Capitulo 11.
Segunda Parte. Capitulo Once.
— ¡Alguien ha apagado la luz! — Exclamo Matt desde el baño —Me congelo ¡Mierda! Me estoy congelando –chillo.
Melanie frunció el ceño, la casa estaba en completa oscuridad. Torpemente se levantó de la cama y camino a ciegas hasta llegar al pasillo.
– ¡Abuela! —grito, cuando no hubo respuesta suspiro y con sumo cuidado intento bajar las escaleras, en el último escalón tropezó y cayó como cerdo al piso. —Joder, ¡Abuela! —chillo mientras se levantaba y comenzaba a caminar en la sala que estaba hundida en la penumbra, un gemido de protesta la hizo soltar. —Lo siento, Rocki —se disculpó con el perro que había pisado hace unos segundos.
— ¡Melanie! —llamo su abuela desde dios sabe dónde.
— ¡Aquí! —grito, su voz hizo eso con las paredes. Entorno los ojos para divisar cualquier sombra. Los pasos de su abuela llegaron a la sala, otro lloriqueo se escuchó.
– ¡Rocki! —Le regaño al perro —Sal del camino.
– ¿Qué paso con la luz? —pregunto Melanie mirando a su alrededor.
—No tengo idea, supongo que ha sido por el tiempo, pero acabo de llamar a Paul, él va a revisar los fusibles.
La castaña asintió y al entender que su abuela no podía verla, musito: —Esta bien —volvió a dirigirse escaleras arriba apoyándose por las barandillas para no resbalar y romperse una pierna. Cuando entro a su cuarto, Matt estaba recostado en la cama.
—Se ha ido la luz —anuncio.
– ¿De verdad? —Exclamo Melanie, sorprendida —No me había dado cuenta, gracias por avisar —ironizo rodando los ojos.
—Puedo ver tu expresión, nena. —Le advirtió —Pude morir de hipotermia en la ducha.
—Pero… sigues aquí.
***
—Son las llaves —comento Paul mientras miraba el interior de la caja con una linterna —Se han quemado ¿alguno de ustedes ha pasado mucho tiempo usando la ducha caliente?
Todos miraron hacia Matt, el aludido se encogió de hombros, disculpándose. Paul bufo y volvió a cerrar la caja de fusibles.
—Me temo que no tendrán luz hasta mañana —comento —esta noche no podre repararlo —alzo los hombros —Se avecina una tormenta —dijo señalando la ventana, en donde los árboles se movían de un lado al otro como si en cualquier minuto se despegaran del suelo —Buenas noches —dijo palmando la espalda de Matt y caminando hacia la puerta.
—Veamos… —comento Matt acariciando su barbilla y entornando los ojos —Si no hay luz, eso quiere decir que no hay calefacción, y si no hay calefacción, no hay calor, y si no hay calor tendré frio y si tengo frio me resfriare y si me resfrió luego puede ser que pesque otra enfermedad muy severa, y si tengo una enfermedad muy severa… Eso quiere decir que puedo morir ¡Melanie, no quiero morir! —exclamo zarandeando a su amiga.
—Nadie morirá —exclamo la Sra. Straw —Tampoco dejare que pasen frio —dijo negando con la cabeza —Estoy segura que Elizabeth estará encantada de recibirnos en su casa.
—Prefiero morir —exclamo Melanie levantando la mano — ¿Por qué no nos quedamos aquí? ¿Prendemos algunas velas y ya? Solo será una noche. —se apresuró a excusarse encogiéndose de hombros.
—Yo digo que ir a la casa de Elizabeth es una buena idea —menciono Matt con burla.
La Sra. Straw sonrió entre las sombras.
—Enseguida la llamo.
—Te odio —murmuro Melanie en el oído de su amigo.
***
— ¿Quieres quedarte quieta? —exclamo Matt mirando a su amiga que se balanceaba de un lado al otro. La Sra. Straw dio tres golpes a la puerta de la Familia Western y espero. Luego de unos minutos Tom abrió.
—Invasores —empezó a gritar haciendo que Melanie se sobresalte.
—Tom, ya cállate —le espeto su madre acercándose a la puerta y apartando a su hijo —Lo siento, él se altera con las tormentas. Pasen. —exclamo abriendo la puerta, los tres se apresuraron a entrar cuando oyeron el fuerte estruendo del rayo.
—Perdona tanto las molestias —comento la Sra. Straw quitándose su bufanda.
— ¿Molestias? ¿Hablas enserio? —Exclamo Elizabeth sonriente —Tú siempre nos has ayudado, esto es lo mínimo que puedo hacer por ustedes.
Melanie se mordió el labio inferior y dio tres pasos hacia la sala, en donde Emma se encontraba jugando con su muñeca. Cuando noto la presencia de Melanie su cabeza giro bruscamente, fulminándola. Esa niña daba escalofríos.
—Hola —saludo Melanie levantando una mano —.
— ¿Qué haces tú aquí? ¿De nuevo? —escupió la niña levantándose de la alfombra.
—Dios, Emma —jadeo su madre entrando en la sala —No seas así. —le regaño. Emma rodo los ojos y con la muñeca en la mano se dirigió escaleras arriba. —Perdónala —se disculpó Elizabeth. Melanie se preguntó si ella siempre repetía lo mismo.
—Los chicos podrían dormir en el suelo con las colchonetas que tengo guardado, y Melanie podría dormir en la cama de James ¿eso no te molesta verdad, cariño? —le dijo Elizabeth cuando todos estaban sentados en los sofás de la sala.
“Le encantaría” murmuro Matt para que solo Melanie pudiera escuchar. Ella rodo los ojos y le dio un pisotón. ¿Dormir en la cama de James era dormir junto a James? ¿O sólo dormir en su cama?
—Creo que dormiré en las colchonetas —dijo.
—No, que va, eres una dama, además no hay ningún problema de seguro a James tampoco le va importar.
Hablando de James ¿Dónde estará? Pensó Melanie. La castaña alzo los hombros, a modo de aceptación.
— ¿Quieren café? —pregunto Elizabeth levantándose del sillón.
—Claro —dijo Matt asintiendo con la cabeza.
Minutos más tarde Elizabeth trajo tres tazas de café y se los tendió a cada uno. Melanie tomo un sorbo y luego dejo la taza entre sus manos para calentarlas.
— ¿Por qué no preparamos las colchonetas? —pregunto Elizabeth levantándose del sofá y señalando hacia arriba. Melanie termino de tomar el café y se levantó. —Están en el armario —señalo las escaleras —La última puerta.
Melanie le hizo gestos a Matt para que se levantara y la siguiera. Cuando estuvieron arriba Matt rio.
— ¿De qué te ríes ahora? —espeto Melanie con el ceño fruncido.
—Nada… es que ¿no te parece algo irónico todo esto?
La castaña ladeo la cabeza y luego negó. Justo entonces la puerta del cuarto de James se abrió, él los miro, su mirada primeros se poso en Melanie y luego fulmino a Matt y luego nuevamente vio a Melanie.
—Hola —murmuro la castaña y sin razón alguna se sonrojo. James asintió.
— ¿Qué hacen aquí? —pregunto directo. Melanie parpadeo y lo miro con el ceño fruncido.
—Llevare las colchonetas, amor —menciono Matt dirigiéndole una mirada a la castaña, ella suspiro. No es momento, le quiso decir a Matt pero él ya estaba bajando las escaleras. Volvió a mirar a James que cerró la puerta fuertemente. Melanie frunció los labios y dio tres toques a su puerta. Al no recibir respuesta, gruño y la abrió. James se encontraba tumbado en la cama con las manos en la cara.
— ¿Te sucede algo? —pregunto acercándose y sin pedir permiso sentándose junto a él.
—No me gusta que te llame así — admitió el joven con la cara todavía en las manos.
— ¿Así como?
Él levanto la mirada, bruscamente.
—“Amor”, no me gusta.
Melanie abrió la boca pero no dijo. Miro sus dedos y asintió.
—No se lo has dicho aun ¿verdad? —pregunto James acercándose más a Melanie. La castaña se tensó por un momento y luego negó, incrédula. Tenía que terminar con esto, tenía que decirle la verdad. Aunque había cosas que él tampoco le había aclarado. Rose, ¿Qué pasaba con ella? Tal vez James si era uno de esos chicos que jugaba con todas.
—Pues se lo diré si tú admites que eres mío —Dijo y de nuevo no estaba pensando. Jamás piensa cuando está cerca de él.
—Soy tuyo —le murmuro en el oído. Melanie se relamió los labios y trato de respirar.
—No mientas. —le advirtió.
James rio ligeramente.
—No lo hago. —Dijo más serio —ahora admítelo tú.
— ¿Admitir que? —pregunto.
—Que eres mía.
Melanie rodo los ojos y se apartó un poco.
—No soy de nadie —dijo seca —soy de mí y punto.
James sonrió.
***
La tormenta se desato a las once de la noche, el viento azotaba con fuerza hacia los árboles, el cielo era de un gris nublado, no había alma por ninguna parte. Todos dormían, excepto Melanie, claro. Había razones, una odiaba las tormentas, dos el olor a James estaba por todas partes, porque ella estaba durmiendo en su cama, y tres ¡estaba durmiendo en su cama! Era extraño pero no se sentía incomoda, olisqueo la almohada con olor a James, dulce y embriagador. ¿Era normal hacer esas cosas? Por supuesto que no. Soltó un respingo y miro el techo.
Una oveja. Conto en su mente mirando ovejitas imaginarias. Dios mío, pensó, tal vez el olor embriagador y dulce de James era droga por eso se andaba imaginando ovejas voladoras. Cerró los ojos y trato de dormir, en su mente le llego la imagen de la sonrisa de James. Frunció el ceño y trato de pensar en otra cosa. Un caballo, ese caballo se convirtió en un unicornio y encima de ese unicornio estaba James diciéndole que escaparan al país de nunca jamás y… tal vez si estaba drogada.
Ciento cincuenta jodidas ovejas después al fin sus ojos se empezaron a sentir pesados, se acurruco más en la cama y aspiro por última vez el olor a James. Cuando volvió a abrir los ojos, seguía siendo de noche, y la tormenta era un caos, pero algo estaba mal. Miro a su alrededor, ¿Qué estaba mal? Tal vez la persona que se removía a su lado.
Soltó un chillido.
—Tranquila soy yo —le susurro James en el oído.
— ¿Debería estar tranquila? –Gruño Melanie —Casi me matas.
—Lo siento —se disculpó él, entre dientes. La castaña rodo los ojos y suspiro.
—De todos modos… ¿Qué haces aquí? —se dio la vuelta para encarar a James, él estaba sonriendo, sus ojos azules estaban deslumbrando y su cabello estaba alborotado. ¿Por qué tenía que ser jodidamente irresistible?
—Vengo a dormir en mi cama ¿algún problema?
—Er… ¿sí? —Ironizo ella —Estoy aquí, en tu habitación… y deberías irte.
—Solo quería ver como estabas —susurro James sentándose en la cama.
— ¿Cómo estoy? Estoy bien.
—Pensé que odiabas las tormentas.
— ¿Cómo sabes eso? —pregunto ella incorporándose a su lado y mirándolo ceñuda.
—Porque… —comenzó a decir él con una sonrisa, levanto la mano y despejo un mechón de pelo del rostro de la castaña —Te conozco, en un mes se sabe mucho de una persona.
—Eso es mentira… —corrigió Melanie apartándose un poco —Tu no me conoces, para nada.
James ladeo la cabeza y entorno los ojos.
—Pues tú tampoco me conoces —contrataco.
—Me hago una idea —dijo ella rodando los ojos.
—Siempre haces caras extrañas.
—Son gestos —se defendió Melanie.
—Chillas y te desesperas cuando algo te sale mal. —dijo James sonriendo.
—Eso… viene de familia.
—Siempre, siempre estas a la defensiva, lo supe desde que te tropezaste con el tronco.
—No necesito recordarlo, gracias. —Comento Melanie frunciendo los labios.
— ¿Por qué no? —Dijo James tratando de no reír —Es una historia bastante… interesante.
—La cuestión es… —dijo ella cambiando de tema —Que tú no me conoces ni la mitad. ¿Comprendes?
James rio entre dientes se acercó a ella y sin previo aviso beso su frente.
—Me encantaría averiguarlo –murmuro en su oído. Se levantó de la cama y se fue cerrando la puerta tras él.
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Ya lo sé, este capítulo es corto y he tardado mucho. Lo siento :( pero les prometo que el capítulo doce va a tener mucha acción. No, no es ese tipo de "acción" si es lo que están pensando xD (? Gracias por los votos del anterior capitulo, realmente me sorprendió, por favor sigan votando! Y no se olviden de dejarme un comentario que siempre me hace sonreír. ♥
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