Capitulo 8. [Corregido]
*Helena Weasley en multimedia*
Capítulo 8:
Mi madre le dio dos besos, mas por compromiso; que porque realmente le apeteciera. Le observó de arriba abajo, buscando algún defecto o mas bien inspeccionando su aspecto. Sí, no le ha hecho mucha gracia los tatuajes que sobresalían y quedaban a la vista. No sabía donde meterme, me daba demasiada vergüenza que lo hiciese y sin descaro alguno. Joder.
Siempre lo he dicho, es una bruja y solo le falta la escoba.
Coincido totalmente contigo.
—Señora Collins —le saluda de manera educada.
—¿Qué te trae por aquí? ¿Qué es de tu vida? —le interroga, no le gustaba su presencia y no disimulaba ni un poco.
Creo que piensa que huirás con él.
Mala idea no es, pero no podría y menos si la felicidad de Nick esta de por medio.
—La familia de Ethan es cliente del bufete de mi padre, ya sabe; Wells y asociados —le explica con una sonrisa.
—Cierto, había olvidado que tu padre era dueño de unos de los bufetes mas grandes de Londres —asiente mi madre y le sonríe, ¿ya mencione que no me gusta nada esa sonrisa?—. Nicholas se esta encargando de la empresa —le comenta, creo que intenta fingir que esta orgullosa de ello y no es así.
Por mi parte ruedo los ojos.
—Lo sé, Nick lo menciono —se sincera y a mi madre no le gusta ni un poco lo que sale de sus labios.
—¿Os habéis visto? ¿Qué más a mencionado mi hijo? —le vuelve a interrogar, joder.
—Mi querida Eloise, ¿puedes acompañarme a tomarnos unas fotos? —aparece Ethan, quien no sabe cuanto agradezco su intervención; los nervios me estaban consumiendo.
Por su parte Eloise asiente casi reacia a irse y sin demora es alejada de nuestro lado, mas tarde le daría las gracias. Ahora tocaba dar algunas explicaciones al chico frente a mí y no, no me hacía ni una pizca de gracia hacerlo. Lo sé, merecía saber la verdad y aunque quiero evitarle todo esto, tenía derecho a saberlo. A saber que en el pasado fui una cobarde y dejé a mi madre decidir por mí. Demonios.
—Connor —pronuncié su nombre, respirando con profundidad y mordiendo mi labio inferior con notable nerviosismo—. No sé que tanto Nicholas haya mencionado, pero quiero que sepas que no era mi intención herirte y si lo hice, lo siento mucho —me disculpe, porque sentía que se lo debía—, Y sobre Ian y la boda, no hay nada que pueda hacer. Es una decisión tomada, vale. —quizá intentaba convencerme a mí misma de ello.
Maldición.
Mi cuerpo entero tiembla y no sé muy bien porque. Tal vez sea porque le tengo enfrente y en algún momento soñe que mi boda sería con él y no con Ian.
Aún puedes dar marcha atrás.
¿Y que pasará con Nick? Sé muy bien de lo que es capaz Eloise y cumplirá su palabra. Le contará a William y harán de la vida de mi hermano un infierno, solo porque le gustan los chicos. Y no, no quiero ser culpable de eso; no lo deseo.
—¿Dejarás que siga controlando tu vida? —su pregunta me descoloca por completo, abro la boca para responder; pero no me lo permite—. Estas a tiempo de dar marcha atrás y de ser feliz, Elizabeth. Lo tuyo con Ian no tiene futuro y de verdad, no quiero ser testigo de ello. Te aprecio mucho, más de lo que puedas imaginar y verte caminar hacia una infelicidad garantizada, no me gusta —se sincera y eso me toma por sorpresa, no esperaba esas palabras y menos de su parte.
Muy en el fondo, sé que tiene razón y voy camino hacia eso. ¿Pero que podía hacer? Si me negaba a la boda, a Ian; Nick sufrirá las consecuencias de mis putas malas decisiones y yo no deseaba que sufriese. Si debo dejar mi felicidad a un lado, por la suya; lo haré. Y nadie me hará cambiar de idea.
Le observo por varios segundos, buscando en mi mente que decirle; vale más bien buscando una excusa. Una valida y lo bastante creíble. Pero nada venía a mí, mi mente está en blanco. Sus palabras surtieron, quizá, el efecto deseado o solo me replanteaba si tenía más opciones.
—Piénsalo, solo hazlo —me pide—. Sin presiones, solo por una vez, decide por ti que es lo que más quieres y cuando lo hagas; hazme el favor de pelear por ello. ¿Vale? —me sonríe de manera encantadora, ¿cómo podía decirle que no a él?—, Debo dejarte, mi padre me esta haciendo señas para que me acerqué a su lado; quiere presentarme a sus colegas. Nos estamos viendo, Liz —me explica y se despide depositando un beso en mi mejilla.
Me quedo como idiota viéndole irse, mientras todo lo que ha soltado se repite en mi mente. ¿Pelear por lo que más quiero? ¿Y que sería eso? Joder. Más que ayudarme, me ha confundido más. Genial.
Venga, sabes muy bien que debes hacer.
Realmente no lo sé.
Suelto un suspiro cansino y me acercó a la barra, donde me pido un vaso de refresco. No me apetecía beber, era lo mejor.
Echo un vistazo al lugar, mi madre se encontraba junto a Elena y otras persona, conversando de quien-sabe-que. Apoyé mi mejilla en mi palma, aburrida de estar ahí. Ahora que le ponía atención, ¿dónde estaba Ian? ¿No se supone que debería estar aquí, fingiendo ser un prometido feliz? Que va, a él le daba igual todo. Por eso no entendía porque aceptó desde un principio, ¿no se le hacía más fácil negarse? Y recordemos que esta enamorado de otra chica, la cual debe odiarme a profundidad. ¿Sus padres no estarán de acuerdo y por ello le obligan a casarse conmigo?
Aunque Robert y Helena no parecen ese tipo de padres, pero convengamos que en ocasiones las apariencias engañan y puedo dar de ejemplo a Eloise. Por allí la ves, fingiendo que esta orgullosa de Nick y de mí, pero no es así. Es todo lo contrario, creo que más bien le hemos decepcionado.
Le das demasiada importancia a lo que piense esa bruja.
Vaaaale, quizá tengas razón y le doy mas importancia de la que merece.
Doy un sorbo a mi refresco, necesitaba que esta tortura acabase pronto. Odiaba este tipo de eventos, en los cuales terminaba por aburrirme como un jodido hongo. No le encontraba lo divertido, se los aseguró. Sé que mayormente se hacen cenas así, con fines buenos. Pero todos sabemos que la mayoría aquí, viene a mostras cuantos ceros tienen sus chequeras. Imbéciles.
Divisó a Alex, conversar alegremente con un tío muy guapo. En cuanto nota mi mirada sobre ella, me saluda con su mano y me sonríe. Hago lo mismo y niego divertida, la conocía y hoy había conseguido una nueva conquista.
Ella es mi ídola.
Yo debería serlo.
Necesitaba aire, realmente. Había pasado el tiempo suficiente ahí, que ya comenzaba a sofocarme. Caminé hacia la salida del salón, con seguridad el hotel debía de tener un hermoso jardín; en el cual podía ocultarme gran parte de la velada. Nadie notaría mi ausencia, paso bastante desapercibida mayormente. Excepto por Eloise, es quien puede darse cuenta cuando desaparezco y eso la hará rabiar. ¿Y quiero que suceda? Oh, por supuesto que sí. Eso alegraría un poquítin mi noche.
Las puertas me son abiertas y salgo del salón, camino despreocupada por un enorme pasillo buscando un lugar donde refugiarme.
Entró en otro pasillo, pero me detengo en seco cuando veo a Nick. Pero no estaba solo, la persona junto a él me daba la espalda y ambos tenían sus labios unidos. Joder. ¿Ese era el chico del que mi hermano estaba enamorado? ¿Por qué me resultaba tan familiar?
Sin hacer el mínimo ruido, retrocedí unos pasos y me escondí. Asome mi cabeza y observé la escena frente a mí. ¿Acaso le conocía? Si estaba aquí, vestido de manera tan elegante; ¡era un invitado! Así que, ¿quién es? Esperaba que a mi madre no se le ocurriese salir, porque sería el fin para Nick.
—¿Te gusta espiar a las personas? —preguntan a mi lado y sin poder evitarlo, pego un salto en ni lugar.
¡Maldición!
Volteo enseguida, con una mano en mi pecho y me encuentro con la sonrisa divertida en el rostro de Ethan.
—¡Joder, contigo! —le chillo y pego un manotazo en el pecho—. Y no, no estoy espiando a nadie —le espeto, mintiendo fatalmente y él lo sabe, ya que suelta una pequeña risa y niega.
—Ya, no estas espiando —había diversión en su voz, lo hacía a costa mía. Idiota.
—Claro que no, ¿por quien me tomas? —inquiero brusca, era mejor lo alejase de ahí y que no descubriera a Nick y a su acompañante—. Venga, muéstrame donde está el jardín —le pedí, mientras lo empujaba lejos.
No hubo resistencia de su parte y sin decir nada, hizo caso a mi pedido. Caminamos en silencio, uno al lado del otro y una vez estuvimos fuera, el aire frío me golpeo de lleno. Se notaba que el otoño había llegado.
Debió notarlo, porque sin darme cuenta, tenía sobre mis hombros el saco de su elegante smoking.
—Gracias —le agradecí y asintió con una sonrisa.
Nos sentamos en una banca de piedra y apoyé mi espalda en el respaldo, observé el cielo despejado y las hermosas estrellas en él. A pesar del frío, la noche estaba apreciable.
—Sabés, me alegra que hayas venido —rompe el silencio.
Volteo mi rostro hacia él, una sonrisa que no sabría descifrar se deslizó por su rostro al terminar de hablar.
—Ajá —fue mi respuesta, cortante y fría como el mismo hielo.
Se más amable, con mi futuro marido.
Ya quisieras.
—Me habían dicho cuan hermosa y gruñona eras, pero nada se compara a la realidad —admite y ríe ante sus palabras.
¿Le han hablado de mí? ¿Quién ha sido? Me quedo atónita, mirándole. Quería exigir respuestas y que me contase todo.
Sus ojos se posan en mí y su mano viaja hacia un mechón de cabello rebelde, que se ha escapado y lo deja detrás de mi oreja. Mi cuerpo entero reacciona hacia ese gesto y no sé que hacer. Avergonzada apartó la vista, ¿que te sucede, Liz? ¡Es el puñetero mejor amigo de tu prometido! Joder.
Del cual no sientes nada y que parece que ama alguién más.
Oh, gracias por el puto recordatorio.
Es mi deber, como tu dulce conciencia.
Suelto una risa nerviosa, lo mejor sería regresar al salón y alejarme de Ethan. Sin pensarlo más, me levanté de mi lugar y me límite a huir.
Ya era normal en mí, si algo no salía como quería o la situación me sobrepasaba, huía como la cobarde que era. Pero antes de lograr mi cometido, alguien me detiene, sosteniendo de manera delicada mi brazo.
—¿He dicho algo que te molestara? —quiere saber, no dejó pasar la preocupación en su voz.
Respiro con profundidad, antes de hablar:
—Ethan, que me digas esas cosas no están bien, voy a casarme con tu mejor amigo —le recuerdo.
La tristeza surca su rostro y no entiendo muy bien porque. Traga con rudeza y niega, mientras suelta una risa amarga.
—Claro, el mismo imbécil que ama a otra persona y que no tiene los cojones necesarios para luchar por ello —espeta y me quedo estupefacta ante tales palabras.
¿Eso piensa de Ian? Joder.
—¿Y qué harías tú en su lugar, Señor valentía? —le pregunté molesta.
Su manera tan intensa de verme, logró que perdiese toda la seguridad en mí. ¿Que demonios?
—Haría todo lo opuesto que Ian, mandaría a la mierda a todos e iría por la persona que amo —una mueca de enfado se adueña de su rostro.
—Oh, claro —suelto irónica y me deshago de su agarre.
—¿No te acabo de decir que eres más hermosa y gruñona de lo que me habían contado?
¿Eso era una declaración de algo?
—¿A que te refieres con...?
Mi pregunta es cortada, en cuanto sus labios callan cada cosa que pudiese decir. ¿Qué está pasando?
(...)
¡Así estáis vosotros! JAJAJ Aquí tenéis un nuevo capítulo, bastante intensito 👀 Espero os guste ❤
Espero vuestros comentarios y estrellitas. ¡Quiero leer vuestras opiniones! ❤❤❤❤ ¿Qué opináis de Ethan? ¿Y quien creéis que es el enamorado de Nick? ¿Que os parece Connorcito bebé? JAJAJAJ
En fin, espero estéis bien.
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Os mando un abrazo enorme
Voy a intentar actualizar Destrúyeme esta semana ❤ Estén atentos
Os ama:
—Vicky—
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