Capítulo 11

Un poquito de lime por que si ewe ¿espero les guste? 

Siempre era la misma rutina, pero era una a la que se habían acostumbrado tanto que sencillamente no sentían los meses pasar. Eran felices con algo más de compañía ahí adentro, eran juegos, besos, risas y más juegos. ¿Había algo que arruinara eso? Solo una cosa, el sonido de muchas personas fundiendo hierro y el saber que entre más pasaba el tiempo más cerca estaba de que la maldición se cumpliese. No faltaba mucho, cada día era una carrera contra el tiempo que oprimía el corazón de aquellos que conocían a la princesa 

En esa misma rutina de siempre, meliodas se había acostumbrado a volar con Elizabeth. No como pasatiempo sino más bien cuando llevaban a melissa a su casa, cuando ella estaba dormida en el pasto por el cansancio y entonces ellos la levantaban con su magia y la llevaban de regreso. Era justo eso lo que hacían en esos momentos, Elizabeth quito su cobija, recostó a la princesa solo para después cobijarla de nueva cuenta y miro de reojo a meliodas quien observaba a la niña atentamente. No tenía celos ni mucho menos, pero lo que si tenia era una tristeza profunda al ver cómo esa princesa que no sabía que pertenecía a la realeza; cada día se consumía por la magia oscura en su interior. Estaba decidida, debía de hacer algo antes de que se cumpliera, debía de hacerlo antes de que fuera demasiado tarde 

https://youtu.be/XX2ITiiyuUY

—Yo revoco mi hechizo, no atormentará nunca más...—

—Ellie— pero no le hizo caso a su voz, sus manos empezaron a iluminarse de un color rosado puro mientras que el cuerpo de la joven mujer dormida empezaba a deslumbrar con una energía azulada. La magia negra que habitaba dentro de su ser lleno de luz. Supo lo que Elizabeth quiso hacer al instante, solo se alejó un poco con los ojos bien abiertos y la boca apuntó de abrirse con sorpresa 

—Yo revocó mi hechizo, no atormentará nunca más — antes de que meliodas pudiera intervenir o explicarle los riesgos de que alguien escuchara o sintiera la magia, el hada sin alas dio una paso al frente completamente decidida y empezó con una verdadero show digno de verse—¡Yo revocó mi hechizo, no atormentara nunca más! ¡Yo revocó mi hechizo, no atormentará nunca más! — gritó con todas sus fuerzas, la magia azul empezaba a irse de el cuerpo de la niña solo para volver a las manos de su única portadora, la magia rosada que había ganado fuerza por los sentimientos empezaba a entrar en el cuerpo femenino solo para purgarlo de lo que la ira y los celos provocaron en su vida—¡No atormentará nunca más! ¡No atormentará nunca más! ¡Ya no atormentará nunca más!— estaba al borde de las lágrimas, estaba tan arrepentida que el nudo en su garganta le impedía respirar

¡Pum!

La albina cayó a el suelo al igual que el blondo por una extraña explosión que los sacudió, no había funcionado y eso lo sabían por qué aquella maldición de color azul fuerte había vuelto hasta el cuerpo de la princesa aún dormida hasta quedarse ahí escondido. Era su destino forjado por ella. Apenas la maldición quedaba fuera de su recipiente una fuerte explosión se daba y la magia negra volvía a el cuerpo femenino. Ese era su camino marcado, quedarse dormida para siempre por su culpa 

El hechizo durará hasta el fin de los tiempos 

El hechizo durará hasta el final de los tiempos

El hechizo durará hasta el fin de los tiempos

Elizabeth se cubrió sus oídos con insistencia cuando el susurro de su propia voz llegó hasta ellos, no podía romperlo ni retrasarlo, tarde o temprano se iba a cumplir y no lidia hacer nada para evitarlo. Ella tenía una larga vida por delante ¿por qué se la arrebató solo por un ataque de celos?

—Ellie, de menos irnos — solo reaccionó cuando el rubio la tomó entre brazos haciéndola reaccionar y salieron por la ventana con la imagen de lo inevitable dándole vueltas por sus cabezas. No podían hacer nada más que solo resignarse, aunque siendo sinceros les sorprendía que las hadas no se hayan despertado al escuchar tal retumbar y tales gritos

—No puedo hacer nada para salvarla —la escucho susurrar al fin dándole una ligera punzada en su corazón. Meliodas solo suspiro acunando la cabeza de su amada en su cálido pecho y le dio un beso en su frente intentando calmarla — Fui demasiado estupida al hacer eso—

—Te lo dije, ella no tenía la culpa de nada— esas palabras solo hicieron que la albina se sintiera aún más culpable — Pero ya no podemos arrepentirnos, debemos buscar alguna otra solución. Ellie aún queda tiempo—

—No mucho, melissa cumple 16 en dos meses meliodas— el blondo suspiró una vez más aterrizando en alguna área de el bosque bajando a la joven hada de sus brazos. Apenas estuvieron en tierra firme Elizabeth se quedó quieta en su lugar con la mirada perdida sin poder pensar en alguna solución más. Estaba tan desesperada y tenía mucho mucho miedo, tanto que no sabía que hacer para calmar la ansiedad que crecía dentro de ella 

—Elizabeth se que lograremos romper ese hechizo. Yo confío en ti, además, me he dado cuenta que Meli ha cambiado tu perspectiva de los niños. Básicamente has sido como su madre, ahora me doy cuenta que te consideras la madre de Meli y...— pero ella ya no lo escuchaba, solamente se dio media vuelta como en una trance hipnótico mirándolo fijamente y al ver su resplandeciente sonrisa quebró cada resistencia que tenía, solo se le aventó encima haciendo que ambos cayeran a el suelo en un golpe seco que no hizo tanto ruido —¡Auch! Ellie que te suce...— pero no pudo responder, los feroces labios de la femenina empezaron a devorar los suyos con hambre, como si alguien la hubiera dejado sin comer muchos días y de la nada él era su cena, algo torpe por la velocidad con la que la hada lo besaba le correspondió lentamente; sin saber que eso sería lo que encendería una llama en el cuerpo contrario. 

Aprovechando que él estaba en el suelo, la joven hada solo se acomodó sobre las caderas de el más bajó, atrapó sus manos entre las suyas dejándolo sumiso ante ella y luego simplemente empezó a restregarse, nada de gentileza ni calma, sino más bien como una verdadera mujer que deseaba una noche. Por la posición en la que estaban ella no dejaba de hacer presión sobre el pantalón contrario sacándole roncos jadeos a meliodas, movía sus caderas en círculos suspirando de esa sensación tan deliciosa, las movía de adocénate hacia atrás gimiendo bajo de que ese bulto creciente presionara su clítoris. Eso bastó para que cortaran el beso y se miraran a los ojos 

—Ellie...¡agh! Mhhhh— era algo inexplicable y nuevo nunca había sentido tantos nervios ni había disfrutado tanto de ver sus mejillas coloradas, había hecho eso antes, había tenido su primera vez con estarossa pero incluso durante todo el acto; ella nunca experimentó ese placer y esa felicidad que ahora tenía. Ver esos ojos esmeralda iluminados, ver cómo sus labios rojos por la presión de el beso Soltaban sonidos leves. Quería tocarlo más a fondo, soltó sus manos musculosas el tiempo suficiente como para poder pasar las yemas de sus dedos por la piel de su abdomen. Sin embargo antes de que pudiera subir hasta su pecho, él usó la poca fuerza de le quedaba para detenerla. Quito sus manos de su cuerpo, detuvo sus caderas y la abrazó fuerte —Shhh se que estás asustada, no tienes que simular el deseo para calmarte — no pudo soportarlo mas y se aferró a la camisa de el hombre jadeante, sin explicación alguna esta sólo empezó a llorar a todo pulmón siendo consolada por meliodas quien al mismo tiempo ijetnyba controlarse. Eso había sido delicioso, lo sabía, pero no quería que la se entregara solo por que quería calmar su miedo y desesperación, quería que se entregara por amor. 

—Tengo mucho miedo — este solamente apretujó más su cuerpo delgado y lleno de besos sus cabellos plata intentando calmarla con éxito—¿Por qué hice eso?—

—Tranquila, yo sigo aquí — le murmuro lo más suave que podía, Elizabeth simplemente cerró sus ojos disfrutando de esas caricias dulces dejándose controlar. La lujuria desapareció de  el cuerpo de ambos para ser sustituida con puro cariño y temor, era increíble cómo una persona te podía hacer cambiar de tener un corazón helado a llorar en sus brazos por miedo 

—Te amo...— las escucho susurrar entre sus lágrimas, este solo opto por besar su frente y seguirla abrazando, estaba con ella para que estuviera bien y feliz, solo la quería a salvo aunque eso le cueste la vida 

*

¡AHHHHHHHH!

Ah...— estarossa se despertó jadeando y sudando en frío. Lo había soñado otra vez desde que ya casi llegaba el momento solamente podía soñar con el grito de dolor de Elizabeth. De solo recordarlo su piel se erizaba y hacía que se arrepintiera de la decisión que cometió. Nos envío de haberle quitado las alas...¡debió haberla asesinado cuando pudo! Tenía el cuchillo sobre su corazón, debió de haber olvidado su compasión y solo matarla de una buena vez. De ser así esa desgracia jamás habría pasado

El rey se levantó de su cama casi corriendo como si esa mujer que lo atormentaba lo persiguiera y luego hasta el área del los calabozos, ahí llevaba su misión secreta, durante los últimos años se había dedicado a cubrir todo el castillo con hierro, había creado una especie de púas de acero en la entrada al palacio solo para que cuando Elizabeth entrara se quemara, o bueno, no solo ella, también sabía que ese rubio entrometido podía quemarse. Tomo una cubeta llena de agua fría que estaba por ahí y luego sin esperar mucho tiempo se la aventó a el herrero que dormía con la imagen de una bella mujer en su mente 

—¡Ban! ¡Despierta! — el joven hombre solo se levantó de inmediato quitando los restos de el agua helada en su cara y miro a el rey — Quiero que todos tus herreros se pongan a trabajar —

—Eh... claro señor lo haremos en la mañana — estarossa detuvo su andar solo para mirar fijamente a el albino 

—Quiero que empiecen a trabajar, ahora —

—Mi señor, es de madrugada, mucho de ellos estaba cansados y quieren pasar tiempo con sus familias — la mirada negra de el rey se volvió tan espesa que le causó escalofríos a el de gran tamaño. Él solo quería volver a esa casa en el bosque donde vivía esa bella rubia ¿por qué nunca la había visto? Decía que venía de el pueblo pero que junto a sus hermanos criaban a una pequeña huérfana, él conocía a todo el pueblo ¿cómo fue posible que no haya visto tal belleza desde antes?

—Es verdad, es de madrugada — ban soltó un suspiro de alivio al ver cómo el aire empezaban a bajar de tensión. El rey soltó una pequeña risa que se la contagió a el de inmensos ojos rojos pero cuando el albino estaba dispuesto a recostarse a soñar; el rey lo tomo de el cuello de su camisa y luego lo estampó contra la pared desorientándolos un poco —¡Así que despiértalos ya! ¡Empecen a trabajar! ¡Elizabeth ya viene y si cuando ella llegue aún no estamos listo,  juro que cortaré sus cabezas frente a todas sus familias!— y ya no lo dejo hablar, solo lo soltó notando cómo hacía que sus piernas temblaran y dejo que el joven se fuera de ahí corriendo lo más rápido que sus piernas flaqueantes le permitían. La responsabilidad de las vidas de sus trabajadores caía sobre sus hombros y así tuviera que explicarles lo sucedido en los calabozos se los diría miles de veces para traerlos con él. 

*

A la noche siguiente la pelirroja ya se encontraba una vez más ahí en el Páramo, veía cómo las hadas en el aire se dedicaban a crear formas con sus polvos y magia solo para ella. Veía cómo bailaban en el aire enseñándole alguna que otra tradición antigua e incluso la pusieron a bailar con ellos durante un largo rato, melissa estaba cansada como cada día. Estaba contenta de ver cómo esas criaturas mágicas se habían desenvuelto con ella tan rápido, tanto que incluso aquella vampiresa que solo aparecía de vez en cuando; cuando el corazón de alguien era puro le sonreía desde lejos al lado de cierta persona de cabellos negros.

Dejo de pensar en eso cuando repentinamente miro como el rubio abrazaba y acariciaba a la joven albina mientras se recostaban en una rama un poco alta. Sentía curiosidad ¿por qué su hada madrina estaba tan decaída? ¿Había pasado algo que le disgustara? ¿Había recordado a alguien que le hizo daño? No lo sabía pero no le gustaba ver su linda cara en una expresión de tristeza. Alejándose un poco de las hadas que seguían bailando felices corrió hasta aquel árbol, lo trepó con un poco de torpeza y tras sentarse en una rama vecina noto como ambos ya le prestaban atención 

—¿Qué tienes hada madrina? ¿Te sientes mal?— le pregunto inocentemente la joven princesa mientras la miraba. Una lágrima traicionera abandonó los ojos azules de Elizabeth quien solo se aferró mas a la camisa blanca de el rubio que acariciaba sus cabellos largos—¿No quieres hablar de eso?— la albina negó, al parecer era un tema muy delicado. Melissa suspiro un poco mandando su mirada hasta donde las alas seguían bailando junto a la gigante que se unió y de la nada una pregunta llego hasta su alocada cabecita, esa niña no tenía límite para su curiosidad —¿Todo el bello pueblo tiene alas?— Elizabeth se tensó de inmediato hundiendo más su cara en el pecho masculino 

—La mayoría, si — le respondió meliodas abrazando un poco más fuerte a su amada

—Oh, ¿y tú por qué no tienes alas hada madrina?— eso basto para que Elizabeth se sentara en la rala mirando fulminante a la joven princesa. Melissa solo sintió escalofríos por esa mirada apagada y llena de rencor pero cuando estaba por retractarse de su pregunta, ella volvió a recostarse, abrazo a su rubio haciéndolo que este le sonriera con ternura y suspiro 

—Solía tener alas pero alguien me las robo, solo eso dire al respecto —su respuesta dejó a la niña horrorizada, ¿quién podía ser tan cruel como para quitarle sus alas a una bella hada? No se quería imaginar el dolor que sufrió su hada madrina cuando despertó sin alas o cuando se las arrancaron cruelmente, así que por eso tenía esas cicatrices extrañas en su espalda, así que por eso parecía tener el tronco de sus alas pero que les fueron arrancadas. Decidió mejor ya no preguntar, solo apretó el brazo de la joven de ojos azules en señal de apoyo y le sonrió. Meliodas tenia razona ahora ella quería tanto a melissa como si fuera su propia hija, la amaba tanto como si en realidad ella la hubiera tenido en su vientre 9 meses y eso solo hizo que la culpa creciera más en su corazón, le había quitado los mejores momentos de su vida a su verdadera madre, al difunta reina Liz se había perdido de la vida de su hija mientras que era ella la que actuaba como su madre.

Inconscientemente Elizabeth se soltó una vez más a llorar agradeciendo por que meliodas la consolara de esa forma y de cómo la princesa maldita acariciaba su brazo como apoyo. Estaba rodeada de gente que la quería, inclusive zeldris que admiraba todo este lejos sentía compasión hacia ella, siempre tuvo personas que la apoyaban en todo y aún así decidió ir por venganza. De todas formas estarossa se merecía esa locura que lo consumía cada día.

* meses después*

¿Por qué no tenia la magia como para detener el tiempo? Si tan solo pudiera hacerlo podría hacer que el tiempo de melissa se parara para que de esa forma ella no cumpliera 16 años nunca. Al día siguiente sería su cumpleaños nuestro 16 al fin, al día siguiente sería el último en el que vería su sonrisa y sus ojos ónix solo para después verla dormida por la eternidad, meliodas la abrazaba por la espalda mientras ella observaba cómo Diane tenía a la princesa en la palma de su mano y está le enseñaba a hacer una corona de flores. Elizabeth suspiró dispuesta a contarle uno de los riesgos que pasaría al día siguiente

—Melissa— una pequeña conversación entre ambas mujeres lejos y luego sin mucho esperar la gigante extendió su mano lo suficiente como para que la princesa bajará

—Gracias linda bailarina — le gritó la pelirroja al momento de correr hasta donde se encontraban ese par de tórtolos y sentarse a su lado con una sonrisa—Mira hada madrina, te hice una corona de flores — Elizabeth solo sonrió agachando su cabeza un poco lo suficiente como para que la princesa le colocara aquel hermoso regalo y apenas estuvo sobre sus cabellos se le quedó observando serena, algo sucedía y eso la pequeña melissa lo pudo deducir —¿Q-Qué pasa?—

—Hay algo muy importante que decirte. Existe un mal en este mundo, de el cual no puedo protegerte — la joven mujer solo sonrió comprensiva acariciando el brazo de la que consideraba parte de su familia y negó con la cabeza 

—Mañana cumplo 16 hada madrina. Ya se cuidarme sola —meliodas sonrió con ternura al escucharla decir eso tan segura de si misma y tomó la mano de la princesa, wandle volaba por ahí observándolo todo, suerte que no estaba en la pagina sino terminaría soltando la verdad 

—Yo se que tú puedes cuidarte sola. Pero yo no puedo protegerte de lo que te persigue —

—Mira, tengo una idea, cuando cumpla los 16 vendré a vivir aquí con ustedes — claro, puede que no pudiera detener la maldición pero quizá si podía ayudarla a combatirla, antes de que el sol se pusiera, impedir que ella caminara o tocar a cualquier rueca mágica que se le atravesara. Era un muy buena idea 

—No esperes más tiempo, ven a vivir con nosotros ahora. Mañana por la mañana estaré lista para poder recibirte, o incluso por la tarde — la sonrisa resplandeciente en el cuerpo de la niña fue suficiente para que ella también sonriera —Solo debes venir antes de que el sol se ponga—  

—¡Si! Viviré con el bello pueblo, comeré nueces y bayas, dormiré en un tronco y podré ser feliz — murmuro como si todo eso fuera una clase de cuento infantil. Solo pudo despedirse con una abrazo de la pareja que la había cuidado y se fue corriendo para empezar a practicar lo que les diría a sus tíos, tenia que practicarlo bien en el bosque tal vez y luego una vez de darles la notica se iría lo más rápido que pudiera hasta donde la esperarían.

—¿Por qué le pediste que viviera con nosotros?—

—Quizá pueda ayudar a combatir la maldición — el bojó dos o lo hizo un mohín triste mientras la cargaba con fuerza y desprendía sus alas de su cuerpo —Síguela. No debemos perderla de vista durante estos momentos — Y tenían razón, solo queda un mísero día para que e infierno se desatara. Pero lo que ninguno sabía es que la cosas serían más difíciles y peligrosas de lo que se esperaban 

Ufff ahora si, se va a armar la gorda >:D

Estamos cerca señores, próximo capítulo se vienen cosas buenas y no solo eso, el tan ansiado lemon ewe. Estamos cerca de el final así que estén preparados 

Para los que vieron la película, se acerca el momento que tanto han estado esperando (creo) espero sorprenderlos con lo que se viene 

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