Capitulo 17.

Capitulo Diecisiete

—Así que…Rocki ¿eh? —pregunto la abuela con dulce tono en la voz, y extendió la mano para acariciar al animalito.

Melanie asintió y una gran sonrisa se formó en sus labios, se sentó a lado de la abuela y observo como el pequeño cachorrito bebía leche.

—Sí, fue un flechazo —bromeo— lo vi, hay tan indefenso y tierno, y me enamore. —Sonrió— James se sorprendió tanto cuando le dije que lo adoptaría, tenías que verlo sus ojos se iluminaros y… ¿Qué? —pregunto desconcertada, al ver que su abuela enarcaba una  ceja.

—Nada, nada…—comento burlona — Vagamente recuerdo que me habías dicho que el no te agradaba —hizo un ademan en la palabra agradar y prosiguió— Dime, ¿cuándo cambiaste tan radicalmente de opinión?

Melanie trago saliva lentamente, y sonrió, nerviosa, rezo para que su abuela no notara que las comisuras de los labios le temblaban.

<<Piensa rápido, piensa rápido>> le canturreo una voz en su cabeza, sarcástica.

—No es lo que piensas, créeme. —respondió rápidamente, moviendo una mano para quitar importancia al comentario.

Se mordió el labio inferior, cuando vio que la abuela alzaba sus dos cejas, sonriente.

<<Nota mental: Soy demasiado obvia. >>

— ¿De verdad? —Pregunto cantarina— ¿Cómo sabes que yo estoy pensando en lo que tú piensas que estoy pensando?

Melanie alzo una ceja, creando una mueca de confusión.

— ¿Ah?

La abuela rio, ásperamente.

—Te puedes besar con James todo lo que quieras —exclamo posicionando cálidamente una mano en la rodilla de la castaña — Eso si… —advirtió— Tampoco quiero que pase a algo más que solo inocentes besos ¿Esta bien?

La castaña abrió los ojos y sintió su cara arder; no quería tener esa charla y mucho menos con su dulce abuela.

—Oye… ¿no tienes que ordenar galletas o algo por el estilo? ¿O regar flores?

—La última vez que fui a regar flores, me encontré con mi nieta,  besándose con un chico. —dijo la abuela.

Touché.

La abuela apretó los labios y suspiro, su cara se transformó completamente a una más seria, la castaña observo como tomaba una gran bocanada de aire y luego lo soltaba gravemente.

—Escucha cariño, cuando uno está en la adolescencia sufre algunos cambios…

Melanie trago duro, la alerta roja se disparó en su cabeza, todas las señales alertas a lo que estaba a punto de escuchar.

Miro de soslayo al cachorrito que se había acurrucado en las mantas que ella le había puesto, que suerte tiene, pensó Melanie, no tiene que escuchar estas cosas. Observo la ventana, tal vez podría tirarse de ella, aunque no serviría de nada, ya que la casa era de tan solo un piso.

La voz de la abuela la coloco en la horrible realidad que estaba viviendo justo en ese momento.

—Entonces —siguió— esos cambios físicos, también son mentales, te empezara a gustar cosas que ya no…

No, no, no. Melanie sabía como terminaba esta charla, ella marchando a un Psicólogo en posición fetal mientras susurraba <<Nunca más, nunca más>>.

Busco en lo más profundo de su cabeza, el interruptor de <<apagar>>, tenía que conservar la conciencia limpia.

<<Piensa en unicornios…muñecas…dulces…cachorritos. Solo no escuches. >> Le grito su mente, aterrada.

—Luego él, ya no sólo querrá besarte…

<< ¿Dios, me has abandonado?>>

El timbre del teléfono hizo que las dos se sobresaltaran.

La abuela creo una mueca y dijo:

—Ya vuelvo.

Melanie asintió rápidamente y miro al cielo raso, como si pudiera ver a los ángeles y el cielo iluminarse.

<<Gracias, Dios. >>

 Se levantó como un rayo del sofá en él que había estado sentada, miro al cachorro para asegurarse de que siguiera durmiendo plácidamente y corrió hacia las escaleras dispuesta a desaparecer de ahí, cuando la voz de la abuela llego a sus oídos.

—Melanie, hay alguien aquí que quiere hablar contigo.

La castaña frunció el ceño, y oprimió los labios.

Se dio media vuelta con sus tacones y camino a paso dudoso hasta el teléfono, donde la abuela se encontraba con el auricular en su pecho; se lo tendió con una gran sonrisa.

<< ¿Mamá?>> formulo la pregunta muda, al recibir un asentimiento de parte de la abuela, se llevó el teléfono a la oreja derecha y exclamo con tono feliz:

— ¡Mamá! Qué bueno que llamas… ¿notaste que ya no hablo como un payaso apunto se ser fusilado? ¿Lo notaste? La sopa de la abuela me quito el resfriado así, Puf. En un segundo, quiero decir, era como magia. —Rio entre dientes— ¿Cómo va todo por ahí? Hace bastante que no llamas, me preguntaba si algo malo estaba sucediendo. ¿Cómo esta Nueva York? —antes de que su madre pudiera abrir la boca, ella exclamo— no digas nada, lo sé, esta hermosa como siempre. Oh, y… ¿Quién gano en La siguiente Top Model? No me digas que fue la que se llamaba Kimberly, lo que quiero decir, es que no tengo nada en contra de las Kimberlys del mundo pero conocí a una que…

—Es bueno volver a escucharte— murmuro su mamá al otro lado de la línea, su voz sonó ronca y más cansada que de costumbre.

El entrecejo de Melanie se profundizo.

— ¿Tú también te encuentras resfriada? Suena raro…

— He estado muy ocupada —dijo rápidamente, tratando de tranquilizar a su hija— los papeleos, el trabajo, ya sabes ¿Cómo estás?

El suspiro entrecortado de su madre no era para nada una buena señal, en absoluto.

—Estoy bien, supongo, la cuestión es que… ¿segura que estas bien?

—Te extraño —comento— estaré mucho mejor cuando te vuelva a ver en dos semanas.

— ¿Vendrás aquí? —pregunto la castaña, abriendo los ojos.

—Sí, te iré a buscar para volver a casa, ya sabes, se cumplirá un mes y volverás…quien lo diría, estaba casi apostando a que contabas los días para salir de ese lugar.

—Espera… ¿ya-ya pasaron dos semanas? ¿Así nada más?

La risa ronca de su madre lleno sus oídos.

—Si señorita Straw, un mes tiene cuatro semanas si no lo sabias.

—Es que…no creí que pasara tan rápido.

—Es ahí cuando yo entro y te digo, te lo dije, el mes paso rápido, en un abrir y cerrar de ojos tú ya estarás volando de vuelta a Nueva York y todo estará bien.

Un sentimiento de tristeza embargo a la castaña, Ja, quien lo diría, después de todo se encariño con aquel lugar, pensó en James, que sucedería cuando se marchase, ¿él la recordaría? <<Espero que sí, lo espero. >>

                                                                ***

— ¡Hey! — Exclamo el muchacho cuando vio a la castaña— ¿Qué haces aquí? —pregunto extrañado. —Creí que no te gustaba entrar al establo, también creí que no te agradaba Prada —dijo mirándola directamente.

Melanie dejo de acariciar al caballo y observo al vaquero mientras se encogía de hombros.

—No lo sé, soy especialista en tener malas impresiones de los demás, y ¿sabes qué? Me equivoque, en realidad me agrada Prada, y en realidad tú no era tan malo como creí.

James sonrió, alzando una ceja.

— ¿De verdad? Gracias, creo. Bueno tú tampoco eres como pensaba, supongo que nadie lo es.

La castaña le devolvió la sonrisa.

— ¿Te podría pedir algo? —pregunto, mirando al joven con los ojos grandes.

Él asintió, algo sorprendido por la pregunta.

—Lo que sea.

—Podrías… ¿podrías enseñarme a cabalgar?

James trato de no verse tanto sorprendido cuando volvió a asentir.

                                               ***

—Lo estás haciendo bien —exclamo James montado a Juno, observo como la castaña cabalgaba a Prada. ¿Lo hacía bien? No, lo hacía malditamente estupendo. —Dime que tú ya habías tomado clases o algo así. —grito incrédulo. La risa de Melanie llego hasta él, muy lejano.

—En realidad, yo sabía cabalgar a los siete años…pero supongo que una vez que me caí, nunca volví a intentarlo.

—Mira, uno cosa más que no sabía de ti… ¿Qué secretos guardas, Straw?

De nuevo la risa de Melanie llego hasta él, desde ahí decidió que le gustaba su risa, dulce y tranquilizadora.

—Sígueme —grito el muchacho, acelerando el paso.

Melanie frunció el ceño, esto le estaba saliendo bien, pero no estaba segura de que pudiera con una carrera.

—No lo sé, James —le volvió a gritar, dudosa.

Pero él  no la escucho, estaba muy lejos en ese momento.

Con los labios fruncidos, apretó más fuerte la soga de Prada, el animal empezó a acelerar —más de lo que Melanie quería que lo hiciera—, abrió los ojos como plato, mientras el viento golpeaba su cara, levanto la mirada, desesperada. James se encontraba a unos metros de distancia.

—Hey, Hey, Prada, tranquila —Exclamo, era algo irónico, ella sentía más nervios que nunca.

El caballo hizo caso omiso a la orden que le dio la castaña, y siguió corriendo, libremente.

Los nervios llegaron a Melanie, de repente se sintió mareada. Necesitaba bajar de Prada, debía bajar de Prada.

— ¡Prada! ¡Alto! —estiro la cuerda hacia arriba, en un intento desesperado de que el caballo se  detuviera. Con un relinche fuerte y grave, el caballo se paró hacia arriba  en una perfecta pose en dos patas.  Melanie apremió un grito y sintió su cuerpo volar por un segundo y luego estrecharse en el suelo, un ruido sordo lleno sus oídos, estaba segura de que un hueso se había roto, gimió de dolor.

Pudo oír como el caballo relinchaba y se alejaba trotando.

Su cuerpo ardía de dolor, le dolía todo, un sollozo se escapó de su garganta, y luego otro gemido de sufrimiento.

— ¡Melanie! —escucho la voz de James, a lo lejos, sonaba desesperada — ¡Melanie! —el seguía gritando.

La castaña se quedó así por un minuto más, hasta que el dolor había desaparecido, por completo. No escuchaba nada más, la voz de James era aún más lejana, hasta el punto de desaparecer de su campo auditivo, no podía ver nada, todo se volvió oscuro, y tranquilizador.

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¡Aloha! ¿Cómo están? aquí un nuevo capítulo, espero que no les haya parecido aburrido, no he tenido mucho tiempo, si les gusto estrellita :D, comenten, necesito saber si hay alguna duda o critica, -las criticas siempre hacen mejor una historia (las buenas y malas)- y si no les gusto... ¡estrellita! jeje.  

En los siguientes capítulos empieza lo bueno ;D, gracias a tod@s los que leen y votan mi historia, besos

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