Capitulo 18.

Capitulo Diesiocho

—Melanie, escúchame, por favor despierta, por favor… —la voz masculina se oía lejana, pudo reconocerla tan rápido como la había escuchado. James gemía desesperado, ¿Qué ocurría?

Trato de abrir los ojos, pero se sentían pesados, simplemente no se sentían y punto. Su cuerpo era como un peso muerto, su cabeza era un lio, el dolor fue inundándole nuevamente el cuerpo, un pequeño quejido salió de sus labios.

— ¿Melanie? —La voz de James empezó a estar más cerca de ella —Melanie…—La voz era más cercana.

Sintió una respiración en la nuca, eso la hizo estremecerse. Cuando pudo abrir sus parpados lentamente, lo primero que vio fue a un James con el ceño preocupado y los ojos azul marino agrandados. Su cara estaba muy cerca, eso la hizo sentir más confundida.

¿En dónde estaba? Sintió una fuerte punzada  de dolor, otro gemido salió de sus labios.

—Melanie, oye, trata de no moverte ¿Bien? —Menciono James con cierta preocupación en la voz—.

Aun metida en un profundo dolor, aun medio muerta, la castaña chillo:

— ¿Cómo quieres que me mueva? ¡No siento mi trasero! —gimió de nuevo.

La risita del vaquero fue ligera y ronca.

—Aun en estas situaciones tú lloriqueas. —murmuro suavemente en el oído de la joven.

—Me duele mi pierna —se quejó la castaña, arrugando la nariz.

—Si…esto…estarás bien, no te preocupes.

— ¿Qué sucedió? Quiero decir, después de que me desmayara.

—Bueno, básicamente, te traje rápidamente aquí, Paul sabe primero auxilios, él te ayudo con tu pierna, dijo que te la has lesionado, pero estarás bien. Estuve muy preocupado. —admitió James, levanto una mano y con el dedo índice empezó a acariciar la mejilla de Melanie, esta que hasta el momento estaba con los ojos cerrados y arrugando la nariz, se estremeció por el inesperado toque del muchacho.

Abrió sus ojos y lo miro, James la miraba con una sonrisa ladeada mientras la seguía acariciando dulcemente.

Rezo porque él no se diera cuenta de su reacción por el toque, trato de tranquilizarse, pero su corazón —a pesar de que la pierna le dolía como el infierno—  bombeaba rápidamente, soltó aire entrecortado.

—Gracias —dijo de repente— gracias, por preocuparte.

El joven frunció el ceño.

—No tienes que decir <<gracias>>, supongo que preocuparme por ti fue algo natural, no algo que yo debía hacer, es inevitable.

Melanie trago saliva, un fantasma de sonrisas se dibujó en sus labios. Cerró los ojos nuevamente y sintió la caricia de James, hasta que se detuvo en el labio inferior, y se quedó por un rato ahí,  la respiración de la castaña fue más profunda.

Luego pudo sentir los labios de James en su mejilla, luego en su barbilla hasta llegar a sus labios y depositar un tierno beso.

— ¿Melanie? —Murmuro el joven, ella abrió los ojos para encontrarse con los claros de James — ¿Tú…tú…—el joven trago saliva y luego continúo: —…quisieras salir conmigo?

La castaña parpadeó, sorprendida.

—Si no quieres, no importa —se apresuró a decir James algo incómodo por el silencio que la joven regalaba, se apartó un poco de ella para ver su reacción.

—Yo…—empezó a decir Melanie, pero ¿Qué iba a decir? ¿Aceptaba?

<<Serias una tonta, si no aceptas>> le grito su mente. Se iría en dos semanas, todo terminaría. Si aceptaba, esto podía llegar hacerle daño, ella no quería sufrir mal de amores, ya no más.

—Este…—tartamudeo de nuevo, tenía que decirle que no, no porque no quería, el hecho era que…no podía y punto. —Me encantaría salir contigo —soltó al fin, se golpeó mentalmente.

James sonrió de oreja a oreja y se acercó a ella para depositarle otro beso, cuando alguien carraspeo detrás de ellos. El vaquero se separó de un salto.

El viejo Paul los miraba, curioso. Con una canosa ceja lazada.

— ¿Cómo estas, niña? —pregunto el viejo Paul, su voz sonaba áspera.

Melanie se sonrojo.

—Bien, —comento frunciendo el ceño, se había olvidado que le dolía la pierna—si estoy bien, gracias.

Paul asintió y miro a James, este miraba al viejo, algo avergonzado.

—Llévala a casa, James. Necesita reposar esa pierna.

El joven asintió, y observo como Paul se daba media vuelta y se retira para dejarlos nuevamente solos.

—Vamos a casa, York. —dijo  y se acercó, coloco sus manos en la espalda y la cintura baja de la castaña. Melanie frunció el ceño, confundida.

— ¿Qué-que haces?

—Cargándote, a menos que quieras caminar —ironizo con una sonrisa ladeada.

Ella arrugo la nariz.

—No tenías que decirlo de esa forma —menciono blanqueando los ojos.

                                                             ***

—Melanie, ¿alguna vez vas a dejar de meterte en problemas? —exclamo la abuela, frunciendo el ceño.

James deposito a la joven en el más grande sofá de la sala, para que esta pudiera colocar cómodamente su pierna lesionada.

—No es culpa de Melanie, Sra. Straw —admitió el muchacho rascándose nerviosamente la nuca — fue mía, lo lamento.

Melanie arrugo el entrecejo y miro a James confundida, este solo se encogió de hombros en forma de disculpa.

—Bien…—suspiro la abuela—supongo que los accidentes pasan, ahora Melanie…—miro a la castaña—debes descansar.

La castaña asintió. La abuela miro a James con una ceja alzada.

—Bueno, este, supongo que te veré después —exclamo el joven, nervioso por la mirada de la abuela, está a sintió en forma de afirmación y salió de la puerta para dirigirse a la cocina.

 —No, quédate —exclamo repentinamente Melanie.

<<Tonta. Tonta. Tonta>> le reprocho una voz en su cabeza.

—Creo que debería irme, tengo que ir a buscar a Prada, es malo que reaccione de esa manera, vendré de nuevo, claro si quieres.

Melanie asintió con los ojos bien abiertos.

De nuevo, James no sabía cómo despedirse ¿La besaba? ¿Solo…se largaba? Se acercó a ella con paso dudoso, y deposito un  beso en la suave mejilla de la castaña.

— ¿A las siete? —murmuro la joven.

—Es una cita.

James sonrió, levanto la mano y aparto un mechón de la cara de Melanie.

—Me gustas el fleco, pero cuando tu cara esta despejada puedo ver aún más tus hermosos ojos.

                                                           ***

— ¿Para quién las flores, James? —la voz femenina hizo saltar al muchacho, se dio media vuelta para encontrarse con la persona que le había hablado.

—Oh, hola Daysi —exclamo el joven—me encantaría charlar contigo, pero llego tarde.

— ¿A dónde vas?

—Tengo una cita. —James se  encogió de hombros como si eso fuera algo normal de decir para él.

Daysi alzo las cejas, sorprendida.

— ¿Una-una cita? Esto…no quiero parecer habladora pero ¿Con quién?

 James trago saliva, mientras se tambaleaba empezándose a impacientar, ya eran las siete menos diez, estaba llegando tarde a su —esperada—cita.

—Mmm, se llama Melanie, y tenía que estar ahí para las siete, pero estoy llegando tarde, como ya te dije.

—Sí, claro…pero antes… te tengo que mostrar algo. —exclamo la morocha, empezando a jalar del brazo a James.

Entraron a la puerta principal de la cafetería, Kimberly se encontraba ahí escribiendo algo en una libreta, cuando escucho la puerta abrirse y ver a James, paro de escribir, bajo su mirada hacia la rosa que tenía en las manos y su corazón bombeo más rápido.

— ¡Ja-james! —Exclamo— Ho-hola.

El joven asintió en forma de saludo y miro a Daysi algo confundido.

—Quédate aquí un momento ¿Si? —murmuro para que solo el escuchara.

Al recibir un asentimiento de parte del vaquero, se dio media vuelta y se acercó a Kimberly.

— ¿Podemos hablar un minuto? —siseo entre dientes.

Kimberly, aun confundida dio un leve asentimiento y fueron a la cocina para que el joven no pudiera escuchar.

—Alerta roja —murmuro Daysi con tono desesperado.

— ¿Qué pasa? ¿Las flores? ¿James? ¿Qué ocurre?

—Uno, para quitarte de cualquier duda, las flores no son para ti, Dos, James va a tener una cita con...Melanie, tres, es momento de decirle todo o estas perdida en la zona de amigos por siempre.

La rabia consumió a Kimberly.

—Esa pu…—empezó a decir pero Daysi la corto.

—Bien, ve a confesarle lo que sientes.

La rubia abrió los ojos, incrédula.

— ¿A-ahora? ¿¡Estás loca!? —exclamo.

—Shh…ve y hazlo, a menos que quieras que…Melanie se quede con James.

—Eso no tiene que pasar, nunca. —siseo Kimberly.

—No, ahora ve y hazlo, tigre.

—Pero…

— ¡Ve!

Kimberly asintió aceleradamente, apretando los puños se dirigió donde James. El sudor frio resbalo por su frente.

—James…podemos salir afuera ¿por favor?

—Kim, esto…yo…

—Sí, tienes una cita, lo sé, solo será un minuto, ella no morirá —exclamo poniendo los ojos en blanco, para quitar algo de tensión a su cuerpo.

El joven hizo una mueca mientras salía de la puerta principal junto a la rubia.

— ¿Qué sucede? —pregunto, cuando se detuvieron.

— ¿Recuerdas que hace unos días…yo…yo te comente que tenía que decirte algo?

James frunció el entrecejo.

—Sí, supongo.

—Bien, es algo muy importante, que he estado guardando desde hace dos años… —trago saliva, sentía como sus manos temblaban y sudaban. —James…yo…—suspiro, cerrando los ojos, esto tenía que ser una broma, ella deseo estar en un lugar más tranquilo, y deseo que la persona que se confesara  fuera el, no ella.

—Kim… ¿te encuentras bien? — la voz de su amigo  hizo que diera otro suspiro.

—No, he estado guardando esto por dos malditos años, y ¿sabes qué? Ya no aguanto más…James yo estoy enamorada de ti. —exclamo rápidamente y sintió un peso menos, como si le acabaran de quitar una montaña de la espalda.

Abrió los ojos y se encontró con un muy incrédulo James, observándola.

—Kim, yo…—tartamudeo aun sin poder creerlo, Melanie le había dicho que la rubia gustaba de él, pero él no lo había pensado, no, hasta ahora.

—No digas nada —dijo suavemente la rubia, y se acercó a él para romper distancia en  un beso que —al menos ella— estuvo esperando por dos años y ahora por fin se cumplía.

James atrapado en el shock que sentía en ese momento, se quedó paralizado mientras podía sentir los labios de la rubia encima de los de él.

Kimberly se separó lentamente y aun con los ojos cerrados —gracias al cielo no los había abierto, porque si los abría encontraría aún muy horrorizado James—.

—Te amo James Western, siempre lo hare. —murmuro con voz ronca.

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¡Sorpresa! Otro capítulo en el mismo día, lo decidí subir porque…porque si:’D espero que les guste

¿No odian a Kimberly en estos momentos? Ja.

Comenten que les pareció, si no les agrado algo, pueden expresarlo libremente, como dije las críticas son bienvenidas

Gracias por leer mi historia.

Se despide, la futura Sra. Horan. Ah. ^.^

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