Hermosa
Fuimos a la dirección recibida. Era al exterior de la ciudad donde nos encontrábamos, en una calle totalmente desierta.
Confiamos en ella, sabíamos que podíamos hacerlo.
Nos aventuramos en la calle hasta la casa numero 13. Parecía abandonada, pero entramos en el jardín después de llamar al timbre.
Las plantas estaban desordenadas y alborotadas. Casi las escuchaba gritar.
Nadie nos dio la bienvenida, ni la puerta se abrió. Estábamos allí plantados delante de una casa posiblemente abandonada.
Entonces paso un ciclista, se paro y nos digo que allí no vivía nadie. Solo sabia que corrían rumores de que alguien se había suicidado allí y por eso la calle estaba desierta.
Mandamos un mensaje a ese teléfono que habías conseguido. Nos ordeno entrar.
Y nuevamente confiamos.
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