Capitulo 10.

  Segunda Parte. Capitulo Diez.

—Solo… ¿quieres pensarlo? —murmuro Elizabeth mirando la carta y luego a su hijo —Es una gran oportunidad, cosas así no te pasaran muchas veces en la vida, James. —Le dijo firme.

James apretó los labios y miro al techo como si estuviera cansado de hablar de lo mismo. —No hay nada que pensar, mamá. Ya tome una decisión. No voy a ir.

Elizabeth rodo los ojos.

—Solo te pido que lo pienses ¿vale? Es una gran…

—Oportunidad —término de decir el muchacho —Lo sé, llevas diciendo lo mismo por meses y yo llevo repitiendo y afirmando lo mismo. No- es- no. —negó con la cabeza y se dirigió a las escaleras cuando volvió a escuchar la suplicante voz de su madre, soltó un respingo.

— ¿Por qué no? —Exclamo Elizabeth a sus espaldas — Estoy segura que cualquiera desearía estar en tu lugar… Dime solo una razón.

—Por qué… —empezó a decir James dándose la vuelta para ver a su madre —  No quiero dejarte sola,  ni a Emma ni a Tom. Yo no quiero ser como él. No voy a ser como él. —afirmo.

Elizabeth se acercó a James y lo envolvió en sus brazos, apretándolo con fuerza.

—No eres como él —le aseguro con la voz quebrada — nunca lo serás, esto es diferente, tu no nos dejaras, tu solo crearas tu futuro y no es como si jamás vas a volver de nuevo, ¿comprendes, cariño? Tu obligación no es cuidar de nosotros, tu obligación es cuidar de ti. –le susurro con la garganta seca y apartándose.

—No llores —le susurro James cuando vio los ojos vidriosos de su madre. Ella parpadeo, alejando las lágrimas. Al final James suspiro y dijo: —Bien… —los ojos de Elizabeth brillaron y rápidamente se apresuró a decir — Lo voy a pensar ¿vale?

Su madre sonrió de oreja  a oreja.

—Gracias —le susurro — no sabes lo feliz que me haces.

James asintió y subió escaleras  arriba.

   ***

— ¿Me ayudan a decorar el árbol de navidad? —Pregunto la abuela dirigiéndose al par que estaba tumbado en el sofá como dos pesos muertos — Vamos, será divertido.

Melanie abrió los ojos y se estiro como un gato dándole —sin querer — una patada en la cosquilla a su amigo.

—Auch —se quejó él con una mueca de dolor.

—Lo lamento —se disculpó ella saltando del sofá y estirándose con un calambre en  la pierna izquierda  — ¿Qué decías, abuela? —le dijo a la Sra. Straw que enarco una ceja.

— ¿Quieren decorar el árbol? —repitió señalando unas cajas.

Melanie chillo haciendo que Matt se tape los oídos.

— ¡Amo decorar el árbol! —Celebro — Pido colocar la estrella —se apresuró a decir levantando una mano. Matt rodo los ojos y volvió a cerrar los ojos.

—Yo paso, Carol —le dijo a la abuela —ustedes diviértanse yo tomare otra siesta.

Melanie rodo los ojos y tomo la mano de Matt zarandeándole e instándole a levantarse.

—Matt —le rogo a su amigo —No-seas-un-completo-aburrido. Levanta tu culo del sofá y vamos a divertirnos adornando el  jodido árbol ¿entiendes?

—Lo dices como si “divertirse” sea una obligación –gruño Matt levantándose del sillón y frotando su rostro con sus manos.

—Es una obligación —afirmo la castaña, feliz.

Matt bufo mientras su amiga le tomaba de la mano y le obligaba a caminar hacia las cajas.

—Hace frio —se quejó el joven abrazándose – ¿Qué tal otro día? —sugirió.

—No —la Sra. Straw negó —la navidad ya está cerca, y el árbol es una tradición.

Matt gruño y abrió una caja, hizo una mueca al ver los cables de las lucecitas estaban todas liadas.

—Joder, odio esto —se quejó mientras empezaba a desenredar los cables —es una de las razones por las que yo no-hago-estas-cosas.

—Pues ahora si —exclamo Melanie demasiado feliz para su propio bien.

Matt entrecerró los ojos y la miro fijamente, ella estaba quitando los adornos brillantes de las cajitas.

—Es sorprendente como ese tío te hace cambiar de humor en un abrir y cerrar de ojos ¿segura que no pasó nada? —dijo de pronto.

Melanie rodo los ojos  y sonrió forzadamente.

—Uno, no es “ese tío” y dos ya cállate y ponte a trabajar porque te queda mucho —dijo señalando los cables.

Matt negó con la cabeza.

—No cambies de tema, Straw —le advirtió —todavía tenemos una conversación pendiente. 

La castaña abrió la boca y luego la cerró. Se metió un mechón detrás de la oreja y suspiro.

—Tal vez si paso algo… —admitió encogiéndose de hombros. Matt abrió los ojos de par en par y giro su cabeza bruscamente.

— ¿Por “algo” te refieres a que él…? —Matt trago saliva — Ya sabes, él  y tú… tú y él…

Melanie asintió ligeramente.

—Oh madre santa —exclamo Matt colocándose a lado de su amiga —Pero si tú me habías dicho que eras virgen.

La castaña se golpeó la frente con una mano.

–Él y yo no tuvimos… eso. –Dijo exasperada y rodo los ojos —Además ¿Cómo pierdes tu virginidad en diez minutos? porque estoy segura que fue el tiempo que estuve en su habitación.

—Aja —dijo Matt señalándole con su dedo índice — Admitiste que estabas en su habitación.

Melanie ladeo la cabeza y sonrió.

—Jamás lo negué.

El británico suspiro y se levantó para seguir desenredando cables.

— ¿Entonces que es lo que paso? —pregunto él, enarcando una ceja.

—Lo bese —admitió y sin querer sonrió.

Matt llevo su dedo índice a su boca haciendo un gesto de repulsión.

—No necesito más detalles, gracias. —afirmo con un gruñido.

Melanie rio entre dientes.

***

— ¿Dónde está la jodida estrella? —exclamo la chica rebuscando entre las cajas —No-esta-la-estrella ¿Por qué no está la estrella? —Se desesperó — Necesito la estrella —rugió — ¡Abuela! ¿Dónde está la estrella?

Matt rodo los ojos y se colapsó en el sillón.

— ¿Quieres tranquilizarte? Debe estar por alguna parte —le dijo haciendo un gesto vago con la mano.

— ¡Llevo buscándola hace como cinco minutos! —exagero llevándose  las manos a la cara.

— ¿Qué pasa, cariño? —dijo la abuela entrando atropelladamente a la sala.

— ¡La estrella! —Chillo— No está.

— ¿Y qué? —Dijo el británico rodando los ojos — no es para tanto.

Melanie jadeo como si acabaran de insultar a su madre. Estrecho sus ojos  en Matt.

— ¿Y qué?... ¿Y-y qué? —Repitió incrédula — ¿Estas bromeando? ¡La estrella es muy importante! —Chillo y volvió su vista a su abuela — ¿Dónde está?

La Sra. Straw hizo una mueca, como si se estuviera disculpando.

—Lo siento, cariño. No hay estrella este año.

— ¿Qué? —Exclamo como una niña pequeña — ¿Cómo que “no hay estrella este año”?

—Se rompió mientras quitaba las cajas el año pasado —se apresuró a decir la abuela —Lo lamento.

Melanie jadeo y luego bufo.

— ¡Genial! ¡Absolutamente genial! —ironizo.

—Niñata —tocio Matt haciendo que la furia de la joven aumentara.

—Cállate, británico de…

—Mely —le corto su abuela —Creo que se quién podrá tener una estrella. —Melanie suspiro y entorno sus ojos.

— ¿Ah sí, quién? —murmuro sintiéndose estúpida por ser tan infantil.

Y como era de esperarse solo una persona podría tener otra estrella para el árbol. Elizabeth, la madre de James. Dio un suspiro y vacilo antes de dar tres golpes a la puerta. Sus nudillos dolieron por el frio. Espero unos segundos tambaleándose de un lado al otro. El pomo se giró suevamente y sonrió esperando ver a Elizabeth pero su sonrisa se esfumo cuando vio a James. Trago saliva.

—Hola —dijo mirando sus botas y luego a James.

—Hola —dijo él un poco sorprendido — Pasa… —se apresuró a decir, apartándose para que la chica pudiera entrar. Melanie asintió y dio pasos torpes entrando adentro.

—Así que… —empezó a decir el joven mirando a todas partes — Er… ¿Qué te trae por aquí?

Sin saber por qué Melanie se sonrojo. Le explico a James sobre la estrella y el asintió.

—Sí, tenemos muchas ya que siempre Emma las rompe —dijo el muchacho. Melanie resistió la urgencia de rodar los ojos al escuchar la mención de la pequeñita.

Se dirigieron al sótano donde guardaban las cajas y los adornos de navidad que todavía, al parecer, no habían quitado. Abajo era un horno, a pesar del frio que hacia afuera en ese lugar hacía mucho calor. Melanie estiro el cuello de su abrigo  algo sofocada. Siguió a James y el empezó a buscar en cajas.

—Puedes buscar ahí —le sugirió a Melanie señalando otras cajas. Esta asintió y abrió una caja, los adornos eran peluches, colgantes pero no había rastros de una jodida estrella. Era tonto, pero para Melanie era muy importante esa parte del árbol no estaría tranquila si no colocaba la estrella en la punta del árbol. Recordó como su padre la alzaba mientras ella se concentraba en que la estrella se quedara perfectamente quieta y firme. Una oleada de tristeza la envolvió.

—Melanie –canturreo James mientras movía la estrella de color azul enfrente de sus narices —Tierra llamando a Melanie.

La castaña parpadeo sacando el recuerdo de su mente y observando como James la miraba fijamente.

—L-lo siento —se disculpó agarrando la estrella tocando ligeramente los dedos del joven —solo… gracias —dijo mirando  la estrella.

James alzo su barbilla con un dedo y la miro fijamente, la tenue luz hacia que sus facciones sean más fijas y fuertes. Tenía una ligera sonrisa en los labios y sus ojos azules estaban brillando. Su cabello castaño claro estaba ligeramente más largo con unos pequeños rizos detrás de una oreja.

— ¿En qué piensas? —le susurro acariciando su mejilla con un dedo pulgar. Su aliento en su mejilla.

Melanie trago saliva ¿En que estaba pensando? Ya lo había olvidado. Alzo su mirada a los ojos de James que estaban dilatados por la luz y luego miro sus labios, tan dulces, tan irresistibles, tan jodidamente sexys. Un extraño sentimiento se colocó  en la planta baja de su estómago mientras susurraba.

—James, tienes que besarme. —su voz sonaba suplicante pero ni siquiera se avergonzó de haberlo dicho en voz baja.

El muchacho parpadeo pero rápidamente sonrió.

—Sí, tengo que hacerlo —admitió colocando sus manos en la cintura de Melanie capturando sus labios. Y no era un beso dulce, era más brusco, posesivo… salvaje.

Las piernas de Melanie se sintieron como gelatina. El beso se hacía más profundo. Llevo sus manos en la nuca de James y enredado sus dedos en los rizos del muchacho. Sentía calor, mucho calor y no solo porque  ahí abajo era un completo infierno, este calor era diferente y abrumador.

James se apartó un poco haciendo que Melanie jadee de necesitad.

—Deja a tu novio —le susurro en su oído. Melanie frunció el ceño, luego se acordó de lo que estaba hablando James —Dile que me quieres a mí. Dile que me quieres. Dile que eres mía. —Melanie gimió y luego se mordió los labios. De seguro esto era una clase de sucio sueño del que despertaría rápidamente, sin embargo el aliento cálido de James hacia esto tan real y a la vez surrealista. Nada tenía sentido.

Entreabrió los labios para decir lo que James quería escuchar sin embargo una luz hizo que se sobresaltara y se alejara del joven.

— ¿Chicos? —Pregunto Elizabeth con los ojos entornados mientras apuntaba con su linterna — ¿Melanie? Oh que alegría verte —La castaña entorno los ojos por la luz que apuntaba a su cara —Ups, lo siento —se disculpó la mujer apartando la linterna — ¿Qué hacen aquí? —pregunto haciendo que Melanie se volviera a sonrojar.

—Buscábamos una estrella para el árbol de la Sra. Straw —se apresuró a decir James con la voz ronca.

—Oh, bueno —dijo Elizabeth — ¿Ya encontraron alguna?

Melanie asintió y alzo la estrella que tenía en sus manos.

— ¡Genial! —Exclamo la mujer — ¿tienen hambre? —les pregunto volviendo a levantar la linterna en sus caras.

—No, en realidad ya me iba —dijo Melanie con una voz que no pudo reconocer como la suya.

—Bien —Elizabeth parecía algo decepcionada pero luego sonrió —Estaré arriba —medio grito volviendo a subir las escaleras — Que calor hace ahí adentro… —su voz se fue apagando mientras seguía subiendo.

Melanie volvió su vista hacia James con nerviosismo, pero él estaba sonriendo ¿de verdad estaba sonriendo? Repentinamente se acercó a Melanie quedándose cara a cara.

—Esto no se queda así —le susurro en el oído a la castaña haciendo que sus piernas se doblen ligeramente.

 Madre mía, se dijo a sí misma, ¿Qué me está pasando?

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