Capítulo 35

Despierto en un cuarto oscuro, con un terrible dolor de cabeza, y sin tener ni la más remota idea de cuánto tiempo llevo aquí. Intento llevar mi mano hasta mi nuca, pero algo me lo impide, miro hacia abajo y descubro que estoy atado de pies y manos a una silla. El pánico se empieza a apoderar de mí.

—¡Ayuda, por favor! ¡Que alguien me ayude! —grito con desesperacion, mientras me muevo de un lado a otro en un fallido intento por aflojar las apretadas cuerdas.

Mis ojos poco a poco de adaptan a la poca luz que ilumina el lugar. Miro hacia todos lados buscando un indicio de donde podría estar, al  perecer es una especie de bodega abandonada y, por el fuerte y desagradable olor a humedad, diría que lo está desde hace mucho tiempo.

Escucho los chillidos de las ratas que merodean el lugar y, mientras rezo para ninguna se acerca a mí, otro ruido capta mi atención. Creo que es un auto, pero no estoy seguro hasta que escucho el sonido de una puerta cerrándose que lo confirma. Empiezo a moverme en el asiento una vez más tratando de liberarme, sin ningún éxito.

La desesperacion me invade al escuchar el chirrido de la puerta abrirse de par en par detrás de mí, dejando que la luz del sol ilumine todo el lugar y sacándome de las penumbras. Estruendosos pasos acompañados de unas carcajadas que reconozco perfectamente, se acercan a mí lentamente hasta que uno de ellos toca mi hombro, haciendo que me sobresalte interiormente, aunque por fuera trato de no mostrar mi temor.

—¿Cómodo, profesor? —me pregunta el barbabudo pelirrojo con su macabra sonrisa.

Lo miro con desprecio y rabia, no entiendo que diablos pueden  querer conmigo, pero sin importar lo que hagan no obtendrán una sola palabra de mi boca sobre Jessica o la memoria, primero tendrán que matarme.

—¿Qué diablos quieres de mí, maldita escoria? —espeto.

—Este maldito negro se cree mejor que nosotros, Chuck. —El otro matón se coloca frente a mí, tomando mi cara por el mentón y haciendo una mueca de asco al pronunciar la palabra negro. —Creo que hay que darle un escarmiento para que sepa cual es su lugar.

Acto seguido, el desgraciado estrella su puño cerrado contra mi mejilla izquierda, haciéndome escupir un hilo de sangre por el golpe. Aunque el dolor es indescriptible, trato con todas mis fuerzas de no mostrar ningún signo de debilidad.

—Ya déjalo, el jefe lo quiere vivo. —Chuck lo detiene cuando intenta golpearme de nuevo—. Por ahora...

Él me mira con el mismo desprecio con el que yo lo hago, pero decide escuchar a su cómplice y bajar el brazo. En ese momento un potente olor a tabaco inunda el lugar, incluso opacando el hedor a humedad, y me doy cuenta de que hay alguien más con nosotros. El misterioso personaje no tiene planes de seguir en las sombras por mucho tiempo, ya que puedo sentir sus pisadas avanzar hacia mí, mientras que el aroma del puro se siente cada vez más potente a medida que se acerca.

—Mucho gusto, señor Prescott, he escuchado mucho sobre usted. —La voz del hombre detrás de mí tiene un acento francés, o eso me parece.

El hombre continúa caminando hasta rodearme y colocarse delante de mí. Es un hombre alto y elegante, de unos cincuenta años; de pelo completamente blanco, vestido con un elegante traje de etiqueta , con un pañuelo de seda en el bolsillo de su chaqueta y exhalando el apestoso humo del ostentoso cigarro en mi cara.

Jamás lo he visto en mi vida, pero su mirada cínica me hace sentir desconfianza al instante; estoy seguro de que es el culpable de que esté aquí.

—¿Quién diablos es usted? ¿Qué es lo que quiere de mí? —pregunto furioso.

—Me sorprende que no reconozcas a la persona en cuyos asuntos te estas inmiscuyendo —me dice con condescendencia. —Pero supongo que no es tu culpa, ya que no nos han presentado formalmente. Mi nombre es, Henry Maloy.

En cuanto escucho su nombre siento como la ira y el desprecio me invaden por dentro. Su presencia desborda la mezquindad y arrogancia de un desalmado hombre de negocios. Apenas lo conozco, pero con solo verlo sé que es capaz de hacer todas las cosas horribles que dijo Jessica y mucho más.

—¡Usted es el desgraciado que intentó matar a mi novia! —exploto.

—Y usted el iluso al que le gusta meterse con mujeres problemáticas —responde con una sonrisa—. Ahora que nos hemos presentado quiero preguntarle ¿sabe porqué está aquí?

—Porque es un maldito psicópata —espeto.

—Es probable, pero no. Verá, tengo un problema con las personas que saben de más y, por lo que me han dicho mis colegas —dice refiriéndose a sus dos secuaces—. Usted está demasiado informado de mis asuntos. Normalmente usted ya estaría muerto, pero tiene un ángel guardián que lo cuida. —su tono condescendiente me irrita sobremanera. —Desgraciadamente su suerte ha terminado, a menos que esté usted dispuesto a cooperar.

—¿Cooperar? ¿Cooperar con qué? —pregunto confundido.

—Verá, profesor Prescott, la única razón por la que su nueva novia está viva es porque necesito que consiga ese infame video que puede ser utilizado como evidencia en mi contra, sin embargo no confío del todo en el policía García, le advertí claramente que si no me conseguía esa memoria mataría a su familia, pero tal vez no fui muy convincente. —Da la última calada a su cigarro y luego lo tira al suelo para pisarlo con sus zapatos italianos negros—. Sé que usted estuvo con ellos por un tiempo y quiero que me diga lo que sabe.

—Está usted loco si piensa que le diré una palabra, maldito demente. —Rápidamente el matón de pelo negro me da otro golpe, esta vez en la nariz, dejándome aturdido por unos instantes.

—¡Cuida tu tono con el jefe, negro imbécil!

—En serio que es usted iluso, profesor —se mofa—. Yo ya sé todo lo que están tramando esos policías. Tengo "contactos" en la estación. —"Maldición, estoy seguro de que se trata del tal Roger, el mal nacido que debía llevarme al aeropuerto"—. Perdió su oportunidad de salir vivo de esta profesor. Pero no se preocupe, le daré la oportunidad de ver morir a su amada primero.

************************************

Ya llevo más de dos días en este malito almacén abandonado y la incertidumbre de no saber que diablos harán conmigo me está volviendo loco. Saben que no obtendrán ninguna información de mí así que ni siquiera se molestan en interrogarme; solo me tienen aquí... en la oscuridad. Alguno de ellos viene de vez en cuando para alimentarme con comida desagradable o para burlarse de mí. Ya ni siquiera tengo fuerzas para pedir ayuda, además de que entendí que es inútil, nadie vendrá.

De repente la puerta se abre y deja entrar la luz en la habitación. Escucho las voces de mis captores a mis espaldas, avanzando hacia mí con fuertes pisadas. Sin decir nada Chuck se pone frente a mí esbozando su téticra sonrisa.

—¿Qué está pasando? ¿Qué diablos quieren de mí, malditos? —pregunto confundido y enojado.

—Tranquilízate, profesor, hoy verás a tu chica... —Se agacha un poco y acerca su rostro a mi oreja— Por última vez.

Esa frase hace que se me congele la sangre. Sé perfectamente a lo que se refiere; Maloy estaba enterado de todo el operativo para atraparlo, sabía que Jonathan le estaba poniendo una trampa, y  su intención era salir de allí con el video, no sin antes habernos matado a los tres. Intento gritarles que no se saldrían con la suya, pero antes de que pueda argumentar una palabra uno de ellos me amordaza para luego vendar mis ojos.

Me sacan del almacén casi a rastras, con las manos atadas, y me hacen subir a un auto en marcha. Todo el trayecto es silencioso y angustiante, mi corazón está a punto de salirse de mi pecho mientras en mi mente se reproducen una y otra vez los peores escenarios.

«No sé como diablos saldré de esta; solo sé que aún estoy vivo y, si yo estoy vivo, significa que ella también lo está»

************************************

El auto se detiene de repente y alguien me quita la venda. Después de acostumbrar mis ojos de nuevo a la luz, me dedico a mirar por la ventana para descifrar en donde estoy; es una especie de bosque alejado de la carretera; solo hay árboles por todas partes.

—¿Listo para ver el espectáculo negro? —me pregunta despreocupado uno de los matones sentado en el asiento frente al volante—. En unos minutos el jefe se encargará de tu novia y su amigo el policía, y luego seguirás tú

Volteo para mirarlo de frente y descubro que el desgraciado me está apuntando con un arma que balancea de un lado a otro mientras dibuja una sonrisa en su rostro.

—Apuesto a que cuando te la tiraste jamás pensaste que ese lindo trasero te llevaría a la tumba. —Se burla el otro, sentado a su lado.

—¡¿Dónde está Jessica, malditos?! —les grito desesperado mientras miro por ambas ventanillas, tratando de ver entre los árboles algún rastro o indicio de que está por aquí.

—Ya te dije que no te preocupes, pronto estarás con ella en el paraíso. Mientras tanto nuestros hombres tienen  emboscado todo su operativo y el jefe está a punto de eliminar toda la evidencia que lo incrimina —me decía Chuck triunfante.

—Oye idiota, no deberías estar contándole esas cosas —le reprocha su compañero, quien por fin a dejado de apuntarme con la pistola.

—Que importa, de todos modos se morirá pronto. —Mientras ambos se enfrascan en su conversación yo intento calmarme y pensar en una forma de escapar—. Bueno, tú vigila al negro mientras el jefe viene, yo tengo que ir a orinar.

—Te dije que no te tomarás esa cerveza, idiota.

Miro por la ventana como Chuck desaparece detrás de un árbol y decido que es el momento de atacar. Nunca he sido un hombre de acción, pero he visto todas y cada una de las películas de misión imposible y eso tiene que servirme de algo.

«No me falles ahora, Tom Cruise»

Me acerco al frente tan silencioso como me es posible, aprovechando la distracción de mi captor, y justo antes de que pueda reaccionar levanto mis manos atadas por encima de su cabeza y las bajo hasta posicionarlas a la altura de su cuello para poder aprisionarlo contra el asiento. Él intenta liberarse de mí al instante, puedo sentir como le empieza a faltar el aire y esto hace que pelee con más fuerza para que lo suelte, pero debo resistir.

Intenta tomar el arma que dejó en la guantera del auto así que, como puedo, logro reclinar el asiento para evitar que la alcance. Ejerzo todo la presión posible y lo veo debilitarse poco a poco hasta quedar inconsciente. Sin pensarlo dos veces abro la puerta y salgo del auto, no sin antes tomar el arma.

Corro por el bosque con las manos atadas y tratando de que la pistola no se me resbale de los dedos. Un movimiento capta mi atención y recuerdo que el otro matón aún está por aquí. Me  detengo para apuntar al maldito, aunque confieso que estoy haciendo mi mayor esfuerzo para no temblar de los nervios.

—¡Maldito desgraciado! ¡¿Cómo demonios te escapaste?!

—¡Dime donde está Jessica o te disparo! —lo amenazo.

—Negro ingenuo ¿Crees que te tengo miedo? —Lanza una risotada sarcástica y empieza a avanzar hacia mí lentamente.

Sé que tengo que tomar una decisión antes de que esté lo suficientemente cerca como para quitarme el arma. Estoy totalmente en contra de esto pero no tengo opción, es él o yo, así que cierro los ojos y aprieto del gatillo. El estruendoso ruido me aturde por un momento, pero logro mantenerme en pie.

Abro los ojos y veo a mi otro captor tirado en el suelo sujetando su pierna ensangrentada y exclamando intensos alaridos de dolor. Tal vez debería sentirme mal por haberlo herido, pero estoy seguro de él estaba dispuesto a matarme, ademas en medio de toda esta confusión solo me importa una cosa, Jessica. Tiro la pistola al suelo y vuelvo a correr por el bosque sin ningún rumbo fijo, atravesando árboles y arbustos, hasta que escucho unas voces y diviso unas sombras.

Decido frenar un poco para no hacer ruido y  acerco despacio hasta que las sombras toman forma humana; entonces los veo claramente, son Jhonatan siendo sometido en el suelo por un sujeto musculoso, Jessica con el miedo dibujado en su rostro y Maloy apuntándola con un arma. Mi mente se nubla ante la visión, una inyección de adrenalina invade cada célula de mi cuerpo impulsándome a correr para detener al miserable que está a punto de matar a la mujer que amo.

Todo pasa tan rápidamente... los gritos, los disparos, el dolor y luego... la nada.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top