Capítulo 3. [Corregido]
Capítulo 3:
Esto de tener que esperar, no era mi fuerte. Ya podía imaginar el gentío que había dentro del lugar y de sólo imaginarlo; me entraban ganas de salir huyendo. No, no me gustaban los espacios cerrados y abarrotados de personas. Me sentía incómoda en toda su gloria, pero por Nick debería aguantarme.
La fila hacia la entrada, apenas y avanzaba; comenzaba a sentir el arrepentimiento de haber aceptado. Solté un suspiro involuntario, ignorando por completo la presencia de Ian e Ethan. Joder. Era incómoda la situación, hasta había una tensión inmensa en el aire. ¿Sólo yo sentía tal cosa? Pues parecía que sí o quizá los demás fingian no darse cuenta.
La fila comenzó a avanzar y me sentí más aliviada. Buscaría una mesa lo bastante alejada y disfrutaría de ver como otros bailaban en la pista. Una vez frente a Kyle, le saludamos de manera cordial. Él ya nos conocía, con Nick éramos clientes habituales. Vale, no veníamos tan seguido; pero nos conocían.
Kyle nos dejó pasar sin problemas y una vez dentro lo confirmé; el lugar estaba a reventar de gente. Es viernes por la noche, era de suponerse que sería así. Caminamos hacia la mesa más apartada y una vez allí; tomé asiento. Podría haberle avisado a Álex, pero con seguridad ha de tener planes y hubiera rechazado mi invitación. Vaya amiga que tenía.
—¿Qué os gustaría beber? —preguntó, más bien gritó; Nick por encima de la música.
—Una cerveza —pedí con una sonrisa.
—Lo mismo para nosotros —habló Ethan.
Mi hermano asintió, para luego alejarse hacia la barra por nuestras bebidas. Mientras esperábamos, un silencio lo bastante incómodo se instaló entre nosotros. ¿Es que acaso jamás dejará de ser así de raro? Joder. Se suponía que iba a casarme con él y debería de acostumbrarme a sacarle conversación o al menos a sonsacarle un poco de información suya. Como cual era su pasatiempo favorito, que música escuchaba habitualmente o que sé yo. Pero no permitir este silencio, el cual ya comenzaba a molestarme de sobremanera.
Sólo yo me prestaba a un matrimonio de esta magnitud, sólo a mí se me ocurría escuchar las estupideces de Eloise. ¿Qué esto era lo correcto? ¡Patrañas! ¡Era una jodida locura! Y mi madre me arrastraba a ella; pero era mi culpa por dejar que pasase. Estupendo, Elizabeth; estupendo.
—Iré al servicio —informó Ian, hablando al fin.
Se levantó de su asiento y huyó como un puto cobarde hacia dicho lugar. ¿Sólo él se sentía de aquella manera? Por supuesto que no, claro estaba que me sucedía lo mismo; pero yo si sabía ocultarlo del resto.
Observé lugar, intentando no reparar en Ethan y también dejando de lado mis ganas de irme. Llama a la calma, es lo mejor que se puede hacer en situaciones incómodas como está.
—¿No te opones al matrimonio? —preguntó, sacándome de mi ensoñación.
Le observé de manera inquisitiva, esperando que aquella pregunta fuera una broma de su parte; más su risa jamás llegó. Eso me dio a entender que venía enserio, que de verdad quería saberlo. ¿Pero podría responder con sinceridad? ¿Acaso le podía confiar mi respuesta a aquella pregunta? No, no lo sabía y arriesgarme a hablar; era tentador. Quizá venía guardando esto demasiado tiempo y me apetecía que alguien oyera lo que tenía para decir; aunque esa persona fuese Ethan. Respire con bastante profundidad, alentandome a hablar.
—Podría, claro que podría —solté de manera irónica—. Pero no me apetece tener a mis padres de enemigos, espero que entiendas eso —agregué y al fin pose mi vista en él; quien me observaba y escuchaba con atención.
—¿Pero comprendes lo infeliz que serás, verdad? —inquiere y algo en su tono; no me agradó. ¿Acaso habían celos en aquellas palabras?—, Sólo quiero comprender, como os prestáis a esta estupidez. No os conocéis, ¿y os váis a casar? —había incredulidad en su voz—. Intento entenderlo, de verdad y más que nada por Ian; es mi mejor amigo en el mundo. Pero no me entra en la cabeza, que os dejéis hacer esto. Podéis ser felices, pero sin este matrimonio absurdo de por medio —dice y sus palabras se calan en los más profundo de mi ser.
Tenía toda la puñetera razón, ¿pero que caso tenía decirlas, si eso no cambiaría nada? La boda seguirá en pie, aunque intentase que mi madre comprendiese todo esto. Aunque explicase lo absurdo de un matrimonio sin amor de por medio, también de lo poco que nos conocíamos con Ian. ¿Pero nos entenderían? ¿O seguiríamos atados a ese destino ruin? No lo sabía, pero tampoco me animaba a averiguarlo.
—No hay nada que se pueda hacer —masculle, quizá intentando convencerme de ello—. Aunque no lo creas, a nadie le interesa lo infelices que seamos; mientras las empresas acaben en la dichosa fusión —informé.
Por un momento quedé embobada observando sus orbes azules, esos que eran como el jodido océano. Maldición.
Su ceño se frunció, quizá mis recientes palabras no eran de su agrado; tal vez esperaba que diera un paso al costado con todo esto. Pero lo dije, no había nada que pudiese hacer. Claro que no.
¿O sólo estoy intentando convencerme de que tomé la decisión más acertada? Daba igual, nada podría ser diferente. Nada.
—Te equivocas —soltó de pronto, dejándome estática en mi asiento—, Hay mucho que podéis hacer, empezando por ser sinceros el uno con el otro. —avisa—. Ian está enamorado de alguien más y está siendo un puto cobarde; por no enfrentarse a su familia y aceptar ser un infeliz de mierda —dice y no puedo creer lo que acabo de escuchar.
¿Está bromeando, cierto? No podía ser verdad, Ian no podía someterse a esto; si amaba a alguien más. Me negaba a creerlo, porque quien haría algo como esto. ¿Cómo podría aceptarlo si ama a otra persona?
—¿Me estás vacilando? —inquiero algo brusca, pero también incrédula por aquella noticia—, Ian no puede ser tan capullo —reí con algo de amargura—. Si ama a esa chica, luchará por estar a su lado; eso haría yo si estuviese en su lugar —siseo, molesta por saber la verdad.
Ethan me mira con detenimiento, quizá luchando por seguir hablando y confesar muchísimas cosas.
—No es tan fácil para Ian, aunque no lo creas su relación con esa persona no sería bien vista —Se sincera—, Pero si le ama, debería mandar por culo al mundo y enfrentarse a él; porque no esperará por siempre a que se decida -la molestia se hizo presente en su voz—. Y tú, deberías negarte a esto e intentar ser feliz —espeta y su forma de hablarme me cabrea.
Que sabía él del porque aceptaba está mierda, claro que no sabía y hablaba por hablar. ¡Jodido imbécil!
—Ethan —pronuncie su nombre de manera mordaz—. Estoy intentando no ser decortes, pero no te metas en mis putos asuntos; así que ahorraté tu palabrería de mierda —advertí, sus ojos se abrieron por la rudeza de mis palabras; pero luego fue sustituida por una sonrisa cargada de orgullo. ¿Enserio? Que tío más raro, demonios.
Hace el amago de hablar, pero se ve interrumpido por Ian; quien se acomoda a su lado y vuelve más relajado. Quizá el tener ganas de ir al servicio, le tenía de esa manera tan extraña y tensa. Mi hermano llega con nuestras bebidas y las reparte en la mesa. Se sienta junto a mí y entabla una conversación cordial con Ethan; ignorando por completo la presencia de Ian. Genial. Vamos bien, enserio.
Bebí de mi cerveza y el sabor amargo calmo mi repentina sed. Quizá la acalorada conversación con Ethane dejo así, es que hablar de la boda no me era de agrado y más si alguien se entrometía a dar una opinión que no pedí. Claro que entendía su posición, su mejor amigo se casaría con una completa desconocida; a sabiendas de lo infeliz que uno u el otro podía ser. Más también que amaba a otra persona y en vez de enfrentarse a sus padres; aceptaba toda esta mierda.
Me encantaría ser la mitad de valiente de lo que aparente ser Ethan, tan seguro de lo que decía sobre lo que está pasando. Debe ser genial elegir por ti mismo con quien casarte y que nadie se entrometa en ello.
—¿Te apetece bailar? —preguntan a mi lado, observo la expectativa de mi respuesta; en el rostro de Ethan.
—¿Perdona? —inquiero, había oído bien; pero aún así quería que lo volviese a preguntar.
—¿Qué si te apetece bailar? —repite con una encantadora sonrisa.
Respiro con profundidad y lo sopeso un momento. No era buena bailando, eso estaba claro y no quería causarle problemas a él; menos aún pisarle cada dos segundos a causa de mi torpeza.
—Vamos —no espera a que acepte, se para y extiende su mano hacia mí.
La observo un momento y acabo por tomarla; tira de mí y nos encamina a la pista. Una canción lenta sonaba, así que él acomodo sus manos en mi cintura y las mías en su cuello. Le pisé varias veces, más no se quejó; sino que sonrió como todo un idiota encantador. Me contagie de aquella sonrisa y me disculpe por mi torpeza.
No sé cuánto tiempo permanecemos así, pero cuando comienza una canción bastante movediza; nos separamos. Mis ojos viajan a nuestra mesa, donde Nick e Ian están. Conversan con tranquilidad, aunque puedo notar lo cabreado que mi hermano se encuentra; le conozco lo suficiente para saberlo. Aunque intenté ocultarlo, lo está y temía que comenzará una discusión.
—Volvamos a la mesa —pedí o más bien suplique; no estaba segura.
Negó con una sonrisa.
—Un baile más y regresamos —dice, pero es mi momento de negar.
—Ethan —comencé—. Nick está cabreado, lo veo desde aquí y eso no es bueno. Así que hazme el jodido favor de regresar a la mesa conmigo —exigí y su sonrisa abandonó su rostro; dejándole paso a la preocupación.
Asintió, sin emitir palabra alguna; nos acercamos. Tomé asiento al lado de mi hermano, quien guardó silencio y supe que algo andaba mal.
—Iré por un trago —anuncia, para luego irse. Genial.
—¿Ha pasado algo? —intento averiguar.
—Es mi culpa —dice Ian—. Es mejor que regresé a casa —afirma y se levanta de su lugar.
Ethan hace lo mismo y luego posa su mirada en mí.
—¿Está bien que nos vayamos? —pregunta y asiento.
—Sí, yo me encargo de Nick —sonreí y noté como soltaba el aire que retenía.
Se despidieron con un gesto de mano y luego desaparecieron entre el gentío. Tomé el último sorbo de mi trago y tomando mis cosas; caminé hacia donde mi hermano bebía como si la vida se le fuera en ello. Oí como pedía otro trago, pero le hice señas al barman de que no y me hizo caso. Nick se quejó por la negativa de servirle otro trago e hice mi aparición a su lado.
—¿Crees que bebiendo las cosas cambiarán? —pregunté como quien no quiere la cosa, me observó con detenimiento; luchando internamente por hablar. Lo sabía.
—No cambiarán, pero las olvidaré por un rato —dice.
Suelto un suspiro, pero una sonrisa se apodera de mi rostro.
—Entonces será bueno que las olvidemos juntos —asegure y le empuje de manera juguetona; sonrió como un crío—. ¿Eso es un sí? —pregunté y asintió.
Le hice señas al barman que nos sirviera una ronda de chupitos, ya veríamos con que más se podía continuar.
(...)
Acabé por pedir un taxi, tanto Nick como yo; no nos encontrábamos en condiciones de conducir. Íbamos riendo a carcajadas, recordando ciertas travesuras de nuestra niñez. Más los regaños de Margaret cuando descubría cada una de ellas y debía castigarnos por órdenes de Eloise. Aunque nuestra nana era demasiado blanda y aquellos castigos acababan siendo pura diversión.
Una vez que pagué al conductor, caminamos hacia la entrada de casa; entramos con cuidado y aún así terminamos haciendo un pequeño escándalo. Rogaba para no ser oídos, aunque dudaba que tuviéramos suerte. Subimos las escaleras con dificultad, temía que rodaramos por las mismas.
Acompañe a Nick a su habitación y le ayudé a ponerse la ropa de dormir. Se tiró sobre su cama boca abajo y me reí por ello. Le susurre un buenas noches y caminé a la salida; pero su voz me detuvo:
—¿Liz puedo decirte algo? —pregunta.
—Claro que sí —afirme.
Voltea quedando boca arriba en su cama y me mira. Parece tener una lucha interior y no lo presionó para que hablé; sino que espero a que se anime a hacerlo.
—¿Me dejarías de querer si te enteras que me van los tíos? —su voz tiembla al formular la pregunta y yo me quedo estática al analizarla—. Ya sabes, si fuera gay. ¿Te daría vergüenza ser mi hermana? —sus ojos se ponen vidriosos y mi alma se cae al suelo.
—¡No, maldición no! ¡Jamás te dejaría de amar! Menos aún sentiría vergüenza. ¿Estás de coña? Estoy orgullosa de ti Nicholas y el que seas gay no lo cambiaría —digo y me acercó a él; para luego recostarme a su lado.
—¿Segura? ¿No lo dices porque estas bajo los efectos del alcohol? —se pone a llorar y yo le abrazo con fuerza.
—No y aunque no estuviera bajo sus efectos; diría lo mismo —aseguró—. Te amo y eso no cambiará aunque pasen millones de años —exclamó de manera chillona, maldición bebí muchísimo.
Se ríe al escucharme y me contagió de ello; me acomodo en su pecho y conversamos de muchas cosas. Para al fin, lanzarnos a los brazos de Morfeo.
(...)
Aquí tenéis el capítulo 3 renovado y espero os guste. Así estáis vosotros jajaja Pero me lleva su tiempo sacar los capítulos y más que la estoy empezando a corregir de cero. He cambiado algunas cosillas :)
Espero sus comentarios y estrellitas; amo leerles. Así que no seáis tímidos y dejen muchos comentarios.
Recuerden que hay grupo de Facebook y Whatsapp. Links en mi perfil (descripción) de Wattpad. También podéis encontrar el Link a mi página de Facebook, dedicada a mis novelas.
Así que espero os este gustando, cambiaré la portada y el título; también mejorare la sinopsis.
No olvidéis que los amo.
—Vicky—
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top