Capitulo 22.
— ¿Cita típica americana? —pregunto James, claramente desconcertado. La lluvia seguía de fondo, ahora más tranquila que antes. Los dos se encontraban en el sillón charlando y jugando cartas que la castaña había encontrado en su habitación.
Melanie coloco una carta más en el montón y levanto la mirada para observar al joven que la mirada con el entrecejo fruncido, ella le sonrió y asintió con la cabeza variadas veces.
— ¿No sabes lo que es una típica cita americana? —pregunto, ahora ella era la que fruncía el ceño.
James negó con la cabeza y cogió una carta del montón y lo llevo al manojo que tenía en sus manos.
—Me suena a una pizza, ya sabes, cuando vas y le pides, quiero la típica cita americana con doble queso, tú me entiendes.
Melanie negó con diversión. Y observo como el joven cogía otra carta.
—Hey —lo reprocho— no seas un tramposo.
—No estoy haciendo trampa, tú eres una mala perdedora, eso es todo.
—Yo no soy una mala perdedora, y una típica cita americana no es una pizza. —Aclaro la joven y levanto el dedo índice — una típica cita americana es lo que un americano de verdad hace en las citas.
— ¿Tienen sexo? —pregunto el chico alzando una ceja.
Melanie enrojeció y lo miro asqueada.
— ¡No seas vulgar! —lo regaño —.
— ¿Qué? —pregunto James encogiéndose de hombros — Solo dije sexo.
—Pues ya no lo digas.
—Sexo.
—James…—advirtió la castaña.
—Se-xo.
—Bueno, entendí tu punto, ya cállate.
—Ya, ya…solo una vez más, ¡SEXO! —exclamo haciendo que la joven se sobresalte.
Oyó un jadeo de exclamación detrás de él, cerró los ojos rezando porque no sea la persona que él cree que es, abrió los ojos nuevamente y con la espalda tensa giro su rostro para mirar por sobre su hombro.
La Sra. Straw lo miraba, perpleja y a la vez algo enojada. No, él no podía haber dicho sexo enfrente de ella, sin embargo, lo hizo, y ella no parecía nada contenta al escuchar la palabra.
El joven sintió su cara arder, sonrió con esa nueva sonrisa tensa en su rostro que al parecer siempre formaba cuando estaba cerca de la Sra. Straw.
—Hola Sra. Straw —murmuro nervioso — yo…mmm…
—Estábamos jugando a las cartas—ayudo Melanie, que sonaba tranquila, para nada el puñado de nervios que era James en ese momento.
La abuela asintió y dirigió una mirada al joven que seguía enrojecido, y sonrió dulcemente como ella siempre hacia.
—Bien —exclamo como si nada — yo iré a la cocina, ¿Tienen hambre?
—Me muero de hambre —comento la castaña, que a pesar de que hace unas dos horas había comido tarta de chocolate su hambre había vuelto.
La abuela asintió y miro a James.
— ¿Y tú James? ¿Tienes hambre?
El joven negó con la cabeza, ya menos tenso.
—No, estoy bien, de hecho yo ya me iba.
—El también tiene hambre —le dijo Melanie a su abuela —solo que es muy tímido.
La abuela sonrió ampliamente y se dirigió a la cocina.
—De hecho, no tengo hambre. —dijo en un murmullo.
—Ahora lo tienes, escucha, ¿ya sabes lo que es una típica cita americana? Para aclarar no es una pizza.
James sonrió.
—Una cita americana está basada en tres pasos, Uno, películas ¿Qué es más romántico que una película? Tal vez crepúsculo ¡amo crepúsculo! Y Edward es tan sexy…
James dejo de sonreír y levanto una ceja.
—Bien, como decía, —prosiguió la joven— Dos, palomitas ¿Quién no ama las palomitas? Tres y ultimo pero no menos importante, es más un consejo, jamás beses en las primeras citas, creeré que estas desesperado.
—Ahora me suena que lo quitaste de alguna revista.
—Tal vez, entonces ya sabes, eso es una perfecta cita.
—Película, palomitas y no besar en la primera, eso deberías decirte a ti misma, York. No intentes besarme en la primera cita, creeré que estas desesperada.
La joven alzo una ceja, incrédula. ¿Qué se creía James? ¿El ser más irresistible del mundo? Tal vez lo era pero, no tenía que ser tan inmodesto.
— ¿Apuestas? —pregunto la chica alzando la barbilla en forma de desafío.
James sonrió, vanidosamente.
— ¿Qué tienes para mí?
—Tú no me besaras en una semana entera, si pierdes, tendrás que ser mi esclavo personal y hacer lo que yo quiera, eso incluye lamer el establo si yo te lo ordeno.
El joven parpadeo.
— ¿Y tú? —Pregunto— ¿Qué pasa si tu caes a mis pies, eh?
—Hare lo que ordenes, cosa que no pasara ya que perdederas.
— ¿Estas tan convencida de eso?
Melanie asintió orgullosa.
—Oh sip.
—Trato hecho —James se inclinó a centímetros de los labios de la castaña, y con el dedo índice acaricio su mejilla dulcemente.
—Eso es trampa —le reprocho Melanie con la respiración pesada —lo primero que harás cuando seas mi esclavo será lamer mis zapatos y luego el establo.
—Eres una mala perdedora —repitió el chico burlón.
La castaña alzo el dedo índice y lo alejo de un empujón.
—No estés tan seguro.
***
Melanie se despertó al día siguiente con un dolor de cabeza insufrible, la pierna que creía que ya no le dolía empezó a arder y no tenía ganas de levantarse, quería quedarse en cama por más tiempo, dormir, solo eso quería.
—Melanie ¿Te sientes bien? —Pregunto su abuela — ¿Segura que quieres ir hoy a la granja o prefieres quedarte aquí?
La joven medito unos segundos, aunque tenía ganas de ver a James, el dolor de cabeza era más fuerte, así que decidió quedarse en cama, a dormir plácidamente solo una horas más.
***
El sonido del teléfono la hizo sobresaltarse, con un gruñido de malestar levanto la mano y alcanzo el auricular que estaba en la mesita de luz, aun en el mundo de los sueños logro murmurar un frustrado << ¿Qué?>>
—Vaya, ¿en Nueva York acostumbran a gruñir cuando contestan?
— ¿Qué sucede, James? —pregunto somnolienta.
— ¿Lista para la mejor cita de tu vida?
— ¿Qué? —La joven se levantó de un salto de la cama, su pierna dolió en protesta, miro el pequeño reloj antiguo que se encontraba en la mesita de luz — ¿Son las ocho de la noche? —pregunto incrédula, eso era imposible, no podía haber dormido toda un día, se preguntó si se había desmayado.
—De hecho son las ocho y media, sin embargo, si ya estas listas yo…
—James —murmuro la joven — acabo de levantarme.
La sinceridad ante todo.
***
Tres golpeteos de su puerta la hicieron dar un pequeño salto en la cama, levanto la mirada hacia la puerta.
— ¿Pase?
James entro con preocupación, llevaba una caja cuadrada en las manos.
— ¿Estas resfriada de nuevo? —pregunto desconcertado y se sentó en una silla que estaba a lado de la puerta.
—No exactamente, los siento, enrealidad estaba entusiasmada por la cita...
—Descuida —se apresuró a decir el muchacho — igual tendremos la tan esperada cita que quieres.
Melanie frunció el ceño.
—Traje pizza —explico James levantando la caja — no hay película, pero estoy seguro que encontraremos algún juego de mesa. —dijo encogiéndose de hombros.
La castaña sonrió ampliamente. Tal vez no sea una de esas típicas citas la que iba tener esa noche, pero con el hecho de disfrutar la compañía del vaquero, ya era especial y perfecta para ella, se preguntó si James solo le gustaba, o sentía algo más allá de eso, tal vez se empezaba a enamorar, aunque ella no quería, porque se iría en una semana y seis días exactamente. Algo le dijo que decirle adiós sería difícil, y algo doloroso.
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Vale, este capítulo hasta a mí me aburrió xD, sin embargo si mis cálculos no me fallan (espero que sí) en unos capítulos más mi historia termina, Aunque aún falta mucho por saber, si alguna de ustedes extraña a Kimberly (alguna debió preguntarse dónde mierda se metió), no os preocupéis ella volverá, y más perra que nunca. Si les gusto ¡Estrellita!
¿Se han preguntado alguna vez como se llama la Sra. Straw? Ja Ja es que siempre le dicen La abuela, no por su nombre. LOL
¡¡Comenten!! Si lo hacen James ira y las violara, ok no.
Se despide, la futura vieja solterona con siete gatos :'D ♥
Amor y Paz, bitches♥♥
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