viviendo mi sueño.
— ¿Para qué trabajarías? —Dijo—, yo puedo mantenerte, además ¿Quién criaría a nuestros hijos si no estás en casa?
Pues tú.
— ¿Pretendes que yo esté en casa todo el día criando a nuestros hijos mientras tú trabajas?
—Sé que asusta —dijo—, pero después de que ya estén grandes y sepan defenderse solos, puedes volver a trabajar, pero ni siquiera tendrás necesidad de eso.
No sexo, no fumar, no trabajar, matrimonio, hijos.
Necesitaba diez cajas de cigarro para calmar mi ansiedad.
—Creo que estás pidiéndome demasiado —dije—, soy la jefa del departamento de obras de FEDE, soy ingeniera civil, he pasado casi toda mi vida sola e independiente, no puedo cambiar y comenzar a depender de ti.
Permanecimos en un raro silencio, solo mirándonos, el llanto de Rachel podía escucharlo débilmente, pero se podía confundir con la brisa.
Denver finalmente se acercó y besó mis labios para luego besar mi nariz, sus hermosos ojos grises brillando.
—Te daré el resto de la noche para asimilarlo —dijo—, pero lo que quiero es darte todo mi mundo, quiero que seas mi futuro.
Yo también quería que el fuera mi futuro, pero esto era demasiado.
—Está bien, lo pensaré —prometí.
No tenía nada que pensar.
De repente mi teléfono comenzó a vibrar en la mesa robando nuestra atención, cuando miré la pantalla observé el nombre “Desconocido”, lo dejé ahí, no iba a contestar llamadas privadas.
— ¿Por qué no contestas? —indagó Denver alzando una ceja.
Me encogí de hombros y comencé a jugar con los mechones de su cabello.
—No contesto números privados.
Denver miró mi teléfono en la mesa cuando acabó la llamada y seguidamente comenzó a sonar otra vez.
— ¿Por qué siento que estás mintiéndome? —Dijo Denver tomando mi teléfono y mostrándomelo— ¿acaso así registraste el número del otro chico con el que sales? “desconocido”.
Alcé las cejas y le arrebaté mi teléfono de sus manos, ¿Era en serio?
—Denver, no salgo con nadie más —dije— ¿en serio estás reclamándome?
La llamada finalizó y gracias a Dios no volvió a sonar.
Denver apretó la quijada y miró hacia otro lado pareciendo ligeramente furioso.
—Perdón, nunca he sido realmente alguien celoso —dijo—, pero tú eres mía, no quiero que nadie más te mire o te toque.
<Tú eres mía>
La imagen de Calvin se reflejó en mi mente, tocándome, mirándome con deseo, genial, ahora estaba hiperventilándome. Me sentía como una zorra.
—Pareces un poco posesivo —dije, no me agradaba su grado de intensidad.
Yo no era un objeto, por favor.
—Solo con lo que me pertenece —dijo tomando mi rostro entre sus manos y pegando sus labios a los míos, antes de que abriera mi boca para intensificar el beso, él se alejó dejándome frustrada.
Necesitaba tener sexo.
—Te veré mañana —dijo levantándose del sofá, lo acompañé a la puerta y solo cuando la cerré a mis espaldas pude respirar correctamente de alivio.
Era demasiado dominante, posesivo y yo no estaba acostumbrada a nada de eso.
Estaba segura que jamás lo estaría.
Escuché el rechinar de la puerta y Rachel se asomó, su rostro hinchado y sonrojado de tanto llorar, por un momento me olvidé que su corazón estaba roto por mi culpa.
Porque Calvin terminó con ella por mí.
— ¿Ya se fue? —Preguntó, afirmé con la cabeza—, ven un momento, tengo que hablar contigo sobre Maxi.
Su mirada completamente frívola y se metió a la habitación nuevamente.
¡Ay María, José y Jesús!
.
.
.
.
.
.
.
★†★
¡Ay, ay, ay! Escribí este capítulo escuchando a Caramelos de Cianuro con Misteriosa, ¿la han escuchado? (Si vas a escucharla usa audífonos que es demasiado sexosa😂😂😂) pd: ¿me recomiendan canciones? Me gusta escuchar música rara. 💕
Recuerda votar para más capítulos. ❤★💕
Puedes encontrarme en Instagram como: Ysarisareinamoo
Vacila este memazo:
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top