Capitulo 15.

Segunda Parte. Capitulo Quince: Nochebuena.

— ¡Mamá! —James exclamó mientras bajaba las escaleras  rápidamente con la carta en la mano — ¡Mamá! —canturreó zigzagueando los juguetes en el piso hasta llegar a la cocina donde su madre estaba demasiado ocupada para atenderlo. Hoy era veinticuatro de diciembre. Nochebuena y como todos los años su madre organizaba una fiesta, ahora estaba algo enloquecida preparando todo.

—Hola —James murmuró observando como su madre iba de un lado al otro por la cocina. Su madre giro la cabeza en su dirección, una sonrisa cansada se formó en sus hermosas facciones.

—Hola, cariño —Elizabeth suspiró mientras intentaba concentrarse en sus hijo — ¿Pasa algo?

James sonrió y levanto la carta, la atención de su madre cambio completamente en él cuándo vio el documento.  Elizabeth se veía algo curiosa, entrecerró los ojos y se apoyó en el lavavajillas.

— ¿Qué sucede con eso? —Elizabeth levanta la barbilla, señalando la carta — ¿Quieres más tiempo? —Trató de sonreír, pero se podía ver lo nerviosa que se encontraba.

James se llevó las manos a la cabeza, y se desordeno el cabello.

—Ayer no dormí pensando en esto… —Dijo y Elizabeth jadeó.

—No le des tantas vueltas, amor —Elizabeth negó con la cabeza.

—Y he tomado una decisión —Finalizó el joven moviendo la carta en el aire. Elizabeth se congeló por un momento, algo sorprendida por la repentina medida de su hijo, ya que ellos habían estado charlando esto por meses, él dijo necesitar tiempo, y no podía mentir, Elizabeth quería que su hijo hiciera lo correcto.

— ¿Y bien? —Elizabeth intentó relajar sus hombros y respirar por la nariz.

—Y… voy a ir, es mi decisión.

Elizabeth soltó el aire que estaba reprimiendo, se desinflo como un globo y sus ojos se llenaron de un brillo especial, primero se tornó algo incrédula.

— ¿Lo dices en serio? —Elizabeth murmuró, ella quería que su hijo hiciera esto por él mismo y no solo por ella,  y tomara la decisión que tomara Elizabeth lo entendería.

—Hablo en serio —James susurró bajando la mirada hacia el documento. Donde estaba escrito su nombre y el firme aquí. 

Elizabeth exclamó algo en voz baja y fue directo a regalarle un gran abrazo a su hijo, James sorprendido le devolvió el fuerte abrazo cerrando los ojos mientras su madre le decía en voz baja: “Te amo”.  

—Yo igual —Contestó el joven sonriendo ampliamente.

—Él estaría orgullo de ti ¿Lo sabes, verdad?

James miró hacia la ventana, en donde blancos copitos de nieve caían lentamente, coloreando el paisaje de un suave color blanco.

—Lo sé –contestó y trago el nudo que estaba en su garganta.

Para la noche, los preparativos ya estaban listos, su madre seguía algo enloquecida por los pequeños detalles. Siempre fue algo obsesionada si de fiestas y cumpleaños se trataba, pero al final todo salía bien. Emma estaba colgada por la pierna de James mientras él bufaba y le decía que no iba a abrir los regalos sino hasta mañana, y obteniendo, claro, que la niña suelte un lloriqueo de algunos minutos.

James se recostó en el sofá, algo exhausto. Justo en ese momento su madre  lo observo y le frunció el ceño.

— ¿Qué haces ahí? —Le regaño — ¿Siempre tengo que hacer todo yo sola, mientras tú eres un holgazán?

—Pero… —James trató de hacerle acordar que el único que la había ayudado toda esta tarde fue él, pero con su madre nunca se podía discutir. Aun si estaba equivocada.

—En unos minutos van a llegar los invitados —Elizabeth parecía algo preocupada y James respingó. ¿Cuál era su problema? Todo estaba perfecto, había comida, después de todo.

Justo en ese momento la puerta principal sonó. Elizabeth salto un poco en su lugar y volvió su mirada en su hijo.

— ¿Qué haces todavía ahí? —Elizabeth prácticamente gruño —Haz algo por el mundo y ve a recibir a los invitados. 

James no discutió, después de todo sabía que su madre iba a ganar. Con pasos perezosos se dirigió a la puerta. Cuando abrió la puerta la rubia le sonrió ampliamente.

—Hola, bobo —exclamó Kimberly empujando el hombro de James, este sonrió.

 —Hola, Kim —Le saludo a la chica y luego su mirada se clavó en la versión más grande de Kimberly —Buenas Noches, Sra. Abrams —La madre de Kimberly asintió con una gran sonrisa.

—Hola, querido.

James se apartó para dejar entrar a los invitados, y justo cuando iba a cerrar la puerta diviso a tres personas caminando por la pálida nieve. Sonrió al distinguir a Melanie, caminando entre la nieve como si fuera a hundirse, típico de ella.

Esperó pacientemente hasta que ellos llegaran al porche, y saludó a la Sra. Straw y asintió hacia Matt y cuando ellos dos ya habían entrado, regreso su vista a Melanie.

—Viniste —Susurró acercándose a la muchacha.

—Eso es algo obvio —Melanie ironizó con una sonrisa en la cara. James pasó de largo el sarcasmo y la atrajo a él posicionando  sus labios encima de los de ella, que se sentían suaves.

—Eso no vale —Melanie refunfuño apartándose un poco.

—Todo vale —James contratacó volviendo a besar los labios de Melanie.

—Oigan —exclamó Matt acercándose — ¿Quieren hacer eso en otra parte? Hay niños aquí. 

James rodo los ojos y Melanie sonrió.

—He visto a Kimberly —Melanie dijo casualmente. Matt entrecerró los ojos, tratando de parecer imprevisto, y fallando completamente.

— ¿De verdad? —Dijo con demasiada casualidad — ¿Ella está aquí? —Matt giro hacia James, y este asintió. Matt se mordió el labio inferior —Bueno… yo creo que iré a… eso… ustedes sigan haciendo… lo que sea que estaban haciendo antes de que yo les interrumpiera.

Cuando Matt había desaparecido, Melanie rió y James le sonrió.

—Esa fue una buena idea —le dijo a Melanie.

—Lo sé —Respondió ella alzando las cejas con ternura.  

—Ven —James murmuró mientras entraban a la casa y cerraban la puerta tras ellos.

— ¿A dónde vamos? —Melanie preguntó cuándo pasaron de largo la cocina en donde estaba la madre de James.

—Tengo que saludar —refunfuño la joven pero James no hizo caso y siguió caminando.

—Después —James dijo e hizo una pausa antes de seguir hablando —Hay algo realmente importante que debo decirte.

— ¿Muy importante? —Melanie  respingó.

—Muy importante —James afirmó con la cabeza mientras caminaban.

 Llegaron a la sala de estar, donde no había nadie, los sonidos se amortiguaron. La cortinas color verde pastel estaban abiertas, mostrando el paisaje, la noche estaba nublada y no paraba de nevar desde la mañana, el pasto que por la madrugada solo era blanquecino ahora ya no se observaba.

Melanie se cruzó de hombros caminando por la sala, observando todo. Se detuvo en frente de algunas fotos que colgaban en las paredes. Un hombre, que a simple vista lucia como James, estaba en la primera fotografía, pero a diferencia de James, el hombre era más mayor y cuando sonreía pequeñas arrugas se formaban en las comisuras de sus ojos.

—Mi padre —explicó James llegando junto a Melanie.

—Eres casi igual a él —Melanie murmuro señalando la fotografía —Solo que tienes los ojos de Elizabeth, azules.

—Espero parecerle sólo físicamente —Susurró James. Melanie frunció el ceño y miro al joven de reojo.

— ¿Por qué dices eso? —Preguntó — ¿Qué hay de malo en parecerte a tu padre?

 —Él siempre viajaba —habló James en voz baja —Solo venia los días de festividades y cumpleaños. Conducía camiones —La voz de James fue bajando a una casi inaudible —Recuerdo que yo solo tenía unos… ¿seis, tal vez? Era  víspera de navidad, cuando note que mi madre había desaparecido por más de una o dos horas… cuando llego estaba llorando, tanto que me proporcionó miedo, cuando le pregunte que estaba pasando ella simplemente me negó con la cabeza, esa noche no hubo navidad, a la mañana siguiente no hubo regalos, jamás me importo eso, de todos modos. Yo solo quería ver a mi papá. Él ya se fue, me había dicho mi madre días después, me dijo cosas como que las personas buenas no duran mucho en la tierra, y que él está en un lugar mejor, pero a pesar de que yo solo era un niño entendía perfectamente lo que ella me estaba diciendo, él estaba muerto.

Melanie trago saliva, sintiendo como su garganta se contraía y las lágrimas picaban sus ojos.

—Lo lamento — Melanie murmuro acercándose a James y pegando su mejilla al pecho del joven, el corazón de James latía rápidamente mientras envolvía a Melanie en sus brazos.

—No recuerdo casi nada de él —Confesó James con el ceño ligeramente fruncido— Tal vez pequeñas fracciones, como… pequeñas piezas de su personalidad, él reía mucho, quería que todos estuvieran felices, mi mamá me contó que le había propuesto matrimonio en una gasolinera, también tengo en la memoria la melodía de su guitarra, una canción suave de cuna. Después de eso… solo lo conozco por fotos.  —James carraspeó y apretó más a Melanie como si ella  en cualquier momento se fuera —No quiero cometer el mismo error que él ¿Sabes? Si algún día tengo una familia, quisiera pasar cada momento junto a mis hijos y mi esposa. —Besó la coronilla del cabello de Melanie y enterró su nariz en su cuello. Sintió como los hombros de Melanie se sacudían un poco, y la aparto para ver su rostro. Melanie tenía lágrimas en los ojos y deslizándose por sus mejillas.

—Oye, no llores —James susurro con la voz entre cortada, aunque él también tenía ganas de hacerlo, aunque no lo iba admitir, claro.

—L-lo siento —gimoteo Melanie apartándose de James y mirando sus pies —Soy muy… sensible.

James asintió y una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios.

—Descuida —murmuró y repentinamente empujo a Melanie un poco, haciendo que ella se tambalee.

— ¿Qué h-haces? —Melanie murmuró algo confundida y cuando vio que James se estaba riendo, rodo los ojos y se acercó a él empujándolo con todas sus fuerzas, James bufo carcajeando mientras caía fuertemente en el sofá.

—Eres un idiota —Melanie espetó riendo libremente.

—Es una de las cosas que amas de mí.

—Seguro —La castaña rodo los ojos mientras James tiraba de su mano hasta que quedaron medio acostados en el sofá.

—Oye —se quejó Melanie riendo con la voz ronca. — ¿Qué era lo tan importante que querías decirme?

El silencio fue todo lo que reino por varios segundos, que parecieron infinitos hasta que James  volvió a encontrar su voz.

—Iba decirte que… —Trago saliva duramente mientras que abrazaba a Melanie —Te amo.

Melanie lo miró de reojo mientras trataba de respirar.

—Yo también… Te amo, Western. 

— ¿Western? ¿Me acabas de llamar por mi apellido?—James se inclinó un poco hasta pegar sus labios al oído de Melanie —Eso es sexy, deberías decirlo más seguido.

Melanie puso los ojos en blanco.

—Qué suerte que pienses eso, jamás volveré a decirlo.

James rió suevamente.

— ¿Qué voy a hacer sin ti, York? —James murmuró besando justo atrás de la oreja de Melanie.

—Probablemente no sobrevivirías.

—Probablemente —James concordó abrazándola más fuerte.  —Es mejor que volvamos, Matt puede estar en peligro si intenta acercarse mucho a Kimberly, ya la conoces.

Melanie sonrió mientras se levantaba.

—Vamos antes de que Matt pierda sus partes celestiales.

James rió y se levantó del sofá, entrelazado sus dedos con los de su novia y dándole un último beso antes de salir nuevamente hacia la sala principal.

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Hola, amores ¿Cómo están? ¡No me odien! Sé que tarde demasiado, lo lamento, ¡exámenes finales! Estoy hasta al cuello de tareas. Además mi internet es una mierda, a veces anda otras no. De verdad lo siento.

Este capítulo, en especial, es mi favorito. Cuando James habla de su padre es tan… no sé cómo explicarlo pero me llego al corazón, tal vez porque me siento identificada.

Bueno, ¿me harían un favor pequeño? ¿Me regalarían 250 votos? Sé que estoy pidiendo demasiado, pero… ¿puedo soñar, no?

En fin, espero que les haya gustado, comenten que les pareció.

Las quiero desde Sudamérica hasta el otro lado del mundo <3 (¿Cuánto amor, no?)

P.D: El final está cerca, demasiado cerca.

P.D2: Joder, no quiero que termine :’(

Saludos. 

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