Capitulo 14.

Capitulo Catorce

Tuvo que reaccionar tres veces para darse cuenta que lo que había dicho Melanie había sido sarcasmo. La miro entornando los ojos y sintió algo como “desilusión” pero claramente no estaba dispuesto a decírselo a ella. Dio un suspiro de frustración. Lo que sentía por Melanie era complicado, en realidad, no estaba seguro en si de lo que sentía. Pero si de algo estaba seguro era que deseaba besarla… tanto que hasta dolía. Pero había dos problemas: Uno, Melanie claramente no deseaba besarlo —al menos es eso lo que él pudo comprender—. Dos, si llegara a sentir algo por ella, cuando llegara la hora de la despedida, tal vez se sentiría destrozado.

La miro de soslayo mientras se encaminaban a la casa de la Sra. Straw. Melanie  era bonita, una nariz fina y respingona, sus labios rosados y enmarcados y su fleco que le cubría ligeramente la frente. Se preguntó cómo se  sentiría ser algo más que…lo que sea que eran ellos dos.

—Te veré más tarde… supongo —dijo James al llegar a la casa de la Sra. Straw.

Melanie asintió, se le notaba algo distraída.

—Si…te veré en la fiesta de…—la castaña callo al no “recordar” el nombre de la rubia de hace unos minutos.

—Kimberly.

—Sí, si…esto, te veré ahí —y con esto Melanie entro rápidamente a la casa.

 James frunció el ceño, ¿ahora qué le ocurría? Se encogió de hombros y se dio media vuelta para marcharse  del lugar, no sin antes, dar un pequeño vistazo a la puerta en la que había desaparecido la castaña hace unos segundos.

Estaba furiosa, cansada, sucia y los tacones le apretaban los pies. Quería llorar, oficialmente fue la peor fiesta del mundo.  Suspiro mientras su garganta picaba, miro su vestido, empapado de…Frunció el ceño, ¿Qué demonios era eso…? Olía a mora, jugo de mora.

—Odio la mora —mascullo mientras apretaba los labios y cerraba los ojos, el viento azoto en su rostro, causándole un escalofrió en toda la espina dorsal, se abrazó a si misma, el viento era demasiado frio en las noches. Quería olvidar todo sobre esa noche, desde que entro en el gran salón… hasta el jugo de mora —ahora lo odiaba más que antes—.  No quería recordar, pero como Melanie era algo así como masoquista, empezó a recordar todo lo sucedido.

<<—Que te diviertes, cariño. —exclamo la abuela y luego toco la bocina tres veces antes de desaparecer del camino.

Melanie sonrió, rodando los ojos. Observo el lugar, una casa muy bonita de dos pisos, blanca ¿Por qué todas las casas eran blancas?, un gran ventanal, se podía escuchar la música country desde afuera. Melanie suspiro, se alisó su vestido y con una gran sonrisa empezó a caminar hasta la entrada de la casa, sus tacones resonaron al entrar, todos los que se encontraban ahí la voltearon a ver, no es que a ella no le gustara la atención—amaba que las personas le prestaran atención—pero, esto era diferente, de algún moda, se sintió pequeña.  ¿Tendría algo en la cara? ¿Por qué todo el mundo la observaba como si fuera un bicho raro? Bajo la cabeza y miro sus tacones altos y negros y se dirigió a paso tímido hacia donde parecía comida, cogió un vaso y bebió…hizo una mueca mientras escupía el contenido nuevamente en el vaso.

 Jugo de mora. ¡Ugh!

Lo dejo nuevamente en la mesa y observo la habitación, la música provenía de afuera, las personas hablaban por grupos y nadie bailaba. ¿Qué clase de fiesta era esa?

No conocía a nadie, —excepto a James y el condenado no aparecía—, se empezó a preguntar porque había venido, después de todo, lo hizo para poner celosa a la rubia, nada más. Levanto la mirada, a lo lejos lo pudo divisar.

 James.

Sonrió y empezó a acercarse, pero freno en seco cuando vio como alguien abrazaba a James por detrás, pudo distinguir esa caballera larga y rubia.

Kimberly.

Vacilo unos minutos antes de dar un paso más, ¿se acercaba? Noto como Kimberly depositaba sus labios en la mejilla del vaquero—tomándose su tiempo—. Instantáneamente la boca de la castaña se formó una línea delgada. Todo rastro de sonrisa despareció y sus ojos destellaron con algo de furia. Estaba celosa.

Se sorprendió a si misma aceptándolo, se dio media vuelta y se fue al patio trasero, donde la música sonaba, y las personas reían y aplaudían por una banda que tocaba.

Se sentó en una silla y observo la nada, más allá de eso solo pudo pensar en sus celos, no le gustaba, eso de ser celosa no era lo suyo, definitivamente, pero aun así lo sentía en cada maldito y celoso pelo de su cabello.

No se había dado cuenta de que la banda había dejado de tocar, hasta que escuchó como alguien decía por el micrófono:

—Hola, voy a cantarles una de mis canciones favoritas, espero que les guste —Esa voz.

Melanie levanto la mirada como un puma y diviso a James con una guitarra, rápidamente se escucharon las melodías del instrumento.

Our love is unconditional, we knew it from the start, I can see it in your eyes. You can feel it from my heart, from here on after, let’s stay the way we are right now…
And share all the love and laughter. That a life time will allow…

El corazón de Melanie empezó a bombear sin control, sin saberlo sonrió y cerró los ojos disfrutando de la hermosa voz  de James. Suave, llenando sus oídos de la dulce melodía.

— ¡Ay! ¿Pero no es divino?

La castaña hizo una mueca, esa voz, chillona y desagradable, era Kimberly. Abrió los ojos para encontrarse con la rubia parada justo a su lado, contemplando a James.

I cross my heart, And promise to, Give all I've got to give, To make all your dreams come true. In the entire world you'll never find a love as true as mine...

Melanie se preguntó si la rubia hablaba con ella o sola. Igualmente respondió:

—Su voz es hermosa.

Kimberly la miro de soslayo, claramente molesta—celosa— por el comentario.

—Sí, él es perfecto ¿no? Cualquiera             que lo tuviera tendría la suerte del mundo, obviamente esa soy yo, soy tan afortunada de tenerlo.

La castaña casi se atraganta con su saliva ¿había escuchado mal? Parpadeo dos veces y luego miro con duda a Kimberly y dijo:

—Eres afortunada de tenerlo como… ¿amigo?

Kimberly la miro confundida y luego sonrió de oreja a oreja.

— ¿De qué hablas? James es mi novio. —dijo arrogantemente mientras alzaba su barbilla.

— ¿Q-que? —miro a la rubia, anonadada.

You will always be the miracle, That makes my life complete, And as long as there's still breath in me, I’ll make yours just as sweet. As we look into the future it’s as far as we can see, so let's make each tomorrow. Be the best that it can be...

— ¿Qué? ¿Cómo que qué? ¿Tan difícil es imaginarme junto a James?

—No, es que…yo no sabía, solo eso. —Melanie se encogió de hombros mientras sentía una bilis en la garganta. Trago duramente y trato de tranquilizarse.

Estúpido, mentiroso (lindo y sexy) James Western.

—Sí, debe ser difícil para ti…

La neoyorquina parpadeo, incrédula.

— ¿Perdón? ¿Difícil?

—No, enserio, te entiendo, yo también estoy enamorada de James, se lo que se siente verla con otra…pero vas a superarlo, de verdad.

—Yo jamás…

—No trates de negarlo —la interrumpió la rubia mientras bebía un sorbo de jugo de mora— enserio, lo mejor es aceptarlo y después olvidarlo. Quiero decir, debes alejarte, debes saber que no es bueno meterse con un chico que ya no está disponible.

—Alejarme —repitió Melanie—correcto.

La castaña se levantó rápidamente de la silla y miro por última vez a James mientras susurraba:

—Es justo lo que hare, gracias.

Kimberly sonrió falsamente.

—Gracias por venir a mi fiesta, quiero decir, es algo así como una lección, no te metas con lo que me pertenece y estaremos bien. ¿Correcto?

Melanie no tenía ganas de pelear, seguía tan sorna en sus pensamientos que lo único que pudo hacer fue asentir.

La rubia levanto la mano en forma de despedida y formulo un mudo: Adiós.

And if along the way we find a day, It starts to storm. You've got the promise of my love, to keep you warm.

Salió rápidamente del patio trasero, en su carrera por llegar a la puerta de entrada, choco con una chica. El vaso se colmó en el vestido de Melanie, la  muchacha parpadeo mirando su vestido empapado de bebida. La chica con la que había chocado fulmino a la castaña y exclamo:

— ¡Hey! Niñita tonta, ten más cuidado.

—Lo-lo siento —murmuro para luego salir de ahí como alma que lleva al diablo. >>

Ahí se encontraba ella, empapada, triste, engañada e incluso seguía estando celosa. Qué vida tan cruel. ¿Ahora qué? Se preguntó. Su abuela vendría por ella —si sus cálculos no fallaban— en una hora. No podía quedarse allí, en el frio, pero tampoco podía irse en la fiesta. No señor, ni si estuviera drogada volvería a ese lugar. Tenía pocas opciones, decidió que lo mejor era ir caminando, eso hizo. Pero al dar tan solo dos pasos —ya chillando— paro en seco. Se le había olvidado un pequeño detalle: no sabía por dónde demonios ir. Hizo una mueca de cansancio. Y cuando creyó que todo no podía estar peor, escucho su voz.

James.

—Oh, por favor ahora no —murmuro para sí misma era una forma de decir: ¿Por qué a mí?

— ¡Melanie! —la voz se acercaba más y más.

La castaña no tuvo oportunidad de empezar a correr, pues en un minuto James ya se encontraba a su lado, jadeando.

— ¡Hey! —Dijo entrecortadamente— te vi en la fiesta, ¿por qué te fuiste de esa forma?

— ¿De verdad me viste? —Pregunto sarcástica para luego seguir caminando —no sabía adonde se dirigía, de lo que si estaba segura era que muy lejos de James—. El vaquero la siguió caminando a su lado (pero manteniendo la distancia).

— ¿A te refieres? —su tono sonaba sincero, como si realmente no supiera de lo que ella hablaba.

Grandísimo mentiroso.

—No lo sé, tu dímelo, solo creí que estarías muy ocupado…ya sabes.

— ¿Qué? —volvió a preguntar James, aún más confundido.

—Olvídalo, sólo, olvídalo.

—Melanie, cada vez te entiendo menos.

La castaña no contesto, siguió caminando. Alejándose, justo como Kimberly deseaba.

—Muy bien, ahora que hice? —exclamo el vaquero, visiblemente frustrado.

—Mentir, eso es lo que haces, mentir y mentir.

James paro en seco y parpadeo.

— ¿Qué mierda…? ¿De qué demonios hablas?

—No te hagas el tonto e inocente conmigo, James. Conozco a los de tu tipo.

— ¿A los de mi tipo? —repitió el joven dando un paso adelante.

—Sí. —comentó con voz menos brusca.

— ¿Y cómo definirías a los de mi tipo? —Un paso hacia adelanté.

—Pues… mentirosos, mujeriegos, creen que son el centro de atención.

— ¿De verdad? —Dos pasos hacia adelante.

La mente de Melanie estaba en una guerra, ¿dejarlo acercarse así o empujarlo?

Aléjate, aléjate, aléjate…no me dejas respirar.

—Sí, y la verdad es que no son el ombligo del mundo, ¿duro de aceptar no?

James rio a centímetros del rostro de la castaña, la respiración del joven azotaba tibiamente las mejillas de Melanie, de repente ella ya no sintió frio.

—Ya también conozco a los de tu tipo.

—No lo creo.

—De verdad, son lindas, se quejan de todo, y son muy buenas besando.

— ¿De verdad? —murmuro, rodando los ojos. — ¿Y eso tú como lo sabes?

James se encogió de hombros.

—No lo sé, solo es una intuición.

—Pues te diré que tu intuición es acertada. —bromeo mientras observaba los ojos azul marino del joven, este sonrió de oreja a oreja.

— ¿Por qué no me lo demuestras? —murmuro.

 Y luego la beso, tan repentinamente que Melanie no reaccionó por tres segundos, pero cuando lo hizo, deseo jamás volver a separarse de él.

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Beso, beso, se besaron ♥ 

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