CAPÍTULO 18: Se te ha comido la lengua el gato
El plan de Ben estaba saliendo a la perfección. Hacía semanas que Star había vuelto al Brighton Chestnut Valley de Sceneville, con éxito, haciéndose pasar su prima lejana: Allegia Mateo Moon. En realidad, Star no tenía prima lejana alguna, pero no podía volver a su vida anterior utilizando exactamente el mismo nombre. Sería demasiado sospechoso y demasiado absurdo, y emplear el nombre de Mateo, le proporcionaba cierta reparación perversa. Quizá su amigo Charlie se alegrara al conocer la noticia de la resolución de su truncada desaparición, o tal vez, la abrazaría al comprobar que no había muerto —al contrario que Claire y muchos de los otros menores de edad de la ciudad—.
Al principio Charlie no dejaba de mirarla con recelo, pero finalmente, no le quedó más remedio que aceptar que ella no era Star, sino Allegia. A veces, quería contarle la verdad. Quería con todas sus fuerzas, pero eso supondría tener que explicar por qué ahora lucía mucho más musculosa y más alta. Tendría que buscar un motivo para que su color de pelo fuera otro y para que sus ojos brillaran de un modo peculiar. Casi como rayos láser. Y lo más anormal: tendría que buscar una buena explicación para aclarar por qué ahora era la alumna más aventajada de gimnasia, cuando antes no era capaz de poner un pie delante del otro sin tropezar. Algo sí tenían en común Star y su prima Allegia, y era que ambas parecían ser unas apasionadas de la música.
—Bonito walkman, Allegia —le dijo Charlie mientras salía del aula una tarde, después de terminar clase de Química.
—Oh, sí. Gracias —respondió ella levantando el walkman para mostrárselo—. Era... era de mi prima. Lo vi en su habitación y bueno, lo cogí. Pensé que tendría buen gusto...
—Pues... quizá no deberías coger aquello que no es tuyo. —Charlie salió y cerró la puerta tras él con un sonoro golpe.
Star no le culpaba por estar molesto. De hecho, si lo pensaba bien, ella también lo estaba. Estaba furiosa consigo misma y con la situación. Pero sobre todo, consigo misma. Si hubiera escuchado antes a Ben, quizá habría podido salvar a Claire. Quizá habría podido evitar que todo Sceneville presenciara el horrible asesinato de su amiga en el 𝕃𝕆𝕊𝕋 𝔸ℝℂ𝔸𝔻𝔼.
Al escuchar las palabras de Charlie, Ben que normalmente pasaba los días paseando por los alrededores del instituto en su forma garante, se coló por la ventana y tomó su forma humana.
—No es culpa tuya, Star. Sabes lo mal que lo ha tenido que pasar.
—Lo sé —respondió ella dibujando una ligera sonrisa de empatía—. No le culpo. Es solo... que le entiendo demasiado bien. Mírame, Ben... no quiero fingir que soy otra persona... ¿Cuándo se acabará esto? ¿Por qué no puedo decirle a Charlie quién soy?
—Pronto.
—¿Cuándo es pronto? Quiero saber cuál es tu plan maestro secreto...
—Pronto lo sabrás. Te lo prometo. —Star a esto respondió dirigiéndose a la puerta del aula—. ¿A dónde vas? —preguntó Ben.
—A seguir con mi vida... —suspiró poniendo los ojos en blanco al ver la expresión de tristeza de su amigo—. A la clase de Literatura.
—¿Nos vemos luego en las mesas del jardín para ir juntos a casa?
—Como siempre. Te veo allí a las tres en punto.
—Genial —Ben pegó un salto, se transformó de nuevo en gato y salió por la ventana rozando su pelaje contra el marco.
Star entró tarde en el aula A.5 donde se impartía la asignatura de Literatura. Desafortunadamente, esto hizo que toda la clase, que permanecía ya atenta y en silencio, la observara examinándola de arriba a abajo desde sus asientos. El aula estaba a oscuras y el profesor había colocado un televisor justo en la mitad.
—Vamos Allegia, llegas tarde. Siéntate... —dudó mirando buscando un sitio donde la muchacha podía sentarse—. Mira, ahí mismo. —señaló—. Hoy vamos a ver El gran Gatsby de 1974, una adaptación del clásico de F. Scott Fitzgerald.
—¡Pues vaya una clase de literatura! —murmuró Star.
—¿Cómo?
—Nada, nada... —respondió esta tomando asiento, retirando los cascos hacia el cuello y echándose hacia atrás.
La película de Jack Clayton no estaba nada mal. No obstante, Star, agotada por los últimos meses, terminó cayendo en un profundo sueño. La penumbra, el silencio, el cansancio y la voz de Robert Redford no ayudaron a que se mantuviera despierta. Con la mano se sujetaba la cabeza, pero esta le pesaba tanto que al final, directamente, se acomodó sobre la mesa. Por un momento, se notó relajada y tranquila, pero pronto algo comenzó a perturbar su calma.
Su cuerpo reaccionó como si de un sueño se tratase. Le costó unos minutos incorporarse y cuando abrió los ojos, cayó en la cuenta de que el tiempo a su alrededor se había congelado. La clase, los alumnos y el profesor se habían quedado enteramente paralizados en posiciones rarísimas. Vio que, de la misma forma que ella, otros alumnos se habían quedado dormidos. El reloj marcaba la una menos cuarto y el minutero había dejado de avanzar.
Había algo inquietante en la secuencia: la televisión, al revés que el resto de aparatos y personas, seguía funcionado. Las imágenes de El gran Gatsby habían desaparecido, eso era cierto, pero en la negrura sin fin de la pantalla, se sucedían ondas de ruido blanco pixelado que no cesaban de emitir murmullos y escalofriantes crujidos. Interferencias.
Star se levantó y se acercó con curiosidad al aparato. Muy despacio alzó el brazo para tocar la pantalla. Estaba a menos de un centímetro de tocarla cuando una telecarga alcanzó de lleno su cabeza, propulsando su cuerpo hacia atrás y haciéndolo caer al suelo. Una voz intrusiva reptó por su cuello y se coló por sus orejas, ocupando todos sus pensamientos. Una voz terrible. Una voz repulsiva. Una voz fuera del mundo de los humanos.
—Star Moon... Tengo algo que te pertenece. —Las interferencias de la televisión se unificaron generando una imagen nítida. El retrato de su amiga Claire se dibujó en la pantalla—. Hola, Star... ¿Te gusta mi nuevo aspecto? —Claire no tenía globos oculares y su piel estaba incompleta, rasgada y podrida.
Una risa maléfica sustituyó la voz de Claire mientras Star no podía moverse. Estaba completamente en shock.
—Claire... —sollozó.
—¿Se te ha comido la lengua el gato? —la risa horripilante de un hombre salió de la boca de Claire Beau, y de pronto, el cuerpo de esta se evaporó, dejando espacio en la pantalla para una nueva imagen: Michael Eville. En vivo y en directo.
—¿Quién eres?
—Oh... —se burló este—. No sabes quién soy, ¿verdad? —sonrió—. Soy tu peor pesadilla. —Michael Eville levantó un brazo y con el mismo movimiento, un gato abisinio asomó en el cuadriculado monitor del televisor—. ¿Lo quieres? Ya sabes donde puedes encontrarlo. —La pantalla se apagó de golpe y a su alrededor comenzaron a sonar los ruidos de la vida cotidiana, también la película. «Tarta de chocolate, señora», ofreció el camarero en pantalla. «Muchísimas gracias», respondió una señora distinguida con pamela.
—¿Qué hace, señorita Mateo? —preguntó el profesor de Literatura—. Siéntese ahora mismo.
Star levantó sus brillantes ojos azul eléctrico bañados en lágrimas. El miedo se veía reflejado en ellos. Un miedo aterrador. Tenían a Ben. Esto no había terminado. Nada había terminado. No sabía quién era ese apuesto y estremecedor hombre de la pantalla, pero sabía que tenía que ver con Matt Eville. Sabía que había llegado la hora.
—La casa Eville... —murmuró.
—¿Qué?
—¿Lo quieres? Ya sabes donde puedes encontrarlo —repitió Star—. Es la casa Eville. —Entonces, la muchacha salió corriendo por la puerta del aula, dejando atrás el mundo real. El mundo, donde unos alumnos de último curso ven una aburrida película en una aburrida clase de Literatura con un aburrido profesor.
¡Han secuestrado a Ben! ¿Ahora qué? 🐱 ¡Cuéntame! ¿Conseguirá Star salvar a Ben?
≫ ──── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ──── ≪
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top