01 | the magic
la magia, CAPITULO UNO
:・゚✧༄ ・゚.
"RECUERDA SIEMPRE QUE LA MAGIA EMPIEZA DENTRO DE TI MISMO"
Elizabeth Potter sabía mucho sobre magia. A pesar de que solo tenía once años, Elizabeth había leído todos los libros de su hermano mayor (antes que él) y le había suplicado a Hagrid que la llevara al Callejón Diagon también cuando vino a llevarse a Harry, pero aun así, Lizzy no tenía idea de que los autos podían volar —era bastante estúpido si le preguntabas, después de todo para eso existían los aviones— pero aun así se sorprendió un poco cuando supo que el mejor amigo de su hermano lo había recogido en un auto volador .
Fue sorprendente pero no impactante. Elizabeth lo calificaría con solo un 7/10 en su mente, aunque calificaría a Dobby con un 10/10. La pequeña criatura podía hablar y hacer magia por sí misma, eso si que era realmente asombroso.
Pero no terminó ahí, justo cuando el auto volador estaba a punto de aterrizar, Elizabeth se aferró fuertemente a su hermano para ver la casa donde vivían los Weasley, luego tuvo que taparse la boca con una mano para no preguntar cómo malditamente era posible que la casa siguiera en pie, pero estaba agradecida de no haberlo hecho porque la respuesta era bastante obvia: magia.
Lo que solo dejó a Elizabeth haciendose una pregunta mientras salía del auto, ¿y si todo lo que tiene que ver con la magia es igual de maravilloso? ella esperaba que la respuesta fuera sí.
—Ahora, subiremos las escaleras muy silenciosamente —dijo Fred— y esperaremos a que mamá nos llame para desayunar. Luego, Ron, bajas las escaleras dando saltos y diciendo: '¡Mamá, mira quién a llegado esta noche!' y ella estará muy contenta de verlos y nadie necesita saber que volamos el auto.
—Bien —dijo Ron— ¿Pero dónde dormirá ella? ¿Con Ginny, verdad? porque...
De repente, Ron se había puesto de un desagradable color verdoso, sus ojos fijos en la casa. Los otros tres dieron la vuelta.
La señora Weasley iba por el corral, corriendo las gallinas, y para ser una mujer baja, regordeta y de rostro amable, era sorprendente lo mucho que se parecía a un tigre con dientes de sable.
—Ah —dijo Fred.
—Dios mio— dijo George.
Elizabeth rápidamente usó a su hermano como escudo y se colocó detrás de él para evitar enfrentarse a la furia de la señora Weasley.
La señora Weasley se detuvo frente a ellos, con las manos en las caderas,mirandolos a todos. Llevaba un delantal floreado con una varita que sobresalía del bolsillo.
—Asi que...—dijo ella.
—Buenos días, mamá —dijo George, en lo que claramente pensó que era una voz alegre y cautivadora.
—¿Tienes idea de lo preocupada que he estado? —dijo la señora Weasley en un tono aterrador.
—Lo siento, mamá, pero mira, tuvimos que...
Los tres hijos de la señora Weasley eran más altos que ella, pero se encogieron cuando su ira estalló sobre ellos.
—¡Camas vacías! ¡Ninguna nota! El coche no estaba... podrían haber chocado, me he vuelto loca de preocupación, ¿pero no les importó, verdad? Nunca, en toda mi vida... Ya veran cuando llegue a casa su padre, un disgusto como éste nunca me lo dieron Bill, ni Charlie, ni Percy...
—Percy, el prefecto perfecto—murmuró Fred.
—¡PUES PODRÍAS SEGUIR SU EJEMPLO!—gritó la señora Weasley, empujando un dedo en el pecho de Fred— Podrían haberse matado o podría haberlos visto alguien, y su padre haberse quedado sin trabajo por su culpa...
Pareció continuar durante horas. La señora Weasley se había quedado ronca antes de volverse hacia Harry, quien retrocedió asustado y casi derriba a su hermana.
—Estoy muy contenta de verte, Harry, querido —dijo— Hola cariño, debes ser Liz, ¿verdad?
Elizabeth compartió una rápida mirada con su hermano antes de asentir.
—Vengan a desayunar.
Se dio la vuelta y regresó a la casa, y Harry, después de compartir una mirada nerviosa con Ron, quien asintió alentador, la siguió mientras sostenía la mano de Elizabeth.
La cocina era pequeña y bastante estrecha. Elizabeth sintió curiosidad cuando la señora Weasley comenzó a preparar el desayuno con magia. Era la primera vez que veía a alguien usando una varita, no hacía falta decir que Lizzy estaba realmente emocionada por tener la suya.
—No los culpo, queridos —aseguró a los hermanos Potter, colocando ocho o nueve salchichas en un plato —Arthur y yo también hemos estado preocupados por ustedes. Justo anoche estábamos pensando en cómo se prepararía Elizabeth para su primer año y en cómo iriamos a buscarlos nosotros mismos si Harry no le respondía a Ron antes del viernes. Pero de verdad —(ahora estaba añadiendo tres huevos fritos al plato)— volando un coche ilegal por medio país... cualquiera podría haberte visto...
Agitó su varita casualmente hacia los platos en el fregadero, que comenzaron a limpiarse solos, tintineando suavemente en el fondo.
—¡Estaba nublado, mamá! — dijo Fred.
—¡Mantén la boca cerrada mientras comes! —espetó la señora Weasley.
—¡Los estaban matando de hambre, mamá! —dijo George.
Elizabeth se giró para mirar a Harry cuando encontró una palabra que llamó su atención.
—¿Sabías que la palabra nube proviene del latín nebilatus?
Harry la miró con una ceja alzada fingiendo estar realmente intrigado para no hacerla sentir mal.
—Eso es interesante, Lizzy.
La pelirrojo asintió emocionado.
—¡Sí! ¿También sabías que en latín también significa velo? Pero lo usan especialmente para el tipo de velo nupcial... Sería lindo casarse y tener un lindo vestido, ¿no crees Harry? —el chico no pudo hacer nada más que sonreír al darse cuenta de que su hermana se había alejado del tema del que quería hablar en un principio— aunque no estoy segura si un vestido blanco quedaría bien con mi cabello...
Elizabeth de repente dejó de hablar cuando una niña pequeña apareció en la cocina, era pelirroja como ella y vestía un camisón largo. Lizzy fue a levantar la mano para saludarla porque parecía tener más o menos su edad pero chilló y salió corriendo de nuevo.
—¿Qué le pasa? —Elizabeth preguntó horrorizada al escucharla gritar— ¿Tiene demencia o algo así?
—Esa es Ginny —susurró Ron en voz baja— Mi hermana. Ha pasado el verano hablando de Harry.
Elizabeth le sonrió a Harry.
—¡Harry, no me dijiste que tenías una admiradora!—ella le reprochó.
El chico rápidamente se defendió negándolo.
—No lo sabía—dijo confundido.
Lizzy, que apenas había terminado la mitad de la comida de su plato, miró a la señora Weasley, atrayendo su atención.
—¿Sí, querida?
—¿Puedo ir con Ginny? Tal vez podamos ser amigas, ella también comienza el primer año, ¿verdad? Tener un amigo antes de comenzar la escuela sería genial...
La señora Weasley sonrió.
—Por supuesto que puedes —dijo antes de indicarle cómo llegar a la habitación de Ginny.
Elizabeth sonrió a su hermano por última vez antes de salir de la cocina y subir las escaleras para encontrar la habitación de Ginny.
Cuando Ginny le abrió la puerta, después de tocar, Elizabeth se dio cuenta de que ya se había cambiado pero sus mejillas seguían igual de rojas.
—Hola, soy Elizabeth —se presentó sonriendo—pero puedes llamarme Lizzy o como quieras. Sé que te gusta mi hermano, pero eso no es un problema ¿verdad? Me gusta mucho tu cabello, es más rojo que el mio, ¿te has dado cuenta?...
Y cuando Ginny no respondió rápidamente, Lizzy se dio cuenta de que tal vez hacer amigos no sería tan fácil como ella imaginaba.
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