Capitulo 12.
Segunda Parte. Capitulo Doce [Sin corregir].
El fuerte ruido de la lluvia la despertó, eso y llantos. Fuertes llantos, venían de la planta baja. Soltó un gruñido y hundió su cabeza en la almohada, el fuerte olor a perfume hizo que aspirara fuertemente. James, pensó. Abrió sus ojos, y entendió en donde estaba, la cama de James. Los llantos pararon por un momento y luego volvieron a escucharse, fuerte. Emma, refunfuño y se incorporó en la cama. Lentamente quito sus pies de las sabanas y se dirigió a la puerta. Cuando estaba por girar el pomo, parpadeo. Retrocedió un poco y se dirigió al baño. Su reflejo le devolvió la mirada, su cabello estaba enmarañado y tenía baba seca en las comisuras de los labios. Hizo una mueca, no podía dejar que James, nadie, la viera de este modo. Soltó un suspiro y con el peine, que supuso era de James, se arregló el cabello lo más decente que pudo. Lavo su cara y con un cepillo improvisado, que era su dedo, cepillo sus dientes.
Cuando bajo las escaleras, los lloriqueos se habían apagado. A paso tímido, asomo su cabeza en la sala/comedor. Las personas que estaban sentadas en la mesa posaron sus ojos en ella. Tom la miro por un segundo pero luego volvió a mirar su desayuno, Emma le frunció el ceño, tenía los ojos cristalizados y la nariz roja. Elizabeth salió de la puerta de la cocina, y le sonrió.
—Cariño, ya has despertado —exclamo sonriente. Esa mujer siempre sonreía ¿no le dolía las comisuras de la boca?
—Er… buenos días —exclamo entrando por completo en la sala.
—Siéntate, siéntate —dijo Elizabeth señalando el asiento a lado de Emma.
— ¿Dónde está mi abuela? —pregunto tímidamente mientras Elizabeth colocaba un plato de avena en la mesa.
—Ella ya se ha ido —dijo la mujer con una mueca.
Melanie frunció el ceño.
– ¿Con la lluvia? —pregunto cogiendo una cuchara.
—En realidad se ha ido muy temprano, dijo que tenía cosas que hacer, yo insistí a que tú y er…
— ¿Matt?
—Sí, tú y Matt se quedaran más.
Melanie sonrió ligeramente y se llevó la cuchara de avena a la boca. Una palmadita en el hombro la sobresalto. Matt le sonreía, con el cabello ligeramente desordenado.
—Buenas Días —exclamo sonriente.
—Buenos días —la voz de la pequeña Emma quedo colgada en el aire. Todos la miraron, sorprendidos. Tom abrió la boca y luego la cerró. Emma estaba sonriendo hacia Matt. Melanie ladeo la cabeza y apretó los labios.
—Buenos días, pequeña —repitió Matt y le sonrió a la niñita, esta rio tontamente y el ceño de Melanie se profundizo.
Matt se sentó al frente de Melanie en el segundo que Elizabeth llegaba con otro plato de avena.
—Buenos días, Matt —le saludo al británico, él sonrió y asintió.
En ese momento los pasos de alguien se escucharon. Melanie dejo la cuchara a centímetros de sus labios y se dio la vuelta para ver a James. Él estaba con los ojos entornados y el cabello castaño casi rubio desordenado y se veía tan bien que Melanie trago saliva. Un ligero peso en su pie la hizo volver al mundo real miro a Matt que estaba con una ceja enarcada. Melanie se ruborizo y se llevó bruscamente la cuchara en la boca.
—Buenos días —dijo James sentándose al otro extremo de la mesa sin mirar a nadie. Elizabeth volvió a entrar y dejo dos platos encima de la mesa una para James y otro para ella misma, que se sentó a lado de su hijo mayor,
—Hola, amor —le saludo a su hijo — ¿Cómo amaneciste?
—Bien —dijo quedamente y sin más hundió su cuchara en la avena.
Hubo un momento, en lo que todo lo que se escuchaba era el sonido de los cubiertos y la lluvia lejana, como pequeños golpecitos al techo. Melanie volvió a meter la cuchara en su boca cuando la voz de Elizabeth quebró el silencio.
—Así que… Melanie —comenzó. La aludida enrojeció de golpe cuando toda las miradas, incluyendo la de la pequeña Emma, se posaron en ella — ¿Cómo estuvo el viaje hasta aquí?
La castaña trago su comida, haciendo un ruido con la garganta. Si su madre estuviera aquí la hubiera regañado, odiaba que ella tragara bruscamente, decía que parecía que estaba comiendo rocas.
—Er… bueno —empezó a decir revolviendo su avena con la cuchara. Sintió como James la miraba y sus mejillas se tornaron más rojas —Bien. —fue lo único que dijo.
El silencio volvió a nacer, Tom aparto su plato y sin decir nada camino hacia las escaleras.
—Me alegro —dijo Elizabeth respondiendo al comentario de Melanie, ella levanto la mirada y vio como la mujer posaba los ojos en su amigo — ¿Y Matt? —pregunto. El británico se sobresaltó y miro a Elizabeth — ¿Cómo estuvo tu viaje?
—Llegué con Melanie —se apresuró a decir él entre bocado, sin importarle los modales.
La mujer sonrió.
— ¿Desde cuándo son novios?
James, que no había hablado en todo el desayuno, empezó a toser. Elizabeth jadeo y le dio golpecitos en la espalda.
— ¿Estas bien, mi amor? —le pregunto con preocupación.
James negó con la cabeza.
—Creo que, no tengo hambre, si me disculpan… –dijo levantándose. Su madre le frunció el ceño.
–James. —Le regaño — ¿Y eso modales? Ni siquiera terminaste tu avena, cuando lo hagas, puedes irte.
A regañadientes James volvió a sentarse. Elizabeth sonrió volviendo su mirada al par que estaba intercambiándose miradas de nerviosismo.
—Yo… —empezó a decir Matt— Se acerca las navidades —dijo para cambiar de tema. Por un momento las comisuras de los labios de Elizabeth decayeron y miro de soslayo a James, este se levantó rápidamente de la mesa y a grandes zancadas se dirigió escaleras arriba. Melanie frunció el ceño pero no dijo nada, no hizo falta, de todos modos, Matt dijo: — ¿Qué le pasa?
Melanie le dio un pequeño pisotón, y él le fulmino, encogiéndose de hombros. Elizabeth volvió a sonreír, pero era más una sonrisa triste, lánguida. —No festejamos navidad hace ya mucho —se apresuró a decir y bajo la cabeza, por primera vez desde que Melanie la había conocido parecía que Elizabeth estaba incomoda.
— ¿Por qué? —dijo Matt. La castaña volvió a pisarlo y él gimió en protesta levemente.
—Por su padre —murmuro Elizabeth y sus ojos brillaron. Melanie fulmino a su amigo, pero él no parecía notarlo. Grandísimo imbécil.
— ¿Qué le paso? —pregunto Matt llevando una cuchara a su boca, su voz era normal como si estuvieran hablando del tiempo o de política.
—Matt… —Le advirtió Melanie. Elizabeth sonrió un poco.
—Murió hace dos años, un día de navidad —Los ojos de Elizabeth se cristalizaron. Y como si Matt recién se hubiera dado cuanta, cerró su boca y termino lo que quedaba de su avena.
– Lo lamento… —se disculpó Melanie, pero Elizabeth le corto.
– No importa —dijo —Ahora que lo pienso, siempre me gustaba decorar el árbol, tal vez… tal vez podría quitarlo del sótano y no se… tal vez armarlo juntos chicos ¿Qué dicen? —su enorme sonrisa volvió como si no hubiera pasado nada.
Melanie asintió.
—Seria genial —dijo en una exclamación.
Al terminar el desayuno Elizabeth trajo unas cajas del sótano y los coloco en la alfombra de la sala de estar.
—Bien —dijo, entusiasmada —Aquí están todas las decoraciones… el árbol está ahí —dijo señalando una caja más grande, luego su boca se torció en una mueca —lastimosamente se debe armar…
—Yo lo hare —Exclamo Matt encogiéndose de hombros.
– ¡Genial! —canturreo la mujer con los ojos brillosos. —Melanie… puedo hablar contigo? —su mirad se dirigió en la castaña, la aludida se encogió de hombros siguiendo a Elizabeth en la cocina.
— ¿Si? –pregunto Melanie con una sonrisa.
— ¿Me harías un favor? —pregunto Elizabeth con un tono dulce. La castaña asintió lentamente, y los ojos de la mujer brillaron —Podrías… ¿podrías ir a hablar con James?
Melanie no intento disfrazar su desconcierto.
— ¿Hablar? —Repitió— ¿Por qué?
—Mira… sé que esto te va a resultar raro, pero sé que si tú hablas con él… tal vez el baje y nos ayude con la decoración.
La castaña ladeo la cabeza.
— ¿Yo? —Volvió a decir —Pero… si usted es su madre…
Elizabeth rodo los ojos y sonrió.
—Eso ya lo sé —rio tontamente — Pero los adolescentes siempre saben que decir ¿no? Sé que tú lo vas a entender.
Melanie apretó los labios.
—Tal vez —dijo mirando al techo, y luego suspirando— lo intentare.
Elizabeth, como si de una niña pequeña se tratase, chilla.
—No le prometo nada —se apresuró a decir Melanie con una pequeña sonrisa.
Tomo una gran bocanada de aire y dio tres golpes a la puerta. Cuando nadie respondió, volvió a golpear. En el sexto intento, frunció el ceño y sin importarle nada abrió la puerta.
—James —espeto severamente y se cruzó de brazos. James, que por el momento se encontraba tumbado en la cama con los ojos cerrados, los abrió de golpe y se incorporó —Tenemos que hablar —dijo Melanie. El ladeo la cabeza y luego se encogió de hombros.
—Escucha… —empezó a decir la castaña, sentándose al lado de James —Se lo que estas sintiendo.
— ¿Ah, sí? —Pregunto él, con una sonrisa —Siento como si tuviera trece años y tú estuvieras a punto de darme “la charla”.
Melanie entorno los ojos y siguió hablando, ignorando monumentalmente la ironía en su voz: —La cuestión es que… sé lo que es perder a un padre.
La sonrisa de James desapareció, sustituida por una mueca.
—Yo… he perdido al mío hace un año, y sé que él sigue ahí, vivo, pero no es lo mismo —la voz de la castaña era solo un murmuro— Las primeras semanas, cuando lo iba a visitar era divertido, pero ahora… conoció a alguien —Melanie cerro los ojos y suspiro — Lo que trato de decir, en pocas palabras es que, te comprendo.
Melanie volvió a abrir los ojos y James la miraba fijamente.
—Sé que lo haces —murmuro el, con una débil sonrisa.
Los dos sonrieron al unísono.
— ¿Quieres ir a decorar un árbol de navidad?
James torció la sonrisa. —Si no quieres… está bien —se apresuró a decir ella. Pero él la detuvo, alzando la mano.
—Está bien —dijo asintiendo con la cabeza —Con algo se empieza.
Elizabeth estaba feliz, tan feliz que si estuviera sola podría correr en círculos por toda la casa, o eso fue lo que pensó Melanie cuando James y ella bajaron las escaleras y los ojos de Elizabeth brillaron, eso pasaba cuando estaba emocionada, al parecer. Matt seguía sin armar el árbol con Emma pegada a él.
— ¿Y cómo es Inglaterra? —Chillaba con una sonrisa — ¿Hay príncipes? ¿Son iguales de lindos que tú?
Melanie reprimió una carcajada y se acercó al par.
— ¿Todo bien por aquí? —pregunto y miro a su amigo que parecía algo sofocado.
—Excelente —dijo secamente con una mueca de dolor. Melanie sonrió —No te burles. —Le advirtió y se acercó para susurrarle —Esta niña da miedo —dijo mirando de reojo a Emma que sonreía de oreja a oreja.
—No te preocupes —dijo Melanie con burla —Ya te acostumbraras.
—Tienes que ayudarme con esto —exclamo Matt mirando el árbol —simplemente es imposible, las jodidas ramas no encajan.
Melanie rodo los ojos.
—Ya encontraras una manera de armarlo, niño genio —ironizo dándole un pequeño golpecito en la cabeza. Matt le fulmino.
— ¿Por qué no van a buscar las otras cajas faltantes de arriba? —pregunto Elizabeth que seguía sonriendo radiantemente. James que hasta ahora solo estaba ahí en una esquina suspiro y se fue escaleras arriba. Elizabeth entorno los ojos y miro a Melanie con preocupación, ella alzo los hombros y siguió a James. Él estaba en el armario con dos enormes cajas.
—Te ayudo —murmuro Melanie quitando una caja de encima para ver el rostro de James — ¿Estas bien? —le pregunto, el asintió —No quiero a obligarte a estar ahí, si quieres, puedes quedarte en tu cuarto…
—Melanie —interrumpió el con brusquedad —Estoy. Bien. —le aseguro con un tono más suave. —Pero antes de bajar ahí, tienes que cumplir con la tradición —dijo mirando al techo.
Melanie frunció el ceño y miro hacia el techo. Un muérdago colgaba solitariamente balanceándose de un lado al otro. —Eso es un… —no termino de terminar su frase cuando los labios de James ya estaban capturando su labio inferior, mordiéndolos suavemente haciendo que la castaña jadee de sorpresa. James rio ligeramente, ronca y seductora risa. Luego su boca ya estaba cubriendo completamente la de Melanie, nuevamente no era un beso dulce, era fuerte y hacia que extrañas sensaciones se acumulen en la parte baja de Melanie.
La castaña volvió a jadear y atrajo más a James como si en cualquier momento él se pudiera escapar, asegurándose de que no se iría. Porque cuando la besaba se olvidaba de todo, se sentía desorientada y respirar era algo fastidioso. Sus sentimientos se revolvían y todo lo que podía pensar era en él.
James, James, James…
—James. —jadeo, él se apartó un poco. Sus ojos azules estaban oscurecidos, y tenía los labios rojos, respiraba con fuerza. Melanie abrió la boca para decir algo pero de nuevo él no le dio tiempo para decir o hacer nada. Se sobresaltó cuando la lengua de James daba paso encontrándose con la suya.
Madre mía. De nuevo ese sentimiento en la parte baja de su estómago, doloroso pero delicioso.
La puerta se abrió de pronto. Maldita sea.
Matt estaba con la boca ligeramente abierta y los ojos entornados. Miro a Melanie luego a James luego volvió a mirar a Melanie.
—Mal momento —murmuro mirando a Melanie — ¿Qué mierda están haciendo? Mejor dicho, que mierda estás haciendo —exclamo con demasiado dramatismo fulminando a James.
Melanie rodo los ojos y se presionó el puente de la nariz.
—No es momento, Matt —siseo frustrada.
— ¡Me estas engañando! —jadeo él. No se podía negar que Matt era un buen actor —A mí, a mí que te di todo mi amor —demasiado buen actor.
—Oye… —interrumpió James algo nervioso.
—Cállate, sureño —exclamo Matt apuntándolo con un dedo —Tú me robaste a mi chica, esto me huele a un duelo… de armas ¿tal vez?
Melanie miro al techo y cogió la mano de Matt empujándolo hacia la puerta — ¡Quédate aquí! —le dijo a James y empujo a Matt hasta que estuvieron lejos. — ¿Qué mierda estás haciendo? —le gruño a su amigo. El sonrió.
— ¿Asombroso, no? Estoy siendo dramático… esta es la parte en donde los dos luchamos por tu amor, ¿comprendes?
—Ya basta —le regaño—Se acabó, le diré la verdad.
Matt resoplo.
— ¿No habrá duelo? Hasta tenía una frase… — lloriqueo.
—Tarde o temprano tenía que enterarse de la verdad —susurro ella algo exasperada.
El británico frunció los labios. —Vale, pero no tarden tanto, todos piensan que están haciendo cosas raras.
—Lárgate, Matt. Emma de seguro está llorando por ti —se burló ella empujándolo hacia las escaleras.
James se encontraba justo en el mismo lugar, con los músculos tensos.
—Lo siento –se disculpó apenas vio a Melanie —No quería que eso pasara… el piensa que… yo no sé… Tal vez si le explico lo que ocurrió.
—No importa interrumpió ella suspirando.
—Pero, el parecía realmente enojado, no quiero que este en problemas por mi calentura.
— ¿Calentura? —Melanie entorno los ojos y sacudió la cabeza—James yo…
—De verdad, incluso iré hablar con Matt ahora —Él empezó a caminar pero Melanie lo empujó hacia atrás. Y dejo su palma en el pecho de James, el entorno los ojos — ¿Por qué sonríes? —Le espeto incrédulo —Tu novio nos acaba de ver besándonos y tú... ¿Tú sonríes?
Melanie echo la cabeza hacia atrás y carcajeo.
— ¿Qué están divertido? —exclamo James algo desconcertado.
—Sonrió por dos razones —susurro la castaña —Uno, fue el mejor beso del mundo y dos, no me importa lo que piense Matt.
—Pero… él es…
Melanie trago saliva y cerró los ojos y luego con gran valentía, murmuro: —No me importa porque yo te quiero a ti, solo a ti y… Matt no es mi novio, jamás lo fue.
Sintió como James suspiraba con fuerza y luego la habitación se llenó en un silencio abrumador.
Fin.
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Lo del “Fin” es mentira ñ.ñ ¿Cómo están? He tardado porque mis “disyuntivas” han vuelto. Estoy nerviosa porque de verdad NO quiero que a ustedes les aburra la historia, así que… intente todo lo que mi distraído cerebro pudo hacer. Aunque le debo agradecer a @mahomie4ever21 por sugerirme la idea para el capítulo, gracias. :3
Así que, sin nada más aburrido que decir, me voy.
Nos leemos! xox ♥
P.D: Este capítulo esta sin corregir así que sin encuentran algún error… ¡Mi culpa! Ups. Jiji.
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