Capitulo 23.

Capítulo Veintitrés. 

- ¡Kimberly! -una voz la hizo sobresaltarse, dio un largo suspiro y cerro su libreta en donde había estado dibujando y escribiendo, cosas como; <<El amor apesta, en especial si se llama James>> Levanto la mirada para encontrarse con su amiga, Daysi la miraba con una gran sonrisa en su rostro.

-Hola -dijo quedamente.

-Hey ¿sigues mal por lo del perro bastardo? - pregunto la morocha enarcando una ceja con irritación. - vamos, debe ser una broma.

-Uno, su nombre no es perro bastardo -dijo tratando de imitar la voz de su amiga -. Es Ja-mes

- ¡Sigues defendiéndole! -Exclamo mirando al cielo como si pudiera hablar con el mismo Dios - es que eres imposible, chica. -La miro con rabia -Él ya te lo dijo, solo te quiere como una maldita hermana ¡una hermana! Eso suena tan asqueroso hasta cuando yo lo digo ¿Qué patético, no? Es momento de que te lo diga... -hizo una pausa dramática antes de exclamar burlonamente: - Te lo dije. ¡Sabía que esto iba a pasar!

Kimberly se limitó a mirarla, la frustración y la cólera lleno su sangre que estaba hirviendo, pero no dijo nada.

-En fin -prosiguió Daysi con una sonrisita, para ser su mejor amiga era una maldita perra - ¿Iras a la inauguración, verdad? -no era una pregunta, en realidad, era más bien una advertencia.

- ¿Qué inauguración? -pregunto la rubia, ceñuda.

- ¡La inauguración del centro! Dah. -Exclamo la chica con tono obvio - ¿Recuerdas todos los carteles que se había puesto? ¡Habrá fiesta! ¡Una de las grandes! -Aseguro- y quien sabe, tal vez encuentres un chico sexy y te olvides del perro bastar... digo, de James.

Kimberly abrió la boca para llenar sus pulmones de aire y luego soltarlo, alzo una ceja pensativa, hace unos segundos iba a negarse, pero ahora, pensándolo bien, debía tener su mente ocupada en algo que no sea James - al menos un segundo del día -.

-Iré, pero solo si prometes no ponerte pesada con los chicos -concluyo rodando los ojos.

La morocha sonrió y dio pequeñas palmaditas al aire.

- ¡Sera genial! -Prometió- Y lo mejor de todo... ¡Habrá comida gratis!

***

- ¿Qué inauguración? -pregunto Melanie con el ceño ligeramente encogido-.

James cogió la soga de Prada, y la enlazo en un gancho que se encontraba en la puerta de su establo.

- ¿Hace falta que la tengas amarrada? -pregunto nuevamente la castaña.

-Antes no, pero estos días ha actuado muy rara -acaricio el hocico del animal, este se apartó bruscamente. James hizo una mueca - no está actuando como siempre, está más... más tosca y testadura. Como tú -concluyo mirando a Melanie, esta frunció aún más el ceño. James le sonrió dulcemente.

-Es una celebración -respondió James a la anterior pregunta de la joven - tu sabes, para festejar el nuevo centro que se ha abierto o algo así -se encogió de hombros- tengo que ir aunque no quiera, mi madre es una de las encargadas de preparar todo eso de la fiesta que se hará -otro encogimiento de hombros- estuvo maniática por más de un mes planeando todo, tendré que ir a ayudarla, pero si termino rápido estoy libre -sonrió- y seria... sería divertido que estuvieras ahí.

Melanie le sonrió y alzo una ceja.

- ¿Estas invitándome a salir?

-Algo así.

La castaña creo un ligero puchero.

-Me encantaría ir...-comenzó a decir, esa respuesta tenía un ligero toque de <<Pero>>

- ¿Pero?

-Tengo otros planes -dijo y se encogió a modo de disculpa.

James enarco la ceja derecha, con curiosidad. De hecho, la castaña si tenía planes, esa noche, se quedaría sentada en un rincón de la sala, al lado del teléfono, mordisqueando sus uñas con nerviosismo esperando que la llame su padre ¡Iba a hablar con él! Quería decirle tantas cosas y a la vez nada, quería escuchar su voz, necesitaba saber cómo estaba, simplemente necesitaba hablar con él.

- ¿Entonces me dejaras plantado? ¿Estaré solo? -Exclamo James colocando una mano en su corazón y fingiendo dolor - ¿Qué se supone que hare? ¡No puedo vivir sin ti!

-Demasiado dramático, deberías seguir practicando.

-Lo dice la reina del drama, lo tendré en cuenta.

- ¿Qué sucederá cuando me vaya? ¿Podrás sobrevivir? -pregunto burlona.

De repente los ojos del joven ya no reflejaban humor, sino más bien tristeza, una tristeza verdadera y aunque él lo negara una y otra vez, un miedo se posiciono en su estómago; miedo, miedo de que ella se marche, porque sabía que lo haría, miedo a que las palabras de Kimberly se hagan verdad <<¿Qué sucederá cuando se vaya? ¿Crees que te recordara?>> tenía miedo de que Melanie se marchara sin antes saber cuánto significaba para James, miedo y punto. Se preguntó como una chica que creyó - y a veces podría ser - mimada, consentida, caprichosa y todos los sustantivos de la palabra, al mismo tiempo ser; hermosa, cariñosa, dulce... en la manera que ella solo sabia serlo.

Se preguntó cómo una persona se puede encariñar tan rápido con otra, como puede cambiar de opinión rápidamente cuando la conoce de verdad, como uno se puede enamorar tan rápido. Al final en el mundo todo pasaba en segundos.

Y estar enamorado tenía sus desventajas, dejar ir a la persona que quieres es una de ellas.

-No sé qué hare cuando te vayas -admitió el joven- pero ten en cuenta que no será fácil no extrañar tus lloriqueos.

James se acercó a paso lento, con cierto nerviosismo al caminar, necesitaba besarla, ahora. Quedo frente a frente con la chica que aunque él no lo admitiera, sabía que le había robado el corazón.

No dijo nada, solo se limitó a mirarla, después de todo el amor se basa en acciones y una palabra a veces ya estaba de más.

Con el dedo índice alzo la barbilla de la joven, contemplo sus ojos grises.

<<Desde el momento en el que te conocí, todo cambio. Sabía que tenía que tenerte sea cual sea el dolor...>>

Se acercó aún más y rozo sus labios con los de ella.

<<Caminaría por el desierto, caminaría por el altar, nadaría todos los océanos solo para ver tu sonrisa. Lo que sea necesario, está bien. >>

Unió sus labios lentamente, saboreando del momento, el beso se fue habiendo más profundo y dulce, le mordió ligeramente el labio inferior, ella sonrió entre beso y fue de las más hermosas sonrisas que él haya visto, una de esas sonrisas que solo duran un segundo pero te aceleran el corazón por varios minutos. Se separó de ella cuando empezó a necesitarle aire.

-Melanie -susurro -yo...

La joven le sonrió.

-Lo sé, James, lo sé, eres un perdedor, no te resististe a mis encantos.

El vaquero sonrió.

-Eres una engreída, es una de las cosas que amo de ti.

***

La rubia lo miro unos segundos, ahí estaba James, en todo su esplendor. Su camisa se ajustaba a su cuerpo, haciendo que se vea más delicioso aun, sus jeans eran negros y ¡dios! ¿Se podía tener ese trasero...?

-HEY -la voz de Daysi la hizo parpadear -deja de ver a James, prácticamente lo estas violando a distancia, ¿porque ere tan masoquista?

Kimberly se mordió el labio inferior, la verdad ella no acostumbraba a mirarlo de esa manera tan insinuante, y mucho menos después de la conversación que habían tenido, pero después de más de tres latas de cerveza, uno no está en todos sus cabales, por lo menos ella no.

-Es tan sexy -exclamo arrastrando las palabras.

Daysi olfateo el ambiente.

- ¿Estuviste bebiendo?

La rubia rio enérgicamente y negó con la cabeza, burlona.

-Eso responde a mi pregunta.

-Iré a hablar con él. -dijo de repente la rubia y empezó a caminar a paso decidido hacia el delicioso muchacho, pero una mano la cogió del codo.

-Estas ebria y loca, de seguro mañana te arrepientes de esto.

Kimberly la fulmino y levanto el dedo índice y lo coloco en los labios de Daysi.

-Shh... yo sé lo que hare.

- ¿Enserio?

-No -negó con la cabeza y luego rio -no tengo ni puta idea.

-Kimberly...-le suplico su amiga - vamos a buscar a alguien que esté en peores condiciones que tú, ¿quieres?

La rubia no dijo nada y movió el brazo con brusquedad para liberarse del agarre de su amiga. Y empezó a caminar con los zapatos de diez centímetros que llevaba ¡vamos! Para ser una simple joven de Tennessee tenía su estilo.

-Que hay, James -susurro en el oído del muchacho, este se sobresaltó y se dio la vuelta para mirarla.

- ¿Kim? -Pregunto con duda-.

-Te acuerdas de mi nombre.

James apretó los labios y suspiro.

-Enserio quiero hablar contigo, lo que sucedió... lo que sucedió no debió suceder, lo que quiero decir es que, nuestra amistad vale más que nuestro orgullo.

Kimberly alzo una ceja, ¿de qué mierda hablaba este? No tenía idea, lo único que llamo su atención fueron sus labios, inconscientemente se relamió los suyos.

-Ajá. -Murmuro la rubia sin saber exactamente lo que respondía - ¿quieres bailar? -pregunto acercándose aún más al muchacho.

-Entonces... ¿me perdonaras y olvidaremos todo lo que nos dijimos?

- ¿Qué tal si empezamos desde el comienzo? -pregunto en susurro.

James iba a sonreír pero percibió que algo estaba mal.

- ¿Estas...estas ebria? -pregunto, agrandando los ojos.

Kimberly sonrió y antes de que el joven pudiera agregar algo más, unió sus labios en un beso feroz, y con una mano apretó el trasero de James. Este reacciono rápidamente y la aparto.

- ¿Pero qué...? -pregunto alarmado y horrorizado.

La rubia sonrió son satisfacción y miro hacia su costado. Ahí se encontraba Melanie, con los ojos como platos y nublados por las lágrimas que amenazan por salir, había visto desde el beso hasta... lo del trasero, después de esto necesitaría terapia y más chocolate. Miro a James, este no se había percatado de su presencia, hasta ahora.

El joven miro a Melanie, desesperado. ¿Ella había visto todo? ¡Por supuesto que lo había hecho! ¿Por qué otro motivo tendría los ojos llorosos? James miro a Kimberly, esta seguía sonriendo victoriosa.

-Esta vez te pasaste -dijo James en un susurro mortal - de verdad que te pasaste.

Melanie echo a correr, de nuevo la necesidad de estar sola y llorar la hizo sentirse asfixiada.

- ¡Melanie! -James llego a su lado en minuto y la cogió del brazo. -No es lo que parece -le dijo desesperado.

La castaña se trató de zafarse del agarre del vaquero, pero era inútil, él era mucho más fuerte.

- ¿Qué es lo que no parece? -Exclamo ella, furiosa- te toco el condenado trasero, James. ¿Qué es lo que no parece? -volvió a repetir.

Él se acercó, dispuesto a soltarle todo lo que sentía y luego besarla. Pero ella se adelantó y lo empujo, este se tambaleo.

-Aléjate, James. Déjame sola, no quiero verte.

James sintió como algo se rompía dentro de él, tal vez era su corazón. No podía dejar que esto pasara, no ahora.

-Melanie -murmuro - de verdad... yo.... -se acercó a ella, pero Melanie dio un paso atrás. James entorno los ojos -Por favor, déjame explicarte...

-Tengo que irme -menciono- mi madre vendrá por mí una semana antes de lo planeado, nos mudaremos de Nueva York, encontró una casa en Nueva Yersi, supongo que tal vez te interesaría saberlo, ya no importa nada de esto -dijo- yo me iré, tú y yo nunca fuimos nada, no me tienes que explicar cosas que no necesitan ser aclaradas -mintió.

James trago saliva, sintió un nudo en la garganta. Definitivamente su corazón estaba destrozado, observo a Melanie dar media vuelta y alejarse con los hombros encuadrados y la barbilla alzada. Trato de gritarle, de decirle que volviera, de decirle que estaba enamorado de ella, de suplicarle que arreglen las cosas porque si no lo hacían, él no sería el mismo, pero sabía, él sabía que si habría la boca lo único que iba a salir de esta, era un sollozo estrangulado.

Ven, vuelve. Le suplico en su mente. Te quiero...

-------♥

Vale, comenten que les pareció. ¿Kimberly fue o no perra? Yo creo que se pasó un pocito... ¿Y Melanie? ¡Se ira en una semana antes! Ah. James está enamorado :'D si les gusto... ¡estrellita!

Besos, hasta el próximo capítulo.

Se despide la que quiere tocar el trasero de Louis Tommo Tomlinson *-*

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