05. Ayuda
Hailey
Escuchar a mis editores hablar sin cesar por los últimos 45 minutos no ha ayudado en nada a que el dolor de cabeza disminuyera.
—Entonces, ¿quedamos así y retomamos todo luego del almuerzo? —preguntó Miles, el supervisor de fantasía y ficción de la editorial.
—Yo digo que sí —le respondió alguien a lo lejos y así todos comenzaron a ponerse de pie para salir del salón de reuniones.
Estando completamente sola levanté la mirada y observé el tablero al final de la mesa, lleno de notas y puntos específicos sobre la reunión que acaba de culminar.
No pude recordar haber oído algo de ello ya que lo único que mi mente procesó es que todos estaban hablando y a mí me dolía cada palabra.
Me puse de pie lentamente, tome mi agenda y mi bolígrafo para salir del salón y bajar a mi oficina. No tenía hambre, lo que necesitaba era una aspirina y mucha agua.
Saqué el celular de mi bolsillo y le mandé un mensaje a Bella. Sé que está en el colegio, pero eso no es problema ya que siempre está usándolo a escondidas.
Espero que tu miércoles vaya mejor que el mío, me duele mucho la cabeza. ◄
12:32 pm⤺
No lo entendía, ya era miércoles, se suponía que toda la resaca de ayer debió salir de mi sistema hace rato, pero me sentía peor que nunca.
Entré al elevador y presioné el botón del piso 4, que es donde se encuentra mi oficina, mientras bajaba el celular vibró con una respuesta.
► Estoy igual y los moretones por todo mi cuerpo no ayudan. ¡No vuelvo a beber más nunca!
⤻12:32 pm
Cuando Tommy me vea me va a regañar más de lo que Thomas nos regañó ayer. ◄
12:32 pm⤺
►Prepárate, el mocoso fue a mi casa anoche. Me regañó y usó palabras que no entiendo ya que sabe que me confundo y comienzo a llorar, a veces lo odio mucho.
⤻12:33 pm
Solté un suspiro y salí del elevador cuando éste se detuvo en mi piso. Guardé el celular en mi bolsillo y caminé a mi oficina. Estando en la silla levanté el teléfono para llamar a recepción.
—Lorena, necesito aspirinas y agua fría, por favor.
Cerré los ojos y me masajeé mi sien.
—Señorita Winter, hay un joven aquí que le lleva esperando desde hace una hora.
—¿En serio? —abrí los ojos. Revisé mi agenda y no había nadie programado para esta hora.
—Sí, dice que esperará todo el día si es posible.
—¿Cómo se llama?
—Josh Green.
Volví a cerrar los ojos.
—Estoy libre ahora, déjalo pasar y por favor las aspirinas con el agua.
—En seguida, señorita Winter.
Colgué el teléfono y dejé caer mi cabeza sobre el escritorio cubriéndome con los brazos. Había demasiada claridad en la oficina.
No sé cuánto tiempo pasó, pero unos golpes en la puerta me hicieron subir la mirada.
Ay, no.
Me acomodé el cabello y moví mi mano para que el chico entrara al lugar.
Creí que lo había soñado, que en realidad no vomité a nadie ayer.
—Hola —saludó el chico de ojos color miel que ya no era un desconocido.
Ahora tenía nombre y apellido: Josh Green.
—Hola —respondí y me puse de pie—. Toma asiento, por favor —extendí mis manos a las dos sillas frente a mí para que eligiera una.
—¿Te acuerdas de mí? —preguntó cauteloso.
—Me gustaría decir que no, pero la verdad es que sí —tomé mi lugar nuevamente.
Josh sonrió sin mostrar sus dientes, fue más bien una mueca que de igual manera hace que sus hoyuelos se marquen.
—Mira, no vine a discutir contigo o reclamarte por arruinar mi gorra favorita, lo que vine es a decirte de forma cortés, que tus acciones traen consecuencias si nos las mides.
—¿De qué estás hablando? —pregunté, confundida.
—Ayer, cuándo te tropezaste conmigo y luego vomitaste sobre mí, yo-
—Disculpa un segundo —lo interrumpí ya que vi como Lorena se estaba acercando, le hice una seña para que entrara y así hace trayendo en sus manos mi botella de agua y las pastillas—. ¡Gracias! No tienes idea de lo mucho que necesito esto.
—No hay de qué, señorita Winter, pero antes de retirarme debo informarle que el departamento de impresión está teniendo una crisis. Nadie puede acceder a las computadoras con sus claves de colaboradores y la producción se ha detenido.
—Carajo —murmuré poniéndome de pie—. Josh, sé que esto es mucho pedir, pero tengo las manos llenas, toma mi agenda y ese bolígrafo, necesito solucionar eso, podemos hablar de camino al último piso, vamos.
—Eh... —él parpadeó un par de veces y asintió. Sin rechistar extiende sus manos a mi agenda y la sostiene junto al bolígrafo.
❁❁❁
Josh
No sé qué está pasando, pero sí sé que Hailey Winter terminó siendo en definitiva muy contrario a lo que creí.
Mientras esperaba en la recepción para poder hablar con ella pude descubrir que es la dueña y fundadora de Editorial Winter. Todas las portadas de los libros que este lugar había publicado estaban en cuadros perfectamente colgados e incluso los pósteres de las películas que han adaptado de varios de ellos.
Mi sorpresa fue mucha cuando descubrí que incluso en mi estante de libros tengo cinco de los que vi plasmados en la enorme pared.
—¡Señorita Winter! El departamento de estadísticas y finanzas programará una reunión para el viernes, se le enviará la hora por correo —comentó un tipo mientras ella caminaba en dirección al elevador.
Vi como ella dejaba de batallar con la tapa de la botella del agua y le sonrió.
—Gracias, lo tendré presente —respondió y pasó de largo conmigo detrás de ella.
Quizás no debí hacerlo y quizás esto invadía su privacidad, pero abrí la agenda en una página en blanco y apunté con el bolígrafo lo que el hombre dijo.
Reunión con el departamento de estadísticas y finanzas el viernes. (Revisar correo electrónico para saber la hora)
—Maldita tapa dura —murmuró ella mientras llegábamos al elevador—. Josh, piso 12, por favor —pidió antes de llevarse a la boca la tapa de la botella para intentar abrirla.
Presioné la flecha de subida y en menos de dos segundos las puertas se abrieron ya que al parecer el elevador se encontraba allí. Presioné el botón del piso 12 y las puertas se cerraron.
Quería seguir con la conversación que dejamos pendiente, pero al verla batallar con la tapa de la botella decidí esperar.
Las puertas se abrieron en el piso 8 dejando subir a una mujer de lentes con un libro en manos.
—Buenas tardes, señorita Winter.
—Hola, Margaret —respondió ella al alejar la botella de su boca.
—Las dos portadas que eligió el departamento de arte visual para el libro de romance que será lanzado el próximo mes ya están listas.
—Cierto... Amor, Amor, Amor será publicado en cuestión de nada —dijo Hailey más para ella que para la mujer a su lado.
—Así es y por eso necesitamos que elija uno y nos dé una respuesta el viernes. Le enviamos un correo hace días, pero creo que no lo ha visto.
—Revisaré en cuanto me desocupe, aún tengo la segunda parte de una reunión ahora a las 1:30 pm con los editores de fantasía y ficción —respondió y llevó la botella a su boca para seguir luchando con la tapa.
—De acuerdo, nos vemos —Margaret bajó en el piso 10 y nosotros seguimos subiendo.
Abrí la agenda para apuntar lo que dijo la mujer.
Elegir la aportada para el libro de romance, necesitan la decisión para el viernes. (Revisar el correo)
El elevador se abrió en el último piso y bajamos.
Lorena no exageraba, las personas gritaban desesperadas tratando de acceder a las computadoras, todas las máquinas habían dejado de funcionar y las páginas de los libros quedaron a mitad de impresión.
—¡Ya estoy aquí! —aviso Hailey en voz alta.
—Oh, gracias al cielo —respondió alguien a lo lejos.
Hailey me extendió la botella de agua y las pastillas.
—Sostén en esto, por favor, Josh.
—Claro —prácticamente me lo entregó antes de pedir, pero daba igual. La vi alejarse para ir en dirección a las computadoras.
—Dejen de gritar que me duele mucho la cabeza, voy a poner el acceso —señaló a uno de los tipos—. Manny, ¿por qué las computadoras no los deja acceder con sus usuarios de departamento?
—Señorita Winter, el sistema se ha estado bloqueando desde el viernes y nos deja fuera. Solo los editores pueden entrar, pero todos se han ido a su hora de almuerzo. Pusimos la queja con el departamento de informática y nada que suben a solucionar el problema.
—Tendré que llamar yo misma, me van a escuchar furiosa. Si el reporte fue puesto desde el viernes entonces el fin de semana tuvieron que arreglarlo. Es más, una llamada no será suficiente, cuando salga de mi reunión voy a bajar a informática. —dijo ella y se fue de computador a computador para desbloquear el acceso.
En seguida las máquinas comenzaron a imprimir y un alivio colectivo llenó el lugar.
Abrí la agenda y escribí:
Después de la reunión de hoy, bajar directamente al departamento de informática para que solucionen el acceso de los colaboradores en el departamento de impresión.
Cerré la agenda y Hailey volvió hacia mí.
—Vamos, Josh.
La seguí al elevador, ella presionó el botón del piso 4 y comenzamos a bajar.
—Es impresionante cómo te buscan para todo —comenté y le regresé su botella y pastillas.
Ella sonrió de lado y subió la mirada para observarme.
—Es agotador, pero son los gajes del oficio.
Siguió forcejeando con la botella así que se la quitó y fácilmente la abrí.
—Es bueno pedir ayuda en ocasiones —susurré con una sonrisa burlona.
Hailey se sonrojó y bajó la mirada aceptando la botella. En silencio vi como abrió el sobre de pastillas y se llevó las dos a la boca.
El elevador se detuvo en el piso 4 y salimos.
—Espero que ahora si no haya interrupciones —dijo mientras caminábamos a su oficina.
Por la puerta de cristal pude ver que dentro de la oficina había un niño sentado en una de las sillas frente al escritorio.
—Bueno, creo que tienes a alguien esperando —avisé y ella frenó en seco al notar la presencia del niño.
—Mierda —susurró y sacó el celular de su bolsillo para ver la hora. Sin poder evitarlo noté que tiene como fondo de pantalla a un niño con un balón de soccer, ¿será el mismo que la espera allí?—. ¿Qué hace aquí? Debería estar en la escuela.
—¿Es tu hijo? —indaguè al ver su miedo de entrar a la oficina.
—No —frunció los labios y negó—, yo no tengo hijos.
—Oh.
El niño giró a vernos. Hailey pareció perder color en su rostro.
Sí, es el mismo que está en su fondo de pantalla.
—Me ha visto —susurró y bajó la mirada—. Vamos, Josh, quizás frente a ti no me regañe tanto.
¿Qué?
Totalmente confundido, la seguí hasta entrar a la oficina.
Ella tomó lugar detrás del escritorio y yo en la silla junto al niño. La tensión podía cortarse con unas tijeras.
Él la miraba de forma severa y ella solo estaba allí esperando a que él dijera algo.
Pasé la mirada por los cuadros colgados en la única pared que no tiene un estante de libros, había muchas fotos de él.
—Estás furioso, Tommy, ya lo sé, pero antes de que digas algo... —dejé de ver los cuadros y noté como Hailey me señala—. Mira, él es Josh Green. Te hice caso, Tommy, contraté el asistente que querías que tuviera —yo la miré en confusión—. Es bueno pedir ayuda en ocasiones, ¿verdad, Josh?
Asentí a lo que dijo, era obvio que quería que le siguiera la mentira.
El niño me miró arqueando una ceja y yo a él de forma nerviosa.
—Sí, este soy yo —sonreí y subí la agenda para palmearla—. Josh Green, el nuevo asistente de la señorita Winter.
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