Capitulo final

—¡¿Roy?! ¡Roy, por favor despierta! —La voz de Jessica resuena en mi mente.

Poco a poco recupero el conocimiento hasta poder abrir los ojos por completo y ver el rostro preocupado y lleno de lágrimas de Jessica frente a mí. Ella intenta sonreír al ver que estoy bien y me abraza con todas sus fuerzas. Yo intento devolverle el abrazo pero la confusión y la falta de memoria de lo que pasó durante los últimos diez minutos me tienen totalmente aturdido.

Miro a mi alrededor y veo que toda el área está llena de policías. Maloy, Chuck y los demás criminales están siendo esposados en este momento y Jonathan está hablando con un oficial mucho mejor que él y, aparentemente, de mayor rango. Continúo mirando a todas partes tratando de recordar en que momento llegaron todas estas personas...

—¡Diablos! —exclamo al sentir que Jessica aprieta de más mi brazo herido.

«¿Brazo herido?»

De pronto recuerdo lo que pasó, me arrojé hacia Maloy justo en el momento en que ese maldito estaba apuntando a Jessica y recibí el disparo que iba dirigido hacia ella en mi brazo izquierdo. El inmenso dolor que me provocó el impacto de la bala y verme completamente cubierto de sangre hicieron que me desmayara.

«No puedo creer que me haya desmayado por un disparo en el brazo, definitivamente Tom Cruise lo hace ver más fácil de lo que en realidad es»

Miro hacia mi brazo y descubro que el área en la que recibí el disparo está cubierta con un pedazo de tela de la blusa que lleva puesta Jessica.

—Lo siento cariño, es que estoy tan feliz de que estés bien, ¡eres un héroe! —me dice mientras se retira lágrimas de los ojos con el dorso de la mano.

—¿Qué pasó después de que me... ya sabes? —pregunto avergonzado.

—Cuando apareciste de la nada y te lanzaste sobre, Maloy, todos nos sorprendimos, y Jonathan aprovechó la distracción para noquear al sujeto que le estaba apuntando y luego atrapó a Maloy —me explica—. Los demás tipos que nos tenían rodeados se rindieron cuando llegaron los refuerzos. ¡Todo gracias a ti, tú nos salvaste!

—Sabes que haría lo que fuera por ti, incluso desmayarme —le digo con una sonrisa.

Tal vez no sea tan duro como los tipos de las películas de acción, pero eso no tiene importancia en este momento, solo estoy feliz de que mi chica esté bien y a salvo.

—Lamento interrumpirlos, pero necesito examinar esa herida —dice una mujer policía de piel oscura y pelo rizo que se acerca a nosotros.

Jessica se aparta para que pueda ver mi brazo con mayor libertad. La chica de expresión seria desata lentamente la ajustada tela, aunque eso no lo hace menos doloroso. Cuando por fin termina de retirarla no puedo evitar hacer una mueca de horror al ver el agujero en mi piel.

—Oh Dios, eso no luce bien —digo mirando a Jessica, quien se ve tan nerviosa como yo me siento.

—En realidad no está tan mal gracias a que detuvieron la hemorragia. Pero debemos llevarlo al hospital para sacarle la bala. Espere aquí, llamaré una ambulancia. —Se levanta y empieza hablar por la radio.

Jessica vuelve agacharse junto a mí con una expresión un poco más calmada. Tomo su rostro en mis manos y le dedico una mirada de agradecimiento por haber detenido la perdida de sangre mientras yo estaba inconsciente. No sé si soy un héroe, pero si estoy completamente seguro de que ella es mi heroína.

[*****]

—¿Cómo está tu brazo?

—Mucho mejor después de quitarme esa horrible escayola —le contesto a Jessica en el teléfono mientras aparco el auto en el estacionamiento de la escuela.

Ya ha pasado casi un mes desde que regresé de Tacoma. Después de que Maloy y sus secuaces fueron arrestados y yo fuera al hospital, los policías tomaron mi declaración y la de Jessica. Eso, junto con la memoria que mostraba el video en el que Maloy asesina a sangre fría al compañero de Jessica y la confesión de los todos los demás matones que fueron arrestados a cambio de una condena reducida; fueron pruebas más que suficientes para construir un juicio sólido en contra de ese desgraciado.

Por desgracia Jessica debió quedarse para declarar como testigo presencial. Yo también lo hubiera hecho de no ser porque ella hizo trato para liberarme de esa responsabilidad. Por más que insistí en quedarme ella no lo permitió; era algo que tenía que hacer sola. Pero desde entonces hemos estado hablando por teléfono casi todo los días,incluso pude conocer a sus padres en una video llamada; aunque confieso que eso no es suficiente para mí... la extraño demasiado.

—Pues creo que ahora te verás aun más sexy con la cicatriz que te quedó, creo que le dedicaré bastante tiempo cuando nos volvamos a ver—me dice con un ronroneo.

—¿Y cuando crees que será eso? —le pregunto esperanzado.

—Bueno... ya hice mi declaración en el juicio y, gracias a todas las pruebas en contra de Maloy, pronto dictaran sentencia así que... pronto.

—¿Qué tan pronto? —insisto mientras salgo del auto y ella lanza una risotada.

—¿Tanto me extraña profesor? —ronronea otra vez—. Pues si quieres una pista te diré que estoy más cerca de ti lo que te imaginas.

Al escuchar estas palabras siento como mi corazón da un vuelco; la conozco muy bien y estoy seguro de a que se refiere con eso. El tacto de una delicada mano sobre mi hombro confirma mi certeza, cuelgo el teléfono y me volteo hacia ella emocionado por volver a tenerla frente a mí y poder abrazarla y besar....

—Buenos días, profesor Prescott, estoy recolectando firmas en contra de la tala irresponsable de árboles en nuestros bosques ¿Podría darme la suya?

—Ho.. hola, Itzy, claro —le contesto a la chica de ojos redondos y pelo largo y ondulado, parada frente a mí.

—Muchas gracias, profesor, ¿sabe lo importante que son los árboles para nuestro ecosistema? Es urgente que pongamos un alto a la...

—Itzy, ¿no deberías estar en clases? —la interrumpo.

—Sí, usted era la última persona que faltaba por firmar, ya me voy —se despide con una dulce sonrisa.

La veo correr hacia la escuela y la sigo a un paso menos apresurado. Es una chica muy agradable, pero verla a ella y no a Jessica fue una gran decepción. Trato de no pensar más en ello mientras camino por el pasillo. Me detengo frente al salón y respiro hondo, es hora de volver a ser el mismo profesor de historia de siempre. Abro la puerta de par en par y... casi pierdo el aliento al verla ahí parada frente a todos los estudiantes.

—¡Y aquí está el hombre que salvó mi vida, su profesor, Roy Prescott! —anuncia.

—¿Pero que está... qué haces aquí? —pregunto confundido mientras entro al salón, cerrando la puerta tras de mí.

—Pues les leía a los chicos la increíble historia que salió en el periódico esta mañana, mira. —Extiende el periódico hacia mi y yo lo acepto con incredulidad.

«Intrépida reportera cuenta la historia de cómo huyó de su ciudad natal después de que su vida fue amenazada por un mafioso que asesinó a su compañero a sangre fría y frente a sus ojos. Entre sus aventuras Jessica nos cuenta cómo se hizo pasar por estudiante en una escuela de Oregón, donde conoció al amor de su vida, quien poco tiempo después se convertiría en su héroe al arriesgar su propia vida para salvarla...»

—Tú... yo... no sé que decir. —«Literalmente no sé que decir»

—Omití tu nombre porque sé que no te gusta ser el centro de atención, pero creo que tus alumnos merecen saber lo genial que eres.

—Veo que también omitiste que me desmayé.

—Ese será nuestro pequeño secreto —dice despacio y con una sonrisa.

—¡Usted es súper cool, maestro Prescott!

—¡Sí, es el mejor profesor del mundo!

Escucho alumnos chicos vociferar mi nombre y veo a otros dedicarme miradas de admiración, como si yo fuera una especie de personaje de Marvel, pero toda mi atención está en Jessica. No puedo creer que se haya atrevido a contar su historia de esa forma tan valiente y que además haya dicho que soy el amor de su vida.

—Ven aquí. —Sin importarme una mierda el lugar en donde estoy, y dejándome llevar por mis instintos, camino hacia Jessica hasta estar tan cerca como para estrecharla entre mis brazos y apoderarme de sus labios como si de eso dependiera toda mi existencia. Mi lengua deseosa se adentra en su boca, saboreandola y explorándola como si fuera la primera vez que...

—¡Así se hace, profesor, dele con todo! —Ese grito me hizo reaccionar.

Me separo de Jessica algo avergonzado de que los alumnos presenciaran ese arrebato de pasión, aunque no me arrepiento de haberlo hecho.

—Hay un artículo más que les quiero leer —anuncia Jessica. —Hannah, ¿podrías venir aquí por favor? —La pelirroja se pone de pie, algo ruborizada, mientras acomoda sus lente. Mira a Jessica con un poco de recelo y esta le dedica una sonrisa para calmarla. —Cuando vine aquí mi misión era investigar para hacer un artículo sobre el bullying, y aquí está. —Busca la página del artículo y se la muestra. —¿Quieres leerlo para tus compañeros?

—«Alguien me dijo una vez que sufrir bullying se siente como si el mundo te odiara y no merecieras estar en él, y que la razón para sufrir ese maltrato era el simple hecho de ser diferente y no encajar en los estándares sociales... —La voz de Hannah se quiebra un poco mientras lee, pero intenta recomponerse rápidamente.

Yo siempre me he preguntado ¿quien determina estos "estándares sociales"? ¿Quién decide que forma de vestir, de peinarse o de ser aceptable o no? ¿Qué tiene de malo el ser diferente? Si me lo preguntan creo que no hay nada mejor que ser tú mismo y nadie debería agredirte por ello.

Podría escribir sobre de estadísticas, estudios científicos y un sinfín de investigaciones que todos podemos encontrar en internet, pero prefiero escribir aquí lo que vi: hermosas y talentosas chicas, y chicos, que son lanzados al fondo de la pirámide social escolar porque alguien así lo decidió. Pues déjenme decirles que esa pirámide no existe, todos somos igual de especiales...»

Hannah no pudo terminar el artículo debido a las lágrimas que brotaban por sus ojos.

—Solo quiero decirles que Hannah es una chica excepcional; es hermosa, dulce y lista; y cualquiera de ustedes sería muy afortunado de tener una amiga como ella. —Jessica mira Hannah con una tierna sonrisa en los labios, haciéndola sonreír a ella también.

Algunas de las chicas bajaron la mirada avergonzadas por su conducta hacia ella, mientras que los demás se pusieron de pie para aplaudirle. Luego de eso decido dar por terminada la clase, creo que estos chicos ya aprendieron una gran lección hoy.

—Eso fue muy dulce de tu parte —le digo a Jessica una vez me quedo a solas con ella.

—Gracias, tenía que redimirme con ella después de haberle mentido. —Su sonrisa dulce se transforma en un mucho más seductora. —Aunque te advierto que lo que tengo planeado para ti es mucho más dulce. —Esa última frase hace que casi me tenga una erección. Tomo su mano suavemente y la llevo hasta mis labios.

—Hmm, eso suena como una promesa que pienso hacerte cumplir pero antes... que te parece cambiarte el apellido una vez más, esta vez por, Prescott. —Sus ojos se abren como platos al escuchar mi propuesta.

—¿Acaso estás pidiéndome que...?

—Así es, ¿Qué opinas?

—Opino que para celebrar nuestro compromiso te voy hacer un... —Lo que susurra en mi oído hace que un escalofrío de excitación me recorra todo el cuerpo. Sin pensarlo dos veces la tomo de la mano y nos dirijo hacia la puerta. —Espera, ¿A dónde vamos?

—A casa, no pienso esperar un minuto más para hacerte mía.

—¿Estas loco? —pregunta entre risas, aparentemente sorprendida por mi actitud impulsiva.— ¿Y la escuela... y tu clase? Te meterás en problemas.

Me detengo justo antes de abrir la puerta del salón y me volteo hacia hermosa reportera a tu a los ojos, e intento que vea en ellos todo el amor y seguridad que siento en este momento.

—Cualquier problema vale la pena por ti, además la única historia que quiero contar hoy es la nuestra.

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