Capitulo 20.

Capitulo  Veinte.   

La rubia sonrió, James la quería, esto era como un sueño.

— ¿De-de verdad? —pregunto con los ojos tan grandes que podían salir de sus cuencas, una felicidad tan grande estallo en su pecho.

—Sí, yo te quiero, pero no de la misma forma que tú lo haces, Kim… yo no…, la cuestión es que, eres importante para mí, de verdad, pero… eres como mi hermana, eres una hermana a la que quiero mucho, no quiero que eso se pierda…además yo creo que… me estoy enamorando de otra chica…y —La miro tratando de no darse cuenta de las lágrimas que caían por la mejillas de la rubia en ese momento — Kimberly, eres una gran, hablo de gran chica, eres genial y graciosa, de verdad, te mereces a alguien que realmente te quiera, alguien que cuando te vea sepa cuánto vales, pero debes saber que yo no soy esa persona…lo siento.

La rubia abrió la boca como tratando de decir algo, pero lo único que salió de ella fue un sollozo entrecortado.

— ¿Es por ella, verdad? —pregunto apretando los puños.

James frunció el ceño, y negó con la cabeza.

—No…Kimberly, escucha, yo no quiero que nuestra amistad se arruine… de verdad.

— ¡No lo entiendes! —Rugió la rubia— ¡Yo te amo! ¿Ella? Dime James… ¿ella te ama por lo menos? ¡No! ¿Por qué sabes qué? Para ella eres solo un chico más… un chico más que se enamoró tontamente de ella y dime, ¿Qué pasara cuando se vaya? ¿Crees que te recordara? —La risa sin un rastro de humor salió de la garganta de la rubia— Claro que no, estará feliz de largarse de aquí, sabes que lo estará. Luego ¿Qué harás? ¿Te deprimirás porque jamás te llamo de nuevo? No lo hagas, tú vales mucho más para estar con alguien como ella, ¿sabes algo? Tú si eres esa persona, ella solo vino con su cara linda y lo arruino todo, por favor  no dejes que te consuma de esa manera.

—No sabes lo que estas diciendo —James apretó los labios — se lo que sientes en este momento, y lo siento ¿sí? No puedo hacer nada, eres mi amiga, no quiero que eso cambie, y… ¿Melanie? ¿Qué tiene que ver ella en todo esto? Tal vez ella se olvide de mí, tal vez esto solo le parecerá un juego…pero es mi problema —suspiro— no la tuya.

— ¿Eres mi amigo? ¡Bien,  como amigos como tu prefiero no tenerlos! —rugió Kimberly, cuadro los hombros y antes de salir de ahí, exclamo: — Cuando pase lo que te dije, y sé que pasara, tu y yo ya no seres amigos.

—Kim… —murmuro el vaquero, apretando los puños —por favor, ¿enserio quieres esto? ¿Toda nuestra amistad por, por nada?

— ¡Son mis sentimientos! —Escupió la rubia — y al parecer a ti te importa igual que la mierda.

—No lo hagas —suplico por última vez— podemos olvidar que esto paso… —James callo de golpe, ¿Qué más podía decir?

—Púdrete Western —exclamo Daysi que estaba viendo todo la escena desde el comienzo —Kim…déjalo al perro bastardo y vámonos, no vale la pena.

James suspiro y observo como la rubia lo miraba, con los ojos lastimados y rotos.

—Los siento —murmuro de nuevo — de verdad, lo siento.

                                                    ***

Las lágrimas caían, caían y no se detenían, ¿Qué hora era? No lo sabía… Después de todo lo ocurrido había llamado a su madre y le había atacado con muchas preguntas y lo único que esta le respondió fue <<Lo siento>> y luego había echado a llorar, las dos tumbadas escuchando el llanto de la otra.

¿Cómo había pasado? ¿Cómo no lo había visto antes? ¡Sus padres se amaban! Al menos eso creía, creía.

La abuela se había acostado temprano, por suerte. El estómago de Melanie rugía y no dejaba de llorar. Rocki la observaba curioso, mientras ella seguía llorando acurrucada en el sofá.

“Uno es valiente cuando, sabiendo que la batalla está perdida de antemano, lo intenta a pesar de todo."

No, no quería que sus padres se separaran, ellos estaban bien juntos ¿Por qué cuando las cosas estaban bien, toda marchaba excelente venia alguna mierda y lo arruinaba? De nuevo el deseo de volver a Nueva York la comprimió, quería que todo volviera a la normalidad, y si eso implicaba no conocer a James, pues que así sea.

Escucho tres golpees que venían en la puerta principal, hizo caso omiso a la llamada y siguió llorando, tocaron la puerta nuevamente y tras un bufido de frustración, Melanie levanto la mirada.

<< ¿Por qué me molestan cuando estoy tratando de deprimirme? ¡Ash!>>

Se levantó perezosamente del sofá, y con la cara larga, cojeando, camino hasta la puerta.

<< ¿Se puede estar más miserable en estos momentos? ¡No lo creo!>>

Giro la perilla lentamente y abrió la puerta, se preguntó cómo reaccionaría la persona que estuviera del otro lado, al ver a una muchacha —que al usar delineador y llorar amargamente— se había trasformado en Súper Mapache.

James se encontraba parado en la puerta, aun deprimida Melanie no pudo evitar mirarlo y pensar en lo sensual que era, tal vez si no estuviera en esas condiciones lo violaría, pero no era el momento, Súper Mapache no tenía ganas de nada.

El preocupado entrecejo de James se frunció y abrió la boca para decir algo pero Súper Mapache alias Melanie lo corto:

 —Si no traes chocolate puedes marcharte —dijo cortantemente y antes de que pudiera agregar una estupidez  más, James ya la tenía en sus brazos, rodeándola con su calor y olor embriagador.

— ¿Qué sucedió? —Pregunto— ¿creíste que te dejaría  plantada y por eso estuviste llorando?

 La castaña frunció el ceño, y lo aparto.

—Eres un  maldito vanidoso, yo no lloro por ti, imbécil.

—Hey, tranquila vaquera ¿Por qué tanta  violencia?

Y de repente la castaña —voluntariamente— se derrumbó en los brazos del joven, y lloro en su pecho.

—Pequeña… ¿Qué ocurre? —Se quiso golpear a sí mismo, le había llamado <<Pequeña>> sabiendo cómo era Melanie —que por alguna razón que él no comprendía—odiaba que la llamaran pequeña, pero esta vez no mando al infierno a James, solo lloro, derrumbada.

—Yo…yo—empezó a decir Melanie— me he convertido en Súper Mapache.

                                                              ***

— ¿Chocolate? ¿De verdad es lo único que te anima? —pregunto el joven mientras acariciaba el cabello de la castaña que descansaba  en su pecho.

—A menos que tengas vainilla, sí. —murmuro su voz salió ronca, había llorado por media hora, sus ojos estaban más hinchados que nunca y le dolía el pecho, le había contado todo a James y él fue muy comprensivo, la abrazo dulcemente mientras le susurraba palabras de consuelo.

—Pues…—el joven sonrió —… ¿y si te beso? ¿Eso te animara?

Melanie sonrió, —solo un poco— y suspiro.

—Gracias, de nuevo, por ser comprensivo.

—Melanie…ya te lo dije, preocuparme por ti es inevitable. Sé que estas destrozada por lo de tus padres, pero la vida sigue a pesar de todo, debes seguir, porque ella seguirá sin ti, y…esto te duele ahora, pero todo estará bien, te lo prometo, además ellos te aman, eso jamás cambiara. Y si quieres consuelo, eres bienvenida a llorar en mis brazos cuando quieras, lo sabes. Sé que esto es demasiado pronto, incluso te parece tonto —hasta cursi— pero, eres importante para mí, y no quiero que estés así.

La castaña lo abrazo más fuerte, y acuno su rostro en el cuello de James, cerró los ojos  y deseo quedarse ahí, con James, y olvidar todo.

—En dos semanas me iré, ya sabes a Nueva York, y te extrañare, de verdad que lo hare.

James trago saliva e ignoro la punzada de dolor en su pecho, ella se iría, y todo acabaría, en dos semanas.

¿Qué pasara cuando se vaya? ¿Crees que te recordara?

 Si, él se encargaría de que ella lo recordara, se encargaría de que esas dos semanas sean buenas, sin peleas, sin llantos, solo besos y sonrisas. Por lo menos hasta el día que le tenga que decir <<Adiós>>.

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