CAPÍTULO 3: Mamá hace cosas raras

El camino que Star debía recorrer para llegar hasta la gran mansión Moon desde el instituto era bastante agradable. Sceneville tenía una zona central llena de rascacielos que funcionaba como núcleo financiero de la ciudad. Allí trabajaban personas muy influyentes y en ocasiones se podían ver estrellas del cine o de la música. De día era un lugar ordenado, repleto de energía tensa por todas aquellas personas que iban de aquí para allá cerrando negocios importantes, una colmena de abejas.

Cuando aparecía aquella enorme luna llena, en cambio, el humo se colaba por las alcantarillas que se fundía con los focos de colores rojo y verde de los edificios. Era un lugar oscuro, vestido de una niebla grisácea. Pero a la vez parecía resurgir. Las guitarras eléctricas comenzaban a sonar a un volumen elevado, las personas que ocupaban sus calles estaban vivas y se divertían bajo un aspecto mucho menos sofisticado que bajo la luz del brillante e incesable sol.

Rodeando el centro, se extendía la vegetación infinita que ahora lucía naranja, amarilla y rojiza por el otoño, y un enorme lago; el límite del que comenzaban a divergir caminos más rurales y agradables. Si se pudiese obtener una visión desde el cielo, probablemente la ciudad tendría forma de reloj de agujas bañado por el agua salada del mar tocando las seis, las nueve y las doce.

La casa de Star estaba lejos de la zona central, la mayor parte de los edificios eran casas residenciales rodeadas de preciosos jardines. Apenas se escuchaba el ruido de Sceneville central, y para nada tenía aspecto de ciudad. Además en esa época del año Sceneville, la villa, lucía especialmente bonita: las familias ya habían decorado sus casas, había calabazas en casi todos los porches, olía a canela y vainilla...

La Biblioteca Municipal de Sceneville estaba también de camino a la mansión Moon, Star se sentía como en casa, mejor que en casa, entre las paredes de la biblioteca. Se trataba de un palacio muy antiguo que hacía muchos años atrás había pertenecido a Margareth y Jamie Dankworth. Los Dankworth también eran una familia conocida pero por motivos mucho más siniestros que la familia Moon o la familia Eville o eso pensaba Star. Una noche Margareth y Jamie aparecieron misteriosamente muertos en el salón principal. Lo más extraño es que nunca se supo qué ocurrió realmente aquella noche. Claro que, corrían leyendas y rumores, pero la verdad había quedado oculta después de todo.

Después de caminar unos veinte minutos, finalmente Star llegó a casa. Abrió la verja vestida de enredaderas y entró quitándose el walkman y guardándolo en su mochila. Hanson Moon estaba en el jardín construyendo uno de sus inventos.

—¡Hola papá! —Star esperaba que su padre le preguntara por qué había llegado tan pronto del instituto. Sin embargo, ni siquiera levantó la mirada. Se preguntó por qué aún seguía esperando una reacción cuando nunca antes había llegado.

—¡Star cariño! Perfecto que hayas llegado tan pronto. —Su madre salió efusivamente al escucharle llegar—. Entra, tengo que... contarte... algunas cosas —le dijo mientras volvía a entrar rápidamente.

La chica entró lentamente siguiendo a su madre mientras pensaba qué diantres estaba ocurriendo. No le sorprendía para nada que su madre no le preguntara por qué había llegado pronto del instituto. Lo que sí le parecía un nuevo y gran acontecimiento era que estuviera siendo tan amable con ella, y sobre todo que le prestara aquella atención, que hubiese salido a buscarla y que le llamase... cariño. «Algo muy gordo debía estar ocurriendo», pensó.

—¿Qué ocurre madre?

Esta se había sentado en la larga e imponente mesa del comedor, antigua y roída por el paso del tiempo, y la miraba. La miraba fijamente. Nahama estaba rodeada de cuadernos, papeles, libros, lápices, bolígrafos, escuadras y reglas.

—Siéntate cariño. —Dando unos golpecitos en la silla.

Star se sentó procurando mantener la boca bien cerrada, aunque en su interior sentía la boca abierta y el cuerpo totalmente descompuesto. ¿Habría hecho algo malo?

Entonces se fijó. «¿Se ha maquillado?», se preguntó. Nahama Moon era lo que se consideraba una mujer poco convencional. Vista desde fuera podría parecer una historiadora un poco chalada, pero no lo era. Simplemente era una mujer con demasiadas preocupaciones para seguir la moda. Nunca peinaba su cabello rubio que llevaba en un moño alto y despeluchado, y su rostro, sin una pizca de maquillaje, siempre escondido tras unas grandes y redondas gafas de ver. Una historiadora chalada por fuera, y una mujer con grandes problemas económicos y familiares por dentro. Nada interesante. Nahama no era historiadora de carrera, pero sopesando que los últimos años los había pasado indagando la causa de sus dificultades, podría considerarse como tal.

—Mamá...¿te has... te has maquillado? —preguntó Star absolutamente pasmada.

—Sí, sí. Pero esto no es lo importante Star. —cambiando de tema exaltada—. He descubierto algo... —Star no podía dejar de mirar a su madre fijamente. ¿Se habría vuelto majareta de una vez por todas?—. Algo... —Nahama revolvía todos los papeles sobre la mesa muy nerviosa. Le temblaba el cuerpo entero y era incapaz de encontrar las palabras.

—Arranca ya, madre. Me estás poniendo de los nervios.

—Está bien, ¿qué recuerdas de la bisabuela Belia? —la señora Moon dejó de lado por fin todos los documentos y miró a su hija a los ojos como queriendo entrar en su mente.

—Pues poco. Si se murió cuando yo...

Parecía que Nahama no se hubiera inmutado de la actitud de su hija, y sin perder aparentemente los estribos agarró a Star muy fuerte de la muñeca izquierda, y abrió los ojos hasta parecer platos.

—Qué. Recuerdas.

—Pues no lo sé... ¡Ay! Me haces daño... murió, mamá.

—Es cierto. —le soltó la muñeca, carraspeó y se dispuso a contar lo que había descubierto—. Recuerdas que todas nuestras deudas surgieron a raíz de una algo que hizo tu abuelo... ¿verdad?

—Sí, eso lo recuerdo. Bueno, no lo recuerdo, pero lo sé porque lo habéis hablado muchas veces.

—Star... —y entonces bajó la voz hasta susurrar—. Llevo meses reuniendo documentos, información, fotografías, libros... todo para intentar descubrir qué fue lo que pasó exactamente. ¿Sabes que en realidad nunca supimos lo que pasó? Y hoy, hoy por fin, en uno de los documentos he visto algo realmente...—golpeando uno de los papeles con el dorso de la mano— ¡inquietante!

Star no podía creer lo que estaba escuchando. Ella sabía que su abuelo había llevado a cabo algún mal negocio en el pasado, pero pensaba que había sido algo normal. Un mal trato, no un misterio escondido detrás de viejos papeles y polvorientos libros. No era capaz de articular palabra, así que su madre tomó las riendas de la conversación.

—Parece ser que la bisabuela era propietaria de otra casa...

—¿Q..?

—Sí, estos documentos Star acreditan que la bisabuela Belia tenía otro edificio en Sceneville, pero esto no es lo más raro, sino que no está y nunca estuvo a su nombre.

Star no comprendía del todo tal intriga, pues todos, su madre incluida, sabían que la bisabuela tenía muchísimo dinero, y que por supuesto tendría más de una casa. Además, no le parecía tan raro que no la tuviese a su nombre, quizá para evitar peleas para repartir su vasta herencia. Si no contaba que era suya, no tendría que legarla a sus hijos.

—Necesito que me hagas un favor. —continuó Nahama—. Necesito que vayas a esa casa y averigües cualquier cosa. ¡Lo que sea!

Pero Star seguía totalmente ensimismada pensando en lo alucinante que le parecía todo aquello. No la historia de su abuela, sino el dramatismo y el secretismo de su madre. La situación de verla frente a ella totalmente segura de que hago estaba ocurriendo, maquillada, entusiasmada, cuando en realidad la que tenía un enigma que resolver era ella: averiguar quién era ese chico que le seguía.

—¡Star! —gritó su madre y entonces despertó de su parálisis.

—¿Qué?

—Que necesito que...

—Sí, sí, ya te he escuchado... —interrumpió la joven.

—Entonces, ¿irás?

—Supongo. —encogiéndose de hombros.

—¡Es-tu-pen-do! ¡Ma-ra-vi-llo-so! —exclamó Nahama a un volumen muy alto mirando al techo.

—¿Me das la dirección?

—Oh, no la necesitarás —manifestó su madre con indiferencia volviendo a sus libros y documentos.

—¿Y cómo voy a llegar?

—Es la vieja casa de los Eville, ya sabes... esa que está al fond...

—¡Sé cuál es! ¡No me puedes pedir que vaya allí, mamá!

—No veo el problema.

—No, claro que no —dijo Star planteándose que su madre nunca entendería lo que suponía ir a la casa de los Eville— ¿Por qué no vas tú?

—Ojalá pudiera... pero saben quién soy. Si me ven husmeando...

—Claro, y no tendrán ni idea de quién soy yo —expresó Star con ironía.

—No tienes que acercarte demasiado, ni hablar con nadie si no quieres. Solo pasea por la zona con los ojos bien abiertos. Después me cuentas lo que ves y ya está. Yo mientras tanto seguiré con esto...

Star no quería hacerlo. Sin embargo, seguro que su miedo era una tontería. No podía decirle que no a su madre, pues era la primera vez en años que hablaba con ella abiertamente, como si realmente existiera, como si le importase de verdad.

—¡Lo haré! Pero no pienso acercarme demasiado.

Entonces Nahama, eufórica, se levantó y abrazó con tanta fuerza a su hija que esta casi no podía respirar. La chica quiso responder apretando tan fuerte como ella, pero no pudo. No supo cómo.

Esa noche, aquella chica desgarbada, se quedó apoyada en el alféizar de su irregular ventana, viendo a través de la cortina de su lacio pelo cómo el sol desaparecía, y cómo en su lugar aparecía una enorme y redonda luna que conquistaba el cielo añil.

Paseando por los límites de la arquitectura, se bamboleaba un gato abisinio delgaducho que se rozaba contra la pared de piedra. Star, abrió el pomo de hierro y lo dejó pasar. Quizá debería darle algo de comer. El gato abrió la boca y cazó al viento la primera polilla que apareció ante sus ojos. 


https://youtu.be/Feon_-sGgvc

¡Pues dicho y hecho! Aquí va una nueva parte de esta historia. Ya llegué a las 8000 palabras así que las iré publicando poco a poco a lo largo de estos días antes del 4 de abril.

¿Qué os está pareciendo la continuación? ¿Se pone interesante? Me gustaría leer vuestrxs conjeturas 🥰

Ayer publiqué nueva parte también de El Despertar de las Flores, por si queréis echar un ojo a una historia muy diferente a esta. 


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